Luego de Katrina

NUEVA ORLEANS (EEUU).- El huracán 'Katrina' ha irrumpido con vientos de 240 Km/h. sobre las islas del delta del Misisipí, tras tocar tierra en Grand Isle, al sur de Nueva Orleans. El ciclón continúa su avance hacia el norte debilitado ya hasta la categoría 1. Cientos de miles de personas permanecen evacuadas.

El huracán, cuyo vórtice evitó a última hora la populosa ciudad de Nueva Orleans registra vientos máximos de 120 kilómetros por hora y está a punto de convertirse en una tormenta tropical.

Sin embargo, las autoridades han hecho un llamamiento a la población para que no regresen aún a sus casas. Los servicios de emergencia siguen sin poder atender las llamadas de los ciudadanos.

Cuando el huracán tocó tierra en la zona de Grand Isle, en el estado de Luisiana y al sur de Nueva Orleans, sus vientos sostenidos llegaban a los 240 kilómetros por hora.



Su llegada había sido repentina, su visita devastadora...
Lo único de lo que podía sentirse agradecido era que al menos había contado con algunas horas para evacuar a la mayoría de su población... Y era una suerte, porque ella lo había destruido todo, todo...casas, familias, recuerdos, sueños, un legado...
Quizás, los daños podrían haber sido aun así peores, sin embargo, tras amplias perdidas no se podían conservar demasiados sentimientos positivos, y el pesimismo se apropiaba de cada persona... de cada corazón.
Louis, sufría... No era solo el tener graves heridas y estar casi destruido, era el sufrimiento de su gente, sus lagrimas y gritos de desesperación que sonaban en su alma aun.
Y él nada había podido hacer, no los había podido salvar, no los podía ayudar, lo único que le quedaba era sufrir con ellos... Mientras postrado en una cama, esperaba una recuperación...
Más, se veía que sería un proceso lento, uno lento y tortuoso, puesto que el chico de luisiana, aun ni siquiera había recuperado su conciencia.
El seguía allí tendido sobre su cama, respirando dificultosamente, destinado a sufrir esa agonía sin medicina o cura alguna, porque para su recuperación era necesaria primero la recuperación de su hogar, de su gente... Porque su organismo no era tan simple como el de un humano, porque era su alma la que ocasionaba el dolor de su cuerpo.

El medico que se encargaba del caso entró en la habitación, semblante serio... Era horario de visitas, y era probable que pronto empezara a llegar gente, pues era primera vez que se les permitía ver al rubio muchacho desde lo ocurrido, el medico le miró... Sólo esperando que quizás en compañía de sus seres queridos, el franco-americano recuperara siquiera su conciencia de los fatídicos efectos de katrina sobre él.
Mas nada era seguro, nada se podía decir del porvenir del rubio, podría no recuperarse nunca, no volver a abrir los ojos nunca e incluso morir...aun aunque su Louisiana estuviera allí, pues si el daño a la conciencia de su propia gente sobre quienes eran se perdían... El se perdería con ellos...

Ante la alerta nacional, Alfred se dispuso a salir con el primer batallón de tropas americanas que fueron enviadas a dar ayuda humanitaria a la zona. Llevaba horas en la sala de control de monitoreo de clima, observando con angustia cómo el fenómeno meteorológico se aproximaba a la costa de Florida... Vamos, podía sentir el escalofrío en carne viva. Sin embargo, de Miami dio una vuelta abrupta y "Oh God, no, Louis no...".

Spoiler:

Llamó con desesperación en la voz a su superior. Éste sonaba ecuánime y parecía no tener demasiada prisa en mandar ayuda a la zona.
"¡Alguien, sígame!" Dijo a los soldados presentes ahí. Como pudo, consiguió que se le asignara un batallón y se dirigió en helicóptero con sus muchachos inmediatamente al lugar.

Spoiler:

Nada más acercarse por aire se dieron cuenta que no podrían aterrizar directamente en la ciudad, sino que desde las afueras tuvieron que acercarse a pie, para comenzar a hacer llegar los paquetes de ayuda y comenzar a remover los escombros.

Spoiler:

Notó inmediatamente la turbación de sus muchachos al ver la devastación. Él mismo no podía creer que la ciudad ruinosa que tenía frente a sí era la maravillosa joya sureña llena de alegría que recordaba.

- ¡Estas personas nos necesitan! No perdamos tiempo contemplando, ¡hay que levantar la ciudad cuanto antes! -

- ¡Si, señor! - respondieron las tropas acostumbradas a los destellos de heroísmo de su país. Y no les molestaba para nada, antes la sonrisa llena de optimismo los reconfortaba.

Así, las tropas marcharon a la ciudad, y dejaron a Alfred dirigirse por su cuenta al lugar donde, le acababan de informar, descansaba el pobre Louis. Creyó oportuno no llevar hamburguesas esta vez, sino un ramo de tulipanes rojo y una caja repleta de chocolates finos franceses. Sabía de la tendencia de su estado por las preferencias de Francis y no le molestaba en absoluto, en estos momentos lo único que le importaba era erlo recuperado cuanto antes.

Se detuvo frente a la puerta del paciente y tocó, esperando alguna respuesta...

El medico, miraba al joven en coma y suspiraba constantemente, no quería desatenderlo, a pesar de que sabía que no era posible que el hiciese nada por despertarle... ¡Maldición!
El era nativo de New Orleans, y como toda su gente sufría las devastaciones del Katrina, su madre aun estaba perdida, aunque por suerte su esposa y su hija habían sido evacuadas a tiempo... Era todo tan difícil...

Se preocupó de mantener lo más estable que le fue posible a la persona que descansaba en aquella cama, atendió las sondas, revisó la frecuencia de los latidos, pero no había por donde le mirara... Simplemente, ya no podía hacer nada, absolutamente nada por Louis. Ya se iba a retirar, necesitaba ver a su esposa y a su hija, y escuchar las últimas noticias para saber si por gracia de dios ya habían encontrado a su madre.
Entonces, cuando ya quitaba su bata y pensaba en quien dejar a cargo de su preciado paciente sonó la puerta, miró extrañado, no habían muchas personas que supieran esa ubicación.

principalmente por que el había preferido que no tuvieran visitas mientras el chico no estuviera estable... Se acercó a la puerta frunciendo el seño con molestia.

-¿Quien es?- se quedó sin palabras al ver quien era, como era lógico, todo quien perteneciera a la nación sabia quien era el rubio que esperaba al otro lado...

-¿América-kun?... disculpe mi falta de educación... Usted viene a ver a Louis-sama... ¿no?.. ¿Quisiera que le contara antes de su..em...situación?- le dijo pensando en como le iba a contar, a la representación de la nación americana al completo, que su hermano aun no recuperaba el conocimiento, y de que había amplias posibilidades de que el incluso muriera.

Sonrió condescendiente ante el médico. Se notaba la preocupación en sus cansados ojos, y seguramente el doctor aún tendría muchos pacientes de los cuales ocuparse. La frustración que debía sentir era comprensible, pues los países no sanaban de la misma forma que los seres humanos. En estos momentos lo único que podían hacer con Louis era esperar al resto de las tropas de ayuda, y rogar por que las caravanas de ayuda humanitaria internacional se apresuraran. Él mismo había llamado personalmente a los superiores de todas las naciones que se ocurrió acudirían, pues su superior seguía en plan de "tomemos las cosas con calma". Shit.

Se asomó a la habitación, y sintió una punzada de pánico al ver al sureño tendido en la cama. Apenas se notaba su respiración, y se veia tan... Frágil, conectado a esa maraña de cables y aparatos. Tan pálido...

- Ah, no se preocupe, doctor. - Puso su mejor sonrisa despreocupada y falsa, no quería alarmar a su interlocutor pero se daba perfecta cuenta de la situación. - Dudo que le entienda si me explica en todos esos tecnicismos médicos que usan, mejor debería ir a descansar un rato. Yo me quedaré cuidando al joven Louis. -


Le dio al pobre hombre una palmada en la espalda y le aseguró que pronto las tropas de ayuda estarían en el lugar. Así que dejó los regalos para su estado en la mesita del hospital, tomó una silla y se dispuso a cuidar de él y a esperar. Todo el tiempo que fuera necesario, hasta que esos ojos se abrieran de nuevo.

El medico sonrió cansada y levemente, decidió que ya era hora de partir, seguramente América se encargaría mejor de su hermano que el mismo. Hasta ahí llegaba su labor ese día, y aun tenía demasiadas cosas que hacer, y ningún baño o descanso en las cercanías... Quitándose finalmente la bata, salió del lugar, dejando solos a los dos norteamericanos...

Las horas pasaban en fila, una tras otra, oxidándose y esfumándose sus bordes para que pareciera una eternidad, pero el tiempo pasaba ya fuera, los rescates avanzaban, la gente se recuperaba, los lugares comenzaban a reconstruirse... Aun así, pasó un día más... Y el sureño seguía sin cambio alguno...

Sin embargo, a la mañana siguiente, el ritmo de los pulsos empezó a cambiar, nada más alterándose un poco a principios, siendo más notorio ese hecho mientras más frecuentes y fuertes se hacían... finalmente, los pulsos volvieron a regularizarse, y el chico, que estaba allí tendido sin razón sobre la cama... Abrió, lenta... muy lentamente sus ojos... mirando el techo y soltando una tos reseca al intentar respirar.

Una vez que se decidía, no había poder sobre esta tierra que lo hiciera desistir. Y pese a cuanto lo necesitaban sus soldados, su gente, decidió confiar por esta vez el mando a su superior. No podía ser tan idiota como para no saber que hacer... Right?

Y si no, siempre podía confiar ciegamente en sus muchachos. La fuerza de su país residía en cada uno de los habitantes, y la determinación a levantarse de ese desastre prácticamente podía sentirla en sus venas.

Durante la mañana de ese día, pasó haciendo llamadas por su celular, para cerciorarse de que todo procediera en orden. Eso si, no le quitó la vista ni por un segundo a Louis.

Al caer la tarde, no pudo más y tuvo que salir corriendo por una soda. Su estómago reclamaba urgentemente hmburguesas, pero no quería alejarse tanto. Regresó para sostener la mano del joven herido. Así permaneció el resto de la noche, durmiendo muy poco.

Mientras Louis permanecía así, la situación fue más o menos la misma... Aunque Alfred ya podía sentir que la falta de sueño y comida lo debilitaba, pero ¡no estaba dispuesto a irse hasta no estar seguro seguro de que su estado se repondría!

... Toda la mañana de ese día cabeceó mientras sostenía aún la mano de su pobre hermano. Ningún cambio en sus signos vitales. Quizá podría dormir un poco...

Acabó por recostar la cabeza al lado de Louis, por lo que no se percató de que los aparatos médicos cambiaban su ritmo.

Sólo un sonido repentino pudo despertarlo. Tos. ¡De Louis! Se incorporó inmediatamente y sin pensarlo se lanzó a los brazos del rubio.

- Oh my God, thank you!!!!!!!! You're fine, you'll be fine!!! - lo estrujó con euforia, desde luego, controlando su fuerza para no causarle una contusión. ¡En verdad se alegraba tanto de que hubiera despertado al fin, y nunca había perdido la esperanza de que así sería!

Las cosas giraban a un ritmo demasiado difícil de entender, a momentos oscureciéndose, a momentos iluminándose, nada era claro y no lograba tener ninguna percepción clara, ni del tiempo, ni del espacio... Era como estar flotando en un lugar de "nada", sólo que... Si que había algo allí, aquella terrible angustia de la cual no se podía deshacer, el miedo...el sentimiento de desesperación...

El alma del joven dormido se había convertido a aquellas alturas en un fiel espejo de todo lo que sentía su gente, lo que en aquel momento, no era nada bueno... Dolía, dolía demasiado para llegar a la conciencia, para querer despertar...

Pero, las cosas cambiaban, el tiempo pasaba y el sentimiento que anteriormente pinchaba tan fuerte su alma, ahora se apaciguaba... convirtiéndose en brazas... o en una ventolera... que lentamente fue expulsando las brumas de su mente, permitiendole ver más allá...

Lo más difícil, fue abrir los ojos... y luego respirar....

Peor no tuvo tiempo de acostumbrarse lento a la sensación, a penas fue consiente de si mismo ya tenia a un tipo rubio encima acosándole...

-Quien eres?- preguntó mirándole sin reconocerle... Es mas, ¿donde estaba?¿porque?¿que había pasado?¿porque se sentía tan mal?...y lo mas importante... ¿quien era el?

Lo sintió incorporarse con cuidado pero no reparó mucho en ello, era tan grande la alegría de que hubiera despertado, pues este estado en verdad ocupaba un lugar importante en su corazón, no que realmente tuviera preferencia por alguno pero...

"¿Cómo que quien soy?"

Fue tanta su sorpresa que lo soltó del abrazo y lo miró con el rostro desencajado, expectante.

¿Sería una broma? Busco algún rastro de sonrisa... Y no, nada, sólo creía ver mucha confusión en él. Y no parecía para nada el Louis que siempre lo molestaba, lo despreciaba...

- Estás de broma, ¿verdad? - Preguntó en un intento fallido de sonar despreocupado, pero por dentro no sabía ni como actuar. Le sonrió con calma y regresó a su asiento, respirando profundamente y tratando de poner algo de orden a sus caóticas ideas.

En un segundo pasaron por su mente recuerdos. De Louis, cuando lo conoció por primera vez, por la época en que Francis... Si, recordaba a ese pequeño niño rubio que hablaba en una mezcla de idiomas, y que era único en su territorio.

Que es. Que siempre será único. Se recordó Alfred. Y decidió que fuera lo que tuviera que hacer, lo haría recordar de donde venia.

- Hey... No bromeas, ¿verdad? - se levantó de la silla para inclinarse sobre él y ofrecerle su mano. -Yo soy Alfred F. Jones, héroe de oficio, y voy a cuidar de tí hasta que te recuperes - Estrechó la mano oh-tan-fría de Louis - Por ahora llamaré al doctor para decirle que te has despertado -

Dicho esto, salió hecho una confusión del cuarto.

Miró demasiado confuso como el americano salía de la habitación, también comenzaba a sentir un intenso dolor de cabeza, ¿Donde estaba? ¿Quien era?...
Porque sabía que tenía que ser alguien, no existía alguien que fuese nadie, era sólo que.... Dios, de verdad no podía recordar nada, absolutamente nada, de donde venía, o si quiera que estaba haciendo antes de despertar en aquella habitación blanca, done aquel rubio había dicho algunas cosas que el no había comprendido antes de largar...
Lo único que tenía presente y que sabía con seguridad, era el dolor, el dolor que invadía cada una de sus extremidades, su sien, y sobre todo.. su pecho, era como un agujero gigante que le estuviera inevitablemente absorbiendo... Consumiendo, mientras el tiempo pasaba sin resolver ninguna de sus dudas....

Y dios, aquella angustia, que laceraba su sentido y le quitaba la poca coherencia que pudiera poseer alguien sin identidad o pasado... Aquella angustia que devoraba su alma, robandola, desmembrandola...

No lo soportaba, era insoportable, y todavía peor ante la incomprensión y la soledad que sentía en aquellos momentos.
Sufrir y no saber que motivaba aquella tortura, su pobre cuerpo apenas podía mantenerse consiente y lo poco que sabía de si mismo era que estaba sufriendo y que estaba solo, y esa soledad dolía tanto como la angustia que ahora le oprimía el pecho...
Aquellos motivos, el cumulo de sensaciones desagradables y la incomprensión de estas, fueron suficientes para el que en antaño fuerte y alegre louisianés, se derrumbara, encogiéndose sobre si mismo y sollozando como niño pequeño... Ya no más... Por favor, que alguien le ayudara...

Salió como fugitivo a buscar al doctor de antes. La negativa de cabeza de este le indicó lo que ya sabía. Amnesia post-traumática. Nunca se imagino que esto le pasara a uno de sus hermanitos, no podía soportarlo, y definitivamente no dejaría sólo a su pequeño Louis con sus miedos, porque Alfred tenía una idea de lo que se sentía perder la identidad, y sin duda si él se sentía impotente en este momento... ¡¿Cómo se sentiría despertar y no saber nada?!

Fue por algo que seguramente lo curaría y lo sanaría rápidamente. Siiii, en unas horas volvería a ser el Louis de siempre que despreciaba sus comidas y huía de su herencia anglosajona. Nada de Francis, era su hermanito tan americano como los búfalos, el football y Ronald McDonald.

Hizo su entrada triunfal de vuelta a la habitación de Louis, y lo vio abrazándose a si mismo. Nunca podría decirle cuanto le dolía verlo de esa forma, así que entró como si nada pasara y fuera un día hermoso y soleado.

- Hey, toma esto, ya verás como te sientes mejor - Se sentó a su lado, pasándole un brazo por los hombros y sosteniendo una hamburguesa doble frente a sus ojos, mientras sonreía con ternura.

El rubio ya se sentía completamente perdido, pisoteado y abandonado a su suerte en un pozo oscuro, sin una salida al dolor o la desesperación que en aquel momento le atosigaban, el sufrimiento parecía eterno y no lograba la forma de encontrar una puerta o quizás una ventana por donde poder salir, escapar al exterior.

Aun así, era extremadamente consciente de si mismo, al punto que aquella consciencia -tan verdadera como insoslayable- anulaba de una manera casi completa el resto de los sentidos. Aquella consciencia, que escarbaba su pasado en repetidos viajes, y vigilaba recuerdos vacíos de perdidos sentidos.

Aun así, toda aquella concentración que recaía sobre si mismo de parte de su atención, fue, aun poca cuando el llamativo rubio ingresó en la habitación, sin poder evitarlo, el Louisianes se sintió mejor, no podía decir que el Americano le evocaba algo que se asemejara a recuerdos o memorias olvidadas, ni tampoco era que cuando estuviera con el sintiera que el dolor era menos... Era sólo que las cosas en su compañía eran "menos vacías" como si el otro fuera parte de si mismo, o más bien a la inversa, se sentía como si el mismo solo fuera parte del otro.

Fue por eso, que al sentirle cerca el rubio franco-americano sonrió con levedad, de forma agradable...como rara vez lo había hecho para el americano, y ello sin contar que luego, en un acto sumiso completamente inédito en él, recibió la hamburguesa y comenzó a comerla, muy despacio, y aun algo torpe.

Cual fue su sorpresa que ... No, de verdad que no se esperaba esto. Su awesome y heróico plan era que Louis, su adorado y molestoso hermano, al ver la hamburguesa que tanto odiaba por grasosa y quien sabe cuantas cosas más por las que no se atrevía a comerla, de inmediato comenzara a recobrar la consciencia de sí mismo.

¡Nada más lejos de la realidad!

Al ver que la tomaba en sus manos y comenzaba a comerla, Alfred no pudo reprimir un ataque de ternura. Un "Awww" contenido salió de sus labios y en un reflejo acercó a Louis, recargando su cabeza vendada y seguramente muy dolida, con cuidado, sobre su hombro, mientras veía como comía lentamente ~ como si fuera un niño indefenso que apenas aprende lo más básico de las funciones humanas.

"Ahora sí puedo hacer que me quiera y me obedezca y sea totalmente americano y..." Pensaba en un impulso egoísta, pero en el fondo sabía que quería a su hermano tal y como era antes del accidente ~ Sí, con todo y su usual desprecio, su actitud algo afrancesada (¿Algo?) y su renuencia a aceptarlo...

Lo decidió! Como un héroe, si tenía que traerle al mismísimo Francis, lo haría. Todo para que se recuperara pronto.

El chico comía la hamburguesa lentamente, degustándola apenas mientras el dolor perduraba, lacerante en su pecho…
Aun así estaba más tranquilo en esa posición, apoyado en aquella persona que le hacía sentir menos vacio, menos perdido… Por ello, nada más terminar su hamburguesa se abrazó a él, acurrucándose contra sí como si fuera un bote salvavidas, encogiéndose a su lado como si fuera terriblemente pequeño, indefenso ante un mundo demasiado grande. Estremeciendo a ratos, y con aquella fiebre maldita volviendo nuevamente a el, debilitando sus escazas fuerzas y jalándole insistente a una nueva inconsciencia.
-Me duele… duele mucho – gimoteó débilmente Louis, aferrándose al americano con fuerza… al borde del llanto, pero negándose a hacerlo, quizás en un reflejo de su antigua fortaleza, del antiguo orgullo.
El franco-americano respiró hondo e intentó olvidar el dolor para centrarse en otra cosa.
-… ¿Quién dijiste que eras?-preguntó con cierto aire extraviado, sintiendo que al menos tenía que saber quién era aquel americano.


(sientoo muchooo la demoraa linda ;__, pero tuve q dejar una ausencia, de veras no tenia time, y siento q es post este psimo tmbn ;_;)

El perdido luisianés escuchó con atención las palabras de aquel rubio, haciendo verdaderos esfuerzos por entender cada una de sus palabras, pero eran simplemente demasiadas palabras y conceptos para su mente agotada, apenas podía mantenerse con mucho esfuerzo en el filo de la conciencia, y todas aquellas cosas nuevas que debieran ser conocidas y que “necesitaban” entrar en su mente, le hacían sentir abrumado confundido y sumamente desesperado…

Alfred F. Jones, hermano, Louis…

Tantas cosas… Y el otro hablaba tan fuerte, su ya dolorida cabeza se resentía con cada una de las abiertas carcajadas de ese tipo, a pesar de que en fondo sentía que no eran carcajadas reales, que la felicidad que salía de su boca, no lograba llegar a los ojos del conocido tipo…
Aun cercano y acurrucado contra aquel amplio pecho, alzó una de sus manos hacia el cabello del otro, acariciándolo con suavidad, consolándole sin ser consciente de lo que hacía o porque lo hacía. Simplemente porque sentía que ya era demasiado para si mismo tener que soportar esa mirada triste en el fondo del celeste de los ojos del otro.

Volvió a respirar profundamente, el dolor era cada vez más denso a medida que la noche arreciaba y parecía consumir la poca calma que había conseguido su gente durante el día.

Por lo que a modo de distracción volvió a fijarse en el rubio que le acompañaba e hizo un esfuerzo por volver a hablar…
-L-louis… ¿Es mi nombre?- preguntó confuso, el otro le había estado llamando así hace un tiempo, por lo que era de suponer que era su nombre… era solo que…solo que… le sonaba, tan ajeno…

El rubio se sobresaltó bastante cuando el otro se levantó tan bruscamente, casi tirandolo por la posición en la que se encontraban.
Le miró de manera algo curiosa ante su turbación y escuchó sus palabras atentamente, ¿Las emociones le hacian mal?... bueno, no era dificil creer aquello, su pecho no habia dejado de punzar en ningun momento enviandole una sensacion desagradable…

Las emociones de la rabia, la soledad y la tristeza juntas, atribillandole… y llevandole, atacandole hasta el cansancio…
Su hermano, o quien decia serlo se acercó nuevamente a él, resguardandole de manera algo cariñosa entre las sabanas, le miró triste… no queria que se fuera, su presencia allí contribuia a un pequeño alivio en todas aquellas sensaciones que le abrumaban cuando no estaba.
Sin embargo no fue capaz de retenerle, de hacer su petición…

Pues de pronto, casi como si le hubieran golpeado en la nuca, cayó en la inconciencia… Sumiendose en un sin numero de sueños brumosos y terrorificos, todas las pesadillas mescladas de toda su gente, gritos y llantos. Que le hicieron removerse en sueños y gemir de angustia, aun cuando no le era posible despertar.

Edward sangraba. Tosía y le dolía el cuerpo. Y además la cabeza, mucho. Pero se había salvado de una grave catástrofe climatológica. Solo había sido un día en el que ese huracán lo hubo tocado, desviándose después hacia el oeste. Y se sentía hecho un verdadero desastre.

Dos millones de personas sin electricidad. Once muertos.

Pero su situación no era nada comparada a la de los demás que pudo ver luego en televisión desde Tallahassee. Ni mucho menos.

“No puede… ser”

Horrorizado, observaba impotente las repercusiones en Louisiana después de que el huracán se hubo desvanecido. Y sobre todo, lo que había sufrido Nueva Orleans.

Gritó hasta quedarse afónico. Se desvaneció por días debido a la tensión, a la presión y al cansancio. Despertó cuando la tormenta ya se hubo ido.

Edward solo tenía en mente ir a verlo, no importaba lo mal que él mismo estuviese, no sería peor que Louis. Temía que incluso hubiese entrado en coma para siempre. Su jefe le reiteró que no fuera, que tenía que recuperarse él también, pero Ed lo mandó al diablo. Tomó un coche y condujo hasta el hospital que le indicaron.

Una vez dentro le dijeron que Alfred había llegado antes que él así que no sabia si entrar o no puesto que era difícil estar en una habitación a la vez. Además, Louis no necesitaba más alborto del que debía tener en su cabeza. Aguardó en silencio en el pasillo, sin llegar a tocar la puerta, indeciso.

“Hermano”