Sleepover!

La casa en la que vivía la representante de Taiwan era más bien modesta, ni muy grande ni muy pequeña, aún siendo la vivienda de un país. Aún así, lo más grande que tenía, podría decirse que incluso más que la casa entera, era el jardín. Le encantaba estar en él, sentada en el césped simplemente relajandose mientras comía algún aperitivo, o se ponía a arreglar las plantas, o simplemente las regaba.
Y eso es lo que hacía en esos momentos, arreglaba unas pequeñas orquídeas, las cuales había dejado casi marchitas, algo que no podía entender del todo. Las cuidaba casi todo los días, ¿qué era lo que había hecho mal? Se lleva una mano sobre la frente y se quita el sudor de esta, la tenía completamente caliente y empapada, aún siendo cubierta por el sombrero de "jardinera", se podía decir así, que llevaba. De hecho llevaba todo el conjunto: el sombrero, el mono y los guantes. Menudo vestimenta para ese calor y más a esas horas cuando el sol daba muy fuerte. Se asaba. Ya, las orquídeas podían esperar, no quería marchitarse ella también.

Dentro de la casa hacía más fresquito, al menos no estaba descubierta bajo el sofocante sol. Se quita los guantes, el sombrero y los pone sobre la mesa, pero el mono no. No esperaba visita de nadie, así que nadie la veía así. Sí, la daba un poco de vergüenza, no solía ir sin su vestido y así vestida se podía sentir rara frente a los demás. Suspira y mira a su alrededor. Dentro no hay nada que hacer, está todo bien. Va a por una bebida a la cocina y se sienta en el sofá, poniendose comoda. Cierra los ojos y comienza a beber, desde una pajita que hacía unas espirales muy raras y terminaba la punta con un pequeño conejo al lado. Esa pajita también la daba vergüenza, por eso la sacaba ahora, sí alguien la viese se pondría completamente roja, seguro (?). Sonríe ampliamente porque claro, está sola.

Tranquila y con los ojos cerrados, así se paso un buen rato hasta que... suena el timbre... ¿¡Suena el timbre!? ¿Quién puede ser a esas horas? Se levanta de golpe y deja el refresco casi terminado sobre la mesa. ¿Qué iba a hacer? Mira hacía la puerta de la entrada y se queda dubitativa. Era de mala educación no abrir a las visitas pero en ese momento no podía (no es que no quisiese) recibir ninguna. Bueno, lo dejaría pasar. Se pone en la misma posición que antes pero no tardan en llamar de nuevo y con más efusividad. Eso la da una pista de quien podría ser... Y lo confirma cuando escucha la llamada, más bien grito, de la norteamericana.

Suspira. No tiene más remedio que abrir la puerta. Al menos ella no la juzgaría al verla así, ¿no? (?) Eso sí, va a la cocina y la guarda, solo por si acaso, más bien por si cogía a su conejito (?). Así que de todas formas va a abrirla y se la encuentra un tanto alejada de la casa. La mira con una sonrisa amable, no deja ver más que la cara.

— Buenos días, señorita Emily —dice en su tono más amable, aunque minutos antes estuviese gritando a su casa — Es de mala educación gritar —la reprendió frunciendo un poco el ceño, pero era en broma — ¿Qué la trae por aquí? —y al decir esto vuelve a sonreír justo cuando mira la bolsa que trae consigo y la observa de forma inquisitiva.

(OFF: Eres libre de matarme de la manera más dolorosa que te apetezca x'D)

Cruzó los brazos sobre su pecho y echó una mirada bien fija a la casa mientras entrecerraba los ojos, como el edificio tuviera la culpa de que no hubieran abierto la puerta para dejarla entrar todavía. ¡Jo, es que odiaba esperar! Si se pudiera hacer una competición mundial de gente impaciente, lo más probable es que Emily fuera la campeona. Y por eso no tardó en volver a tocar el timbre una y otra vez. ¿Y si Taiwán no estaba en casa? ¡Pues la encontraría tocando al timbre de su puerta y entrarían juntas! Sí, sin duda nadie tenía unas ideas tan buenas como ella. A pesar del ruido que hacía mientras tocaba el timbre, pudo escuchar movimiento dentro de la casa, por lo que apartó el dedo y volvió a apartarse un poco, esperando a que la taiwanesa saliera.

- Oh, Taiwan~~! You're late!! -Sonrió a base de saludo cuando vio la puerta abrirse, aunque al parecer la china no mostraba más que su cabeza. La americana no pudo más que ladear un poco la cabeza ante este gesto, sin duda jamás sería capaz de comprender las costumbres orientales... O lo que quiera que fuera el no saludarla con el cuerpo completo- Ah? -Parpadeó un par de veces al escuchar la pregunta de la otra y volvió a mostrar una de sus mejores sonrisas- ¡Por supuesto, he venido a quedarme a dormir! It's been a lo~ng time!

Y con esto, se daba ella misma por invitada. Por supuesto que antes no había llamado a la otra para confirmarlo, ni le había escrito una carta, un mensaje o se había molestado en pasar por ahí. ¡Claro que no! ¿Y si la otra hubiera tenido cosas importantes que hacer y no pudiera dejarla en casa? ¡Eso no podría pasar! ¡Era una heroína al fin y al cabo, así que todo el mundo debía de tener tiempo para ella! Con ese pensamiento y una gran sonrisa en la cara, avanzó hasta su pesada maleta llena de cosas y la agarró con las dos manos, dispuesta a entrar en la casa de la otra a pesar de que aún ni siquiera le hubiera dado permiso.

- ¡He traído un montón de cosas! ¡Comida, pinturas, y más cosas que las chicas usan en mi casa para divertirse cuando se quedan a dormir en casa de otras! -Levantó su bolso hasta la altura de la cara de la taiwanesa, siempre con su mismo tono animado y una enorme sonrisa- See? ¡Va a ser su~per diverido!