Todo sea por los girasoles... [Privado]

Estaba claro que Bodine no estaba confiada para nada, pero verla intentando fingir que sí me hacía tener la suficiente seguridad como para continuar.

-Todo va a salir bien.

Su voz era tan dulce... me relajaba por completo, y alejaba totalmente los males que pudiesen acecharnos, fuesen los que fuesen.

El viento sopló lentamente, meciendo mi melena hacia delante de mí, reduciendo mucho mi campo de visión, pero dándome un suave y dulce sueño...

Me aparte el cabello con cuidado de no tropezar con nada mientras andaba casi a tientas, y vi algo resplandecer al fondo.

-¡Bodine, mira!

La cogí de la muñeca y la llevé más adelante, donde, tras apartar barias ramas molestas, pudimos ver un hermoso y brillante lago cristalino.

Nos quedamos sin habla.

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Perdóooooooon ;m; no lo vi

-¡¡Vamos!!-dijo emocionada.

Su mano estrechaba la mía con fuerza, pero con que ternura...

Sonreí y corrí a su lado. Sin pensarlo dos veces, saltamos al agua casi al mismo tiempo.

-¡Bomba va!-exclamé, antes de adentrarme en las frías aguas de aquel hermoso rincón.

Cerré los ojos suavemente. Podía oír a la perfección el latir de un corazón, vivo y tranquilo... pero... ¿cuál? El mío... ¿o el de Bodine?

Me lancé como un torpedo, quedando a su lado en apenas segundos. El peso del vestido dificultaba el movimiento, pero supongo que pasaba lo mismo con sus pieles.

Llegamos más o menos al mismo tiempo a la otra orilla, con la respiración pesada y difícil.

Pronto, el aliento gélido del viento, avivado por el agua, erizaron nuestra pálida piel.

Aun así, sonreíamos como tontas.

Escandinavia estaba totalmente exaltada, ni por el frío ni por lo costoso que había sido nadar con esas ropas si no por la emoción de entretenerse junto a su amiga, allí juntas, en el lago del ''campo de girasoles'':

-Tu campo de girasoles ha sido perfecto Natasha.

Musitó, con aire cansado, pero con voz dulce y calmada:

-Me lo he pasado muy bien.

Sonrió y le sujetó la mano a Belarús, aunque las dos estaban frías por la oscura noche que inundaba todo el valle, al notar la mano de la otra
Bodine sintió como si se encontrase junto a una cálida estufa, aunque no era físico, era más bien como si el calor de sus dos almas se hubiese fusionado, proporcionando un calor que no hubiese notado si su compañera hubiese sido otra persona, por eso Natasha era tan especial.

-Y ahora, ¿Que hacemos?

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No se yo pero creo que se acerca el final 0w0 (perdón again por tardar tanto D': )

Su mano era tan cálida... sentía el latir de su corazón literalmente en la palma de la mano.

El saber que le había gustado tanto, arrastró el poco frío que quedaba en mi cuerpo. Se estaba tan a gusto...

-Y ahora, ¿Que hacemos?

-Pues no lo sé... pero si nos volvemos a meter de seguro nos perdemos... ¿quieres quedarte aquí hasta que amanezca?

-De acuerdo.

Asintió Escandinavia. Estaba cansada, su cuerpo le obligó a irse hacia atrás, Natasha no tardó en hacer el mismo movimiento:

-Buenas noches.

Dijo Bodine mientras se hacía a un lado cerrando sus ojos, aunque no se durmió, quería esperar a que Belarús se durmiera antes, para asegurar que no fuese a investigar si su curiosidad la movía.

Finalmente, su compañera se durmió, Escandinavia se recostó sobre sus brazos y cerró sus ojos.

La mañana era fría, Bodine se había levantado y había metido sus piernas en el agua, entonces, Natasha se despertó, Bodine sonrió y se giró hacia ella:

-Buenos días.

Dijo mientras Belarús se desperezaba.

Dijo Bodine

Entreabrí los ojos con infinita pereza, hasta que vi a Bodine refrescar sus pies en el agua.

-Buenos días.-dijo con su dulce voz.

-Buenos días...-susurré con un bostezo, quitándome las legañas de los ojos.

Me ruge el estómago...

-Voy a ver si encuentro fruta o algo para comer, ¿vale? Ahora vuelvo.

Me adentro en el bosque, sin esperar respuesta.

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Es muy malo, pero es que ahora no doy para más ;_;

Andando por el bosque con la dulce y apacible luz solar, parecía un cuento de hadas. Canturreaba una canción rusa mientras recogía la fruta de un árbol. No estoy muy familiarizada con ellas, pero creo que eran manzanas... o peras, no sé. No suelo comer porque cuesta mucho plantarlas en el suelo duro de invierno...

Volví con la falda llena de comida, con una sonrisa algo tonta en la cara. Al fin y al cabo, era la primera vez que almorzaba con alguien que no fuesen mis hermanos... bueno, y Lituania, pero solo fue una vez, y se sentó a mi lado, sin darme cuenta, así que solo cuenta la mitad.

-Ya estoy.-anuncié, saliendo de la arboleda-¿Te apetecen manzanas?-miré la fruta-Bueno, en verdad no sé si son manzanas o peras, pero se ven apetitosas.

Reí alegre. No hacía mucho para mí hubiese sido impensable hacerlo...

No quería irme, para nada, pero ser un país significa sacrificarse aveces... suspiré y me levanté.

-Volvamos...

Lo más seguro es que nadie me estuviese buscando. Los únicos que pensaban en mí eran mis hermanos. Ucraina estaba siempre ocupada, por lo que no creo que piense mucho en algo que no sea sobrevivir, y mi hermano... si dejase de verme se alegraría más que nunca, de eso estoy segura.

Y entonces, ¿dejaría de ver a Bodine para estar con gente-o intentarlo-a la que le daba igual? Los que no me odiaban, me temían, y los que no me temían, tenían total indiferencia por mí. Excepto Lituania, pero él es una excepción en todo.

-¿Sabes? No creo que nadie nos esté buscando. ¿Por qué volver? Además, si nos necesitan, no es difícil localizarnos.

No desde que América me obligó a tener un rastreador encima por si las moscas. Estúpido América...

-¿Sabes? No creo que nadie nos esté buscando. ¿Por qué volver? Además, si nos necesitan, no es difícil localizarnos.

Esas palabras iluminaron con un rayo de sol su corazon de hielo, pero aun así, sentía la necesidad de volver a su frío y gigantesco hogar, además, pasar tiempo con Natasha era una sensación dulce... quizás si pasaban demasiado tiempo juntas, esa sensación se evaporaría por la monotonía, la sensación de reencontrarse después de un tiempo sería hermosa:

-Las esperas son tan amargas, como dulces.

Pensó en voz alta, aunque casi no se dio cuenta. Escandinavia imaginó que quizás Bela creía que nadie la estaría esperando:

-Hay millones de países más que puedes conocer.

Dijo mientras sonreía y agarraba sus delicadas manos:

-Quizás no son tan geniales como yo, pero siempre es bueno estar con otras personas.

Apoyo su frente en la de Natasha mientras esperaba su respuesta...