Para pasar un agradable día

Se encontraba caminando por la arena descalso, un rato atras se había quitado su camisa, que se había atado en la cadera, aunque aún así, llevaba un pañuelo celeste al cuello, un sombrero marrón oscuro en la cabeza, y sus botas en un bolso azul.

- Las olas y el viento~~sucundum~~- cantaba alegre el argentino, buscando el lugar ideal donde detener su caminata y dejarce caer para descansar un rato.

Una agradable brisa soplaba ese soleado día, llevaba también, una botella llena de refrescante agua, y una fría cerveza, uno siempre tiene que estar preparado para encontrarce con todo tipo de personas, bien lo sabía él.

- Y el frío del mar, shalala~la~laaa.- continuaba con su cancioncita buscando con la mirada algún lugarcito con un poco de sombra, donde dejar sus cosas para luego ir a meterce al mar.

Caminó por la playa, relajadamente, hacía tiempo que no tenía un día normal, miró el mar durante un momento. Personalmente, no le gustaba mucho la playa, hacía demasiado calor para él, acostumbrado a su paisaje nevado y con frío, iba simplemente con un pantalón, al hombro llevaba una mochila donde llevaba su ropa normal y al lado de ella, su preciada escopeta con las que había volado el impresionante número de CERO cabezas.

Caminó por la amplia y solitaria playa, hasta que divisó una figura a lo lejos. Al principio no la reconoció, pero a medida que se iba acercando le pareció cada vez más clara, llegó hasta cerca del argentino. Una brisa agitó su rubio pelo, mientras miraba con cara cara de cuestión al argentino, no tenía planeado encontrárselo en aquellos parajes.

-Anda, hola...- saludó, algo tímidamente.

-Wejeeeeeei!!!

Allan había decidido salir a dar un paseo a la playa. Emocionado y solo con el bañador y la tabla de surf, corría emocionado hacia el agua, con Kevin en el hombro, como de costumbre, llevando un flotador rosa en una pata. Corriendo como un loco, fue recudiendo la velocidad al ver dos figuras conocidas, hasta parar del todo. Con la mala suerte de que no paró a tiempo y acabó cayendo al agua de espalda. Se levantó y llegó a donde estaba Argentina y Alaska.

-¡Ey! -Les saludó, levantando la mano. Luego sacudió la cabeza para secarse el pelo y salpicar a Eric-. Qué casualidad, ¿qué hacen por aquí?

Se acercó a una muy imprecionante roca por su enorme tamaño, que estaba dando una agradable sombra, dejando suavemente sus cosas en la arena.


Se dió vuelta al escuchar que alguien decía algo a sus espaldas, al hacerlo observó frente a él a un chico un poco más bajo, con un color de cabello rubia muy claro, sonrió abiertamente, muy alegre de encontrarce a alguien.

-Holaaa.- le devolvió el saludo agarrándole la mano con completa confianza estrechandocela.- Oh, tienes una bonita arma.- le dijo moviendo la mano sin soltar la suya casi exageradamente.- ¿Qué tal eh? .- lepreguntó guiñandole un ojo .

Escuchó el inconfundible sonido de algo caer al agua, se giró soltandole la mano a Eric, para ver como se acercaba al australiano con algo entre sus manos que no conocía, parecía ser algo de madera, y un animal que tampoco conocía y tenía un flotadorcito.

- ¡Amigo!.- lo saludó dandole una palmada en la espalda amistosamente.- Paeaba, compadre, que placentera casualidad encontrarmelos, ¿a qué nos vamos a divertir eh? jajaja .-decía muy entretenido el argentino.- A ver, uno trae una escopeta, y el otro algo grande de...de...madera, ¿esa cosa también es un arma Allan? ¿Y quién es el pequeñín? .- preguntaba curioso el castaño refiriendoce a la tabla de surf y a Kevin.

Kevin miró a los ojos del Argentino, ofendido de que alguien no supiera lo que era.

-¿Ah? ¡No, no es un arma! -Exclamó el australiano, moviendo la tabla de surf y casi dándole a Alaska-. ¡Es una tabla de surf, una tabla de surf! ¡Se usa para subirse a las olas y hacer piruetas! -Explicó, emocionado, haciendo con gestos una ola grande y un surfista en la cresta de esta. Luego señaló al koala-. Y este es Kevin -Les presentó-. Es un koala, una especie que solo vive en Australia, ¿a que es una monada? -Sonrió. Luego recordó al oso de Alaska-. ¿Sabíais que los Osos son una clase de Koalas?

-Bien... -Contestó, con una leve sonrisa.
Notó como el argentino le cogía de la mano, y un levísimo sonrojo le cubrió las mejillas.
-Eh...-
Escuchó un golpe en el agua, cuando se dio la vuelta a la vez que el argentino, para ver a Allan, al escuchar las preguntas de Argentina sonrió levemente.
Esquivó por los pelos la tabla de surf que casi le da.
-¡Ten más cuidado!-gruñó un poco, frunciendo el ceño.
-En todo caso, los koalas con un tipo de oso... -dijo- Como Owen -sonrió un poco.
Se había dejado a Owen en casa, para que no molestase, pero por lo visto, eso no era suficiente, porque el oso, ante la sola mención de su nombre, apareció y se tiró encima de Alaska, tirándolo al suelo, apoyado en su cicatrizada espalda, al ver a su amo tirado en el suelo, se quitó de encima. Alaska se incorporó y escupió la arena, se giró al oso enfadado.
-¡¿Pero tu no estabas en casa,?! -gritó, con la cara roja del golpe.
Owen le miró tranquilo, como si le estuviese sonriendo.
-Agh -el alasquense suspiró, exasperado- horror de oso...-
El oso le miró burlón, y luego se puso en dos patas, apoyándose en Allan y mirando a Martin y a Allan, hizo un movimiento de cabeza, como saludándoles.

-¿Subirce a las olas y hacer piruetas?!.- pregunta muy curioso mirando los gestos del australiano.- Oooh, es una bonita pelota de pelo gris .- le sonrie al animalito.-

¡¿Eh!? .- da un salto hacia atras al ver caer una bola de pelos blanca sobre le menor.- Hola pequeño!!.- lo saludó muy alegremente al oso.- Yo de tu tipo conozco jejejeje.- rió al verlo mover la cabeza.-

¡Oye Allan! ¡enseñame a usar esa cosa de madera! .- le pidió muy emocionado, él deseaba probar eso que le había descripto el mayor.- ¡Parece divertido! .- le guiña un ojo ansioso.-