Secuestro Express

¡Bien! ¡Le dejaban hacer sus maletas! Saltó la cama y abrió el armario para empezar a coger ropa. No sabía muy bien la temperatura que habría allí, pero calculaba que debía ser la misma que en Cuba, un poco más fría, así que se cogió la ropa que tenía para un viaje que iba a hacer allí. También metió en su pequeña maleta un traje y vaqueros y una sudadera por si hacía frío -aunque el Canadá la mayoría del año había que llevar sudadera-. Entonces, algo le distrajo...

El aire aquí es tan puro.... tanto como tus ojos... me gusta...

Se paró en seco, si poder moverse. ¡¿De-de verdad ha dicho eso?! Notó como se sonrojaba entero y temblaba un poquito. Matthew ya había notado que el chileno en poco tiempo se había convertido en algo más que su amigo...pero nunca pensó que fuera a gustarle. Carraspeó y esperó un poco para que se le quitara el sonrojo y miro a Inalef sonriente-Est fini!!-dijo señalando su maleta ya cerrada.

Se volteo a mirarlo.

- Pues, perfecto.- sonrió pero luego miro la hora en su reloj.- ¡Dios!, ya es algo tarde, ¿Crees que podamos sobornar o algo a Kuma kun kun para que nos deje salir? Sino tendremos que esperar hasta mañana para tomar un avión o algo.- suspiro.

Se puso de pie y camino hacia la puerta, intento abrirla una vez mas pero seguía cerrada, suspiro y se quedo mirando a su amigo canadiense.

- En realidad no me molesta estar aquí contigo... - se rasco la cabeza nervioso.- pero tampoco es la idea si vine a secuestrarte.- rió un poco, no quería sonrojarse.

Al oir que ya era tarde, empezó a pasearse por el cuarto intentando encontrar una manera de sobornar a Kumajiro para que les dejase pasar. Al meterse las manos en los bolsillos, tocó una de sus latas de miel de maple, y le llegó la inspiración. ¿Cómo no me dí cuenta...? Kumajiro se comportaría como una persona, pero seguía siendo un oso.

-¡Kumajiro!-dijo acercándose a la puerta-Te recuerdo que toda la miel de esta casa siempre la llevo yo ^^-

La pausa se le hizo eterna, pero Kumajiro abrió la puerta a regañadientes. Matthew le sonrió y le acarició la cabeza, mientras le daba una bolsita llena de miel de maple. El osito le miró con pena y se agarró a la maleta de su amo.

-Volveré en unos días, te lo prometo-le besó la frente y, agarrando su maleta, bajó acompañado por Inalef hasta la puerta de su casa-Bien...nos vamos, ¿no?-

La técnica de darle miel al osito funciono e Inalef soltó un suspiro de alivio, aun estaban a tiempo.

- Si, pero tendremos que correr.- tomo la mano del rubio y sonrió antes de echar a correr al vehículo que el chileno tenia estacionado unos cuantos metros mas allá.- espero que estés preparado para divertirte mucho, tengo grandiosos planes para estas vacaciones.

Llegaron al vehículo y se instalaron allí.

- Listo.- encendió el auto y partió rumbo al aeropuerto.