Manten a tus amigos cerca y a tus enemigos......(Privado y Advertencia)

Era un día común y cualquiera, talvez por esa misma razón era que estaba aburrido, sus interesantes humanos estaban en paz, a él no le agradaba eso; Le encantaba como, bajo ciertas condiciones, enloquecían, robaban, peleaban, y hacía las atrocidades mas inimaginables para protegerse, o sacar su beneficio, todo eso pensando en ellos mismos, era tan divertido ver como la única persona que importaba era uno mismo, el egoísmo florece tanto en las personas... "por eso son tan interesantes los humanos" se repetía mentalmente.

Caminando sin un rumbo fijo sus pies lo llevaron hasta Ikebukuro, era su vecino despues de todo, pero ya estando ahí, sumergido en sus pensamientos, de repente se dio cuenta del lugar al que había llegado, tan familiar y a la vez no tan placentero. Pero bueno, talvez podría encontrase con un viejo "conocido".
Era tan fácil observarlo, era tan alto y rubio, eso no era común entre los demas ciudadanos, era obvio que sobresalía. Lo observó caminando y lo vio llegar al parque y sentarse en una banca, parecía pensar mucho, "cosa extraña" se decía a sí mismo.

Una sonrisa burlona apareció en su rostro, la misma que usaba la mayoría del tiempo, la misma que sabía, el rubio odiaba.
-Saludos mi buen Shizu-chan~ te dolerá la cabeza si sigues pensando de esa forma, así que no deberías intentarlo demasiado

Oyó esa molesta y odiosa voz resonando en sus oídos, sintiendo como todo su cuerpo se tensaba ante la presencia de el otro. "Pensando en la molesta pulga...!!" Pensó, sintiendo como la ira se apropiaba de él como una sombra cubriendo hasta cada hebra de su, ahora, blanqueada cabellera. Lanzó su cigarrillo al pavimento, pisandolo fuerte con el talón de su zapato para apagarlo. Se levantó nunca apartando la vista del más pequeño gritandole desde donde se encontraba:

-IIIIIZAAAYAAAA TEME!-gritó a todo pulmón, sirviendo como advertencia a los espectadores para que estos pudieran refugiarse de las ya conocidas peleas de estos dos. -¡¿CUANTAS VECES TE HE DICHO QUE NO REGRESES NUNCA A IKEBUKURO?! ¡¿HUH?!-

Ahora todo el día había empeorado por completo, La maldita pulga había hecho que Shizuo perdiera el control....otra vez. El rubio sujeto la banca en la que no hace mucho la había estado ocupando para descansar, arrancándola facilmente del pavimento como barro entre sus dedos. Oyendo solamente el crujir del metal ensordecedor. Seguía mirando intensamente a Izaya, apuntando en su mente. Dejó ir el asiento con su fuerza, esperando que le diera al blanco. Siendo este, la cabeza del pelinegro

Se esperaba que le lanzara algo, de hecho era un poco predecible, eso y en parte el momento que se tardó en lograr arrancar la banca de su sitio, y el sonido del metal quejándose de ser doblado de su previa posición.
Se hizo a un lado esquivando rápidamente el proyectil que le era lanzado, luego volvio a sonreir.
-Ohayo para tí tambien, y si mas recuerdo, tengo permitido estar en cualquier parte de Japón a menos que Kiku me lo prohíba
Esperó a ver la expresión en el rostro del otro, le divertía enojarlo, era casi un hobbie, quizas su favorito, definitivamente jamas dejaría de molestarlo.

Puso una cara pensativa moviendo su dedo índice y tocando con este un lado de su boca, para dar mas falso énfasis a la expresión que quería mostrar. -Tu ni siquiera te pareces a Kiku, ni si te pusieras un poco de color en el cabello, y si lo hicieras te parecerías a mí, aunque no creo que eso te dé mucho que digamos.

¡Ahora simplemente le estaba tomando el pelo!; El ver que el insecto había eludido el proyectil tan facilmente solo lo enfureció más. El sentimiento de melancolía y tristeza quedando atrás, como si nunca hubiera estado ahí en primer lugar. Toda su atención ahora enfocada en cierto pequeño personaje de ojos rojos. Empezó a caminar hacia Izaya a paso rápido esperando que él otro no se moviera, imposible que eso fuera.

-¡Como si quisiera parecerme a ti, pulga!-Hizo énfasis en el insulto, esperando que le doliera al otro. Cierto, nunca había pensado que Izaya fuera feo, con esos ojos y facciones se podía decir que era apuesto, Con su cuerpo esbelto pero firme caía en la categoria de atractivo.....
¿Y porque Shizuo, de todos los momentos, había elegido este para pensar ese tipo de cosas? No tenía ni idea, siguió avanzando maldiciéndose a si mismo. Moviendo su cabeza, en un intento por despejar esos pensamientos extraños, dirigió su mirada nuevamente a la pulga enfrente de él.

Suerte para Shizuo había una inocente señal de transito en su caminó, esbozó una sonrisa diabólica mientras sacaba del pavimento la vara de metal delante de él. -Iizaaayaaa-kuuuuuun~- arrulló en un tono amenzante y peligroso.

-Shizu-chan~ en verdad no creo que te sea posible parecerte un mínimo a mí - Dijo en el mismo constante tono que usaba con el rubio.

Era sorprendente como podía hacerlo enojar, al grado de que poco le importara destruir su propio hogar, arrancando señales, objetos pesados y cualquier cosa que tuviera a la mano solo con el fin de causarle daño. Pero bueno ese era Shizuo.

Tenía que pensar en algo rápido, o si no, esto se convertiría en una típica caza de gato y ratón, donde uno de los dos saldría lastimado y la visita a Ikebukuro se convertiría en una pesadilla, como tantas otras veces.

-Lo mas correcto que se hace cuando te visitan es llevarlo al lugar mas famoso o aun lindo restaurante - Comenzó diciendo en tono juguetón pero sincero - No me molestaría si me invitaras a un café, y si quieres yo podría pagarlo, así no te deberé nada y tú comeras gratis
De verdad esperaba que eso lo calmara, no buscaba pelea y un momento de paz y tranquilidad les vendría bien a ambos, dejar las inútiles discusiones para otra ocasión, solo esta vez no.

Lo frustraba tener que repetir las cosas... O talvez lo que realmente le era molesto, era que el otro sospechara de una taza de café, ¿Que tenía de malo? ¿Porque tenía Shinjuku que estar tramando algo? ¿Cuál era la gran desonfianza que le tenía? Pensó un poco que talvez el otro japonés tenía mas de una razón para pensar lo peor de él, pero bueno, tendria que soportarlo, al menos por ahora.
-Si el japonés es muy difícil de entender para tí, te lo volveré a repetir: Tu.Yo.Café.Ahorita
No volvio a decir que él pagaría, al juzgar por la falta de atención del otro, probablemente ya se le había olvidado, pensó con una sonrisa.

No esperó la respuesta del otro y le dio la espalda, comenzando a caminar hacia el restaurante que se dirijirían, si es que le seguía... Esperaba que le siguiera.

Estaba atónito, no tuvo tiempo de reaccionar cuando ya Izaya se iba alejando cogiendo un paso acelerado. Arrojando la vara de metal que poseía en sus manos al pavimento, alcanzó rapidamente el paso del pelinegro. Supuso que si el idiota ofrecía, por el momento, una tregua entre los dos y además de eso pagarle el almuerzpo a Shizuo; El rubio decidió que por el momento seguiría el plan de Orihara Izaya.

A medida que se adentraban más y más al corazón de su ciudad, Shizuo no podía evitar dar pequeñas miradas al insecto que iba a la par de él. -Escucha idiota- Se maldijo por que el insulto carecía del enojo que quería demostrar. -Estas en mi casa, así que yo te guiaré adonde- Se adelantó un poco, no tanto para dejar de poder ver a Izaya pero lo suficiente para demostrarle al más bajo donde ir.-Conozco un lugar donde hacen un delicioso sushi ruso-.

-Ya que eres tan amable
Su idea era principalmente solo ir a tomar algo, pero ya que el otro había planteado un lugar para almorzar, ¿Porqué no ir? No era como si tuviera algo que hacer en ese día, era demasiado tranquilo y pacífico, pero la emoción siempre estaba presente cuando estaba con Shizuo.

Se dejó guiar por el rubio, caminaba viendo al frente y echándole una que otra ojeada para ver si iba por el camino correcto y no perderse entre la cantidad de personas que habían ahí, Tokio era un lugar muy lleno de gente, es mas, Tokio tiene esa fama, si no lo seguía observando terminaría siguiendo a otra hombre, aunque siendo honestos un rubio alto sobresale entre todos.

Metió sus manos en sus bolsillos reparando en que tenía su filosa navaja, que por cierto no había sacado en ningún momento cuando Shizuo lo estaba amenzando con la banca... o con la señal de tránsito, por lo menos en ese día.
Talvez podrían pasar un día sin ninguna forma de agredirse, claro, "las agresiones verbales no cuentan" penso con una sonrisa.

El tambien saludó al entrar al restaurante, siguió en silencio al mas alto, no dijo nada, porque probablemente solo lo enojaría y terminarían peleando de nuevo, era mas tentador compartir una comida, solo eso era.
¿Así que había pedido una mesa al fondo? Sabía perfectamente que no era para "estar solos", era obvio, suponía que la tensión entre ambos era mejor oculta, además podría insultarlo sin que terceros vieran y definitivamente nadie lo molestaría por el hecho de fumar en un lugar familiar.

El silencio fue interrumpido cuando le recordó el trato que habían hecho antes: Shinjuku pagaría.
-Asi que lo recordaste - Manifestó su sorpresa, en realidad no creía que Shizuo lo iba mencionar. Pero bueno, lo hecho hecho estaba, de todas formas siempre cargaba algo de dinero por si se presentaba alguna situación, aunque dudaba mucho esto alguna vez fuera a pasar y dudaba mas incluso que se volviera a repetir.

-Imagino que tú ordenaras, despues de todo esta es tu casa Shizu-chan... sorpréndeme - Lo último lo dijo acercando su cara a la del otro, despreocupándose de lo que éste pensara.

Vió sospechosamente a Izaya, y volviendose al mesero que se encontraba listo para tomar la orden. Tomó una ultima bocanada de su cigarrillo y dijo: -Traeme dos ordenes de Ootoro- ¡Eso callaría a la pulga! Él sabía, para su mayor espanto, que esa era la comida de favorita del pelinegro. Bueno, ¡de todas formas no era su culpa!, no era como si él la quería recordar o algo. Simplemente, debido a Japón y a su interminable paciencia, ¡ellos ya habían pasado algo de tiempo juntos!. Aunque no había mucho que hacer, ellos simplemente estaban destinados a no llevarse bien; a permanecer separados por sus diferencias. Como el ying y el yang. "Que poético" Pensó el rubio con sarcasmo.

Pero antes que Orihara pudiera decir algo, o por lo menos abrir la boca. Shizuo se dirigió nuevamente al mesero que seguía esperando. -Traeme también una botella de sake- Por todo lo que era bueno en el mundo, ¡El odiaba esa bebida! Pero ahora era demasiado tarde, las palabras habían salido de su boca y no era momento de retractarse no cuando la pulga estaba viendo, ¡la otro nación pensaría que Shizuo era un cobarde!. Simplemente después de la cena el pediría algo dulce, eso era, exactamente el dulce le quitaría ese sabor horrendo de la boca. Mientras tanto, no podía demostrarle su vulnerabilidad al otro.

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///jaja, tsundere xD///

Abrio los ojos de par en par cuando Shizuo pidió su comida favorita, no se lo esperaba para nada, es mas, no recordaba habérselo dicho nunca, jamás se lo había preguntado... ¿Como era entonces que él lo sabía?
Si bien, cuando pedía sushi siempre pedía ootoro, pero no era como si se lo hubiera mostrado al rubio, o como si hubieran compartido esa comida antes.
El pequeño gesto de ordenar aquello que tanto le encantaba hizo que su sangre corriera por sus venas concentrándose en el punto que eran sus mejillas, encendiéndolas ligeramente.
Vio hacia abajo para que el otro no pudiera leer su expresión.
Se descubrió a sí mismo sonriendo, no una sonrisa con malicia, o la típica sonrisa de lado que siempre adornaba su rostro, sino una sincera, como si estuviera... ¿felíz?... "que extraño"

¿Una botella de sake? Sabía muy bien que el rubio no tomaba, odiaba las cosas amargas, unos gustos muy poco masculinos, pero así era él... ¿Porque, entonces, había pedido sake? Los humanos tomaban para tranquilizarse, en reuniones sociales, o para relajarse... quizas eso era lo que Ikebukuro quería, relajación de una atmósfera tan densa como la que se encontraban.
No podía dejar pasar la oportunidad de molestarlo un poco.
-¿Sake? ¿De verdad Shizu-chan? ¿Quieres ponerme ebrio para sobrepasarte conmigo? Eso es muy bajo... ¿No lo crees? - Dijo riendo un poco

Cuando le preguntó iba a contestar lo que despues le dijo que no hiciera, ¿Sabía el mas alto leer mentes? ¿O él era tan predecible? De cualquier manera cerró la boca de golpe despues de darse cuenta que el otro no estaba de humor para aguantar sus bromitas, ¿En que pensaba?, Shizuo nunca estaba de humor para él, pensó con una sonrisa amarga.

-No vine a nada en especial - Una idea cruzo su mente - Dime... ¿Hay algo que yo, particularmente, debería querer venir a ver? - Lo dijo con cierto tono coqueto, que escondía malicia en su voz.
-Tienes razón... Shizu-chan el sake no mata - Dijo sin cambiar el tono, era como un pequeño expermimento, trataba al otro japones de diferente forma para ver como reaccionaba. Aunque sin darse cuenta parecía como si estuviera coqueteándole.

Sus ojos se abrieron en gran manera cuando Shizuo se señaló a sí mismo como el unico ser viviente en Ikebukuro que Izaya debería ir a ver solamente.
Calmó su expresión al instante, controlándola.
¿Acaso había visto un sonrojo? ¿Nerviosismo? No tenía idea si sus ojos u oídos le estaban jugando bromas o de verdad había leído alguna expresión inusual en el rubio. De todas formas eso le dio un poco de confianza.

-No hay nadie mas que tenga que venir a ver aquí, ¿verdad? Eres el único que conozco, Shizu-chan~ - Dijo con sus ojos cerrados y una gran sonrisa.

Al parecer, el rubio intentaba dejar el tema que, aparentemente, le comenzaba a parecer molesto. Pero molestar a Shizuo era lo mejor que Izaya había aprendido a hacer, y esta visita no sería la excepción.

-Por mas que me encante la idea de venir a visitarte, debes entender que un hombre de mi categoría, Shizu-chan, tiene ciertas pláticas con muchas personas aparte de ti, y eso hablando solo de los pertenecientes a Japón. - Continuaba tentándolo a mantener la discusión, sin siquiera pensar en alguna persona en particular con quien, según le decía al otro, solía hablar.

Despues de que le fue servido el sake, observó la cara de Shizuo, quien hacía una mueca a la bebida que tenía enfrente. -Se que te preocupa mi bienestar, pero sinceramente no creo que el nihonshu esté envenenado - Estableció, y para darle seguridad lo tomó con una mano y se lo bebió en pequeños tragos hasta terminarselo, haciendo una ligera mueca cuando sintió el ardor del alcohol deslizarse por su garganta.

-¿Tu bienestar? Heh- Bufó liberando el humo atrapado en sus pulmones. Tomó el pequeño recipiente lleno e introdujo el liquido en su boca, sintiendo como bajaba quemando su graganta en su camino. Intentó disimular el asco que sentía. "Todo menos mostrarse debil ante la pulga"

Al ver como el hombre más pequeño frente a él, estaba teniendo dificultades por su parte también, no pudo evitar sentirse tentado a burlarse del moreno... ¡Pero simplemente no podía!

Bueno, no era culpa de Shizuo que la pulga se viera tan... ¿fragil? No pudo evitar quedarsele viendo al hombre frente a él

Bienestar es cuando te mantienes en un estado de satisfacción o felicidad, Shizu-chan, ¿No sabías su significado? - Le dijo no realmente creyendo que el otro ignorara la definición de la palabra, sino solamente continuando con su forma de irritar al otro.

Por lo que veía no había funcionado, despues de que ambos hubieran tragado cada uno su bebida, Shizuo mantenía su mirada fija, quizas demasiado, en él.
Tentadores respuestas fastidiantes se le ocurrían para continuar con su forma de entretenimiento favorita, pero las palabras formadas en su cabeza no llegaban a articularse en su boca, se descubrio a sí mismo no respondiendo por la sencilla razón de que no quería apartar los ojos del otro de su rostro, era como si le gustase ser observado, "que extraño" pensaba, normalmente era él a quien le gustaba observar a los demas, jamás le gustaba que las cosas ocurrieran de otra manera, sin embargo eso era exactamente lo que estaba pasando, y era justamente lo que él no quería que se detuviera.

Al darse cuenta de su extraño comportamiento, y la completamente nueva sensación que experimentaba, pudo sentir como el calor de un sonrojo comenzaba a subir hasta su rostro, así que su mirada bajó a la mesa, ya no sosteniendo la del rubio, sino solo preguntandose que diablos estaba mal con él, y culpando a la bebida por lo que le ocurría.

Para cuando se dio cuenta, se había quedado viendo a la pulga por más tiempo del que debía; Aclaró su garganta y se sirvió más sake. Pero algo rondaba en su mente. Ni siquiera había escuhado las palabras que habían salido de la boca de Izaya. Aunque sabía que seguramente era algo molesto.

-Cierra la boca pulga- Dijo, el insulto carente de la fuerza y el enojo que Shizuo pretendía. -No seas molesto- Dio una ultima bocanada a su cigarrillo y lo apagó, pisandolo con su talón.

Se sirvió nuevamente de aquella bebida incolora. Vió como el moreno no pudo sostener su mirada, apartando sus ojos del rubio; Esto comenzaba enojar al rubio, Shizuo quería seguir contemplando esos ojos carmesí llenos de malicia, poder, orgullo... llenos de Izaya. Con la esperanza de ver alguna debilidad de la pulga en ellos o eso se repetía el de ojos pardos.

A ver que era inutil apartó su vista de Izaya. -Estás raro Izaya- Dijo tranquilamente como si le preguntara a un viejo amigo "que hora era" -No me digas que, por fín, aprendiste a cerrar tu bocota- Otra vez... otro insulto carente de enojo.

Alzó su mirada cuando escuchó y se dio cuenta de que el otro reconocia y señalaba su extraño comportamiento.
-Para nada, estoy muy normal - Le extrañó el haber dado una respuesta así de corta, usualmente eran mas elaboradas.

¿Será que había aprendido verdaderamente a cerrar su boca? Imposible, pero talvez el alcohol que llevaba acumulado en su estomago comenzaba a hacer efectos sobre sí. Llevaba tomando desde que le sirvieron el nihonshu y cuando se acababa un vaso, enfatizaba cada comentario que hacía con uno nuevo. ¿Cuantos tragos había terminado?
Cuando finalmente elevó la mirada se dio cuenta por un momento que Shizuo se veía borroso, parpadeó un par de veces hasta volver a verlo normal.

Dándose cuenta muy tarde de su poca resistencia al alcohol y maldiciéndose a sí mismo por no preveer eso y haber seguido tomando neciamente, se levantó de la mesa.
-Bueno Shizu-chan, a ver cuando nos volvemos a ver - ¿Había dicho ver 2 veces? - ...ehhh - ¿Titubeaba? - ...debo irme, sayonara - Se despidio buscando con cierta urgencia la salida mas cercana y con su idea en mente, comenzó a caminar hacia ella.

-¡Iiiiizaaayaaa!- Gritó, empezando a perder su paciencia, alcanzó rapidamente el paso torpe que llevaba el de ojos color rubí. Agarró la muñeca de Izaya pero se vio obligado a parar y mantener su compostura pues el alcohol estaba empezando a tener efecto en su cuerpo. Claramente el más pequeño estaba ebrio. Supuso que la tolerancia a la bebida se debía a la diferencia en la constitución física de los dos. Aún cuando Shizuo no estaba acostumbrado a beber apenas y se sentía mareado. Vió como él y la pulga habían acaparado la atención de todos los clientes del restaurante y sintió como ya su vieja y conocida enemiga, llamada ira, lentamente se apoderaba de él.

-¡¡¿QUE. DIABLOS. ESTAN. VIENDOOO?!!- Vocifero a sus propios ciudadanos. Apretando todavía más el agarre en la muñeca de Izaya.
Toda persona con suficiente inteligencia para no enfrentar al ya temido Heiwajima Shizuo, dejó de verlo a los ojos. Y a los dos hombres en total.

Recorrió todo el restaurante con sus ojos y notando que no había ni una sola alma que les prestara atención. Guió a Izaya afuera del restaurante, -Maldita sea- Murmuró en voz baja, no habían pagado. Supuso que esta vez se la podrían perdonar, ¡era su cuidad de todas formas!

Dirigió su atención al pequeño hombre frente a él, primeramente no podía dejar a un Izaya ebrio en su ciudad. Si bien el moreno tenía fama de ser peligroso, no estaba en condiciones de dar pelea. Podía ser su peor enemigo pero Shizuo era mejor hombre que eso.