El estado soleado está nublado [Privado/América]

Estaba solo. De nuevo.

Su jornada de trabajo se había acabado por ese día, saldada con una bolsa llena hasta los topes de mercancía Mac. Era casi su día a día de siempre, solo que esta vez, en lugar de volver a su casa para comer, había resuelto respirar algo de aire salado para variar y se había encaminado al muelle de Palm Beach.

Ese lugar le recordaba a su andanzas de colonia, cuando el mar era bravo en todos los ámbitos. No es que le pusiera triste, pero era tranquilo.

Caminó a lo largo de una de las plataformas con pilotes y, viendo que no había nadie, se sentó al borde, con las piernas colgando hacia el agua. Abrió su bolsa y cogió patatas, metiéndoselas en la boca lentamente, masticando despacio por pocas veces en su vida, contemplando el mar con absorción.

No podía dejar de pensar. Había acabado saliendo con un ruso, tenía en mente casarse y hasta había tenido un hijo con él. Edward suspiró. Ellos ahora estaban en Rusia (¿) y los echaba de menos, mucho. Se preguntó cuanto de grande se haría Allen en su ausencia. Tenía entendido que los países y los territorios crecían de forma diferente a los humanos y no quería perderse nada del crecimiento de su hijo. Se estaba volviendo responsable con la paternidad.

Amaba a Alek y adoraba a su hijo, pero eso a Alfred parecía no agradarle y a Edward le molestaba en demasié. Solamente porque…después de tanto tiempo, parecía darle importancia. Bueno, no es que lo hubiese ignorado por años pero él no le dio ni una sola mirada que le daba al cejón y eso en su época le sacaba de quicio.

¡Él era Florida, la gran región vital de la primera potencia mundial. Nadie que él deseara le podía ignorar!

Aun así… seguía todavía queriendo mucho a su “hermano mayor” y por eso se deprimía cuando algo de él o en relación no le gustaba.

No sabía por qué, pero de verdad quería verlo.