Un poco de aliento (privado)

Había huido de Narnia, con la sola razón de estar solo, quería llorar asta que se le secaran los ojos, llorar cada lagrima que tibiera por esa persona y no volver a dedicarle una lagrima, pero en su reino nadie lo hubiera dejado en paz, de sobra sabia que lo apreciaban y que se preocuparían por el y es ya estaba cansado de ser una molestia, pues solo eso parecía ser. Había cosas que uno no deseaba compartir con conocidos, para no afligirlos ni quitarles tiempo. Permanecía sentado en el suelo, con la espalda recargada contra un árbol y la cara escondida entre las rodillas, tina tanto rodillas como piernas húmedas y saladas por las lagrimas, su trasero estaba frio por la humedad del fresco pasto bajo el, sus orejas estaban bien abajo, sus suspiros eran leves y pausaos, pero por lo menos no pasaba la vergüenza de llorar ante alguien mas.

-sniff… sniff

Tras ya tanto tiempo llorando las lágrimas parecían por fin agotarse, aun le dolía el corazón pero el agua salada no era tan abundante como antes. El debería ser un niño feliz, que bailara, cantara y gozara la vida como sus hermanos faunos y en cambio estaba allí sufriendo por culpas pendientes de algo que paso, quizá pagando su karma, quizá intentando aferrarse a algo que no era suyo, algo a lo que el simplemente no importaba.

Me sentia realmente fastidiado de todo, de las formas inferiores de vida que me rodeaban, de la poca gracia que ofrecian... y sobre todo... hastiado de la felicidad de los demas.
Sali de casa, caminando, sin un destino. Solo queria que todos los demas desaparecieran de mi vista.
Llegue a lo que parecia un bosque... o campo, no me interesaba en absoluto.
Me adentre en el y sin ganas de seguir... aprovechando la quietud y el silencio, me deje caer sobre la hierba.

-Al fin, paz.


Despuez de lo que fueron algunas horas, mi preciado silencio, fue interrumpido por unos pasoz acompañados de lloriques y leves, gemidos.
Me levante del suelo y me deje guiar por el sonido.
Encontrandome con un fauno joven, pequeño... que lloraba.

¡Carajo!

No me le acerque, sino que lo observe desde atras de un arbol imponente.
El chico... realmente se veia indefenso.
Sonrei con malicia y segui espiandolo.




[disculpa la tardanza]

Al parecer ya había cumplido su cometido, por mas que suspirara las lagrimas ya no salían, o ya no estaba tan triste o sus ojos se habían secado, la mejor opción seria la primera, quizá llorar era todo lo que necesitaba para desahogarse y seguir adelante como diario. Su aliento no se recuperaba por completo pero se saco de la caperuza un pañuelito blanco para limpiarse el sorteo, era tiempo de regresar a casa, se dispuso a ponerse de pie cuando sus par de orejitas, que asta entonces habían permanecido abajo por la tristeza, ahora se levantaban por motivo de un sonido que lograron captar, seguido a ellos alzó un poco la nariz para apoyarse en el olor y descubrir que fue el sonido, en efecto había un aroma humano cercano a el, se apoyo sobre sus rodillas y manos para mirar tras el árbol que lo acompaño todo ese tiempo, lo que pudo ver através de sus ojos aun húmedos fue un sujeto alto, en verdad demasiado alto y grande, hacia que el pequeño fauno se sintiera aun mas pequeño, le dio un poco de miedo.

-amm… hola señor…

Se quedo mirando, aun de rodillas sobre el suelo, esperando una respuesta del mayor, quizá su voz lo haría ver menos aterrador.

Alzó las orejas al oírlo y entre mas se acercaba a el mas debía levantar el rostro para mirarlo, ni su voz ni sus palabras sonaban sinceras, lo miro fijamente y sus ojos, aunque hinchados, no seguían llorado. El como fauno, solía preocuparse por los demás pero el otro, como todos los hijos de Adán, no solían tomar en cuenta lo que otros sentían, ¿seria ese tipo diferente a los otros?

-le agradezco mucho vuestra preocupación, pero ya estoy bien…

Quiso sonar natural pero de sobra se le notaba que bien era lo último que estaba, su voz sonaba quebrada y temblorosa y su mirada no era precisamente alegría. Lentamente se puso en pie, sacudió sus rodillas y se ajusto las ropas, también se dio un talloncito de ojos para lograr abrirlos bien.

-lamento si lo eh preocupado

Se mantuvo a una debida distancia, era un niño que podía ser confiado pero no si no se le daba primero algo en que confiar, de momento el desconocido se veía mejor de lejos.