Una situación embarazosa [Privado, puede que advertencia...]

-Se ve emocionante- opinó, tratando de esconder sus nervios por ser subidos así de pronto.
Pasaron unos segundos así, sin que nada pasara. Sentía un hormigueo en el estómago.
Y de repente cayeron. Frenaron de repente y volvieron a subir.
En cada bajada, Kiku gritaba.

Pasaron 15 demenciales minutos en ese juego del hades (segun el punto de vista del griego) y Kiku no paraba de gritar. El se mantuvo sin gritar pero sus muecas lo decían todo: había estado aterrado, mucho. Suerte que todo había terminado y bajo a Kiku casi cargándolo porque sentían las nauseas del juego y no quería que se cayera y lastimara.

Miró por última vez el juego antes de sentarse en una banca cercana para relajarse un poco. Se habían subido a una infinidad de juegos en un rato, la estaban pasando genial y no quería que el dia con su japonés terminara (talvez luego podrían seguir jugando en la cama)

-Qué te ha parecido? esta todo bien? -posó su mano en su abdomen y con la otra lo acercaba para dejar descansar la cabeza del japonés en su hombro-

-Tengo náuseas por los juegos, pero en general estoy felíz por estar contigo- respondió, sobándose las sienes todavía, descansando un poco de tanta adrenalina.
Ahora entendía porqué el parque se llamaba "Jigoku Carnivall".
-Cuando te sientas mejor podemos hacer algo más.- insinuó un poco inseguro.

Yo estoy bien, me preocupas más tú... -veía a su alrededor, estaba atiborrado de gente el lugar y eso le incomodaba un poco. No era una persona de estar rodeada de gente, prefería la compañía silenciosa de los gatos o solo le bastaba Japón para sentirse bien.

El griego observaba como examinando a su compañero, necesitaba saber que estaba bien.

Si quieres... podemos irnos, o ir a cualquier otro lugar. Sé que estás cansado y mareado, no tienes buena pinta -levantó su rostro con su mentón, observándole con dulzura- sabes que podemos divertirnos en cualquier otro lugar, atrás hay un parque o... -observó los juegos que les esperaban, los más 'severos'- podemos... seguir...

Se estremeció un poco, sin demostrarlo

-Tienes razón, Hera-san- añadió, llevándose la mano a la cabeza.- Hace unos días que no me siento muy bien, como con mareos. Debe ser algo que comí, no sé. Gracias por preocuparte.- le sonrió.- Podemos ir y descansar un poco.

Asiente, estrechándolo más contra sí mismo.

-Qué te gustaría hacer entonces? -el griego besaba su frente con ternura, acariciando ss suaves y tersas mejillas ahora frescas debido al clima, no tardaría en hacer más frío y ellos habían venido demasiado ligeros. Observó un momento más hacia la feria, se lo había llevado lejos y en serio, no se arrepentía ni un poco de estar lejos, perdiéndose de la 'diversión'

-¿Que te parece si nos tiramos en el pasto a ver el cielo? Es algo que he visto que hacen y se ve divertido.- sugirió de un modo un tanto infantil e ingenuo, sonriendo todavía.

(Ahahaha, Kiku va a ver puros niños XD)

Heracles lo observó un momento maravillado, le gustaba mucho esa actitud en Kiku, lo hacía ver mucho más jóven de lo que era. La idea le parecía fantástica, lejos de todo el bullicio, total tranquilidad viendo las nubes, sin duda mucho mejor que estar exponiendo la vida en algún lugar peligroso y atestado como los parques de diversiones.

-Claro, vamos -lo tomó de la mano y lo llevó casi corriendo fuera del lugar, conocía cerca un lugar despejado y solitario, perfecto para pasar un día tranquilo.

Miró el lugar que había escogido para continuar con la cita... si se le podía decir cita. Era como las colinas que veía generalmente en las películas románticas de Alfred, con pasto verde y un árbol frondoso encima. El cielo estaba azul y con algunas nubes.
-¿Nos recostamos?

-Claro -tomó de su mano y la apretó-

Adoraba este lugar, enorme, hermoso y tranquilo. Colocó su chaqueta sobre el pasto para que kiku se recostara sin sentir molestias, luego se tumbó a su lado. De haber sabido que sería mejor idea habría traído una canasta con alimentos para pasar el día juntos, pero es mejor no lamentarse por el pasado. Se tumbó boca arriba con los brazos tras la nuca, observando las nubes y sus variadas formas.

Lo observó por breves momentos, pendiente de cualquier cosa que pudiera necesitar. No tenía idea pero algo lo orillaba a tratarlo atentamente, sentía algo extraño últimamente, como si algo fuese a pasar entre ellos dos, pero talvez debía ser cosa de su imaginación, para qué preocuparlo.

Se sonrojó un poco al sentir el apretón, así que apartó la cara para que no lo viera así. Aunque ya lo hubiera visto sonrojado de otros modos...
-¿Que ves en las nubes, Heracles-san?- preguntó, curioso.

-Pues.. -cerró los ojos y dejó que la brisa rozara su cuerpo, concentrado en sentir alrededor. Abrió sus ojos y posó su vista en una nube de forma curiosa- mira... un pez... ahora es una serpiente... hay tantas formas diferentes en las nubes.

Se incorporó un poco y recostó su cabeza en su abdomen, sintiendo la suave respiración del japonés, sintiéndose feliz de este momento.

-Tu que ves Kiku? -un pequeño gato se acercó a ambos y frotó su cuerpo contra el de Japón, ronroneando feliz-

Se sonrojó al sentir la cabeza de Grecia sobre su estómago, si él lo hubiera visto se habría reido de su cara.
-Pues...ore...yo veo...- se concentró- Niños. Niños pequeños. Y cunas.
Por alguna razón al tener a Heracles ahí le daban ganas de abrazarse el vientre y sonreir de un modo... un modo similar al que tenía Yao cuando lo acunaba para que se durmiera.
Volteó a ver el gatito y le acarició la cabeza.
Se sentía demasiado cariñoso con todo.

-uhm??

heracles enfocó su vista en las nubes intentando ver lo mismo que el japonés, pero no encontró nada que formaran esas nubes esponjosas, talvez si se esforzaba un poco más...

-me gusta más ver a Japón -se puso de lado observándole a los ojos, acariciando su mejilla con el dorso de la mano. Luego cogió la mano de Kiku y la acercó hasta su boca, depositando suaves besos en ellas- tus manos son muy suaves...

Se levantó un poco para ver bien a Grecia, especialmente cuando este tomó sus manos y comenzó a besarlas. Comenzaba a ponerse rojo otra vez.
-Ie.. no digas esas cosas.