¿Dónde estoy...?

Con cuidado, me saqué los zapatos de baile blancos que en las noches siempre ocupaba. Luego los dejé a un lado de la silla en la que ahora mismo estaba sentado, y apoyé mi espalda en el respaldo, sin preocuparme del vestido que ocupaba.

Estaba cansado, tal vez por no dormir bien, tal vez por tener algo parecido a una doble vida. Ni yo mismo sabía muy bien por qué. Pero lo estaba.

Hace poco había llegado de un baile de ricachones y gente que se creía superior a otras, había llegado de ser una dama acompañante; una joven que nadie sabía de dónde venía y a que familia pertenecía, pero que sí era parte de la zona alta de Alemania y Austria, y muy difícil la tenían para sacarla de ahí. Complicado, demasiado.

¿Cuándo empecé con todo ese lío de ser alguien que no era, pero que sinceramente, deseaba ser?

Supongo que cuando la tonta muralla se alzó, dividiéndome en dos.

Aun más complicado.

Miré las estrellas que podían verse desde mi ventana, vi las más pequeñas, las medianas, las más grandes. Ellas de seguro no tenían doble vida como yo, seguramente ellas disfrutaban su vida y jugaban en la noche sin darnos cuenta, escondiéndose y saliendo luego, como niños y niñas disfrutando su vida.

Niños... recordé inmediatamente cuando era un infante callado y a la vez sádico, uno que se aguantaba las emociones y hablaba por que sí. Nunca fui uno de esos que jugaban siempre, nunca fui travieso. Pero si era feliz con mi vida, por que vivía tranquilo (en lo que se podía).

Cerré mis ojos y bostecé.

Un recuerdo de mi familia me vino a la mente. Lindos recuerdos...


Para cuando abrí los ojos, no me encontré en dónde originalmente me había dormido. ¿Era acaso esto una... selva?

Me levanté inmediatamente y sacudí mi vestido. ¿Era un sueño?

Hay veces en que la magia rompe fronteras, muchas veces reglas, y los sueños se convierten en realidad hasta para los que ya pierden las esperanzas; una cosa muy parecida pasa ahora, Neverland es raro que abra sus puertas a adultos, pero en raras ocasiones, revivir recuerdos de la infancia, el sentimiento de querer volver al pasado y sentirse de nuevo un niño son suficientes para convertir en realidad fantasías y en esta ocasión, abrirá sus puertas a una nación que se perdió en recuerdos al dormir, y queriendo recuperar lo que nunca tuvo, llegara a la isla de sueños perdidos.


En Neverland, Hook se encontraba dando su ronda por la isla; no siempre tenía la oportunidad de darla pero cuando podía se aventuraba a la jungla y visitaba a todos sus habitantes, puede que todos estén un poco locos o sean raros, algunos demasiado infantiles para su gusto pero eran divertidos, eso le bastaba para robarle una sonrisa, aunque algunos, en especial cierto niño, podía llegar a hartarle la paciencia y su bola de escuadrón le seguían la corriente, eran un grupo problemático, mas porque siempre terminaba de su niñera y teniendo que reparar el desastre y medio que causaban.

En fin, fue adentrándose cada vez más en la jungla, apartando las miles de plantas y ramas que se interponían en su paso, era un juego para él, en ese lugar era capaz de sacar su lado infantil y sacar su imaginación a volar, se sentía como un explorador adentrándose al peligro, un juego como los que de antaño hacia con los chicos perdidos, y una sonrisa adorno su cara hasta encontrar … algo.

Conforme se adentro a la selva, llego a avistar algo a lo lejos. -una… falda????- dijo preguntando lo que veía o lo que le parecía ver, era más como un vestido pero no podía alcanzar a ver más detalles, solo tenía a sensación de ello, y eso le basto para que se ilumine el rostro, cavia la esperanza, aunque nula, lo sabía, de que Wendy haya regresado, era muy raro ver a chicas en su país, estaba consciente, las únicas que habían podido llegar fueron Wendy y su hija, a las dos las quería demasiado, y para él, Wendy era como su madre, era especial y la idea que regresara no le pudo poner más contento.

-Wendy??? …… Wendy, eres tu???? –se acerco a la persona que había encontrado, y conforme se acercaba mas parecía una chica pero algo estaba mal…. No tenia los pelos castaño claro como ella, eran… alvinos???? Y sentía que había algo mal con ella, para empezar…….

-Un ADULTO????!!- la sorpresa fue realmente grande, si de por si ver a chicas en neverland era raro, ver a un adulto es como señal del fin del mundo, algo de verdad raro, pero eso no importaba mucho en realidad, para empezar, la decepción al ver que no era Wendy le bajo el humor.

Le miro y echo un vistazo rápido a la albina, preguntándose que hacia aquí -……… - no dijo palabra dejando un silencia algo disgustante, y después de un largo suspiro se le acerco lo suficiente para estar cara a cara con “ella” -Hey….– dijo sin mucha gana -se puede saber que, como, cuando y de donde es que llegaste hasta aquí, Lady?????– le miro a los ojos a forma de interrogatorio, con la cara amargada de siempre y su tono de voz despectivo -primero que nada, se puede saber quién eres????– guardo su arma con la que se abría paso por la selva y se cruzo de brazos esperando su respuesta, no le agradaba nada que adultos visitaran su país, siempre traían consigo problemas.