¿Peor que Mordor?

Aquel día que consideraba tan tranquilo y hermoso, el césped crecía con normalidad, los árboles se encontraban pacíficos, las flores hermosas, uno que otra ave volando y una suave brisa pasaba de vez en cuando por su hogar, aquel día en que anhelaba tan solo relajarse un momento y dormir bajo un árbol sabiendo que este no le haría daño, Tom Bombadil, el que estaba antes de todo, su jefe, le dijo que no estaría mal que fuera a ver algún otro bosque, tal vez visitar a los bosques hermanos o ver que tal estaba todo en la comarca.
¿Qué sucedió? Decidió visitar algún “bosque” del mundo “real”.
Cometió un error, el lugar no era como pensaba, parecía mas bien un peladero al lado de los bosques hermanos, hasta el bosque negro parecía tener un poco mas de vida.
Nunca había visto a tantas personas, tan pocos árboles, basura en el suelo y que encima de todo, nadie le prestara atención. Si bien, podía ser algo muy normal esto ultimo, ya que se trataba de un territorio imaginario y no todos creían en los seres mágicos, uno que otro pequeño lo miraba y apuntaba, pero nada mas que eso. Algo molesto por sentirse de alguna extraña forma rechazado por los que le rodeaban y sin tener la opción de volver como si nada a su querido hogar, decidió ir junto a unos frondosos árboles y arbustos que estaban algo apartados, el perfecto escondite, ahora lo único que le faltaba era pensar que hacer hasta que fuera algo tarde y llegara el momento de volver. Se acomodo bajo un árbol y alzo la vista, mirando hacia el claro cielo y agradeciendo que las ramas de los gentiles árboles lo protegieran del los rayos del sol.

-“ojala alguien cuidara mejor de este lugar, ojala tuviera mas árboles y menos basura”- pensaba mientras miraba de reojo a algunas personas que ya eran bastante pocas por que los niños y las parejas se iban a otros lados o a los juegos que se encontraban un poco mas lejos.

(perdón por lo fail, perdón por la demora, perdón por lo check y perdón por todo lo demás x’DUuU)

Era un día perfecto para ir a hacer maldades a la tierra de los humanos, ese era uno de sus pasatiempos favoritos, y ese día en especial andaba con muchos ánimos de molestar. Le llenaba de energías el solo pensar en causar catástrofes y peripecias a los ingenuos humanos.

Fuera algo pequeño como hacer que se tropezara un niño mientras corría, o algo mayor como provocar un incendio; todo le divertía, todo le llenaba de vigor y satisfacción. El quejido de dolor y sufrimiento era su melodía favorita, la sangre derramada era su obra de arte predilecta, y mucho más,adoraba embaucar a las personas a cometer crímenes y pecados, condenándose ellos mismos.

Era un placer el ver como el ladrón robaba el bolso de la anciana indefensa, como el hombre ebrio golpeaba a su esposa, o como la madre colérica arremetía contra sus hijos. Sí, los humanos eran en extremo divertidos. Decidió entonces aparecer en un parque en donde habían muchas personas divirtiéndose, pero él ya planeaba convertirlos en su diversión.

Apareció tras unos arbustos llenando el sitio de un extraño olor a azufre, y dejando una estela de humo invisible a la mayoría de personas que no creían en su existencia. Cualquiera que lo viera solo se percataría de que es una persona normal,mas aquel que creyera en él, podría observar muy bien, sus orejas puntiagudas, sus garras y colmillos, y el aura de maldad que lo acompañaba.

(perdoname a mí por lo fail y lo bizarro D:)

Se encontraba muy concentrado viendo el lugar, aun pensaba constantemente que alguien debería cuidarlo mejor, realmente no costaba nada, solo era cosa de ser constante en su cuidado y…
¿Acaso era olor a azufre? Había humo...Como si algo se quemara. Ese olor siempre le recordaba a Mordor por el molesto volcán que tiene o al bosque negro (por el cual siempre sintió pena).

Se volteo con cara de pocos amigos al pensar que se trataba de aquel malvado y terrible lugar, dispuesto a echarlo o mas bien, intentar echarlo, el era tan solo un bosque y el otro una nación con un molesto complejo de superioridad, un feo anillo y una manía terrible por invadir a los otros territorios o destruirlos por el simple gusto.

Se tranquilizo al ver que no se trataba de el, que era tan solo un tipo de cabello lila, bastante extraño, orejas puntiagudas, feas garras, colmillos, su aspecto era algo semejante al de un orco, pero era mas bello, como los elfos ¿era alguna clase de cruce entre esas razas? Algo muy raro a su parecer, pero todo le parecía posible y el amor era completamente ciego.

Lo observo en completo silencio, con el ceño algo fruncido por el molesto olor a azufre que este emanaba, levanto la mano y la movió de un lado a otro, como si tratara de ahuyentar el olor o esparcirlo. Siguió observándolo y cuando pudo, reunió el valor suficiente para poder preguntarle.
-¿Quién eres?- dijo en voz baja por simple timidez, y desviando la mirada de vez en cuando.

Observaba a las personas que se encontraban en aquel lugar disfrutando del bello día, no se decidía por alguno para molestar primero, había tanto que hacer! empujar al lago al anciano que alimentaba los patos que nadaban allí, hacer enojar al perro de aquella señorita que lo paseaba, para que saliera corriendo y la llevara a rastras por todo el lugar, hacer que a aquel niño que disfrutaba un delicioso helado,se le callera y no pudiera comerlo.

Estaba a punto de salir de entre esos arbustos para comenzar con su "labor" cuando alguien le habló. No se había percatado de que aquella persona estaba a su lado hasta que le hizo esa pregunta. Era una criatura extraña, por lo que pudo darse cuenta que como él, tampoco pertenecía allí.

Se volteó a verlo con una sonrisita maliciosa en el rostro e hizo una reverencia, para disponerse a presentarse:
-Mi nombre, es Enma-ho....soberano de Jigoku y encargado de torturar las almas de los humanos pecadores que caen al infierno..-habló con voz tenue y melódica, entonces se quedó observando al otro fijamente siempre con una sonrisita en su boca -...ahora que me he presentado, es tu turno...-agregó sin quitar esa expresión confiada ni la penetrante mirada de la figura del otro.

observo algo extrañado su reverencia, no se explicaba por que hacia eso, de alguna forma le parecía ilógico ya que pensaba que las reverencias solo debían ser delante de personas como príncipes, princesas, reyes,o algunos portadores de los anillos, pero no estaba de ánimos para darle vueltas a ese asunto. Pensó un poco, pocas veces había escuchado sobre el infierno y ahora se topaba con el, pensaba que tendría una peor apariencia, que seria mas agresivo o algo parecido, también pensó un poco sobre el tema de la tortura de humanos, aun que tampoco pensaba darle muchas vueltas a ese tema, ya que si los torturaba , es por que se trataban de personas malas y a el realmente no le incumbía en lo mas mínimo ese asunto.

Tomo una postura mas adecuada para presentarse, lo miro mas o menos serio y después de un par de segundos miro a sus pies.
-me llamo Lien...Lien Tolkien soy del bosque viejo y me encargo de cuidarlo...o lo que Tom me pida...-movió sus orejas de arriba hacia abajo en solo cosa de un par de segundos.
-¿por que se encuentra en un lugar tan feo como este?- dijo sin pensar dos veces la pregunta y diciendo como si fuera algo obvio la "fealdad" del parque.

(EXCUSEMEEEEEEEE ;O;, perdon,perdon,perdon,perdon,perdon,perdon,perdon,perdon,perdon,perdon,perdon.Además esta asquerosamentefail.sorry, sorry,sory,sorry,sorry,sorry,sorry,sorry,sorry,sorry,sorry)

Aunque era lógico que el jovencito era uno más "como él", lo comprobó al escuchar su presentación. Era de una cultura totalmente distinta a la suya, pero por lo que veía se trataba de una persona buena. "Cuidar un bosque.... que existencia más abusurda...", por el momento no le diría nada, talvez si entablaba más conversación con el joven, podría encontrarle alguna utilidad.

-Ya veo...- escuchó entonces la pregunta del otro, un lugar feo era lo que le parecía, aunque el demonio lo viese perfecto, la destrucción, la contaminación, todo era bello para él.

-Un lugar feo dices?, pero si es un lugar espléndido! toda la aberración causada por los humanos, que poco a poco los irá consumiendo, todo el daño que algún día se volverá en contra suya... para mí todo lo que cause dolor y sufrimiento a estas personas es bello. No hay sonido más exquisito que el del desespero de las personas, al saber que están condenadas al dolor y el sufrimiento eternamente. El crujir de huesos, el chillido agudo al cortar, y desgarrar... toda una sinfonía de dolor y sufrimiento... Un lugar así, es la prueba de que estas almas insulsas se autocondenan en vida...-comentó siempre usando un tono de voz que sonaba hasta seductor, mientras hablaba de las delicias que provocaba la autodestrucción de la humanidad, el demonio no podía evitar sonreír y dramatizar, utilizando ademanes, para comunicar el gusto que todo eso le causaba.

(No te preocupes >w< *abraxitu*)