Haciendo de niñera (privado)

Suspiró y metió las manos en los bolsillos de su pantalón. Cerró los ojos, para luego mirar de nuevo al frente, esperando que llegase su acompañante. Bien se lo había planteado, varias veces había pensado "sería mejor cancelar la cita...". Pero no debía. Desde luego, no dejaría que aquél niño estropease aquella noche.

Iba bien arreglado, como siempre que salía con Marama (lo cual había ocurrido... pocas veces). Un traje de etiqueta hecho a medida, que había encontrado de unos años antes. Le deprimió un poco darse cuenta de que no había crecido en esos años, pero al menos tenía algo que ponerse. Había peinado su cabello todo lo que éste le permitía. Había arreglado también al koala, puesto que no se atrevía a dejarle solo en su casa. Lo tenía todo perfectamente planeado.

Pero no esperaba quedarse sin niñera en el último momento.

Al parecer, todas las niñeras habituales de Mike habían descubierto el "lado oscuro" de este, y ya no quedaba nadie a quién contratar. En momentos como ese, hubiera sido estupendo una Mary Poppins. Pero no apareció, así que el australiano no tuvo más remedio que llevar consigo al pequeño Nueva Guinea. Tan solo esperaba que a Marama no le importase. Puede que el chico insistiera en ser "mayor", pero Allan aún le veía como un niño, así que le dejaría en la parte de infantiles. Sí, desde luego, ese niño no le estropearía la cena.

O eso era lo que deseaba con todas sus fuerzas, mientras esperaba, apoyado en la pared, a que llegase Marama.

Agotado por el aburrido día que había tenido con aquel australiano sobreprotector, pateaba una lata de refresco que se encontraba sola y abandonada en medio de la acera. Abrochó los botones de su chaqueta y mirando a la lata pensó: “Allan quiere que todo sea perfecto…” recostándose de un coche miró a Allan ‘’yo, estoy aburrido… llevo días portándome ‘’bien’’… eso solo quiere decir una cosa… ’’

-Es hora de una de las travesuras de Mike- dice mientras saca una barra de chocolate de su bolsillo y la muerde.