Pivado Francia-Suiza

Su mansión se encontraba en el centro de su país, por lo que nunca había sentido un frío tan aterrador como ese ni una nieve tan potente azotándole la cara, ya que el clima se mostraba confortable la mayor parte del año. Estando fuera de la estancia de Suiza, creyó que iba a congelarse y que su vigor iba a disminuir unos centímetros. Trató de calmarse ya que las luces del lugar se encontraban encendidas, lo que quería decir que pronto irían a su encuentro. Pero el tiempo pasaba, los minutos se agolpaban y nadie se asomaba, por lo que Francis comenzó a caminar en círculos evitando que el frío corrompiera sus delicados huesos. Esto le costaba bastante ya que la tormenta de nieve se mostraba implacable. ¿Quizás Suiza lo había olvidado a su suerte?.

Cuando pensó que desfallecería, Vash abrió la puerta acercándose a su encuentro por lo que Francis se tiró encima de él a abrazarlo con una sonrisa en los labios.

-Por fin!...pensé que me moriría congelado o algo.-Dijo mientras se despegaba un poco de su acompañante, para no asfixiarlo.-Hola mon amour...¿cómo estas?.-

El sonrojo en las mejillas de Vash le daba buena espina, ya ni siquiera le importaba todo lo que tuvo que esperar e imaginó mientras sentía como la nieve le calaba los huesos, un rostro coloreado siempre debía ser algo bueno o claro...al menos eso pensaba Francis.

Pero había algo que no le calzaba, para el francés, Suiza era un completo extraño, pero ahora las cosas estaban aún más revueltas. Había algo en él que no terminaba de convencerlo, quizás había pasado algo y él aún sin enterarse de nada, odiaba ser el último en saber las cosas de la guerra, aunque claro, nunca se había interesado demasiado en ella.

-Claro que acepto la ducha y las mantas, pero en un rato más.-Dijo sin apartar la sonrisa mientras miraba fijamente a Vash, ¿qué era lo que realmente había pasado?, los ojos de su acompañante parecían tristes y melancólicos, por lo que se sentía con el deber de darle un poco de alegría a su corazón y a la estancia.

¿Cuál era el asunto que lo traía a verlo?. Bueno...ni siquiera Francis estaba completamente seguro de eso, eran esos ataques que le daban de necesitar estar con alguien y como no se conocían demasiado, a lo mejor saldría una buena amistad de su encuentro...o algo más. Pensó mientras se acercaba a Vash hasta quedar frente a frente a él, a mínimos centímetros de distancia.

-No traes tu arma, ¿cierto?.-Dijo en susurros, si realmente tenía una cerca, necesitaba deshacerse de ella al instante, antes de pasar una conversación más íntima.

Francia no pudo hacer más que reír al escuchar que Arthur le había decomisado el arma a Vash, pero su pensamiento se nubló al percatarse que él no había sido invitado a esa conferencia, ¿por qué siempre lo dejaban fuera de todo?, él que era el más glamoroso de los países aliados por alguna extraña razón siempre quedaba fuera de los asuntos más importantes y es que lo saltaban olímpicamente al tomar cualquier desición que involucre asuntos de guerra.

Vió como Vash se movía sigilosamente a la cocina para traer, según él "chocolate y galletas" pero de seguro iba a buscar un cuchillo con qué defenderse de los futuros ataques que le haría Francis, por lo que corrió a ponerse en frente de él y detenerle la pasada.

-Mejor me acompañas al baño, que ya me está dando frío el llevar ropa tan húmeda y de seguro voy a pescar un resfriado.-Dijo siempre sonriente, sin apartar la vista de Vash mientras lo rodeaba por la cintura con su brazo y se movía lejos de la cocina o las armas cortopunzantes.