Delicious! (Privado)

Aquél... ¡Aquél debía de ser el día más caluroso de la historia! Hacía tanto, pero taaaaanto calor, que el joven y apuesto norteamericano caminaba por las amplias calles con la garganta seca, los hombros caídos y la mirada perdida a través de los cristales de las gafas. Sus brazos se balanceaban con su lento andar de zombie...

OK, tal vez decir que hacía tanto calor era "un poco" de exageración por su parte. ¡Pero justificada! ¿Quién podría culparle? Acababa de salir de una interminable reunión, en la cual podía llevar metido horas, días, siglos o eternidades, para tratar no-sé-qué asunto con no-me-importa-qué-país. Reunión a la cual se había presentado con bastante retraso, ya que la recordó justo al mirar la fecha, y además justo el día que no había dormido... ¡Pero la culpa era de Tony! ¡Él le dijo que se quedaría con él hasta que terminase de ver esa terrorífica película de gente que escapaba de la muerte pero se moría! Pero al final el alienígena abandonó su casa antes de que empezasen los créditos, dejándole solo en una situación en la cual, según la película, podría morir de cualquier manera imaginable. ¡Casi no pudo dormir en toda la noche, y encima tenía que asistir a una reunión en terrtorio internacional! Al final, todas aquellas circunstancias, hicieron que Alfred acabase cayendo dormido en la reunión. Lo cual, claro, no le gustó nada a ninguno de los presentes en un supuesto "tema muy importante y delicado". Tuvo que mantenerse bien despierto y recto el resto de la interminable reunión, hasta que el otro país y sus acompañantes hubieron abandonado la sala... Para luego salir él también, descubriendo que fuera de aquél edificio hacían... En realidad solo hacían un par de grados más, algo no muy notable. Pero al norteamericano, por supuesto, le bastó y le sobró para hacer un drama. Además, se le antojó helado.

Cada vez sentía sus pies más pesados. Cada paso que daba era exageradamente lento y doloroso, ya se había metido en el papel del zombie infectado de un calor infernal... ¿Es que acaso era eso una prueba para ser un auténtico héroe? Tenía que serlo... ¡Y, por supuesto, debía superar la prueba, o no demostraría el asombroso héroe que era! Pero... Desde luego, estaba empezando a divagar. Porque a lo lejos, pero no tan lejos, hubiera jurado que se encontraba la más bendita de sus bendiciones... Un local grande, de apariencia fresca y cuyo cartel rezaba "CAFETERÍA". ¿Podía ser aquello verdad? O... ¡Tal vez, por el contrario, era tan solo una trampa creada por su malvado némesis! En su mente, comenzó a recrear, cada vez con más detalle, lo que ocurriría si caía en esa obvia trampa. Tendría que luchar contra el malvadísimo de su archienemigo, un ser que venía de un horribile planeta y trataba de dominar el mundo... Y que además, ¡lanzaba té por las manos! ¡La única sustancia capaz de anular sus poderes! Pero a pesar de aquello, el apuerto superhéroe norteamericano fue capaz de destruir a su enemigo, para luego escapaz de la explosión agarrando a la pobre y raptada señorita de largos cabellos rubios y enormes pechos...

Aunque entonces algo le sorprendió. ¿Tan metido estaba en su imaginación? Porque pudo sentir como aquél viento que despeinaba de una manera naturalmente imposible su cabello, mientras se alejaba en un magnífico coche hacia el horizonte, le despeinaba realmente el pelo en la vida real, con un soplo de viento fresco entre el calor... Pero tan solo tuvo que abrir los ojos para darse cuenta de que era pura realidad... ¡Estaba allí! ¡Y no era ninguna trampa! Y aún si lo hubiera sido... El primer lugar al que sus ojos se dirigieron fue un enorme escaparate, donde se exponían todos los sabores de helados de los que disponía la cafetería, un lugar tranquilo. Por supuesto, tranquilo, hasta que él entró.

-¡HEEEEY! -Exclamó, colocando con fuerza las manos sobre la barra, cerca de las sillas altas, donde se encontraba el camarero que no pudo hacer más que sobresaltarse ante su grito-. I want ice cream!! ¡De todas las bolas que se pueda, de todos los sabores que se pueda!

El pobre camarero, sorprendido, se apresuró en ir hasta el lugar de los helados y tomar sabores al azar, hasta dejarle al americano justo en frente un enorme helado de cuatro bolas de... Bueno, el sabor no importaba. ¡Se veía delicioso! Así que, sin dudarlo un momento, se llevó la primera cucharada a la boca. El frío invadió su boca. Y, si hubiera tenido, le hubiera congelado el cerebro.

-Aaaah! ¡Al fin algo de frescor! ¡Helado, helado! -Canturreó feliz como un niño, mientras seguía comiéndose el delicioso postre, que se le antojaba manjar de los dioses en aquél momento.

Ah! Aquello, desde luego, era otra cosa. ¡Ahora el mundo era el lugar maravilloso que debía ser! Ahora que, gracias al dulce sabor de su amado helado, había abierto los ojos, lo comprendía. ¡Era un día maravilloso! El Sol brillaba con fuerza, ¡pero no hacía el calor sofocante que él pensaba que hacía! Los pajarillos cantaban, la gente era feliz... ¡Qué mundo tan maravilloso le había otorgado el refrescante y dulce helado, que ahora se le antojaba poco menos que como un dulce manjar de los dioses!

-Ahaha~ -Rió felizmente, ya casi terminando su amado postre- Si me hubieran dejado tomar un helado, hasta esa aburrida reunión habría resultado interesante~ -Bueno, conociéndole eso era una exageración, pero al menos él se lo creyó durante un momento. Apoyó sus codos sobre la barra donde le habían servido al salvador en su día de hoy, hablando solo y felizmente con una sonrisita- Me pregunto para qué sería... Bah! ¡Seguro que no era nada interesante ni heróico! -Rió fuertemente, de la manera que siempre lo hacía. ¡No había forma de que nadie le quitase ahora la dulce, dulce felicidad que le había aportado su amado helado- Oh... ¡Sí, debería irme ya! Antes de que Tony vuelva y esté solo en casa...

El norteamericano giró sobre su asiento, dispuesto a salir del lugar con un heróico paso y emprender el camino de vuelta al hogar con lo que le quedaba de helado. Sin embargo... su felicidad le había hecho olvidar un pequeño detalle: No era la única persona en aquél lugar. Así que, cuando fue a saltar de su asiento para caminar hacia su casa, se encontró con un problema inesperado. Otra persona estaba pasando justo por delante de él cuando estaba bajando. El resultado no fue nada agradable para ninguno de los dos. Puesto que el pobre civil que chocó con él calló con el trasero al suelo, con un golpe que sonaba algo doloroso. Y él fue empujado hacia delante, perdiendo el equilibrio.... Y provocando que su amado helado se escapase de sus manos. No pudo hacer más que observar cómo el pobre postre caía, y caía, y finalmente reposaba por toda la chaqueta de otra persona ajena al horrible golpe que se acababa de suceder.

-I... Ice cream! -Logró no hacerse daño y caer de rodillas, aunque eso solo le dio una visión más profunda... Y más trágica sobre el pobre destino que había sufrido su amado helado-. ¡No! ¡No te vayas, Ice ceram! Ice Creaaaaaaaaaaaaaaaaaaam!

Con un gesto bastante exagerado, apretó el puño tal como lo haría ese superviviente intergaláctico cuyo compañero acaba de ser asesinado por un horrible alienígena deborador de hombres. Ni siquiera se paró a preguntar a alguna de las dos víctimas de su torpeza si estaba bien... ¡Porque, por supuesto, no había sida culpa suya! Un héroe como él no podía tener la culpa de nada. Era solo que ellos dos no se habían percatado de su presencia, solo eso. Aunque... Un momento. Reconocía aquella ropa. ¡Sí, le era muy familiar! Y tenía un olor agradable... Así que se decidió a prestarle un poco de su preciada atención a la persona sobre la que había caído su genial helado.

-¿Inglaterra? -Realmente, se sorprendió al ver que su segunda víctima había sido él... De entre todas las personas del mundo, ¿qué demonios estaba haciendo en medio de la trayectoria de su helado?- ¡Oh, qué casualidad! ¡No esperaba verte aquí! -Se levantó con su típica sonrisa, por supuesto sin darse cuenta de que a su al rededor todo el mundo observaba el estropicio que había causado... Aunque sí se dio cuenta de una cosa, y es que alguien quería hacer que él limpiase el helado que había caido al suelo. Eso sí que no le gustó nada. ¡No podía perder su tiempo limpiando! Así que inmediatamente ideó un plan... ¡Sí, un plan genial!- Soooo... -Con un movimiento ágil y rápido para alejarse un poco de la escena del crimen, se sentó en frente del inglés, tratando de llevar a cabo su estúpido plan-. ¿Qué hace alguien como tú en un lugar como este, Arthur? ¿Esperando a alguien? ¡No es un lugar dónde esperaría encontrarte! ¡Aunque supongo que ser tan refinado cansa a veces! -Comentó con un tono juvial, riendo luego como solía hacerlo siempre. La verdad es que no pensaba que su plan tuviera ningún fallo... Pero si se dedicaba a reír y hablar tan alto, tenía difícil esconder que él era el causante de la caída de un cliente y de que algo de helado estuviera por el suelo. Aún cuando medio local le había visto.

Un golpe, o algo yendo rápidamente hacia su cabeza. Eso era lo mínimo que se esperaba mientras su típica y escandalosa risa invadía todo el local, mientras hablaba en su típico tono alto y, como siempre, esperaba sin darse cuenta poner de los nervios al inglés. Pero ahí fallaba algo. ¿Dónde estaban los gritos? ¿Dónde ese par de cejas tan enormes, fruncidas tanto que parecería que eran una sola? ¿Dónde la voz que le llamaba idiota? No, realmente no había hecho todo aquello para molestarle o para ponerle de los nervios, es que surgió de imprevisto. Pero aún así, ¿no era una reacción típica del británico?

-Ah? ...¿Arthur? -Le vio actuar tranquilamente. Sin enfados, sin chillidos, sin cosas volando por el aire. Aquello, desde luego, no era normal... Aunque su corta mente norteamericana tardó bastante en darse cuenta de que aquello tenía algo que ver con él. Y con el hecho de que le hubiera tirado todo su helado por encima al británico- Hey, what's up? ¿Arthur? Hello? -Incluso aunque se acercó a él para tratar de causar algún tipo de reacción, no ocurrió nada. Simplemente era ignorado. ¿Cómo podía ser eso posible? ¿Acaso había entrado en algún tipo de mundo pararelo, en el que Estados Unidos no existía, y por eso nadie podía verle? No... Porque todo el mundo sí que estaba mirándole. Todos menos Inglaterra. ¡Santa Ironía!

Y entonces el inglés se levantó... ¿Es que acaso se iba? Realmente no tenía motivos para detenerle, pero de alguna forma no quería que lo hiciera. Porque... ¿qué era aquello? Al ver la extraña expresión del británico, sintió algo extraño. Era... Como si Chuck Norris acabase de darle una patada voladora en el pecho. ¡Un momento, lo reconocía! ¿Culpabilidad? ¿Pero por qué? No lo sabía, pero se sentía realmente mal... Por lo menos, parecía que Arthur no iba a abandonar el lugar. Solo se dirigía al baño de los hombres... Posiblemente iría a limpiarse el estropicio que le había causado.

Ah! Tuvo que llevarse una mano al pecho. Odiaba esa extraña sensación... ¿Pero qué demonios pasaba con él? Miró hacia la taza de té que estaba frente a él, que también había sido su víctima en la estúpida caida. Durante un momento, miró el té con compasión, como si quisiera que la bebida le explicase qué le pasaba. Hasta que recordó que aquello era té y ladeó la cabeza con cara asqueada. ¿Le pedía consejos al té? ¡Debía de estar loco!

-Aah... God damn it -Apoyó los codos sobre la mesa, con un ligero gesto pensativo- ¡No es mi culpa! ¡Estaba en la trayectoria del helado! ¡Y si no me hubiera ignorado, le hubiera hasta pagado el té! -Realmente eso era exagerar para él, pero fue lo mejor que se le ocurrió decirle al aire. Estuvo mirando durante unos momentos el lugar donde había estado sentado Arthur, esperando en silencio algo, cualquier cosa. Hasta que relajó su expresión- OK, OK... Got it -¿Qué era lo que había entendido? Realmente no tenía ni idea, pero sabía que quedarse ahí sentado no aliviaría esa extraña forma en la que se sentía. Así que, ignorando de nuevo que toda la cafetería le miraba, se levantó del sitio del que se había apropiado y caminó hacia el baño de los hombres... Sin saber qué demonios hacía atravesando esa puerta- Ah... ¿Arthur? -Preguntó al aire, solo metiendo un poco la cabeza, porque sería más fácil de sacar si al inglés se le ocurría volver a su tradición de lanzar cosas- Eh... Are you OK? Pareces ausente, eh... ¡Estás raro! ¿Te pasa algo? -Más que nada, balbuceaba las primeras frases que se le ocurrían, siempre alerta para intentar esquivar algo que le llegase. ¿Qué tenía que hacer para librarse de eso? ¿Es que tan tonto era que no se daba cuenta? Sí, eso era- C-C'ome on! Yo... No quise tirarte el helado encima... Uhm... Eh... I'm sorry, Arthur.

Ah, maldición... Si ya lo había dicho, entonces... ¿Por qué esa extraña sensación no había desaparecido? Debían de haber pasado años desde la última vez que pidió perdón de verdad, por lo que aquella "culpabilidad" se le hacía la cosa más extraña del mundo. Gruñó un poco para si mismo por aquella sensación que tanto le disgustaba. Pensaba que con pedir perdón dejaría de sentirse mal... Pero esa estúpida sensación no se iba. Estuvo esperando en silencio por la respuesta de la nación mayor, tal vez eso le ayudase a sentirse mejor. ¿Cuánto fue? Pudieron haber sido segundos, minutos u horas... Pero cuando al fin el otro se habló, la sensación dentro del americano no cambió para nada.

¡Esa respuesta no era para nada lo que se esperaba! Oh, venga, ¿qué le hubiera costado decir "Gran Héroe, no ha sido todo culpa tuya, mis enormes cejas y yo estábamos en medio de la trayectoria de tu helado"? No, eso no era a lo que se refería... Pero ¿qué quería decir con que le había causado muchos problemas? ¡Solo le había manchado sin querer de helado! Bien pensado, era como si le hubiera llovido helado encima, ¿acaso no era eso genial? ¡No era un problema en absoluto, era una bendición! Ah, pero... Teniendo en cuenta cómo era el inglés, no se habría dado cuenta de la bendición que el américano le había lanzado. Literalmente.

-He? -Sacó la cabeza un poco más de su escondite, metiéndose un poco más dentro del baño- Wait, ¿cómo que "suficientes problemas"? Hm... Puede que estés lleno de helado, ¡pero eso es exagerar! ¡Alguien como yo nunca crea "demasiados" problemas! Si es la primera vez que te veo, ¿cómo voy a haberte molestado? -Infló un poco los mofletes al decir esto, aunque también volvió a esconderse un poco por la puerta. ¡Ah, ahora sí se sentía como si pudieran asesinarle en cualquier momento! ¡Aquello era una enorme tensión! Pero... Suspiró un poco. Seguía sintiéndose mal por lo que había pasado, al fin y al cabo había sido culpa suya... Aunque no fuera a admitirlo. Así que seguía sintiendo que tenía que hacer algo para sentir que su trabajo de héroe estaba acabado y volver con su vida normal y heróica. Fuera lo que fuera lo que tenía planeado hacer luego, que ya se le había olvidado- Hey, ya sé... ¡Ya sé! ¡Siempre funciona! -Emocionado por su idea, cual niño pequeño, entró al cuarto de baño cerrando la puerta tras de él, para luego acercarse al inglés... Siempre a una distancia cuidadosa para poder evitar golpes de objetos voladores- ¡Puedo ayudarte! Ah... No sé como, ¡pero puedo! ¡Eso haría que el problema que te he causado desapareciera! Right?

¡Sí! ¡Siempre funcionaba en sus películas! Cuando alguien había hecho algo malo a otra persona, aunque hubiera sido sin querer, y se sentía mal, todo lo que tenía que hacer era rehacer ese daño. ¡Y todos serían felices y estarían contentos! Y él se libraría de esa sensación que esperaba no volver a tener jamás en la vida. Aunque, ¿cómo reparaba el daño si lo único que había hecho, a su heróico parecer, era mancharle un poco? ¡Podía prestarle ropa! Aunque no tenía ropa a mano... ¡Podía limpiarle! Aunque parecía que el inglés ya se había lavado... Eran tantas las cosas que parecían impedir que hiciera algo por el inglés... ¡Que hacía que tuviera más ganas de hacerlo!

-Así que... ¿En qué puede ayudarte el gran héroe de mi? -Preguntó con su enorme sonrisa en la cara, después de darse por vencido en encontrar él mismo una solución- ¡Por supuesto, tienes que saber que si digo que te ayudaré, es que te ayudaré! ¡No acepto respuestas negativas que impidan mi heróico cometido!

¿A quién se le podían ocurrir ideas maravillosas, que solucionarían toooooodos y cada uno de sus problemas? Desde luego, solo alguien tan heróico como él tendría una idea como esa. La verdad, ¡estaba orgulloso! A pesar de que su idea se basase en que el inglés le dijese algo... ¡Había salido de su genial cabeza, por lo que era perfecta! Ya casi no tenía miedo de que pudiera golpearle por sus heróicas acciones, que por alguna extraña razón que no lograba asimilar, no le parecían tan impresionantes a Inglaterra. Ni siquiera se había parado a pensar en que lo que estaba haciendo era imprudente, una tontería, o algo bastante egoísta, ya que en verdad la única razón por la buscaba el bien del inglés era para deshacerse de una sensación que odiaba. Aún así, tenía la sensación que estaba haciendo algo muy bueno para la humanidad, lo que hacía que su habitual sonrisa se hiciera aún más grande. Claro, hasta que...

-Ha? -Por primera vez desde que entró en el baño, se paró a mirar al inglés, y también viendo su, a su heróico parecer, extraña reacción. ¿Qué le pasaba ahora? Instintivamente, retrocedió al ver la mano del inglés moverse y agarrar algo, ya que eso era exactamente lo que temía. Pero ahí... Ocurría algo más. Esa no era la forma de la que esperaba que reaccionara, aunque reaccionase enfadado. Era como... Una especie de enfado distinto- What now... -Quería seguir hablando, pero entonces el otro alzó la voz. Aquello era algo que no se esperaba. E incluso tuvo esperanza en tranquilizar al inglés, antes de que comenzase con aquellos insultos. ¡Eso sí que era grosero! ¡Solo quería cumplir su trabajo de héroe y ayudar! ¡Y sin embargo él era lo suficientemente desconsiderado como para insultarle por su buena acción! ¿Y "eso" era un caballero? Aunque debía admitir que le había impresionado la forma en la que el inglés había atacado, y le había hecho retroceder un poco. Pero...- ¿Quién es inmaduro aquí? -Apretó los puños, clavando su mirada en el inglés, a través de las gafas- ¿No te parece inmaduro hacer todo esto solo por haberte manchado un poco? Arthur, no sé qué te habrá pasado para que te pongas así por eso, ¡pero es inmaduro enfadarse así con alguien que quiere remediar su error! ¿¡Y se supone que yo soy infantil!?

Sin darse cuenta, hasta él había acabado gritando... Ah, no, eso no. Eso era lo que el inglés buscaba, estaba seguro. ¡No podía rebajarse a su nivel y tener una pelea tonta! A pesar de que fuera su naturaleza. ¡Eso le daría puntos a Arthur para decir que era inmaduro! Y desde luego, ¡él no era inmaduro! Puede que a menudo hiciera cosas que los demás considerasen infantiles, ¡pero eso no significaba que él fuera un inmaduro! ¡Y no consentiría tales palabras hacía su heróica persona! Por lo que optó por intentar actuar con más madurez. Aquello no le gustaba demasiado, pero... ¡Si su orgullo estaba en juego, lo haría! Así que se cruzó de brazos, suspirando y encogiéndose de hombros, tratando de calmarse. ¡Le demostraría que se equivocaba al decir que era un inútil!

-You see... ¡Siento haberte hechado el helado por encima, yo soy el primero que lo lamenta! Pero enfadarse así cuando intento remediarlo es algo estúpido. ¡Algo mu~y estúpido! -¡Sí! ¡Ese era el auténtico poder de un héroe como él! ¿Es que existía en el mundo algo más convincente que sus palabras? ¡Hacerse el maduro siempre solucionaba las cosas cuando lo necesitase!- So... ¿Por qué no bajas ese peligroso jabón y empezamos esta conversación otra vez?

¡Sí! ¡Solamente a una persona tan inteligente, apuesta y heróica como era él podría habérsele ocurrido semejante estrategia! Victoria asegurada desde la primera palabra. ¿Quién dijo que el diálogo no soluciona nada? A pesar de que el diálogo no fuera precisamente su arma preferida... ¡Era obvio que no tomarse las palabras del inglés como retos para ver quien se enfadaba más daba sus resultados! Además era una heróica idea que salía de su heróica mente, por lo que estaba claro que no podía salir nada mal. Y lo mejor, lo mejor mejor mejor de todo aquello... Era que había hecho que Arthur quedase como el inmaduro. Una sonrisa de enorme satisfacción fue apareciendo poco a poco en su rostro al ver como el británico dejaba el objeto que podía convertirse en la más peligrosa de las armas. ¡Y al fin decidía cooperar y hacerle caso! Alguien debería haber aparecido de cualquier puerta y otorgarle ahí mismo el premio Nobel de la Paz.

-Hm... -Hizo un gesto de seriedad cuando notó que el inglés comenzó a hablar y, al parecer, explicar la razón de sus actos, que no debía olvidar que habían sido distintos a lo normal. Aunque... Realmente esa no era la información que se esperaba. En realidad, aquella información no le llevó a nada que no supiera ya: que el inglés estaba de un humor peor al normal. Pero, ¡hey! Al menos colaboraba, lo cual era un buen avance. Y además parecía dispuesto a participar en su idea de hacer que nada había ocurrido. ¡A pesar de que siguiera diciendo que él había cometido un error!

Y tras la cordial, demasiado cordial voz del inglés, suspiró colocando los puños cerrados sobre sus caderas. Ah... A pesar de que Arthur había aceptado a colaborar... Seguía sintiendo esa extraña y horrible cosa en el estómago. ¡Y sabía que eso no se iría por sí solo! Así que debía de seguir insistiendo y... Al menos, remediar un poco "su error". Lo necesario para no sentir eso.

-Eh... -Tardó un poco en recolocarse en el lugar donde realmente estaba, un cuarto de baño. Y realmente, ahí había que darle la razón al inglés- OK! Saldré para que uses el baño... ¡Pero estaré esperando justo afuera! ¡Para asegurarme de que no intentas escapar de mi ayuda! -Guiñó un ojo, de vuelta con su usual voz y animada presencia, abriendo la puerta- ¡Ni se te ocurra hacer nada raro mientras estoy aquí! -Y dicho esto, cerró la puerta del baño de hombres. Aunque una vez cerrada, se apoyó contra ella, metiendo las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta de aviador y esbozó una pequeña sonrisa. Que, poco a poco, fue haciéndose más grande, terminando en una de sus risas- YEAH! ¡Desde luego solo a alguien como yo se le ocurriría esto! Hahahaha~!

-Nanananananana... Nanananananananana... Batman!! -Con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta, tarareaba en voz relativamente baja, mientras se apoyaba al marco de la puerta de los baños masculino y se balanceaba de un lado a otro suavemente. Nada le importaba el hecho de que prácticamente toda la cafetería había estado pendiente al cuarto de baño, por no decir a todo el espectáculo que había entrado desde que había entrado en la cafetería. Bueno, ¿y desde cuando le importaba eso? Simplemente estaba allí, esperando (¡sin importar cuanto!) para poder cumplir su cometido de héroe. Porque, por supuesto, debía llevar a cabo si quería... Si quería...- Eh? -Levantó la cabeza, extrañado y saliendo de su cancioncita. Claro, si él se había propuesto mejorarle el día al gruñón inglés era... ¿Porque era su misión de héroe? No, estaba seguro de que había alguna razón por la cual se había tomado la molestia de no molestarle aún más. ¿No era que, al verle tan distinto a su natural reacción, había sentido una extraña sensación en el estómago, algo que le había dicho que lo que había hecho estaba mal y que debía disculparse de todas las formas posibles para lograr librarse de esa sensación tan insoportable? Ladeó un poco la cabeza, antes de apoyarla contra la pared. Podría jurar que ya no sentía esa cosa que parecía ser algo como "arrepentimiento" o "culpa" en su estómago. ¿No significaba eso que su misión heróica estaba cumplida, y que podía desparecer de allí para ocuparse de cosas más heróicamente importantes? Sin embargo no se había ido, y seguía allí, esperando pacientemente (otra cosa bastante rara en él, todo hay que decirlo) a que Arthur saliera del baño y poder, de alguna forma que no se había molestado en pensar, ayudarle a volver a hacer de su día un genial día. ¿Por qué?- ...¿Arthur? -Preguntó, apoyando la cabeza en la puerta- Are you OK? ¿No llevas mucho tiempo allí dentro? -Esperó la respuesta durante un momento, aunque no pudo escuchar nada. Extrañado, se encogió de hombros. ¿Y si estaba teniendo un "aprieto"? ¿No se suponía que simplemente iba a limpiarse la camisa? ¿Y por qué tendría que preocuparse si no respnodía? ¿Y si un caimán gigante de Nueva York había aparecido por el retrete y se había apoderado del inglés? Cruzó los brazos, esperando la respuesta por un momento más...- OK, Arthur! I'm going! -Exclamó, antes de abrir la puerta y volver a meterse dentro del cuarto de baño masculino.

Y cuando entró allí dentro... Se encontró con lo que era la unión entre una escena humorística, absurda, y desde luego extraña. ¿Qué más palabras podrían describir la visión de encontrarse a lo que desde luego debía de ser la parte trasera del inglés en una ventana sobre un inodoro, pataleando y aparentemente atorada? Exactamente era esa clase de situaciones en los que uno no sabía si debía llorar de la risa o llamar a un loquero por ver alucinaciones. A ver... ¿Qué se suponía que estaba haciendo Inglaterra para tener la mitad inferior dentro del cuarto de baño y la mitad superior, como cabría imaginarse, fuera? Por un momento se le pasó por la cabeza la idea de que estaba huyendo de él... ¡Pero eso era imposible, porque nadie, por muy malhumorado y cejón que fuera, podría intentar escapar de su heróica persona! ¿A lo mejor mientras se estaba limpiando llegó una ráfaga de viento que tiró algo suyo fuera de la ventana y, pensando con su pobre y no-americanamente desarrollada inteligencia británica trató de saltar a cogerlo, de forma que quedó atorado en la ventana? Oh, esa sí que era una idea triste.

-Ehem... ¿Arthur? -Intentando reprimir la risita que podría escapársele por la visión, trató de acercarse a lo que podía ver del inglés, siempre a una prudente distancia ya que sabía que no dudaría en atacar su cuerpo... Seguro que su sucia mente pensaría que trataba de aprovecharse de la oportunidad para tocarle el trasero... ¡Qué mente más malvada! Aunque tenía que admitir que se quedó mirando esa parte de la anatomía de Inglaterra durante un momento, antes de recordar que un héroe no puede permitirse esas cosas durante una misión heróica- What are you... doing there? -Intentó acercarse algo más, acercándose a un lado del inodoro- Pff... ¿Es que intentabas probar si tenías algún superpoder como yo y trataste de volar por la ventana? Ahahaha~ ¡No seas ridículo, necesitas un don innato para ser como yo! -Suspiró, observando (y deleitándose) la escena una vez más- OK... Supongo que no hay más remedio, tendré que ayudarte a salir de ahí, OK? ¡Puedes decirme cómo has llegado ahí mientras tanto! -Y que no se le pasase por ningún momento por la cabeza que iba a esperar su respuesta para agarrar sus piernas con fuerza, porque ya lo había hecho. Abrazó las piernas del inglés un poco por encima de las rodillas, con una enorme sonrisa- ¡Bien, England! ¡Prepárate! Here... I... GOOOOOO! -Exclamó con una gran risa, tirando del inglés con casi toda su fuerza.

Un tiro limpio, un desatascado perfecto y una situación salvada, eso era lo que realmente había esperado en su cabeza hueca. Otro caso más de un super heróico americano salvando el día, una vez más, para así pasar el resto del tiempo que fuera necesario para realizar tantas buenas acciones como fuera posible, de paso descubrir por qué se había empeñado en hacerlas, y luego despedirse del inglés y regresar a su vida, su tarea, sus cosas... Y realmente seguía esperando eso aún a pesar de que escuchó al británico gritarle que le dejara en paz, y aún cuando este calló al suelo del baño, libre de la ventana. Sin embargo, de alguna manera que no llegaba a entrar dentro de su cabeza, algo le decía que no era así. Ni por asomo. Que había actuado mal, pero que muy mal.

-Ah... -Balbuceó, en un intento de darse cuenta lo que había pasado. Que Inglaterra le gritase ahora no era un avance, y mucho menos lo era el ver las lágrimas aguando sus preciosos y verdes ojos... Si en un principio quería que gritase y lanzase cosas para volver a ser el de siempre, ahora había vuelto a irse muy, muy lejos de lo que quería hacer. Intentó hacer o decir algo mínimamente coherente, pero simplemente nada, ninguna idea salía de su mente. ¡Ah, era tan injusto! Él que siempre intentaba hacer lo mejor -lo mejor para él, pero lo mejor al fin y al cabo- y ahora se veía en una situación tan... No sabía ni cómo describirla. Miró de arriba a abajo al británico, trabajando ahora su cerebro para dase cuenta de que tenía la camisa toda destrozada. ¿Se había enganchado con algo? Era lo más probable... Y ni siquiera pensó en esa posibilidad, porque nunca pensaba en nada. Y... ¿Y ahora qué demonios iba a hacer? Esta vez un simple "lo arreglaré todo, porque soy un héroe" no le serviría- I-I... -Por mucho que tratara de decir algo coherente, no era capaz de hacerlo.

¿Por qué había cambiado todo tanto de repente? Se suponía que ahora lo que iba a suceder era algo como "Ah, América, gracias por sacarme de esa ventana con tu magnífica y heróica fuerza, ahora ya nos sentimos los dos mejor, ya nos veremos". Alguna forma tenía que haber de cambiar esto, de alguna forma tenía que arreglar el mal que le había causado, de nuevo sin querer. Ya que ahora volvía a sentirse de una forma incómoda... Ah, ¿era eso por lo que había comenzado a ayudarle? ¿Por ese extraño pinchazón en el pecho que se le creaba por ver así al inglés, y saber que era culpa suya? Tenía que soluciarlo, aunque no se le ocurriera ninguna manera de hacerlo. No por hacer desaparecer ese horrible sentimiento de culpabilidad que se merecía, sino por eliminar esa imagen de Arthur de su cabeza, intentar que volviera a ser como antes, como siempre.

-A-Ah... -Tardó en reaccionar, intentando reaccionar- ¡Arthur! -Y después de estar parado como un idiota, al fin fue hacia el, aunque con miedo de que al acercarse demasiado el inglés le gritara algo como que le alejaba o que no había pedido su ayuda. Porque si eso pasaba, temía que acabase por irse corriendo y que esa fuera la imagen que quedara del inglés en su mente. Y no quería quedarse con el peso de consciencia de no haber arreglado el daño que le había provocado a Arthur. De todas formas, era más grande y más rápido que él, así que en cuanto le viera intentar escapar le agarraría con fuerza para que no se fuera. Incluso para intentar hacer el bien de otros, actuaba bastante egoísta- No te preocupes, eh... ¡Puedes ponerte mi camisa! -Exclamó, quitándose la chaqueta que llevaba y tirándola al suelo, para luego desabrocharse unos botones de su camisa- Ah... But wait, antes deberías echarte algo de agua en esa herida... -Giró la cabeza hacia los grifos de los lavabos, ¿no estaban demasiado lejos? ¿Le daría tiempo al inglés de escapar si iba a por un poco de agua? Le miró fijamente por un momento- Please don't move... -Giró para ir hacia el agua a la mayor velocidad que pudo, y también a la mayor velocidad posible colocar algo de agua en sus manos, aunque solo acaben mojadas, para volver junto al inglés, mirando esa rozadura roja que cruzaba su abdómen- No quería esto -Suspiró en voz baja, casi hablando para él mismo. Levantó la mirada para clavar sus ojos en el inglés, seca y seriamente. No le importaba lo mucho que se quejara o fuera a quejarse, no volvería a perderle le vista. Colocó sus manos sobre el rasguño del inglés para intentar que las gotas de agua cayeran sobre ella- ...I'm sorry, Arthur -Susurró, ocultando su mirada fija en el raspón- I'm so sorry...

De todos los silencios de la historia de los silencios, aquél debía de ser el más incómodo. Aunque seguía con la mirada fija en el raspón de Arthur, su mente estaba haciendo eso que rara vez hacía: echándose la culpa por lo que había hecho. ¡Agh! Para ser tan heróico, tenía errores estúpidos... ¡Muy estúpidos! Su mente estaba repitiéndose que había sido demasiado torpe, que debería intentar pensar un poquito antes de actuar frente a Arthur, y que era como la seguna vez que le hacía algo, a él y a su ropa. ¡Milagro! Debía de ser como la primera o segunda vez que se decía a si misma que, a pesar de ser la persona más magnífica de la Tierra, a veces se comportaba un poco como un idiota. Sin embargo su creciente sentimiento de culpa se vio desviado cuando Inglaterra se separó de él. El americano le siguió con la mirada, viendo cómo intentaba arreglarse su rota camisa, y no pudo evitar fijarse en que evitaba mirarle. Y que tenía cierto rubor en las mejillas. ¿Sería por el llanto? Ah, claro, ¿por qué otra cosa podría ser?

Se quedó casi estático, sin moverse, en su sitio. Parpadeando un par de veces, y siguiendo en todo momento con la mirada el rostro de Arthur. Seguía negándose a mirarle, aún después de todo lo que había hablado. Pero por su parte, Alfred seguía quieto en su sitio, con el mismo semblante, la misma expresión, y el mismo sentimiento que antes. Suspiró suavemente cuando el otro terminó de hablar, o más bien terminó gritando como madre histérica de nuevo. No pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa.

-Ok... ¡No comprendo por qué escapar de mi, pero no diré nada al respecto! -Por ahora. Cerró los ojos, intentando concentrarse en lo que había ocurrido antes de entrar al bar, restaurante, cafetería, nave espacial, o dónde fuera que se encontraba ese baño- La verdad es que ni sabía que la reunión era algo importante... -Lo cual no era ninguna novedad-Ah... You know, pensé que era la típica reunión con algún país de otro continente al cual no conozco y con el que supuestamente tengo que tratar algo... -Volví a abrir los ojos, encogiéndose de hombros- Supongo que estaba tan dormido que ni me di cuenta de tu presencia. ¡Eso es raro!-Rió, aunque pronto paró- Pero lo que no entiendo es... ¿Por qué "mi" aspecto de zombi muerto de sueño estropeó "tu" 'día perfecto'? ¡Ni que fuera la primera vez que me duermo en una reunión! Realmente no lo entiendo, no~ -Se sentó del todo en el suelo del lababo, cruzando las piernas y colocando las manos sobre sus rodillas, para estar algo más cómodo- Pero... Well! ninguna de las veces que te he arruinado el día tenía la intención de hacerlo y... Ya has oído que lo siento. Las tres cosas-¡No importaba cuánto lo repitira! Eso de pedir perdón se seguía sintiendo algo raro en él-By the way... si esperabas que con eso me fuera y te dejara solo para pasar el resto del día solo... ¡Te has equivocado! ¡Porque soy un héroe! Y un héroe tiene remendar sus errores, al menos de vez en cuando -Sonrió ampliamente, convencido de su propia frase-Además, no puedes salir a la calle así... -Levantó el dedo índice, para señalar el rasguño de Inglaterra- ¡Pensarán que eres un mendigo o algo así, England!-Se levantó, poco a poco y apoyándose en sus piernas, hasta estar de pie a poco más de un paso de la puerta- Ah, y supongo que sabes que si intentas escapar... otra vez, te lo impediré~

Con un infantil guiño de ojo, una mezcla de su incapacidad para darse cuenta de que la situación no estaba mucho para hacer bromas, y de querer suavizar algo el ambiente, se quitó la chaqueta de aviador, dejándola en el suelo, para terminar de desabrocharse la camisa de botones - que, ahora que se fijaba, estaba mal abotonada. Sí que debía haber estado dormido cuando se vistió para la reunión... Se quitó la camisa y se la lanzó al inglés.

-Supongo que te quedará grande, ¡pero es mejor que nada! -Volvió a sonreír, agachándose para recoger su chaqueta y ponérsela, cerrando la cremallera hasta el máximo-So...~ Deberías vestirte rápido si no quieres que la gente ahí fuera se extrañe de que estemos tardando tanto.

Bueno, todo lo que podía hacer mientras Arthur se cambiaba era esperar, cosa que hizo mientras se entretenía palpándose la chaqueta y disfrutando (ifantilmente!) de la divertida y extraña sensación de tener solo la chaqueta puesta. Cuando, después de un par de veces repitiendo la acción, se cansó de ella y alzó la mirada para comprobar si el otro estaba ya listo, no pudo evitar que se le escapara una risilla que intentó que no se oyera. ¡En verdad su camisa le quedaba enorme! Siempre había pensado que el inglés era algo delgado y de estatura no tan alta como la suya, pero la manera en la que tuvo que arreglarse para que no se notase lo enorme que era la camisa en comparación a él lo hizó notar aún más. Ah, por supuesto, ni se le pasó por la cabeza pensar que tal vez no fuera que el inglés fuera delgado cual palillo, sino que era él quien era "grande en todos los sentidos", porque él, en ese aspecto, estaba estupendamente. Según su mente. No pudo evitar quedarse mirando al inglés mientras trataba de arreglarse las mangas largas y apretarse la corbata para que no se notara el cambio. Y mientras lo hacía, un extraño pensamiento asomó en su mente, y se quedó allí como una mosca molesta. Un pensamiento bastante simple, pero extraño de alguna manera. 'Así como está, Inglaterra es lindo'.

-A-Ah? -Tuvo que parpadear y sacudir un poco la cabeza para darse cuenta de que Arthur le estaba hablando, de que ya estaba listo y además le había dicho algo que, por cómo sonó (ya que el americano no prestó atención para nada) y por la expresión en el rostro del mayor, debía de ser una amenaza muy seria. Pero utilizó el método que solía usar siempre: asintió como si hubiera entendido todas las palabras y hubiera podido leer el ambiente perfectamente, y avanzó hasta llegar a la puerta- ¡Yeah, vamos! -Sonrió como siempre solía hacerlo, para luego abrir la puerta que comunicaba con la cafetería. La cual, yendo en contra de los pensamientos de Alfred, parecía haber olvidado el escándalo que antes habían montado las dos naciones. Ni siquiera los curiosos se giraron a verlos salir. Es más, puede que hasta los curiosos de antes se hubieran ido ya, ¿cuánto tiempo habían estado metidos en el baño? Realmente había perdido la noción del tiempo, pero le daba más o menos igual. Sobre todo porque seguía con la mosca del pensamiento de antes. ¿'Inglaterra es lindo'? Giró la mirada para verle. Así con el ceño fruncido, una mirada de odio y ese comportamiento de que iba a asesinarle de la manera más cruel jamás imaginada, además por una razón que aún no acababa de comprender del todo. Para nada alguien así podía resultar...- Cute -Se dio cuenta de lo que había dicho y se apresuró a actuar como si aquello no hubiera ocurrido, llevándose una mano a la boca y girando la cabeza, con un ligero sonrojo. Porque no había forma de que Inglaterra, así como estaba, además sabiendo que pretendía atentar contra sus regiones vitales al más mínimo movimiento en falso, fuera lindo. Ag, sí, seguro que eso le ocurría por ver demasiadas... Eh... Películas de acción, eso.

-¡De cualquier manera! -Se apresuró a obligar a su mente a retomar el hilo de sus pensamientos (por difícil que le resultase. Siempre) y mirar al inglés de nuevo, intentando desviarse del pensamiento que seguía pegado en su cabeza como con cola- ¿Qué debería hacer ahora? ¿Tal vez... acompañarte a casa? -Comentó, poniendo un gesto pensativo. En cierta forma, algo le decía que el inglés, tarde o temprano, le diría (a gritos, muy posiblemente) que se marchase a su casa de una maldita vez y dejase de fastidiarlo. Si es que no lo había hecho ya, en una de las veces en las que estaba perdido en su mente. ¡Pero no quería que llegase ese momento! Porque... No quería dejar a medias su tarea de héroe, ¿verdad? Verdad, sí, claro. Su tarea de héroe, que era... Daba igual que en ese momento la hubiera olvidado, ¡era una tarea que tenía que cumplir!

Por una parte, algo en su cabeza le decía que ir a la casa del inglés y allí dejarle para no poner en peligro su integridad física era la idea más inteligente. Posiblemente así el británico se sentiría feliz de dejar de verle y de hacer que "dejara de arruinar su día", y todo eso haría que él hubiera cumplido su heroica tarea de héroe y habría salvado el día y el mundo de un enfurecido Inglaterra al borde de escupir llamas y lanzar rayos por las cejas a causa de la ira. Pero por otra parte, no quería separarse de él, al menos no por ahora. Tal vez porque sentía que su tarea de héroe aún no había acabado, o tal vez... Porque alguna cosa que no podía explicar y mucho menos entender le decía que aún no estaba satisfecho, y que aún quería pasar algo más de tiempo con él hasta que pudiera librarse de esa extraña e incomprensible cosa que le ataba al enfadado cejudo que tenía a su lado, y que ahora volvía a gritar y a darle órdenes. Arqueó una ceja, viendo al mayor... Eh, al final iba a ser que la opción de quedarse a su lado un tiempo más sería la escogida, aunque fuera en contra de su voluntad. Eso le hizo esbozar una sonrisa.

- ¿Ahora quieres jugar a ir de tiendas? -Suspiró. Conociendo al inglés y su mal humor, seguro que le haría comprarle la más cara de todas las camisas, o muchas camisas muy caras, y no le dejaría recomendarle las camisatas buenas con referencias de cultura popular y mensajes divertidos... ¡Ah, y además ya podía verse dando vueltas y vueltas hasta encontrar una tienda lo suficientemente aburrida y snob como para entrar, bajo el calor abrasador de las calles- Ah, parece la idea más aburrida en la historia de las ideas aburridas, pero habrá que aceptar... -Aunque justo cuando estaba hablando, surgió de su interior, de lo más profundo de su estómago, con el interior de un furioso dragón... El rugido de su estómago que resonó más fuerte que las conversaciones de fondo que tenían lugar en la cafetería- Ugh...

¡Cierto! Ahora que se daba cuenta, no había comido nada en todo el día, desde las palomitas para esconderse cuando vio la película de miedo el día anterior. Con las prisas y el sueño para asistir a la reunión no había desayunado, y aunque pagó el helado no pudo probar casi nada por el pequeño incidente de haber tropezado y tirado el dulce sobre el inglés, situación que había desencadenado todo eso... ¡Eh, ahora que se ponía a pensarlo, tenía mucha hambre! ¿Cómo había podido resistir todo ese tiempo sin probar bocado? La culpa era obviamente del inglés, que había hecho algo, quién sabe qué, para hacer que se olvidara de su falta de alimento... ¡Dios mío, era todo parte de su malvado plan para derrotarle! ...Delirios aparte, no podía quedarse sin comer, era algo inpensable... Así que tuvo una idea tan magnífica, que era obvio que fuera suya.

- Eh... But first, ¿por qué no nos quedamos aquí un poco más? ¡Te invitaré a algo! -Sonrió ampliamente, agarrando al inglés de los hombros y llevándole hacia la mesa donde se habían encontrado, la cual por suerte estaba ya limpia de helado, y prácticamente obligó al inglés a sentarse allí, poniéndose luego él en el sitio de enfrente. Bueno, es que tenía bastante hambre...- No pudiste comer bien antes, ¿verdad? ¡Entonces, si empiezo por eso, mi tarea de héroe estará completada al cien por ciento para el final del día! -Sonrió ampliamente, tomando la carta de la cafetería... Todos los dulces se le antojaban demasiado apetecibles en ese momento de hambre- Por una vez te invitaré a lo que sea... ¡incluso a té!

Uhm.... Tartas, helados, postres... Definitivamente pediría un café. Pero todo lo que aparecía en la carta tenía el mismo aspecto delicioso, aunque hubieran algunos que no tuvieran foto para acompañar... ¡A cada momento sentía que tenía más hambre! Aunque parecía ser que en la cafetería únicamente tenían postres y dulces, por lo que no podría pedir ninguna hamburguesa... ¡Qué descuidado por su parte salir de casa sin provisiones! Aún así, no era ningún problema comer todos esos dulces... Sentía que tenía tanta hambre que podía pedirse toda la cartilla dos veces y seguir hambriento, siempre que se saltara la parte de tés. ¿Y si se pedía ese bonito banana split con tres bolas de helado, remarcado que decía "preferiblemente para dos personas", por lo daba a entender que sería "enorme", aunque a él le acabaría resultando casi nada gracias al hoyo sin fondo o agujero negro que tenía por estómago...

-Eh? -Levantó la mirada de la cartilla al escuchar al inglés hablar- ¿Lo dices de verdad? -Su rostro se iluminó con una infantil sonrisa, casi podían verse las florecitas y estrellitas salir de su casa- ¡Ahw! ¡A veces incluso tú puedes ser considerado! -Rió, felizmente, moviendo las piernas feliz como un niño mientras volvía su vista de nuevo a la cartilla... Sin duda se pediría el banana split... Y unas tortitas también, y tampoco estarían mal unos grofres- I want it all~ -Suspiró, inflando los mofletes y suspirando, si es que podía ser egoísta hasta para lo comida... No, es más, con la comida más que nada. Bajó un poco la cartilla, mirando al inglés que miraba por la ventana. La verdad había disimulado bien que llevaba una camisa enorme en proporción a su cuerpo... ¿y qué pasaba con esa expresión? ¿Qué le costaría sonreír de vez en cuando? Tener una actitud positiva sin duda era mucho mejor... Y posiblemente le sentara bastante bien de vez en cuando... Si volviera a sonreír más seguido posiblemente tendría una actitud más amable, y además su sonrisa era brillante... ¿sería porque era algo difícil de ver? Tal vez, o tal vez simplemente es que era una maravilla de este mundo...

Se detuvo en seco, dándose cuenta de lo que estaba pensando. ¿Pero qué le pasaba? Era el idiota de Inglaterra, al fin y al cabo, no es como si fuera a ser una maravilla ni nada parecido. Aunque sintió que aquél pensamiento que había tenía hacía casi nada, dentro del baño, volvía a intensificarse, con un ligero rubor en sus mejillas. ¡Inglaterra no era lindo, y no había forma de que lo fuera! Aún si sonreía y se mostrara amable con él... ¿Por qué con otras personas sí podía ser amable y con él no? ¿Y luego le llamaba idiota? ¡Él era el único idiota! No tenía ningún sentido lo que hacía... Ah, ya, debería dejarlo de una vez. Trató de volver a ocultar su cara tras la cartilla, mientras seguía peleando en su mente con la mosca del molesto pensamiento, hasta que llegó a la mesa la mesera para pedir el pedido, lo cual le hizo levantar la cabeza, comprobando que algún había pasado aquél extraño momento.

-¡Yeah! ¡Yo quiero un banana split, un plato con tres... no, seis pancakes, dos waffles con chocolate y un café normal! -Sonrió diciendo su pedido a "velocidad normal", es decir, casi sin dar tiempo a la pobre señorita de escribirlo todo- Y para él una porción de tarta de manzana~ -Señaló al inglés con la cabeza, aún con su típica y brillante sonrisa, para tomar las dos cartillas y dárselas a la mesera. Después de seguir con la mirada el camino con el que iba -había que admitirlo, ¡los uniformes de los cafés cada día eran mejores!- suspiró, apoyando los codos en la mesa y el rostro en las manos- Aw~ tengo hambre~ -Se quedó, volviendo a mover los pies de forma infantil.

Estaba a punto de comenzar a pensar en sus heroicos asuntos mientras se concentraba en reprimir su hambre hasta que por fin le trajeran la comida, que le costó un poco de trabajo darse cuenta de que el otro volvía a hablar, y el doble le costó asimilar sus palabras, aunque cuando su mente finalmente lo hizo, arrugó la frente y levantó un poco el rostro, en un gesto de duda. Eh, ¿cómo que fetiches por la ropa interior de la camarera? Oh, bueno, es cierto que cada vez parece que hagan que la gente vaya a trabajar con menos ropa y eso tampoco es algo que no le gustara~ Pero, ¡hey! ¡Ese comentario sí que fue grosero! Sin duda su heroica personalidad podría cautivar a quién él quisiera, ¡y no hacía falta que lo demostrara, porque era algo obvio! Aunque sonrió divertido al ver allí una nueva oportunidad de molestar al inglés. Si tuviera que puntuar cuánto le gustaba discutir con Inglaterra para hacerle rabiar, siendo 1 lo peor y 10 lo mejor, posiblemente le daría un... Ocho. Tal vez ocho con cinco... O un nueve. ¡Nunca más de un 9.8! Siempre hay margen para la mejora. Separó un poco la cara de su mano y sonrió amplia y burlescamente.

- Oh, let me gess~ -Señaló al inglés con un dedo, guiñándole un ojo- ¿No es eso a lo que llaman "celos"~? -Negó con la cabeza, sin quitar su sonrisilla- Oh yeah, tú ya estás demasiado mayor como para lograr seducir a alguien~ ¡Deberías dejarlo a las personas llenas de vitalidad y heroicidad como yo! Hahahaha~! -Añadió una de sus largas, sonoras, y desde luego heroicas risas cuya principal función era darle la razón y apoyar todos y cada uno de sus heroicos pensamientos, por muy irracionales que pudieran llegar a ser.

Aunque en eso, se dio cuenta de que el inglés había apartado por un momento la atención de lo que le decía, y a pesar de que sus neuronas no trabajaran tooodo lo rápido posible como para darse cuenta de ello justo cuando sucedió, si que redujo su risa poco a poco, ladeando la cabeza y mirando al inglés extrañado, de nuevo. Oh, bueno, si aquél día Arthur estaba especialmente raro incluso para ser él, cada vez tenía más la impresión, corazonada, o presentimiento heroico de que no habría posiblemente casi nada normal en aquél día. Posiblemente el día se tornaría más y más raro, pero... ¡Hey! ¡Puede que llegara a ser una rareza buena! Como que... ¡Que de repente llovieran hamburguesas del cielo! Oh, eso sería genial, simplemente genial. ¡Ojalá el día siguiera así de extraño!

- Hm? What with that face? -Se giró a mirar al resto de la cafetería, buscando si veía algo especialmente notable que al inglés pudiera haberle desagradado, pero.... No encontró nada fuera de lo común, más que comenzaba a impacientarse porque no volvía a ver a nadie que le trajese la comida que quería comer de una vez- ¡Ni que hubieras visto a un fantasma! -Sonrió cuando volvió a girarse hacia Arthur, haciendo con una mano un gesto de negación- By the way, el caso es que estás viejo para seducir y yo soy un héroe~