Miami Beach 3/4 [Privado]

[Miami Beach- 8:13 de la mañana]




Estar en contacto con brisa del mar que llenaba de vitalidad, con agua cristalina que armonizaba con el color azul de sus ojos, contacto con la arena de la costa que parecía ser infinita en longitud, arena blanca, hermosa. El recuerdo de sentir una vez mas todas aquellas sensaciones tan sublimes habían provocado en Edward la urgencia de escapar, aunque fuese por un momento, de aquella vida tan complicada llamada modernidad.

Añoraba los tiempos salvajes en los que nadie sabía de su existencia aunque inmediatamente después la cabeza se le llenó de numerosas imágenes que hubiera deseado no recordar. Sacudió la cabeza resignado.

Había salido sin que nadie se diese cuenta, como caminando en las sombras sin visto o siquiera percibido, acción que era más que irreprochable porque Edward era bastante fácil de ver o reconocer. La mayoría de las veces que salía iba acompañado de alguno de sus “hermanos” más cercanos o de algún humano corriente, probablemente irían todos juntos si es que sus respectivos jefes de Estado no anduviera recordando los deberes y respectivos quehaceres constantemente, cosa que muchas veces se convertía en una verdadera molestia, en realidad lo entendía, era parte de su responsabilidad. Era por eso que casi nunca tenía oportunidad de ver a nadie. Edward no había visto a sus hermanos en meses, cosa que era realmente peculiar ya que generalmente de alguna u otra manera se cruzaban en algún lado, en conferencias del Senado o simplemente caminando por allí.

Ni siquiera se había topado con Louis que era su cómplice habitual. No le quedó otra opción más que ir a su habitación a buscar algo antes de salir a la playa solo. No tardó mucho tiempo en encontrar la pequeña botella de ron que había escondido de los demás.

—Esta vez solo seremos tu y yo, pequeña…- dijo casi riendo contemplando el delicioso elixir a través de la luz del sol.


Repentinamente aquellos recuerdos y cavilaciones terminaron, cuando empinó el codo para probar un sorbo mas del ron se dio cuenta que ya se había terminado. Había perdido noción del tiempo, ni idea de cuantas horas habrían pasado. Edward elevó la mirada al gran astro rey, analizando su ubicación tratando de adivinar la hora, proceso que había sido parte de su aprendizaje con España. Sintió la repentina necesidad de hablar con sus hermanos; ya no había nada más que hacer en aquel lugar. Pero el magnetismo del mar le hacía permanecer estático, allí de pie contemplando la marea. Llevaba el pelo suelto esa vez y ondeaba como una bandera de oro brillante y luminoso mientras la brisa marina acariciaba su piel descubierta. Había bajado tan solo con pantalones, descalzo. Le apetecía muchísimo bañarse pero sabía que luego tendría que volver a casa para deshacerse del pijama mojado.

Absorto, ladeó la cabeza para mirar a los pocos transeúntes que pululaban por la playa a esas horas y se sentó en la arena a pocos metros de la orilla. Gaviotas blancas sobrevolaron la línea de costa, graznando como solo ellas sabían hacer. Y ese cuadro tan perfecto no lo cambiaría por nada del mundo.

Un chico de ciudad, y más de una ciudad tan grande, necesitaba despejarse de cuando en cuando. Por lo que Anthony decidió darse un respiro de los juegos de azar, la administración del hotel y las fiestas sin restricciones, para pasarla tranquilamente en una playa unos cuantos días. Ya necesitaba limpiar sus pulmones del constante humo de cigarrillo que los llenaba día a día, y también, a su piel le faltaba recibir los rayos del sol.

Se hospedó en un hotel algo modesto, muy al contrario del propio que desbordaba lujos por doquier, pero precisamente eso era lo que quería evitar, por lo que el lugar le pareció perfecto.Luego de instalarse en la habitación, se colocó una pantaloneta color azul cielo, y una camiseta sin mangas color negro, que contrastaban demasiado con el color pálido de su piel y el rubio de sus cabellos, aunque combinaban perfectamente con el azul de sus orbes.

Salió a la playa de arenas blancas, respirando el aire salado de la brisa marina, y colocó una toalla en un lugar que le pareció cómodo, sentándose sobre ella para comenzar a apllicarse un poco de bloqueador y así evitar quemaduras a causa del sol al que su piel delicada no estaba acostumbrada a recibir. Se colocó unos anteojos oscuros y se tendió a disfrutar de la calidez de los rayos del astro rey, sin quitarse la camiseta puesto que no deseaba exponerse demasiado.

A su alrededor todo era felicidad, las personas que estaban en la playa conversaban, nadaban y jugaban tranquilas y alegres, Anthony podía allí fácilmente olvidarse de todas sus preocupaciones, del ajetreo de la metrópolis en la que vivía, del dinero, los vicios; todo eso era tan distante para él al estar allí. Tiempo después decidió que debía marcharse, su piel de porcelana pálida no estaba acostumbrada a recibir tan directamente los rayos del sol, y aún habiéndose aplicado el bloqueador, era mejor no arriesgarse demasiado. De modo que tomó sus cosas y comenzó a caminar sobre la cálida arena camino de regreso al hotel.

Fué entonces cuando una larga cabellera rubia captó su atención a lo lejos, se le hacía muy conocida, caminó un poco más solo para comprobar que en efecto, esta pertenecía a uno de sus tantos hermanos. No solían juntarse demasiado, de modo que se alegró de sobremanera al reconocerlo y de inmediato se dirigió a saludarlo.

-Edward? ... Brother?- dijo con voz tenue mientras posaba suavemente una de sus manos sobre el hombro de su hermano, y le mostraba su aperlada sonrisa radiante.

(disculpame por tardar tatísisimo D:, y porque tomé la intro de otro tema que había hecho y que nunca me contestaron xD, por cierto, me encanta como roleas *-*)

(No te preocupes, quedó genial^^ -por cierto que gracias xD-)

Estaba tranquilo, respirando el aire salado, escuchando el sonido de las olas estrellarse contra la costa. Pero aunque pareciese en calma, Edward en realidad pasaba por momentos turbulentos. El temperamento le era inestable de vez en cuando, sobre todo en época de tormentas tropicales o periodos de violencia callejera. Por eso, aun oyendo una voz reconocida, aun a sabiendas de que posiblemente estaría cometiendo un error, cuando sintió que una mano se posaba sobre su hombro, no pensó, actuó.

Con rapidez, sujetó el brazo, giró sobre sus talones e hizo un barrido con la pierna izquierda, haciendo caer al contrario de espaldas, cayendo a horcajadas sobre el cuerpo. Pero los ojos de Edward se mantenían fríos e inexpresivos durante el proceso, como si fuera algo totalmente ajeno a él. Sin embargo, en cuanto vio el rostro de su hermano, arqueó las cejas.

—Tony…—murmuró como confundido.

No le dio por levantarse, desconcertado como estaba ante la repentina visita de Las Vegas. Él no solía bajar tan lejos de su casa y Nevada quedaba bastante arriba del mapa.




(Sí, empezamos fuerte XD)

(Juro, y que me caiga un rayo sino, que voy a seguir contestando con más regularidad, ya salí de exámenes en la U y esas cosas así que me voy a sacudir la pereza >.< para contestar prontamente :3)

Estaba muy feliz de haber encontrado a su hermano en ese lugar, pensaba que lo iba a pasar muy bien, ahora tenía a alguien para compartir ese viaje tan divertido que estaba haciendo, de seguro tendrían bastantes cosas que hacer juntos, aunque, ese pensamiento fué interrumpido por el extraño curso que tomaron las acciones de su hermano.

Todo ocurrió demasiado rápido como para que le diera tiempo de reaccionar de alguna manera, aunque de todos modos él que era un citadino más, no hubiera tenido la oportunidad de "defenderse" o evitar lo que a continuación ocurrió. Cuando se dió cuenta se había dado un fuerte golpe, de su espalda contra la arena que ahora no le parecía nada blanda, y su hermano sobre él, dedicándole una mirada tan fría, que sentía que todo el calor de la playa se desvanecía para dar paso a un horrible hielo.

Por suerte, su hermano le reconoció al instante, aunque no se quito de encima suyo.
-Yes, yes... I'm Anthony... how are you brother?....- hablaba un poco nervioso, mostrando una bella sonrisa de todos modos, aunque a leguas se notaba que por lo que había pasado y la situación incómoda en la que se encontraba, era un poco forzada.

(XD No te preocupes, aunque será un placer verte seguido^^ -adora a todos sus “hermanos”-)

—Aw…—emitió un ruidito pensativo y cayó en la cuenta de que seguía sobre él.

Parpadeó repetida veces, como si hasta entonces hubiese estado actuando otra persona con su cuerpo. Sacudió la cabeza ligeramente y se levantó para quitarse de encima. Ayudó a levantarse a su hermano y le miró largamente.

—Sorry—dijo raspándose la arena de las manos y sonriendo como un niño pequeño que hubiese cometido una travesura.
Esbozó una sonrisa bastante más sincera que la de Anthony y se puso brazos en jarras.

—Estoy bien—contestó con simpleza, ladeando la cabeza dándole un aire interesante.

Edward le observó por un momento. Quizá su hermano no había cambiado mucho pero se le veía mucho más animado que en otras ocasiones que le había visto. O era así como lo recordaba.

—¿Y tú, como estas? ¿Qué haces por aquí? ¿Estás de vacaciones? ¿Vamos por un helado? ¡Me alegro de verte!—soltó todas las preguntas de sopetón, sin darle tiempo a contestar, a la vez que caminaba alrededor de él y completaba su frenesí con un abrazo feliz.

Si algo caracterizaba a Florida eran sus constantes cambios de humor.

(:DUuu *dijo que iba a venir seguido y viene a contestar hasta ahora*)


Con ayuda de su hermano se puso de pie luego de que este se quitara de encima suyo, comenzó entonces a sacudir la arena de su ropa su cuerpo y su cabello, con gran desespero por librarse de hasta la última minúscula partícula de arena, odiaba estar sucio y tenía una obseción grande por estar siempre perfecto en apariencia.

-Don't worry Bro... a cualquiera le puede pasar...- era claramente que no cualquier persona iba a reaccionar así a un saludo, pero Anthony quería hacerle saber a su hermano que no estaba molesto por lo ocurrido.

Escuchó luego la lluvia de preguntas que el otro le hacía, culminando en un abrazo efusivo, ¿porqué la mayoría de la familia era así? le recordaba a bastantes de sus parientes. Rió por lo bajo y correspondió el abrazo a su hermano.

-Sí estoy bien, sí estoy de vacaciones y sí me gustaría ir por un helado, y también estoy muy feliz de verte, no esperaba encontrar personas conocidas y me topé con la suerte de encontrarte!- expresó ahora más contento y mostrando una verdadera sonrisa.

Su sonrisa de niño pequeño cambió a una mucho más seria, más calmada, al observar la de su hermano. Siempre recordaría cuando Nevada era un simple territorio de los Estados Unidos en lugar de un estado, ese tiempo en el que Tony era un chiquillo perdido en medio del desierto.

Rió ante sus últimas palabras y le cogió de la muñeca para tirar de él suavemente y que comenzara a caminar. Le guiaría hasta el puesto de helados.

—Estás en Miami, Tony—dijo con algo de ironía—¿Cómo no iba a estar por aquí? Tallahassee es podidamente aburrida.

Por alguna razón, Edward prefería pasar su tiempo en la ciudad soleada o en Jacksonville antes que en su capital.

Se dejó tomar de la muñeca por su hermano y comenzó a caminar junto a él, era como si fuesen unos niñitos que iban a jugar juntos, lejos de preocupaciones, lejos del dinero, del alcohol y todas esas cosas, ese pensamiento le agradaba bastante.

-Oh, bueno, ya sabes como estamos todos siempre ocupados en nuetros asuntos, por eso no esperaba encontrarme a algún familiar precisamente... -comentó un poco nostálgico, ya que esa era la razón por la cual no veía muy seguido a sus familiares.

-Entonces te aburres?... algún día tienes que ir a Las Vegas! seguro encontrarás muchas cosas en qué divertirte!!-agregó luego mucho más animado y enérgico.

Edward pareció pensar sobre aquello, sobre todo su lado más maquiavélico. Él no era alguien que soliese divertirse con las mismas cosas que su hermano, pero si algo compartía y tenía en común, era el vicio.

—Oh…—suspiró risueño— la ciudad del pecado…. Con drogas, mujeres y alcohol… y dinero…

Solo lo pensaba y se moría por ir porque hacía mucho tiempo que no pisaba Las Vegas. Tenía curiosidad por saber que había de nuevo.

Mientras seguían caminando hacia la parte alta de la playa en busca del quiosco de helados, Edward sopesó seriamente esa proposición. Definitivamente tenía que ir y dejarse de tanto calor durante un rato, disfrutar de las noches frescas y a veces lluviosas de Nevada. Aparte de querer probar algo nuevo que no llegase hasta tan abajo.

—Sí, podría ir un día de estos—decidió entonces—si no fuera porque es temporada de surf iría hoy mismo.

Esbozó una sonrisilla traviesa mientras andaba, recordando la de artistas de ese deporte que pasaban por sus playas cada año antes de ir a Hawai. Se enorgullecía de los surfistas que iban a Miami a practicar para los campeonatos mundiales, daban un toque de exotismo a su estado que quizá solo en California podía conseguir también.

Al parecer había dado en el clavo con su propuesta, su hermano se veía emocionado con la idea, escuchó entonces lo que le dijo de los surfistas.

-Me imagino que eres muy bueno en el surf cierto?... yo a duras penas sé nadar, aunque tampoco me emociona la idea de intentar surfear, prefiero observar ha ha ha-bromeó un poco, aunque era cierto que preferia mil veces tan solo observar, que arriesgarse a practicar el deporte él mismo.

—Soy el mejor…—mentira, sabía perfectamente que Hawai era mucho mejor y California le seguía rozando los talones. — Vamos Bro, yo si quieres te enseño a nadar un día—sonrió contento ante esa perspectiva—no es muy complicado.

Llegaron hasta el puesto a pie de playa y señaló al heladero con la cabeza.

—¿Qué sabor quieres? Yo invito

-I know how to swim....- era cierto, Anthony solía nadar en las piscinas de la ciudad, pero jamás nadaba en el mar, si casi no tenía contacto con el océano, y la sola idea le aterraba. -En realidad, si que prefiero quedarme en tierra.... al menos por ahora...-

Al fin llegaron al puesto de helado y su hermano le ofreció invitarle al helado, la verdad odiaba que lo invitaran ya que él poseía tanto dinero que era el que siempre invitaba a las personas. Aunque por respeto a su hermano y por educación, no dijo absolutamente nada.

-Let me see....maybe....chocolate... Sí! uno de chocolate estaría perfecto!!-exclamó sonriente.

(waaaah DX siento la tardanza, se me habia olvidado por completo este tema -se pokea-)

Esbozó una sonrisa cómplice. Nadar, nadar, todo el mundo sabía… estaba claro pero…nadie sabía lo que era nadar en huracán, quizá Louis aparte de él.

Pero sabía que para hermanos cuyo territorio no tocaba el océano, la idea de sumergirse en él resultaba atemorizante. Era completamente normal.

Asintió ante la idea de un helado de chocolate, en eso coincidía el gusto con muchos de sus hermanos, pues él mismo adoraba el chocolate por encima de todos los sabores, culpa de España y su exportación a Europa.

—Ya oyó, jefe…—dijo refiriéndose al heladero— vaya marchando dos de chocolate.

El heladero asintió y abrió el cajón frigorífico donde guardaba la mercancía, luego cogió un bolígrafo apoyado en su oreja y apuntó en un papel que colgaba de la pared. Al parecer Edward solía dejar apuntada su cuenta ahí para que luego se lo descontasen de impuestos al hombre. Recibieron un helado de chocolate cada uno, un sencillo con con una bola belicosa y fría.

—Gracias, tío—cabeceó al dependiente.

Recibió el frío postre por parte del heladero y con una cortés sonrisa le agradeció para luego dedicarle una mucho más animada a su hermano.

-Thank you son much Bro....- seguidamente miró hacia la playa buscando algún buen lugar para sentarse a disfrutar del helado.

-¿Que te parece si buscamos algún lugar para sentarnos?- dijo a su hermano igual de sonriente que antes, quizá él supiera de algún buen lugar, ya que era lógico que conociera las playas mejor que a la palma de su mano. Dicho eso comenzó a lamer su helado para evitar que el calor lo consumiera antes que él mismo.

—No es nada…—se encogió de hombros mientras sonreía, tomando su helado y volviéndose hacia la playa.

Realmente lo estaba pasando bien a pesar del poco tiempo transcurrido con su hermano. De cierta forma, se sentía tremendamente feliz por tenerlo cerca aun cuando no fuese uno de sus hermanos preferidos –claro estaba, los quería a todos mucho pero aun así tenía sus propias preferencias-. Además, compartían muchos aspectos como el vicio por el juego, las apuestas o la vida del desfogue. Aparte de que ambos eran muy cercanos a Louis.

—Hm….—lamió el helado, pensativo, ojeando la playa— hay un mirador cerca, solo tenemos que caminar un poco y subir unas escaleras pero no anda lejos —explicó echando a andar en una dirección, sonriendo— además de tener bancas, es un buen sitio para mirar a las chicas haciendo topless.