Una visita a Aco..

Abrí los ojos sorprendida. No sabía si llorar, gritar, maldecir a Coalt y correr a matarlo o correr con mi hermano menor.
-Eso fué.- dije pasmada, sin moverme, pero sin pestañear.- Ahora sé porqué cambia su actitud... porqué ya no sonríe como antes...

Por fin hubo una reacción en mi cara y fue hundirla entre mis manos. Solté la declaración de guerra conocida para todos los mexicanos y comencé a llorar.
-Mi hermanito...

-No, está bien, eso se te perdona.- le dije tratando de calmarme.- Sólo que no sé como ver a Coalt ahora... después de todo...yo...- me detuve ahí.

-Yo normalmente estoy de por sí conflictuada- no podía contenerme de sollozar- De tan orgullosa jamás había llorado ante nadie... ahora no puedo detenerme.

-Sí, pero no me gusta nunca parecer débil ante nadie. Aunque tú no eres nadie, eres mi hermano mayor...

-Gracias nii-san.- respiré profundo y me controlé- Ya aclaré mi mente sobre lo ocurrido, supongo que hice bien en saber que había sido de ustedes después de que me aislé todo este tiempo.

-No. Al contrario, me permite entender o al menos suponer porqué Dari de repente cambia de actitud cuando le hablo.- y añadí murmurando para mí- Aunque no me sorprende que la misma persona tambien haya provocado que yo cambiara...

Suspiré. Tendría que rendir cuentas ante mi hermano mayor aunque no quisiera... siempre sabía como sacarme la verdad
-¿Recuerdas como era antes de cerrar la puerta de mi cuarto y gritar "Y no salgo de aquí nunca más"? Fue el mismo día en que ocurrió lo de Dari y Coalt. Claro que terminé saliendo... para la Revolución y porque ya no soportaba a esos superiores.

-De hecho era menos retraida... era una niña con toda su inocencia completita y que jamás se quejaba para ir a misa... que hasta la fecha me gusta ir...y era la única que podía distinguirte de Coalt, desde la primera vez que los ví. Entonces, él se fué, yo fuí la última que lo vio. En ese entonces usaba un listón rojo en el pelo... él se llevó el listón rojo. Yo no sabía... qué ocurría dentro de mí... hasta que él se fué. Creí que tenía hambre por el vacío que sentía en la barriga, quise comer pero no pude. Fuí a ver a Dari y ocurrió eso de que me tuve que ir a mi cuarto porque no querías que lo viera así. Entré, traía las flores. Finalmente supe que pasó conmigo, rompí los tallos de los cempazúchil y fue entonces cuando grité que no quería volver a salir. Y cumplí mi promesa de enclaustrarme hasta que no pude más.

-Le dí mi listón prometiéndole que lo volvería a ver.- comencé a aclarar.- Siempre creí que los distinguía por su modo de ser aunque estuvieran callados... no fue así nunca. Sí, Aco... yo lo amaba, me encerré para olvidarlo, ahora no sé si odiarlo. El mismo día que Dari cambió, yo dejé de ser una niña.

-No me hizo nada... nada de nada malo,-le respondí sin ocultar nada- solo lo del listón. Crecí, heme aquí, y ahora exijo respuestas sobre mi pasado para armar mi futuro-le clavé la mirada como si fuera mi presa -¿Porqué-se-fué-de-la-casa?

-Lo haré. ¿Y porqué me trajeron a casa? Digo, bien pudieron haberme dejado sola en la Sierra Madre Occidental y dejarme ahí olvidadita, reformulo pregunta ¿Como estuvo que me encontraron y como era?

-Y todavía tengo hambre de saber más... bueno, eso es obvio... si no no estaría aquí preguntando. Al final como que Coalt tenía ganas de llenar de niños la casa... ¿Y porqué Yucatán me da de pelotazos?

(Apenas me cayó el 20 de que en la casa de México ya terminamos de representar la sociedad mexicana: Aco, los mestizos; Dari, los capitalinos; Marilú los indígenas; Coalt los poderosos y Tere los provincianos...)