Trabajo terminado~ (privado) (advertencia)

Estaba sentado en el escritorio de su despacho, al igual que muchas de las veces que tenía trabajos y cosas importantes que analizar. Había estado toda la larga tarde organizando documentos, que no era precisamente de lo más entretenido, al menos había avanzado bastante y ahora le quedaba menos por hacer.

Volteó y miró por la ventana, todo estaba bañado por la noche, oscuro y silencioso, quizás, si la pereza lo dominaba, dejaría lo que quedaba de esas revisiones de firmas y documentos para el día siguiente.

Tenía dos botellas de vodka a su lado, una vacía y de la otra quedaba un poco menos de la mitad, también habían varios de los documentos que ya había revisado estaban apilados a una orilla del escritorio. Tomó la botella semi-llena y bebió lo que quedaba de ella, cambiando su idea de dejarlo para mañana y desocuparse pronto de aquella tarea aburrida. Encontraba tediosas esas responsabilidades, pero no podía apartarlas a un lado, pensando en que ahora era cuando necesitaba de alguno de sus asistentes que los ayudasen.

Los últimos días habían sido aburridos, no tenía nada importante que hacer y sentía como la pereza inundaba cada partícula de su ser. Así, vegetando día tras día ni siquiera había visto a Iván, quien representaba todo lo verdaderamente importante para él. ¿Qué estaba pasando?, no estaba seguro de la respuesta a esta interrogante, pero decidió ir a visitarlo y distraerse un poco, quizás Rusia podría darle esa chispa de energía que tanto necesitaba.

Liosha salió de su habitación y fue en busca de Iván. Dio vuelta cada lugar de la mansión pero no sentía ni siquiera su olor, ¿dónde se había metido?. Se detuvo pensativo unos instantes y luego recordó que aún faltaba revisar el despacho por lo que se dirigió allí rápidamente, llegando en pocos segundos. Abrió la puerta de par en par y entró sonriendo, ahí se encontraba él, rodeado de un montón de papeles.

-Hola-Lo saludó con la mano y luego se acercó para abrazarlo.-¿Dónde estabas?.-Murmuró frunciendo el ceño.-Me ha tomado horas encontrarte.

Continuaba concentrado con su tediosa obligación, al punto que no escuchó la puerta abrirse, si no fuese porque la voz del muchacho y el repentino abrazo que interrumpieron su tarea, no se habría percatado de su presencia. Alzó la vista para observarlo con una sonrisa amigable y en especial, sincera. Debía admitir que fue como un enviado divino, al fin tenía a alguien para ayudarlo.

-Oh, Liosha, que bueno que llegaste- dijo feliz y aliviado, correspondiéndole el gesto, rodeándolo con sus brazos.- Necesito que me ayudes~

En el instante que logró separarse, suponiendo que la respuesta del otro sería un “sí”, apartó algunos de los documentos que aún le quedaba por revisar y se los extendió con una mirada entre suplicante y agradecida.

-¿Eh? He pasado aquí toda la tarde- respondió extrañado, arqueando una ceja, creía que todos dentro de la mansión sabían que había estado en su despacho.

Como un niño pequeño, se sintió absolutamente feliz de haberlo encontrado luego de extenuantes horas de trabajo recorriendo la mansión para ver donde diantres se encontraba (en realidad no habían sido horas ni mucho menos, pero él necesitaba decirle a Ivan que así había sido para sentirse orgulloso frente a él y contento consigo mismo).

-Esto no era lo que imaginé...-Susurró, enfurruñado.-Pero te ayudaré, así luego podemos divertirnos juntos sin necesidad de trabajo de por medio.

La sonrisa que se había depositado en su rostro cambió abruptamente por una mirada seria y molesta, había estado buscándolo para que pudieran estar juntos pero tener que ayudarlo era algo muy diferente a lo que imaginó. Agarró los papeles que Rusia estaba separando y se sentó en uno de los sofás que estaban en el despacho.

-Pues yo no lo sabía...-Se volteó para mirarlo fijamente.-Y no quise preguntarle a nadie, era mejor si te encontraba por mi mismo, ¿no?.-Le dedicó una sonrisa.-

No pudo evitar reír con ese cambio repentino de felicidad a decepción que mostró el otro cuando le hizo aquella interesantísima propuesta, pensó que estado en el lugar de Leningrado, también reaccionaría de una forma parecida. Buscar tanto rato a alguien para después tener que ayudarlo con su trabajo, no sonaba muy divertido.

Muchas veces las personas consideraban que él actuaba de forma infantil, era porque aún no conocían bien a Liosha, quien podía ser como todo un niño caprichoso; gran parte de la culpa era suya, por haberlo consentido más de la cuenta, se reprochaba. Al menos agradecía, que esta vez, no pusiese objeción en el favor que le había pedido.

-No te preocupes, de ahí veré una forma de compensarte o devolverte el favor- dijo tomando los papeles que le quedaban por revisar, con el objetivo de terminar rápido la tediosa tarea.- “Nota mental: no volver dejar que los documentos se acumulen”- pensaba para si mismo, suspirando con cansancio.

Al terminar con los malditos documentos, se levantó y caminó hacía el menor, que se veía serio y aburrido revisando sus papeles, revolviéndole cariñosamente sus oscuros cabellos.

-Gracias, Liosha- dijo con una amable sonrisa en los labios.