Lunch with my sister [Privado]

Estaba en uno de esos días en que por más personas que le rodeaban, a quién realmente deseaba ver era a alguien de su familia. Ya había tenido la oportunidad de visitar a Louisiana, y unos días bastante agitados en Montana. Esta vez quería contactar con algun pariente femenino, de modo que pensó en las hermanas que tenía, y de inmediato buscó el número para poder comunicarse con su hermana.

Le llamó y por suerte ella accedió a que se vieran en un restaurante para almorzar juntos, de allí decidirían que más hacer. El día en que quedaron de verse, se bañó muy bien como era su costumbre, y vistió con pulcritud, una camisa azul cielo y un traje negro, con pantalón y zapatos del mismo color, mientras que la corbata azul oscuro, combinaba perfectamente con la camisa de dentro. Se perfumó y peinó muy bien y salió hacia el lugar, llegando media hora antes de lo previsto.

Había hecho reservación en un lujoso restaurante no especializado, en donde servían comida de todo tipo. Le indicaron su mesa y se sentó a esperar que su hermana llegara, mientras tanto, tomaba una copa de vino.

El día antes de recibir una llamada por parte de uno de sus familiares la joven americana se hallaba jugando uno de sus tantos queridos videojuegos. Ella no hubiera escuchado el teléfono si no fuera porque le avisaron que estaba alguien esperando para poder hablar con ella. Rápidamente fue y para su gran sorpresa, ¡Era Las Vegas! ¡Sí! ¡Las Vegas! Era uno de sus hermanos favoritos ya que, según la rubia, "¡Sí que sabe divertirse!" No dudó ni un segundo en aceptar tal propuesta por parte del otro estado. Sería genial ir a cenar con su hermano y mucho más si ese hermano era Anthony.

Justo ese día logró pasar la parte de su videojuego y es más, lo pasó completo de lo tan animada que estaba. Ya que tenía energías de más se puso a preparar su vestido para ir al restaurante a cenar junto al otro americano. Se probó varios trajes y hizo de su armario un desastre hasta encontrar el vestido perfecto.

Finalmente el día de la cena llegó y esta estaba lista para presentarse en el restuarante. Su vestido era bastante fino pero, sencillo y de color rojo lo que hacía que sus orbes turquesas resaltaran. Ese día recogió su cabello en un peinado simple ya que, al tenerlo corto no podía hacer algo del otro mundo. Cuando hubo llegado al restaurante se quedó sorprendida al ver lo lujoso que se veía. Una sonrisa traviesa se formó en sus labios y más corriendo que caminando entró al mismo. Buscó con la mirada a su hermano hasta encontrarlo.

-Hey, Anthony, Hello-trataba de no hablar muy fuerte, estaba en un restaurante y no quería molestar a la gente. Fallaba horriblemente en tratar de no hablar no hacerlo, era inevitable en ella. Luego de esto movió su mano en forma de saludo, sonriendo ampliamente-Finalmente estoy aquí~-tomó asiento en la silla frente a este-¿Cómo estás? Hace tiempo que no te veía, ¿Qué tal el casino? ¿Acaso sigues jugando poker?-en menos de un minuto ya había formulado más de una pregunta pero, no podía evitarlo.

Observaba el delicado líquido de su copa, meneándola de lo aburrido que ya se encontraba, pero no podía evitar llegar antes de la hora acordada. Bebió un poco y limpió la gotita traviesa que se resbaló por la comisura de su boca con la servilleta. Fué entonces cuando pudo divisar la rubia cabellera característica de todos sus familiares.

Sonrió ampliamente y saludó con la mano a su hermana, mientras esta de manera alegre y energica también le saludaba y se dirigía a su mesa para sentarse frente a él e inundarlo de preguntas. Adoraba ese tipo de carácter y actitud de su hermana, siempre eufórica y llena de júbilo.

-Hi Sis!!!- en seguida tomó las dos manos de su hermana entre las de él. -He he... me encuentro muy bien, el casino va de maravilla y sí! seguimos jugando poker!- contestó con voz calma y una radiante sonrisa a todas las interrogantes de su hermana.

-Me alegra que hayas podido venir, realmente tenía ganas de verte!!! y dime como has estado tu?- preguntó sin borrar ni un instante esa cálida expresión de su rostro.

Le encantaba el hecho de que en ningún momento Anthony no hubiera cambiado y continuara justo como ella lo recordaba. Miró curiosa sus manos, ahora tomadas por las manos contrarias y con una sonrisa amplia e infantil también tomó las de él. Una de las cosas que más le gustaba de él era que además de que sabía como divertirse, era muy bueno jugando poker y todo lo que tratara de azar por lo tanto, jugar uno de esos juegos con él era algo así como un reto.

-That's so cool, bro!-dejó escapar una risita, mirándole-¡Sabía que no dejarías de jugar! ¡Y no tienes idea de cuanto quería verte! ¡No has cambiado ni un poco!-

Escuchó la pregunta y la sonrisa en sus labios se amplió. Era normal que la americana se alegrara cuando le preguntaban cosas sobre ella, es más, le fascinaba que hicieran ese tipo de cosas. Con cuidado alejó sus manos de las del chico y las colocó sobre su regazo, acomodando un poco su vestido rojizo.

-Todo ha estado realmente perfecto, nada que una heroína como yo no pueda resolver-asintió ante estas palabras, era inevitable no mencionar el hecho de que ella es "una heroína", cosa que demostraba que no había cambiado ni tan siquiera un poco.

Si es que podía ampliarse más su sonrisa,lo hizo en ese momento al escuchar las palabras que brotaban de la boca de su hermana. En efecto ella tampoco había cambiado, siempre animada y con esa gran autoestima y los ánimos muy en alto, precisamente el tipo de personas de quienes Anthony disfrutaba más la compañía.

-Me alegra mucho escuchar eso Jenny, también tenía muchas ganas de verte!!!-expresó sonriente e hizo una seña al mesero para que se acercara a su mesa.

-Hoy vamos a divertirnos mucho sis! pero primero, comamos!!!-comentó ahora más alegre, el mesero les entregó los menúes.-Pide lo que desees todo va por mi cuenta!!- anunció a la rubia siempre dedicándole su sonrisa de galán Hollywoodense.

No era por ser egocentríca pero la americana siempre había pensado que todos deseaban verla todo el tiempo. Rió un poco, simplemente le agradaba estar en compañía de Anthony puesto que le era sumamente agradable. Sus orbes azules se fijaron en el mesero que se acercaba a ambos. Sonrió ampliamente y tomó entre sus manos en menú. Mientras veía lo que quería lo bajó para ver a su hermano.

-¿¡Divertirnos?! Oh god, ¡Eso será genial Anthony!-expresó sonriendo ampliamente y casi de forma muy infantil. Sabía que si podía divertirse con alguien ese era Las Vegas.

Miró el menú rápidamente y por cada comida que no le gustaba ponía una mueca diferente. Una de desagrado, una de decepción, otra de sorpresa y así consecutivamente. Finalmente se terminó decidiendo y llamó al mesero para mostrarle lo que había pedido.

-Yup! ¡Quiero eso!-señaló el menú.

Normalmente si fuera por ella un Hot Dog o una Hamburguesa(?) estaría bien pero estaba en un restaurante y por lo tanto y como es debido, decidió pedir otra cosa menos...¿común? Sólo escogió el platillo por su curioso nombre y no se fijo muy bien en lo que era. Su dieta se basaba en hot dogs y hamburguesas y no era muy buena con esa cosas de restaurantes. Todo eso a pesar de que le encantaba cenar en restaurantes. Supuso que era un plato raro ya que nunca había escuchado el nombre aunque...sonaba italiano.

Sus orbes se dirigieron a su hermano con una sonrisa súper amplia.

-¿Qué pedirás, bro?-preguntó con curiosidad mientras le miraba con una sonrisa infantil.

[Off: LAMENTO la HORRIBLE tardanza. Tenía cosas de la escuela, PERDÓN]

El joven se quedó simplemente observando a su hermana, siempre con esa amable expresión, casi imborrable de su rostro. Era tan agradable poder pasarla junto a ella, le llenaba de nostalgia el observar la figura de la chica, sus cabellos dorados y azules orbes, idénticos a los propios, le recordaban el amor incondicional que tenía hacia su familia, a pesar de la distancia y las costumbres distintas, a pesar de que el joven era una persona quien "repartía amor" a quien fuese que se lo pidiera, los verdaderos sentimientos de cariño los tenía hacia los miembros de su familia.

Esperó paciente a que la chica decidiera, bien sabía que ella tenía gustos mucho más similares a los de Alfred, quien amaba poder degustar todo tipo de comida chatarra, contrario a él mismo quien casi llegaba a detestar ese tipo de comida y estaba más que acostumbrado a los platillos gourmet de los chef internacionales de los que siempre comía en los distintos hoteles, casinos y restaurantes de su ciudad.

-Pediré lo mismo que tú... estoy seguro de que será algo bueno...- contestó a la interrogante de la joven regalándole una nueva sonrisa y se dirigió al mesero nuevamente.

-And please... traíganos una botella del mejor vino que acompañe los platillos si fuese tan amable- el mesero tomó nuevamente los menués y presto se dirigió a la cocina a entregar los pedidos de los norteamericanos.