¡Cómo yo nadie ayuda! ;D [Privado]

Se encontraba parado frente al hospital, levantando su cabeza para contar los pisos que tenía.

-Mmm...- se llevó una mano a la barbilla pensativo, ignorando a la gente que pasaba a su alrededor al estar tan metido en su mundo.

Vestía una de sus camisas de color blanco, como era usual en él, entreabierta dejando ver parte de su pecho, se alfojo un poco su inseparable pañuelo celeste que llevaba en el cuello, ladeando la cabeza a un lado aún pensativo. Movía levemente un pie contra el asfalto haciendo sonar suavemente su espuela colocada en su bota.

-Yo creo...- murmuró llevando sus manos a su pantalón marrón oscuro introduciendolas en los bolsillos.- Si...tengo razón...- decía pasando el peso de su cuerpo de un pie al otro.

Muy decidido, caminó hacia la esquina, para luego cruzar por esta, caminando directamente hacia el hospital, ingresando con una amplia sonrisa, acercandoce a una de las muchachas que atendían.

-Buenas tardes, ¿En qué puedo ayudarlo?.- le preguntó una joven de cabello castaño claro, maquillada de manera natural, bastante bonita.

-¡Eh venido a hacer una recomendación!.- exclamó apoyando una mano en el mueble.- ¡Deben pintar los primeros y últimos pisos de celeste!.- exclamó sonriendo ampliamente.- Los del medio pueden dejarlo de blanco, ¡Es más!, deberían pintar todas las habitaciones del hospital de esa manera, ¡seguro que los pacientes se recuperan más rápido jajajaja .- decía muy convencido de sus palabras el argentino.-

La joven se lo quedó mirando unos momentos sin pestañar, observandolo fijamente, para luego suspirar.

-Psiquiatría en el tercer piso.- dijo al fin mirándolo decepcionada, preguntandoce por qué todos los hombres que estaban buenos, o estaban locos, eran gays, o estaban enamorados, y continuó con lo suyo.

-¡Es verdad! ¡Debería hablarlo con profesionales!.- asintió energicamente el castaño.- Ellos seguro me darán la razón, jejeje.- reía muy animado dirijiendoce a las escaleras, comenzando a subir, no le apetecía utilizar el ascensor, total, él, era un deportista, ¡y de los mejores!.

-Mmm....- se detuvo a ver un mapa en el piso, estaba cerca del lugar donde podía donar sangre.- ¡Podría hacerlo!.- sonrió por las buenas obras que estaba haciendo aquel día.

Abrió una puerta ingresando a una habitación sin siquiera previamente tocar, de manera muy natural sonriendo ampliamente.

Era tiempo de obtener nuevamente su sustento, la sustancia vital que lo mantenia en pie, pensó Louis mientras llegaba al hospital con una gran sonrisa... Era tiempo de conseguir una nueva provición de sangre, claro, siempre era más delicioso obtenerla en vivo y en directo. Pero no siempre tenía la oportunidad de aquello, y no se alimentaria de ningun norteamericano con sangre pasada a hamburguesas...

Entró en el hospital pasando inadvertido, esquivó gente hasta llegar a la sala de conservación, saboreandose abrió el refrigerador y entonces... Alguien abrió la puerta, por poco le da un infarto, se quedó congelado esperando que empezaran los gritos diciendo que había un loco ladron en el hospital. A ver como salía de esta...

Se encontró con un rubio en la habitación, cerró la puerta tras de sí sin borrar su enorme donrisa de su rostro.

-¿Eres un enfermero?.- le preguntó.- Eh venido a donar sangre .- le dijo sentandoce tranquilamente en una de las camas que había en el cuarto.- Yo sé que todos desearían tener de la mía, pero bueno, no puedo donar siempre, me haría mal jajaja.-

Reía tranquilo, acomodandoce en la cama, esperando que el hombre que se encontraba con él, sacará la aguja y la bolcita la cual se llenaría de su sustancia vital.

-¿Es un bonito día no? aunque esté nublado..., pero aún así hay buen clima.- continuó hablando el castaño.- ¿Cómo está hoy? ¿Mucho trabajo? ¿Le gusta el dulce de leche?, me llamo Martin, jajaja y soy Argentina, pero seguro eso ya lo sabía.- exclamó de manera orgullosa.- Pero aún así, presentarce es de buena educación, deberían poner música en las habitaciones, una radio, eso seguro ayudaría a los pacientes y ¡ah!.- no dejaba de hablar el muchacho.- Eh venido a comentarle a los psiquiatras, sobre pintar las habitaciones de celeste y blanco, ¡eso los llenaría de vitalidad a todos!.- dijo muy seguro de sus propias palabras.-

El miedo a ser descubierto duró poco, en cuanto escuchó la energca voz de su sobrino estuvo tentado a echarse a reir allí mismo....
Dejó que el argentino hablara sin más, y sus ojos se iluminaron cuando este habló de donar sangre... ¡Claro que Louis aceptaría cualquier donación, no había nada mejor que la sangre fresca!...
Se dió la vuelta con una sonrisa, y se apoyó en el refrigerador en el que había estado hurgando...
- Bons jours, Neveu mien~~ - (buenos días, sobrino mío en frances ^^).... saludó con una sonrisa a su sobrino. Completamente feliz de no haber sido descubierto.

-¿Eh?.- observó curioso al rubio que se giraba y le hablaba en francés.- ... -se lo quedó mirando fijamente por unos momentos, le había dicho sobrino...- ¡Oh sí! .- sonrió ampliamente levantandoce de la cama sonriendole ampliamente.- ¡Tío! jajajaja.- reía alegremente.-

Se acercó al hombre para abrazarlo cariñosamente y al separarce darle unas palmadas en el hombro.

-¿Qué onda tu vida?.- pregunta mirandolo intrigado.- ¿Trabajás en el hospital? ¿eres el enfermero de esta sección? -camina nuevamente a la cama sentandoce.- ¿Vas a sacarme la sangre? .- le hablaba sonriente.-

Le alegraba ver a su sobrino, era una persona que le agradaba despues de todo... escuchò con tranquilidad sus preguntas sin poder quitar ni un momento la mirada de su cuello... sonrió de una manera un tanto depredadora.
-Mi vida, pues alli ... como siempre, es un martirio vivir con ese americano bueno para nada- dijo enojado por un momento, pero enseguifa sonrió...
-tu pareces estar bien, me alegra...-
-Y bueno, yo vine al hospital por una donación, ¿tú vienes a donar sangre?- sonrió. esperaba que dijera que si, nunca había probado sangre argentina. Bueno, más que de las vacas, pero eso no contaba mucho, lo tomó de la mano y lo llevó a una silla, nunca dejando de sonreir...
-Entonces donaras sanfre a tu tio??- preguntó con una sonrisa esperanzada sin quitarle la vista de encima a su "presa"... claramente no lo mataria, sòlo beberia un poco... Pero tenia antojo de sangre.