Feliz Cumpleaños~ (privado)

Hoy no se trataba de un día más como cualquier otro que marcaba el calendario, lo sabía bien. El 18 de noviembre significaba un recuerdo importante para el pequeño letón, recuerdo de la declaración de independencia y también un cumpleaños más a su nación.

A pesar de que Letonia le temía y temblaba al igual que si fuese a morir de frío, y de que a él le gustaba atormentarlo como a los otros bálticos, a su forma, lo apreciaba bastante, más bien lo quería. Además por largo tiempo convivieron juntos en lo que duró la Unión Soviética, lo consideraba cercano y no se podía quedar sin compartir aquella celebración.

No pretendía llegar con las manos vacías a la casa del menor, había mandado a preparar un pastel, pues jamás hubiese podido preparar algo semejante, y como era de esperarse había un detalle en él, propio del gusto del ruso, decorado con girasoles, para entregárselo como un presente. También había pensado en regalarle alguno de esos libros que le gustaban leer, pero encontró complicado el asunto al momento de elegir uno.

Tocó la puerta de la casa de Raivis, suponiendo que estaría en ella. Sostenía el presente en sus manos, esperándolo con una sonrisa amigable a que abriese.

Spoiler:

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*-* Debía ponerlo, lo ame cuando lo vi, es un pastel lindo (yo quiero uno así ;w;)

No cabía duda de que era un día algo importante para el menor de los balticos, pero tampoco tenía pensada celebración alguna o similar.Pensaba quedarse en su casa, leyendo ,revisando estanterías en tranquilidad.Luego al final del día quizas fuese a visitar a Eduard, pero no mucho mas.

Dicho esto, se encontraba frente a la chimenea, sentado en un sofá, concentrado en un antiguo libro cuando escuchó la puerta. Que raro,¿quien podria acordarse de su cumpleaños?Tampoco era una fecha tan señalada. Guiado por la curiosidad se levantó a abrirle la puerta al invitado.

Su sorpresa no fue poca al encontrarse a Ivan al abrir la puerta, y lo demostraba su cara de asombro, que mas bien era una mezcla de sorpresa y algo de panico.¿Por que estaba alli , precisamente el? Era su independencia.Deberia estar enfadado.Pero llevaba un paquete... Consciente de que el silencio se alargaba, le saludo.

-Señor Rusia... vaya sorpresa.-sonrió levemente-.¿A que se debe la visita?

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*A*A mori con el pastel xD yo tmb lo querría ; ~;

El menor abrió la puerta y lo miró con sorpresa, pero sin dejar de parecer asustado, tal vez antes de recibirlo pudo haber pensado que se trataba de alguno de sus hermanos, que era más esperable que su visita. Hubo un momento de silencio, al parecer el asombro le había robado las palabras, ya que tardó más de lo usual en saludar.

-Sé que es un día importante para ti y para tu gente-dijo con amabilidad y como muchas veces acostumbraba a hacer, acarició su cabeza, revolviendo su rizado cabello. -Por eso vine a saludarte, ¿qué más podría estar haciendo este día en tu casa?- preguntó divertido sin dejar de sonreírle.

Extendió el paquete que aún sostenía con una de sus manos hacia el letón para entregárselo, esperando que el pequeño regalo fuese de su agrado.

- Señor Rusia... muchas gracias .-sonrío avergonzado-. Estoy seguro de que el venir aquí le fue una molestia para usted, y bueno.. eso me hace feliz. P-pero no se lo tome a mal por favor! .-dijo rapidamente reafirmandose en sus palabras-. Espero que comprenda que si alguien se toma molestias por otra persona, esa persona debe sentirse feliz. Ehm bueno, no se si sabe a lo que me refiero.. -río sonrojado-. Bueno, olvidelo....

Se quedó mirando el paquete que el mayor le ofrecía. ¿era para el? Como el ruso no hizo otra cosa que quedarsele mirando , extendiendo los brazos ofreciendole el paquete, lo cogió, aunque algo inseguro.

-Oh vaya... ¿es para mi?.-dijo con algo de ilusion en su voz.Deshizo el lazo del paquete y abrió sus pliegues como si de un niño abriendo su regalo de navidad setratase. Se le dibujo una tierna sonrisa en su cara, al ver un decorado pastel, detallado con un toque de Ivan por girasoles. Se apresuro a dejar el paquete sobre una mesilla en el recibidor

- Ivan..-Levanto la vista hacia el ruso, aún sonriente.-Muchas gracias .- dijo tras abrazarlo, dejandose llevar por su ilusión-. Por favor, le ruego que se quedé conmigo para disfrutar del regalo....

Lo miraba arqueando una ceja con una sonrisa que se tornaba de amable a una divertida. Pensó en preguntarle, a modo de broma, si es que acaso le hacía feliz que se tomase molestias por él, aunque como si le hubiese leído la mente, el menor, nervioso, trataba de darle una explicación, que no era necesaria, porque podía entender a lo que se refería.

No sólo le parecía una escena entretenida, era casi tierna; el pequeño letón sonrojado y una risa avergonzada escapando se sus labios, parecía dudar en recibir el regalo, ni que hubiese puesto un bomba dentro de éste. Asintió, conteniéndose de reír, cuando escucho la obvia pregunta sobre el destinatario de dicho regalo.

Comenzaba a cansarse te tener los brazos extendidos, en cuanto el más bajito se limitó a recibir el paquete, comenzó a abrirlo con las mismas ansias que él sentía esperando que le gustase. Ahora había una tierna sonrisa adornando su rostro, que le hizo alegrarse de saber que el presente era del agrado del rubio, al menos ya no se veía asustado por tenerle en la entrada de su casa. Seguido de un agradecimiento, sintió un repentino abrazo; fue para él un gesto inesperado que no dudo ni un mísero segundo en corresponder, estrechando ese delgado cuerpo contra el suyo.

- Me encantaría- respondió complacido y con amabilidad, de a poco cediendo la presión del abrazo.- ¿No tienes miedo que me quede?

- ¿Miedo por que? -preguntó en tono sereno-. Gracias, pero ...no se preocupe si es por eso por lo que pregunta .-sonrió algo inseguro-. Pero de verdad no me importa -se encogió de hombros-. Hoy no.

Aquel día sentía una seguridad en si mismo que no sentía ya hace mucho tiempo, por no decir nunca. Podría ser que habia rememorado la sensacion que le habia embargado al independizarse años atras, no lo sabía bien.

Se separó de entre los brazos del ruso y entró en la casa de nuevo. Miró al mayor incitandole a que pasase, y contando de que este le siguiese, cogió el paquete con el pastel y lo puso sobre la mesa de la sala.

-Me alegro, Letonia- dijo con un sonrisa sincera, sin soltar el delgado cuerpo del menor.-Al menos por hoy, no quiero incomodarte- le besó cariñosamente la frente, rozando con sus labios algunos de los cabellos rubios.

Cuando sintió que el menor buscaba separarse, cedió la presión y apartó sus brazos del cuerpo del más pequeño, permitiéndole que se alejase. El letón entraba a su casa y desde ahí lo miraba invitándolo a pasar, como si fuese su sombra, se limitó a seguirlo hasta la sala, donde dejaba el obsequio sobre una mesa.

-Dime~ ¿has recibido muchos regalos?- preguntó con curiosidad y voz infantil, como si fuese un niño, esperando educadamente a que el rubio le indicase si había algo en que pudiese ayudarlo o, por lo menos, donde tomar asiento.

- Vaya, que detalle por su parte... .-se rió levemente por las palabras del ruso. Cuando se giró, se dió cuenta de que en sus palabras se podría haber notado cierto tono de ironía. Por su bien, deseó que el mayor no se lo hubiera notado.Se acomodó su flequillo luego de separarse de Iván, podría jurar que aún sentía el calor de sus labios entre sus rizos.

En seguida cogió algunos cubiertos y los dispusó sobre la mesa. Tomó asiento y miró al ruso, esperando a que este tomase asiento junto a el, en el sofa, en frente de donde había puesto su plato.

- Bueno.. lo cierto es que... - rodó los ojos buscando una respuesta apropiada -. Lo cierto es que no muchos... -rió algo incomodo. El unico presente que habia recibido hasta ahora había sido precisamente el del ruso, pero tampoco le importaba demasiado. Razón por la que pensaba que no debía sentirse avergonzado, aunque así fuese-.

Se percató que había un cierto aire sarcástico en las palabras del letón, de ser cualquier otra ocasión de carácter más cotidiano, se hubiese acercado presionar su cabeza para impedir que creciese algunos cuantos centímetros más, pero por el simple hecho de tratarse de un día especial, sólo se limitó a sonreír, como siempre. Era un detalle bastante importante y todo un desafío estar ahí sin atormentar al menor.

Quiso preguntar si podía ayudar en algo, pero observó que en pocos segundos el rubio traía los platos y cubiertos, dejándolos en la mesa y tomaba asiento en el sofá, fue tan rápido que ya no importaba. Supuso que estaría bien ir donde estaba él y acomodarse a su lado.

-…Entiendo- no sabía muy bien que decir, pero por un momento le pareció que su pregunta lo había incomodado y prefirió guardar silencio.

El letón sintio la presencia del ruso a su lado. Ni le tocó, algo que le parecía extraño, pues estaba acostumbrado a sentir la presión de sus fríos dedos sobre su pequeña cabeza. Tampoco pronunció nada importante, solamente una única palabra, a lo que el niño no sabía que responder.

Ante la inexistencia de respuesta, tomó uno de los cubiertos y cortó un trozo de la tarta con delicadeza, como si tuviese miedo de hacerlo mal; no quería ser regañado el día de su cumpleaños. Cuando hubo tenido el trozo en un plato, reposando sobre sus piernas, tomó un trozo con cierta timidez y lo probó.

Al pasar por su garganta, se le iluminó la cara.- Es-esta muy rica- dijo algo sonriente, y en voz baja, mientras seguía mirando la tarta; esperando tragar ese trozo para coger mas.-Quiere un poco, señor Rusia?- le ofreció de su propio plato sin borrársele la sonrisa.

En completo silencio, el menor se dispuso a cortar el pastel, no con la calma que se tomaría cualquier persona en aquella actividad tan simple, hasta para eso parecía estar asustado, pero como se trataba precisamente del letón y no cualquier persona, no le causaba mayor sorpresa, siempre tenía miedo, más si estaba él a su lado.

Miraba fijamente como dejaba reposando el plato el sus piernas, al instante que probaba su regalo, sonreía, haciendo su rostro infantil adquiriera un aire de felicidad.

El ruso asintió con la cabeza en señal de afirmación, sin necesidad de tener que pronunciar alguna palabra, cuando el otro le ofrecía un poco del pastel. De manera inconciente, extendió la mano arrebatando, sin brusquedad, de las manos del pequeño rubio el cubierto que este había usado y sacó un trocito de la tarta, llevándoselo a la boca, el sabor era mejor de lo que pensaba.

-Gracias, Letonia- respondió con una amable sonrisa, devolviéndole el cubierto que le había quitado segundos atrás.