Entrega de Informes (Privado)

Bajo del vehiculo que lo transportaba de manera veloz y agil, bajo sus botas se podía escuchar como se quebraba la delgada capa de hielo que dejaba el rocío, recién comenzaba a salir el sol y podía notar el baho de dejaba su respiración, pero el frio no le molestaba.

Llevaba un gran manojo de papeles y carpetas bajo y el hombro. Despues de que se aceptara ser “amigos” de Alemania y su extraño jefe, se habia autoimpuesto la tarea de ir a hacer informes de manera seguida de los pueblos vecinos a su cuidad, ademas de revisar la frontera en el norte. La idea era ayudar a Ivan lo más que podía porque siempre estaba muy ocupado.

Ya habia funcionarios en en lugar quienes lo saludaban con respeto y solo se limito a sonreirles de vuelta al pasar.

Llegó a la puerta del despacho de Ivan, se acomodó el abrigo militar que llevaba, se sacó el gorro y trato de arreglarse un poco su cabello que llevaba con una pequeña coleta. Toco la puerta un par de veces y luego la abrió un poco.

-Dobrayie utra- Dijo con una leve sonrisa

Se acercó a la ventana, tuvo que pasar la mano sobre el vidrio empañado para poder mirar sin problemas, un vehículo estaba estacionado frente a su casa, en cuanto vio que el menor se bajaba, volvió hasta su escritorio, sentándose al frente de éste. Ordenó y apartó rápidamente algunos de los documentos, papeles sin importancia y objetos que le quitaban el espacio destinado al informe que Leningrado traía para él.

Ahora, sólo le quedaba esperar con esas ansias que hacen impaciente a cualquier persona, a que llegase hasta el despacho. Tenía los ojos fijos en la puerta, preparado para oir en cualquier momento los golpecitos que anunciasen su presencia.

-Adelante~- dijo apenas escuchó que tocaban la puerta.- Dobrayie utra, Mitia- respondió de forma cariñosa con una sonrisa.

Se levantó nuevamente y caminó directamente hacia el otro, abrazándolo brevemente a modo de saludo.

Antes que pudiese cerrar la puerta tras suyo, Ivan estaba abrazandolo con esa forma tan particular que tenia y de inmediato devolvió el gesto con el brazo libre que llevaba. La verdad poca gente le sonreía y menos aun le abrazaba, por lo que no podía evitar sentirse feliz con esa muestra de afecto aunque fuese mas corta de lo que esperaba.

-Toma, esta vez fui más al norte de lo normal- Sonrió un poco más- Por eso me demoré un par de días más...

Levantó tan solo un poco la mirada para recibir de vuelta los alegres ojos violetas del mayor, en verdad mediría uno o dos centímetros menos que el mayor, pero siempre se había sentido más pequeño ante su presencia.

-¿Y cómo ha estado todo?...Parece que el invierno se acerca cada día más-Sacó el manojo de papeles que llevaba bajo el hombro y lo estiró para dárselo al mayor.

-Está bien, siempre te esfuerzas por hacer bien las cosas, me gusta eso- dijo devolviéndole la sonrisa.-No te imaginas lo agradecido que estoy con tu ayuda-acarició su cabeza en un gesto fraternal.

Tomó los papeles que el menor le entregaba y los llevó hasta su escritorio, dejándolos sobre este, en ese espacio que había destinado especialmente para ellos, cuidando de no desordenarlos. Sin resistir la curiosidad, les dio una rápida mirada general a los primeros, más adelante los analizaría con tranquilidad y tiempo, detalle a detalle, era importante; información útil, que no merecía ser leída de forma tan superficial y sin la debida dedicación.

-Se puede decir que bien- respondió con un aire de tranquilidad.-Da, Mitia, no es que me agrade, pero al menos en tiempos de conflicto, el general invierno es nuestro mejor aliado- buscó una botella de vodka y dos vasos en uno de los muebles que habían en la habitación.- Con esto se olvida el frío por un rato- llenó los dos vasos y le ofreció uno al otro muchacho.

Ahi estaban denuevo los mimos que pareciese que solo Iván era capaz de otorgarle y solo podía sonreir de vuelta.

Observó como ojeaba curioso los informes que llevaba, sonrio orgulloso para sus adentros. - Sabes que no tienes que agradecerme ,sólo cumplo con mi deber. Tu sabes que a pesar que ya no sea tu capital seguire haciendo bien mi trabajo
Le gustaba hacerlos con cada detalle posible e iba hasta el pueblo más pequeño que encontraba, algunas veces con escolta militar otras veces solo, era de vital importancia ver que las bases cercanas a la frontera estuviesen bien equipadas y que no hubiese ningún posible desertor a la patria.

Sospechaba que iba a responder eso, después de todo Iván siempre parecía estar bien y con una sonrisa en sus rostro, aunque muchas veces pudiese no ser del todo asi.- Da, nunca olvido la ayuda que nos otorga el general invierno, pero Ivania debo confesar que prefiero el verano- Rió por lo bajo.

Tomo el vaso que le ofrecian con una sonrisa.-Spasibo -Se decia que Ivan tenía el mejor vodka guardado en su despacho y él sabía que era verdad- ¿Por qué brindamos?



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Tranquilamente clavó sus ojos en los otros, mientras su sonrisa adquiría un matiz comprensivo al igual que su mirada. Aún quedaba un leve resentimiento por lo del tema del traslado de capital, o al menos esa era la impresión que le daba. Prefirió omitir comentarios; no era necesario repetir los motivos del porque la ciudad que antiguamente cobijaba a los zares había tenido que ceder su puesto, incluso por un tema estratégico era mejor alejar el centro político de su ventana con Europa occidental. De todas formas, la importancia de Leningrado no cambiaba, no para él.

-También lo prefiero, además me permite llenar mi casa de girasoles, en esta época, el frío los trata muy mal- señaló con la vista un florero con aquellos pobres girasoles secos y marchitos.

Llevó el vaso a sus labios, pero se detuvo antes de alcanzar a beber de él.

-Hum~…no lo sé, ¿necesitamos un motivo para ello?- preguntó alzando un poco los hombros. Guardó silencio unos segundos, pensando rápidamente en alguna buena razón.- Bien, entonces hagamos un brindis por ti…, por tu ayuda-agregó con voz alegre y entusiasta, levantando su vaso con vodka.- Aunque digas que es tu deber, no puedo pasar por alto el esfuerzo que le pones a tu trabajo- explicó con cierto aire de orgullo.
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(perdón la demora >__<)

No es siempre necesario... pero dicen que el vodka sabe mejor cuando uno brinda por una razón- Le quedo mirando al mayor por unos segundos antes de escuchar su respuesta.

Le hizo sentir muy feliz escuchar esas palabras. Realmente le ponía mucho empeño a su trabajo pero valia la pena al recibir esa mirada por parte Ivan.

-Es que tengo una gran inspiración Ivania- Le sonrio emocionado- ¡Salud! -Bebió un pequeño sorbo de la helada bebida incolora.
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(Descuida nwn...yo igual me puedo demorar xD)

El menor parecía estar feliz, aunque no se lo dijese directamente, podía verlo por el brillo especial en sus ojos, ese que es reflejo de las emociones que no pueden ocultarse. Tratándose de su querido Mitia, lo menos que podía hacer era demostrarle que estaba orgulloso de él.

-Espero que nunca se acabe-mencionó refiriéndose a esa valiosa inspiración que bastante ayuda le brindaba.-¡Salud!- repitió con voz suave, llevando nuevamente el vaso a sus labios, bebiendo el vodka de éste.- Nada mejor que vodka para brindar- lo dejó sobre la mesa y tomó la botella, volviendo a llenarlo.-Me gusta verte así~

"Yo tampoco quiero que se acabe mi inspiración...no me quiero separar de ti".

Eso era lo que deseaba la antigua capital rusa, estar lo mas cerca de Ivan que era posible. Muchas veces en su mente aguda divagaba y juntaba cabos sueltos entre los hechos, no por nada había recibido una educación privilegiada, y por donde viese el angulo de la situación lo más probable es que en un tiempo cercano tuviese que separarse de Ivan más de lo que quería...Pero la conclusión siempre era la misma: mejor no pensar en eso.

-Da no hay nada mejor que el vodka- su sonrisa se habia borrado por un segundo y volvió rapidamente a su rostro.- Y parece que tu siempre tienes el mejor

-¿Verme como?- Acerco su vaso al del mayor.

Pese al aspecto distraído que solía aparentar, no siempre pasaba por alto los detalles y eso se aplicaba a la mayoría de ocasiones, como ahora, no había dejado de observar al menor de reojo, ¿por qué ya no sonreía?, aunque fue sólo por una fracción de segundo, y no alcanzó a preguntarle en el instante que correspondía.

Tomó nuevamente la botella y llenó el otro vaso que acompañaba al suyo. Acercó sus manos al rostro de Dimitri, usando sus dedos para remarcar un poco más esa sonrisa de un modo infantil, antes de que pudiese tomar el vaso que aún estaba en la mesa.

-Alegre- respondió, sonriéndole también y apartando las manos al cabo de pocos segundos- Al menos por hoy, no dejes de sonreír, da?

Antes que pudiese tomar de nuevo su vaso, el mayor se había acercado sin poder evitarlo y con sus dedos jugaba con su sonrisa.

-Jajaja- No pudo evitar reir, le daba cosquillas que hiciese eso- Da - Su sonrisa había quedado tan amplia como el mayor la había demarcado.

-Entonces ...¿Qué hará Ivania para que no deje de sonreir hoy?- Lo miró de forma traviesa y bebió un sorbo del vaso con vodka.

Su risa era agradable de oír y esa sonrisa había quedado justo como la dejó, ahora sólo esperaba que no se borrase o que durase lo más posible en su rostro.

-Dime~, mi querido Mitia…- tomó su vaso con vodka, acercándolo hasta sus labios-¿qué te gustaría que hiciese para que no dejes de sonreír?-preguntó con un aire lúdico antes de beber un poco de aquel incoloro contenido.- No quiero verme obligado a formar esa sonrisa como lo hice antes cada vez que desaparezca.

-Se me ocurren muchas cosas...- Su mente caprichosa trabajaba a mil por hora, pero dejó muchas de esas ideas pasar- pero tal vez ya tienes algo planeado- Todavía lo miraba de la misma forma directo a los ojos.

Se acercó al mayor con el vaso y le arregló la bufanda con la mano libre- Dame este día solo para mi- Dejó la bufanda-Eso es todo por ahora - Termino la frase cambiando la expresión que acompañaba su sonrisa por una más seria.

Tal vez el otro diria que estaba muy ocupado, que no podía dedicarle un día entero solo a una ciudad...pero era su Ivania que lo había consentido siempre desde que tenía memoria y desde hace tiempo que no lo tenía solo para él.

-Nyet, no tengo nada planeado- respondió y bebió más vodka, mirándolo también, pero sólo durante algunos segundos, ya que su vista se desvió en dirección a esa mano que arreglaba su bufanda.

Debía admitir que si había algo que le costaba hacer… era decirle “no” a su ex capital y esta vez no sería la excepción, por más caprichosa que sonase esa petición, no podía culparlo, él quien había forjado esa personalidad en el menor al darle en el gusto en todo lo que quería.

-No puedo negarme- dijo tras un suspiro, manteniendo su sonrisa.- ¿Por ahora? ¿acaso hay más?-preguntó divertido.- A veces pienso que te mimo demasiado- le acarició levemente una de las mejillas.- Este día será para ti. Entonces, ¿Qué quieres hacer?

- ¡Sabía que no te negarias! -Dejo su vaso en un mueble mientras le acariciban suavemente la mejilla, con ese sutil toque sintió que la alegría llenaba ser.- Yo a veces creo que no me mimas lo suficiente jaja...-

Tomó una mano del mayor entre las suyas para darle a conocer su idea.

-Vamos a patinar...buscaremos un hermoso lago e iremos ahi- Dijo mientras sonreía infantilmente.
Ni siquiera había pensado si algún lago podía estar lo suficientemente congelado a esa altura del año, solo sabía que era algo que le encantaba hacer.

-Oh~, entonces no quiero saber la cantidad de tiempo que Mitia me exigiría para mimarlo y que le pareciese suficiente- dijo con una voz suave y dulce, apretando un poco la mejilla que antes acariciaba. Tomó el vaso y bebió lo que quedaba de vodka mientras escuchaba su propuesta.

Buscar un lago y patinar, obviamente no necesitaba pensarlo dos veces para aceptar. Además, hacía bastante tiempo que no patinaba con el menor, como cuando éste era un niño, solían divertirse de ese modo o deslizándose en trineos cuando el invierno cubría todo con mucha nieve.

-Vamos a buscar las cosas necesarias y salgamos de aquí- dijo con evidente entusiasmo, sin soltar la mano de Dimitri, abandonando juntos el despacho.

-Da, vamos- Cuando vió el entusiasmo de Iván su corazón se puso feliz.

Fue guiado por el mayor aun tomado de la mano fuera del despacho hacia una habitación al fondo del pasillo, allí habían varias cosas ordenadas en sus respectivas cajas. Vio como el otro tomo dos cajas y las abrió dejando ver dos pares de patines.

-No sabía que aun los conservabas- Sonrió al reconocer un par de patines negros que usó durante años y había dado por desaparecidos producto de las sucesivos reordenamientos de materiales, archivos y objetos de su cuidad, muchos de ellos para llevarlos a un lugar más seguro, otros tenían su lugar en la capital Moscú. El punto era que muchas de sus cosas habían desaparecido en el tiempo-No pensaba que los volvería a ver- Tomó uno de esos patines maravillado y revisó su hoja de metal como cuando un niño revisa por todos lados un juguete nuevo.

Guió al menor por el pasillo hasta llegar al final, donde estaba la habitación en la que guardaba viejos objetos que ya no solía ocupar, soltó su mano y abrió la puerta, entrando primero. El espacio no era muy grande, había varias cajas en el suelo y otras en las repisas, tomó una de ellas, apartando el polvo de la superficie, la abrió para revisar su contenido, repitiendo el mismo procedimiento hasta encontrar lo que buscaba.

Al fin, después de una quinta caja, ahí estaban los patines, se mantenían en buen estado, no como cuando eran nuevos, pero suponía que aún debían servir. Le entregó uno de los pares, sonriéndole, sabía que se alegraría de verlos después de tanto tiempo.

-No sólo conservo los patines, hay varias cosas más que te pertenecen- señaló algunas de las cajas que estaban en un rincón del cuarto.

Levantó la vista y observó emocionado el rincón, a simple vista eran muchas cajas ordenadas prolijamente pero con una fina capa de polvo encima, delatando que no habían sido movidas recientemente.

Sin darse cuenta abrazó los patines a su pecho sin pensar en que ensuciaría el uniforme que llevaba puesto. Claro no debía sorprenderle tanto que Ivanka guardara sus cosas, pero después de todo lo pasado había pensado el peor de los destinos para sus antiguas posesiones...

-¿Puedo?- No dijo mucho con sus palabras, pero a través de su mirada violeta le pedía permiso al mayor para poder ir buscar entre las cajas al igual que un niño pequeño entre sus regalos de navidad.

Fue una tierna imagen, digna de ser fotografiada, ver al menor emocionado, abrazando los viejos patines y mirando ansioso las cajas como si están fueran cofres con valiosos tesoros, en cierta forma lo eran, habían demasiados recuerdos atrapados entre esos cartones con polvo.

-Da, revísalas hay muchas cosas ahí- dijo con una sonrisa cariñosa, parándose tras él y sujetando sus hombros lo guió hacía las cajas.- Patinar en hielo puede esperar, tenemos todo el día para hacer lo que quieras- agregó bajito en su oído.

Se apartó para tomar una de los “cofres”, quitando cuidadosamente el polvo, también quería descubrir el tesoro, apenas recordaba vagamente la cantidad de cosas que se hallaban ahí y le causaba una inevitable curiosidad.

En ese momento se sentía muy bien, aun abrazaba sus patines ansioso por revisar cada una de las cajas si era necesario. Una vez más se dejó guiar por el mayor y se estremecio un poco al sentir el aliento tan creca de su oido, pero no sintió miedo ni se sintió intimidado como lo harían la mayoría de las naciones en tal situacion, sino que era feliz porque hace tiempo que no sentía esa cercanía con el otro.

-Da, podemos esperar despues para patinar- Dejó sus patines sobre un estante mientras el otro elegía una caja con la cual empezar.

Miró al otro divertido- Aunque no se si con un dia sea suficiente aún , porque veo muchas cajas aqui

Se acercó sin poder ocultar su curiosidad la caja y con cuidado levantó la tapa que aún tenía restos de polvo. Observó el contenido con cuidado, habían distintos objetos de plata, un pequeño joyero, servicios y una cadena con la cruz ortodoxa que solia usar a veces. Miró la cruz para luego tomarla entre sus dedos y dejar la cadenilla colgando.

- A veces la usaba...- No supo que más decir y estiró casi como un reflejo la mano que tenía el objeto hacia Iván con la intención de entregarsela.-Veamos que más hay?.

-El día recién comienza- respondió del mismo modo mientras abría la caja, antiguas fotos y objetos que tras verlos no llamaron mucho su atención como esperaba, removió un poco para ver que más podía encontrar, hasta que al fin algo le causaba mayor interés. Sacó la figura de madera; pobre matrioska que estuvo bastante tiempo atrapada ahí en vez de adornar su habitación o el recibidor, al menos había conservado su belleza.

Dejó la muñeca afuera, en el suelo, después la desarmaría para ver cuantas réplicas de si misma contenía en su interior, y también le buscaría un buen lugar que no mantuviese escondido su encanto.

Miró al menor que examinaba con curiosidad cada cosa que guardaba la caja y aún quedaban varias más, les ocuparía gran parte del día si querían revisarlas todas.

-Podrías volver a usarla...-tomó la fina cadena que le había extendido, supuso que se la estaba entregando, pero ella tenía un dueño y un lugar. Caminó lentamente, situándose a su espalda, nuevamente observaba como seguía reencontrándose con sus viejas pertenencias. Las frías manos acariciaron sutilmente su cuello antes de colocar la cruz.- Ahí debería estar, ¿da?

Escuchó la pregunta del mayor, pero ni siquiera había pensado la respuesta , por lo que prefirió usar su mejor comodin: sonreir y no responder de inmediato.
Vio como el mayor pasaba a su lado pero pensó que se dirigía a otra caja, así que decidió tomar la primera que tenía a mano, su contenido era candelabros de plata y oro que tenían una apariencia muy fina. Observaba la curva de los detalles, cuando sintió como el frio recorría su cuello hasta su espalda, como consecuencia no pudo evitar como contornear un poco su espalda como un reflejo y además sentir como su corazon se aceleró un poco.

-Da- Asintió mirando de reojo- Ahí...estaría bien, sobretodo si a Ivanka le gusta- Junto con esas palabras afloraba denuevo esa sensación de ser mucho mas pequeño que el otro pero a la vez querer su proteccion.

Observó la cruz colgando de la fina cadena en su cuello, como si la analizase, aunque por un momento, si bien sus ojos estaban posados fijamente en ella, su mente divagaba entre pensamientos y recuerdos que se acumularon de repente; efecto tardío tras ver algunos de los objetos contenidos en las cajas.

-Me gusta~-repitió aún semi distraído, tomando aquel símbolo ortodoxo que tras aburrirse de verlo, lo soltó. Dirigió la mano a su cabeza, acariciándole con cuidado, procurando no molestarle mientras el otro seguía revisando las antiguas pertenencias.

Se alejó en busca de otra caja más, tomó la que estaba más cerca, abriéndola rápidamente, sin ni siquiera preocuparse por quitarle el polvo como las primeras veces.

-Mira~, ropas viejas- dijo con una amplia sonrisa, sacando alguna de las pendras, específicamente, la que antes usaba Dimitri.

- Entonces la usaré denuevo- Miraba atento el rostro del mayor mientras examinaba la cruz y después se dejó mimar felizmente.

Dejó los lujosos candelabros en su caja y se acercó al otro cuando escuchó el nuevo hallazgo. Vio como sacaba polvorientas prendas, pero no tanto como las cajas, ademas algunas estaban claramente desteñidas debajo de ese polvo.

Reconoció sus prendas que usaba en la corte, solía andar casi siempre bien vestido y arreglado a pesar de ser un día común y corriente. Una mezcla de sentimientos llenó su ser, ya que la última vez que las usó fue hace varios años y las cosas eran muy distintas, aunque no podía negar que se dentro de esa mezcla había alegría.

Tomó otra de las prendas entre sus manos y la sacudió un poco- Crees que aún sirvan?


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Perdon la demora ;A;