"La carta de la desgracia"

La nieve lo cubría todo, lo envolvía todo. El paisaje que se ve a través de la ventana, blanco. Esa era la casa de Rusia. La nieve también lo silenciaba todo. Pero es bonito- pensó.
Lituania volvía de visitar a Polonia. A pesar de que Rusia no estaba disponible - estaba en una reunión- cuando Toris decidió ir a ver a su antiguo compañero, no podía saber como reaccionaría el ruso si se enteraba de esta pequeña escapada, así que procuraba no hacer ruido al avanzar por la casa. El caracter de Rusia es muy cambiante. Toris no entendía a Ivan, y por eso prefería no arriesgarse.
Siempre había sido discreto, y viviendo con Rusia aprendió a serlo más.
Atravesó galerías y arcos de la impresionante y siniestra casa de Ivan. Parecía un palacio, pero al estar casi vacío y rodeado por la nieve se volvía inquietante. Al sol no le gusta la nieve. Por eso no hay sol donde vive Rusia, por eso el General Invierno siempre está presente. Por eso la casa de Rusia es tan oscura.
Finalmente llegó a la habitación que Ivan usaba como despacho. Lituania llamó timidamente a la puerta, pero nadie contestó. La puerta estaba abierta -¿qué tenía que temer Rusia, si nadie se atrevía a desafiar al frío para llegar a su casa? Ni siquiera los ladrones llegaban hasta ella.
Entró intentando controlar un ligero temblor, pero sin hacer ruido, sin pisar las botellas de vodka que había esparcidas por el suelo.
-¿Rusia-san?- preguntó, aunque sabía que no recibiría respuesta.
Dejó rápidamente el sobre cerrado sobre el escritorio antes de darse la vuelta para salir.
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lol xD
lo hago lo mejor que puedo =p
enfin. *coughyahorarusiasalepordetrasy...RAEP...coughcough* XD
mmm...lo del sobre, viene de esto >>
La carta de la desgracia kolkolkolkol

Había llegado a su frío hogar luego de una reunión, nada fuera de lo común, ni el clima ni sus quehaceres habituales. Respiró profundamente, le gustaba la tranquilidad y el silencio que reinaban en su casa, todo era solitario, además le gustaba también la oscuridad que había en ella, era normal, si prácticamente no había sol. Sentía el pequeño ruido que hacían sus pies por cada paso que daba, mientras caminaba a su despacho, ya había planeado sus siguientes acciones, consistían en entrar, sentarse a beber un vaso de vodka y pensar en alguno de los detalles de la reunión.

Ahora si podía decir que pasaba algo no tan normal… ¿por qué estaba abierta la puerta de su despacho?, confundido decidió asomarse con cuidado a mirar, había cierto chico de cabellos castaños que sigilosamente parecía estar dejando algo sobre su escritorio. Lo había reconocido perfectamente, ¿Qué hacía Toris en su casa?, obviamente lo averiguaría. Caminó silenciosamente hacia él, lo suficientemente rápido para alcanzar a apoyar sus manos en sus hombros antes que volteara y sorprenderlo, tal como él lo había hecho con su inesperada visita. De seguro su repentina aparición lo asustaría más de lo que ya debía estarlo en ese momento.

-Toris… ¿se puede saber a que se debe esta visita?- preguntó curioso, sonriendo de la forma en que siempre solía hacerlo, esa típica sonrisa amable, que en el fondo mostraba que algo se escondía tras ella.
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Entiendo ^^ (además lo haces bien *-*), también intento hacer lo mismo >.<.
por cierto, pobre Rusia x_x (esa carta lo va a enloquecer xD)

El despacho, como toda la casa, era oscuro y desacogedor.

Esa era la casa de Rusia, y por tanto todo el lugar estaba bajo su dominio. Lituania estaba solo, y no es que le importara la soledad. Sin embargo en esa siniestra soledad tenía la impresión de que Ivan no andaba lejos, lo que le provocaba escalofríos. Además, él mismo le había dado a Ivan una razón para castigarle. Se había introducido en su casa cuando él no estaba, le había dejado una carta que seguramente no le agradaría. Aunque en realidad no había hecho nada malo, no se atrevería a hacer algo que pudiese provocar a Rusia. Tal vez una persona normal sólo habría pedido explicaciones, pero Iván no era una persona normal.

A Toris le gustaba la nieve. Podía pasarse horas mirando caer la nieve que poco a poco se apilaba fuera. Después salía y jugaba a pisar lo más suavemente posible la nieve que crujía bajo sus pies.

No debería haber entrado. ¿Por qué había llegado hasta el despacho de Ivan? ¿Para dejar una carta? La podía haber dejado fuera. En la puerta. ¿Por qué no la había dejado en el buzón? Habría sido más fácil. No correría el riesgo de encontrarse con Ivan en una habitación cerrada. El norte de Europa era de Ivan. Enterrado en una eterna torrmenta de nieve. Nadie se enteraba de lo que pasaba en su casa si él no lo deseaba.

Y sin embargo el hielo es peligroso. Es el más bello cristal, pero puede ser fatal [lol, un pareado sin habérmelo preparado 8D]. En una ocasión, Toris había oído crujir el hielo bajo sus pies. Y había visto con horror como la plataforma de hielo -demasiado delgada- sobre la que estaba se rompía. Y cómo cayó al lago helado que seguramente se habría cobrado más víctimas antes que él. Y después había perdido el conocimiento.

¿Quería verlo? No, no quería verlo. No quería ver a su torturador y captor. ¿Para qué? ¿Para lucir más cicatrices escarlatas en su espalda? Pero, ¡qué poco importante le parecía eso! - Se sorprendió. Se sorprendío a sí mismo pensando que no le importaba ser golpeado. "Si quién golpea es Ivan"- susurró una pequeña voz.

Por eso no le gustaba la casa de Rusia. La casa de Iván no era nieve, a pesar de estar rodeada de ella. Ni siquiera era una casa. Era un palacio. Un Palacio de Hielo. Al igual que su propietario.

¿Acaso Rusia...-Iván se estaba apoderando de su espíritu, además de su cuerpo? "No, ya lo ha hecho"-dijo la voz. ¿Cómo?...¿Por qué?

Ah, pero el hielo siempre ha sido antes nieve.
...
¿Por eso no podía odiar a Iván?
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Sintió una mano que le sujetaba el hombro con fuerza. Se sobresaltó. El pelo de la nuca se le erizó. Sabía quién era. Lo sabía antes de que la misteriosa presencia hablara. Lo estaba esperando. Al mismo tiempo, su mente había estado recitando todo tipo de conjuros para alejarlo de aquel lugar hasta que él se fuera.
"Toris… ¿se puede saber a que se debe esta visita?"
Una excusa. ¡Deprisa, una!- le suplicó a la voz antes de volverse hacia hacia Iván, cuya imponente sombra podía ver en la pared.
-A-ah...Rusia-san...yo...le estaba buscando...porque...-empezó a dar unos pasos hacia atrás mientras temblaba de miedo-...y...encontré una carta y...
No pudo terminar -ni habría sabido cómo- porque sin mirar había pisado un bote vacío de vodka, que rodó bajo su pie.
[vamos, que se tropieza. la cosa es,lo sujeta o no rusia xDD?...<3]
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Jajaja D8
'Cómo alargar un texto a lo tonto, cap. 1'>>>ver arriba
enfin. coughcough. me perdonarás, a mí y a mis desvaríos? D8

Apenas Toris volteó a verlo, temblaba presa del miedo, mientras hablaba nervioso, como buscando una excusa, que tranquilamente escuchaba esperando que valiera la pena ser oída. Por cada paso que el chico daba hacía atrás, él se aproximaba más, acorralándolo con lentitud y cerrando sus posibilidades de escape. Le gustaba verlo asustado y aún más que a le tuviese miedo, se sentía como un gato hambriento a punto de cazar a un débil ratón, y ese ratón era Lituania.

Aprovechando la oportunidad, deslizó su brazo y con el rodeó firmemente la cintura de Toris, como forma de impedir su caída, en el momento que había perdido el equilibrio por haber pisado una de las botellas de vodka que habían por el piso de su despacho desordenado.

-…Debería recogerlas-murmuró al verlas por el piso sin dejar de abrazarle por la cintura. -¿Y que es lo que ocurre con esa carta? ¿Sabes quién me la envió?- preguntó haciéndole más fácil la tarea de explicarle las cosas. Lo miraba sonriente, esa visita podría traer divertidas consecuencias, al menos para él.- Sabes que no me gusta que entren si permiso a mi casa…- le susurró con voz suave en el oído- y también sabes lo que podría pasarte, ¿por qué tomaste el riesgo absurdo de dejarme una carta en secreto?, se que no querías encontrarte conmigo, ¿o me equivoco?- le decía en voz baja, acariciando con su aliento la mejilla del otro.

Había hecho varias preguntas en poco rato, quizás debió haber ido con más calma y no asustarlo con tanta prisa, insinuándole la idea de un castigo al mencionarle “que entrar en su casa sin permiso traía su consecuencias...”. Aunque en parte sabía que a Toris ya no le sorprendían, si ya había recibido uno que otro de su parte, ¿los motivos?, en ese momento no los recordaba.
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Está bien ^^, me gusta leer lo que escribes =D

Iván ya no sólo era una sombra en la oscuridad. Como invocado por los conjuros que pedían el efecto contrario, ahora estaba allí, envolviéndolo y encerrándolo, cortándo toda vía de escape. Prisionero por el imponente cuerpo del mayor, Lituania no podía casi moverse. La mano del otro, que se bastaba para rodearle la cintura -hacia que tomara consciencia de lo insignificante que era en comparación con él-, provocaba escalofríos a lo largo de su columna vertebral. Le nublaba el juicio. Tampoco podía apartar sus propios ojos de los ojos violeta del otro -se sentía una gacela que no podía dejar de admirar la belleza del león, aunque supiese que iba a ser devorada-, hacían que no pudiese pensar con claridad. Temblaba de miedo. Era imposible que Rusia no se hubiese dado cuenta. Pero estaba a su merced.
Agradeció la oscuridad de la habitación, pues por lo menos Iván no distinguiría el intenso color rojo de sus mejillas, lo cual era una de las pocas cosas positivas de su situación actual. Sin embargo, el ruso le hacía muchas preguntas, y no todas tenían respuesta fácil.
-Yo...yo...-balbuceó. Toris no sabía que contenía la carta, y aunque sí supiese el remitente, no iba a delatar a su amigo tan fácilmente. Pero mentir a Rusia, acorralado como estaba no era para nada fácil -no sé...de quién es. ¡No...no tengo la menor idea! La encontré...en la puerta- y como prefería olvidar las otras preguntas -de poco le importaban ya los castigos-, puso sus manos sobre el pecho de Iván, empujándolo con poco convencimiento, al tiempo que susurraba mirando al suelo.- Lo limpiaré todo enseguida...
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como le he dicho a Poland (me sigue gustando mas 'poland' que 'polonia', sorry =p), PERDOON por haber tardado tanto D8!! no pude anteees D8

-…La encontraste en la puerta y la trajiste hasta aquí, gracias por tomarte la molestia- dijo apoyando sus manos en pared más cercana, acorralando aún más el cuerpo del chico que intentó ligeramente empujarlo sin lograr hacerlo.- ¿Por qué tan nervioso? ¿No será que quieres ocultarme algo?- cuestionó de forma aparentemente comprensiva y dulce, dedicándole una de sus sonrisas cariñosas, que para quienes que pasaban tiempo con él, podrían causarle escalofríos. Conocía bien su Toris y le era fácil saber cuando intentaba mentirle, cosa que no le agradaba mucho.

Estrechó la cintura de Lituania, rodeándola con uno de sus brazos, de la misma forma que en el momento cuando había perdido el equilibrio al pisar una de las botellas. Lo miró directamente a los ojos, que expresaban miedo, sabía perfectamente porque le temía, pero tampoco podía evitar asustarlo, le gustaba hacerlo, más bien le divertía.

-Después habrá tiempo para limpiar- apoyó su cabeza en el hombro del otro, acariciándole sutilmente el cuello son su nariz, aspirando suavemente su aroma- me alegro que estés aquí, porque quiero aprovechar de hacer otras “cosas” contigo- añadió mordiendo su cuello. Si Toris pensaba en algún momento en liberarse de él, pues estaba muy equivocado, nunca lo dejaría escapar y menos ahora que pretendía hacerlo suyo.


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(u_u Siento la demora, el colegio en el que estoy me consume bastante tiempo x_x)

Asintió tímidamente con la cabeza cuando oyó al ruso repetir divertido la excusa que le había dado, y después negó frenéticamente al oir la pregunta que le hacía, sin poder mirarlo a los ojos. Sentía que si lo hacía le podría leer el pensamiento. Tal vez podría hallar en él un diminuto brote de traición, y si eso pasaba, Lituania no podía ni imaginar las consecuencias. Tampoco podía hablar, tenía la garganta seca. Iván lo miraba sonriente, a través de su flequillo -de un color tan especial que no se puede describir- plateado, rubio...?
Con aquella sonrisa que consigue hacer temblar a los hermanos del Báltico con sólo mirarlos...

La habitación estaba sumida en la semioscuridad, al igual que en muchas ocasiones en las que Iván llamaba a Toris a su habitación para torturarlo...tenía que compartir su sufrimiento, le decía.

Iván rodeó de nuevo su cintura, seguro de sí mismo, y atrajo aún más su tembloroso cuerpo hacia sí. A Lituania le costaba respirar, no sólo por miedo, sino también porque se sentía atraído hacia el otro hombre y no sabía por qué. De hecho no había ninguna razón posible. Lituania ya había reflexionado más de una vez sobre eso. Y había considerado que podía ser debido a su caracter, amable y poco rencoroso, o incluso que él fuese un masoquista sin saberlo. Nada le convencía. Notaba también un intenso calor en sus mejillas y escalofríos que se divertían recorriendo cada célula de su cuerpo.

Sintió -más que vió, pues en ese momento se sentía como si estuviera borracho, una bruma flotaba en su cabeza- a Iván acariciar su cuello, y susurrarle con voz seductora y confiada, y comprendió definitivamente que este no iba a ser un castigo cualquiera.
Ahogó un grito cuando en vez de una caricia sintió un mordisco en el cuello.
Iván ya tenía a Toris bien adiestrado, y Toris sabía ya de sobra que Rusia conseguía cualquier cosa que se propusiera, y más a expensas de países casi indefensos como él. Por eso una parte de él se había resignado ya, y pretendía dejar a Iván que hiciese lo que quisiera. Otra parte de él, sin embargo, todavía conservaba la lucidez, y se negaba a dejarse vencer, insistiendo con una única pregunta, que pensó en voz alta -mientras volvía a empujar al otro levemente, esta vez para mirarle a los ojos-:
-¿Qué...? -se interrumpió, y con tristeza continuó hablando para sí, ¿...qué va a pasar después?
Toris sabía que si Iván lo hacía suyo y lo dejaba tirado en el suelo, como cuando le golpeaba...sería peor que todos los injustos castigos juntos

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"Conocía bien SU Toris"<<< xDDD me ha encantado
me gusta rolear contigo *-*
Aaah que emo me ha quedado D:

El otro actuaba con cierta resignación, pues sabía que no podía evitar el ritmo con el avanzaba la situación, ya sea por miedo y tal vez porque era un masoquista no admitido aún, que en el fondo pese a dolerle, quizás le gustaban sus castigos y que abusara de la forma en que lo hacía. Sentía ese cuerpo tembloroso intentar empujarlo, si es que era eso lo que pretendía lograr con tan poco convencimiento, ¿para qué lo hacía si igual terminaría sometido?

De la boca de Toris no salía ninguna objeción, de la misma boca que en ese momento deseaba besar con fuerzas, ¿y por qué no hacerlo cuando estaba a su merced desde el momento que había entrado a su despacho?, dejó de pensarlo para llevar a cabo la acción, primero posó sus labios sobre una de las mejillas, de inmediato supo que debía estar sonrojado por el calor acumulado en ellas y luego atacó su objetivo principal, atrapando los labios de Lituania con los suyos, fundiéndose en ellos, obligándolo a recibir un intruso en su boca. El beso no fue precisamente delicado (era de esperarse), más bien era ansioso e incluso se tornaba desesperado, dejando de abrazarlo por la cintura para situar sus manos en la nuca y evitar cualquier intento resistencia, si es que ocurría eso.

-Estás tan indefenso… - habló con suavidad una vez recuperado el aire, recordándole el estado actual en el que se encontraba, le gustaba bastante que le temiese, pero a la vez no quería que se alejara de él, Toris debía ser un masoquista al no hacerlo, una persona normal; con amor a si mismo físico y psicológico, ya lo habría dejado, intentándolo por todos los medios posibles.-No me gustaría que en algún momento me dejaras- dijo con sinceridad usando un tono de voz casi infantil.- No lo permitiría, Toris.

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A mi también *-*, además como mencioné
antes... me gusta como escribes ^^.

Respiraba entrecortadamente, entre el miedo que automáticamente sentía frente a Rusia, y el calor se le subía a la cabeza; se sentía como si estuviera borracho. Podía sentir el suave aroma de los cabellos del ruso, que seguía recorriendo su cuello con cierta rudeza. La piel del otro estaba todavía fría, pues venía de la tormenta de nieve de fuera, la cual también había dejado pequeños copos de nieve en sus cabellos, que ya se habían derretido dejando pequeñas gotitas de agua en su lugar. Toris cerró los ojos y ladeó ligeramentela la cabeza para pasear su mejilla silenciosamente por el pelo húmedo del otro.

No, no decía nada, porque ¿qué más daba? En situaciones así, las personas no se comunican con palabras. Sintió entonces cómo los labios del ruso subían hasta su mejilla, sintió el contraste entre su piel caliente y los fríos labios de Iván, le causó un escalofrío. Por mucho que se quisiera negar al principio, ahora no podía sino disfrutar discretamente de aquel contacto, dulce y apasionada al mismo tiempo. Abrió los ojos con sorpresa al notar de repente unos rudos labios sobre los suyos, y, todavía estupefacto, comprobó la pasión y lujuria que estaba sintiendo el otro. La verdad es que se sintió alagado, y un poco sobrepasado por la intensidad de esos sentimientos. Sintió la textura del guante que cubría la mano del otro en su nuca, obligándolo a plegarse a su voluntad. Tímidamente, empezó a responder al beso, pero al poco Iván se retiró para tomar aire.

"-Estás tan indefenso…"
Bueno, eso no era nada nuevo. Siempre lo había sido, aunque intentara por todos los medios oponerse a los otros países que querían atormentarlo, siempre había terminado derrotado.
-Lo sé...- dijo con tristeza, más hablando para sí mismo que para el otro, apartando los ojos, jadeando levemente.

Sin embargo, al oir lo siguiente que le dijo Iván -a pesar de que se dio cuenta de lo egoista y cruel que sonaba-, aún mirando hacia otro lado, abrió los ojos con asombro, y una lágrima se deslizó por su mejilla.
-No me digas eso...- murmuró con melancolía.
Apoyó sus manos sobre el pecho del ruso, para poder alzarse de puntillas y estar a la altura del otro. Unió de nuevo sus labios, y retomó el beso con suavidad. Desde luego, Iván sabía cómo hacer para que no pudiese apartarse de su lado, a pesar de todo.

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que mona ^^

comentario sin importancia: estaba viendo un documental mientras escribía esto, sobre cuevas y abismos increibles en todo el mundo y tal, era muy chulo, muy bonito. Hasta que hablaron de una en la que el suelo esta lleno de cucarachas!!! >A<

Pese a lo oscuro que estaba, pudo vislumbrar una pequeña lágrima, que brillaba al caer por la mejilla de Toris, llevó su mano a ella para secarla, dejando que se esa lágrima se impregnara en su guante. Lo miró con un aire ligeramente, o mejor dicho, aparentemente comprensivo acompañado con la sonrisa que nuevamente se formaba en su rostro.

Le tomó por sorpresa el beso que el otro había retomado con tanta suavidad mientras que apoyaba las manos en su pecho y se empinaba para estar a su altura. Le rodeaba firmemente la cintura, tomando el control y siendo él quien guiaba la unión de sus labios a su propio ritmo, apasionado y un poco agresivo. Tal y como se había apoderado de su libertad, de su cuerpo en veces anteriores y de sus pensamientos, ahora lo hacía de su boca, disfrutando del contacto que se producía entre ellas, dejando que un pequeño calor envolviese su frío cuerpo.

-Toris...- susurró con suavidad a la vez que se separaba- ¿no te negarás a jugar conmigo, cierto?- preguntó con cierto aire infantil, apoyando su frente contra la otra, mirándolo directamente, esperando su respuesta, aún sabiendo que Lituania ya estaba resignado a aceptar todo lo que hiciese.- Esta vez te dejaré elegir…aquí o en mi habitación- añadió sonriente.

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Perdón la demora T__T

El anochecer prematuro de invierno se extendía rápidamente, el viento silvaba entre los copos de nieve y golpeaba las ventanas.
Todavía descansando sus manos sobre el pecho del otro, sentía el frío cuerpo del otro a través de la tela, mientras era dominado por el beso y bien sujeto por la cintura. Iván se llevaba toda su fuerza y sentía flaquear sus piernas, y también su voluntad, porque no podía hacer esto. ¡No, no, no!...Aunque... Aún así, poco podría hacer, rodeado por los fuertes brazos de un hombre mucho más grande que él.
Ahogó un gemido en el beso, y tomó consciencia de que él tampoco quería parar.
Dirigió una huidiza y triste mirada al otro,-donde quiera, Rusia sama.

perdooon no tengo tiempoo

Rodeó su cintura, depositó un beso en sus labios, mordiéndolos ligeramente y lo levantó con facilidad, cargándolo entre sus brazos hacía la salida de su despacho, pateando una que otra botella de vodka aún repartidas por el suelo que obstruían su camino.

-…Está muy desordenado el despacho como para jugar ahí- dijo con una sonrisa infantil mientras se dirigía con él en brazos a su habitación.

Una vez dentro de ella, sin ser del todo delicado dejó a Toris sobre su cama, comenzó a quitar su gabán y su bufanda dejándolos caer al suelo, relamió sus labios y se subió sobre el cuerpo del otro, sentándose en sus caderas, comenzó a quitar con un poco de torpeza debido al apuro las prendas de ropa que estorbosamente lo cubrían.