¡Super Sexosa Misión de Recuperación! [Privado]

Era entrada la noche, caminaba por la calle bajo los faroles de esta, sin prestarle atención a las extrañas formas de las sombras, lo único que estaba abierto a esas horas eran los bares, lleno de personas de todo tipo.

Podía escucharse el canto de algunos ebrios a corta distancia, pero ya estaba completamente eacostumbrado a eso, es más, el mismo estaría en uno, sino fuera por algo muy, pero muy importante.

-Vamos Alen.- le murmuró a su hermano de manera complice, le había dicho que pasearían un rato, como dos personas normales, sí, había usado la palabra normal, y no, no le había dicho que irían a ponerce ebrios en un bar. Simplemente un paseo por la ciudad, y quizás luego un helado por ahí, como en un tipo de cita, o algo por el estilo.

Se paró frente a una gran cafetería, conocida mayormente por sus sexys meseros y meseras profesionales a la hora de complacer a los clientes, de manera muy legal.

-La cuestión es la siguiente.- dice arremangandoce la camisa hasta el codo.- Alen, vos, me ayudarás, porque me amás de una manera inimaginable para la gente de este mundo, y...- se gira lentamente apoyando sus manos osbre los hombros del chileno.- Algo muy importante para mí se me quedó dentro de aquella cafetería, y lo necesito con urgencia, mucha urgencia, no puedo vivir sin eso, y... ¡vamos a ser como espía! ¡nos vamos a infiltrar y será todo emocionante ocn la adrenalida y la excitación y eso!.- le guiña un ojo.- ¡Vamos hermanin! .- gritando alegremente por la calle su plan a los cuatro vientos.-

Iba caminado por la calle junto al argentino, y ni el mismo se lo creía todavía. Por que había aceptado acompañarlo? Ni idea. Quizás por que le había dicho que seria un paseo “normal”, quizás por que no se lo creyó y tenía que verlo con sus propios ojos, o quizás solo por que se suponía que el argentino invitaba, daba igual las razones de todos modos ya estaba ahí con él.

-Vale, vale...- le alcanzo al ver como se detenía frente a una cafetería, la quedo mirando un momento detenidamente hasta que Martín comenzó a hablar.

-Que?.... yo no te amo- dijo cargando un poco la voz, a lo que entrecerraba un poco sus ojos y un pequeño tic aparecía en su ojo derecho, aun que sabia que no le haría caso, para variar. Se llevo una mano a la frente, como crest* se le ocurrió pensar que de verdad seria un paseo normal. Decidió termina de escucharle hasta el final, de todos modos ya había logrado llevarlo hasta ahí. Pero cuando termino de darle su explicación, no pudo evitar que su tic se agrandara y que su boca se abriera un poco de la impresión, es decir, eso era ilegal por donde lo viera! Y lo peor era que casi lo estaba gritando a los cuatro vientos como si nada!.

-Quieres bajar el tono?!- le hablo en un susurro mas o menos fuerte, enojado por la actitud del contrario -estas loco? Es peligroso! Que pasa si nos pillan y nos arrestan?- le agarro de los hombros sacudiéndolo un poco –ya me basta con que el pendejo de Bolivia me diga ratero y no quiero darle motivos de sobra... no puedes recuperarlo mañana?- pregunto, sabiendo de ante mano la respuesta, pero tenia que intentarlo.

Era sacudido por su hermano.

- Yo sé que sí me amás pillín~- le dijo sin dejar de sonreirle.- Aaaaah, es verdad shhh -se llevó el dedo índice a sua labios.- Estás hablando muy fuerte Alen, a ver si nos agarrar por ser tan gritón.- hablaba sin darce cuenta que el que elevaba mucho la voz era él.-

-¿Mi hermano ratero? jajajaja- rió divertido.- Bueno bueno, no te preocupes, sabes que estás con el mayor experto en entrar en lugares cerrado, no nos van a arrestar Chile.- había tomado una gran práctica colandoce en la casa del menor.

Lo agarró de un brazo jalándolo con suavidad hacia la puerta trasera de la cafetería que conectaba con la cocina del lugar.

- Ni que aún existieron algún tipo de aparato futuresco que grabara como modo de seguridad en las puertas y dentro del lugar hermanito jejejeje, no tengas miedo.- le decía mientras lo soltaba y palpaba la puerta con unos guantes de color celeste.- En mi bolsillo trasero del pantalón tengo otros guantes para tí, tómalos, y no lo puedo recuperar mañana..., pero está bien, si no quieres ayudarme, yo lo voy a comprender, esto es demasiado para un hermano menor.- lo mira por sobre su hombro con una sonricita burlona.-

Volvió a golpearse la frente con la mano, como no lo había pensando antes, si cada ves que podía Martín se colaba en su casa sin que el se diera cuenta y luego tenía que echarlo a palos, y así mismo era bien capaz de entrar a una cafetería de noche, la cabeza comenzó a dolerle un poco de repente. Dejo que le jalara hasta la puerta de atrás, aun preguntándose por que no se fue cuando pudo.

-Seria lo ultimo que nos faltara...- Decidió ignorar el ultimo comentario, solo mirándole algo resentido, no es que tuviera miedo, eso no, solo le parecía que era demasiado arriesgado solo por un capricho de su hermano, pero miedo no, quizás ebrio lo haría, pero consiente era diferente. Se quedo observando lo que hacía Martín.

-won.. estai exagerando, seguro mañana….- segundos de silencio -de-demasiado?- arrastrando las palabras a la ves que el tic volvía a aparecer, cayendo en cuenta de lo que le acaba de decir, esta ves sin poderlo ignorar. Lo estaba subestimando! A el! y lo peor era que lo miraba con esa sonrisa weona! No, esto era un reto y no se la iba a dejar ganar, ni iba a quedar como cobarde frente al argentino.

-Trae pa’ca!- buscando los guantes en donde le había dicho que estaban y sacándolos –Queri sacar tu wea? Vamos a sacar tu wea.. demasiado, ja- murmuraba para si mismo a la ves que se ponía los guantes, sin fijarse que al final igual había caído en el engaño del argentino, el orgullo le pesaba más.

-Aaah~! Chile me está tocando el traseroo.- imitó una vocecita chillona mientras su hermano le sacaba los guantes del bolsillo del pantalón.

Sonrió satisfecho ampliamente, sabía que Alen lo ayudaría, no por nada lo conocía desde siempre, y era consiente de lo que debía decirle para ganarcelo.

-No es ninguna 'wea' como le dices Alencín- decía sacando de su camisa un pequeño estuche, abriendolo dejando ver dentro algunos alambres de diferentes grosores con las puntas dobladas de diferentes maneras, destornilladores, y otros objetos de metal.- Vas a ver el trabajo de un verdadero profesional jejeje.-

Con el paso de los años, él había aprendido, gracias a Chile, colarce en cuialquier lugar, había logrado abrir todo tipo de cerraduras que su hermano había utilizado con total de que no le apareciera el argentino debajo o dentro de la cama.

Sacó un alambre con la punta algo ondulado y lo introdujo en el candado.

-Conozco este modelo, ya lo habías usado vos anteriormente .- comentó con total naturalidad abriendolo a las pocos giros del alambre.- Una pavada total - satisfcho guarda lo que acababa de usar y saca uno más grueso y la punta curvada.- Tienen una buena cerradura...- introdujo el segundo alambre y comenzó a girarlo, para a los dos minutos escucharce un fuerte 'Click', dando a entender que ya tenían paso abierto.- Jejejeje -se giró para ver a su hermano con una enorme sonrisa de orgullo.- Los menores primero.-le dice guiñandole un ojo divertido.

Para variar decidió ignorar el comentario del Argentino, ya había logrado que le siguiera en en su acto suicida, ahora quería ver como lo llevaba hasta el final. Sin embargo, lo que le seguido le dejo un tanto incrédulo

-¿Profesional? Por favor, que se supone que...- cuando le vio sacar esa pequeña cajita y ver todos aquellos pequeños alambres, escuchas los ocurrentes comentarios hacia él, y encima dar ejemplos! Sin mencionar la forma en que lo hacía parecer tan jodidamente fácil.

De repente muchas cosas comenzaban a cobrar sentido en la vida del chileno, al menos la parte que aun se preguntaba como Martin se las había ingeniado para entrar a su casa a pesar de siempre cambiar la cerradura, santa respuesta!.

Mientras le observaba no sabía si felicitarlo o golpearlo, de todos modos la primera, no le daría el gusto, y la segunda, ya lo haría cuando salieran de todo ese rollo. Cuando escucho el “Click”, se le quedo mirando y luego al interior del inmueble con la ceja enarcada.

-Te cociste para cuando salgamos de acá, boludo- le amenazo antes de entrar a lo que se suponía era la cocina, mirando a su alrededor y esperando al argentino.

Ingresó detrás de su hermano, y cerró la puerta detrás suyo con suavidad, sin hacer ningún sonido.

Todo se encontraba en completa y total oscuridad.

- Si tenés miedo podes agarrarme Alen, no te avergüences eh.- dejó escapar con una pequeña risita burlona el mayor.- A ver que estoy preparado para esto...- se palpó nuevamente la ropa hasta sacar otra cajita donde tenía linternas pequeñas de varios tamaños.-

Sacó una de unos seis centímetros aproximadamente por dos de grosor, y la prendió.

- Para que sepas, hay que pasar lo más desapercibido posible, obviamente nadie debe verte.- dijo caminando sin hacer ruido iluminando el lugar.- ... - se recorrió la cocina en busca de la puerta que los llevaría directo a la sala donde se llevaban los pedidos y se encontraban las mesas donde los clientes se sentaban.-

Él no decía nada, pero la verdad es que no se había viajado donde estaba la puerta desde el otro lugar, era la primera vez que se metía en un sitio que no tenía un mapa bien definido en la mente, y eso era algo arriesgado porque se perdía tiempo, pero no se lo diría a Alen.

Continuo caminando algunos minutos más alumbrando con la pequeña linterna cuando se topó con la puerta que obviamente también estaba cerrada.

-Che ¿Quieres intentar abrirla vos Chile? -le pregunto de manera desafiante sacando nuevamente los alambres.- Ah no, me olvide que eres un novato boludo inexperimentado jajaja - rió divertido, el tiempo, en ese momento era lo que menos le preocupada.