Los viñedos franceses (privado)

Se encontraba muy orgulloso de su trabajo, desde siempre se le había reconocido su arduo trabajo en ese campo y en todo el mundo nadie podía negar que su vino era el mejor. Cultivado con gran cuidado, se preparaba todo para el momento preciso en que las uvas tuvieran la madurez precisa para iniciarse en el proceso, se recurría a la recolección, luego el prensado, las fermentaciones, la maduración y el embotellado.
A pesar y de que era un gran amante de la moda, su modo de vestir era mucho menos ostentoso y más practico cuando se trataba de la recolección, le gustaba participar la mayoría de las ocasiones por tratarse de tradición. Ato su cabellera rubia en una cola de caballo y después de colocarse unos gruesos guantes empezó a recolectar los codiciados frutos; admiraba la belleza del campo, del trabajo y sobre todo pensaba en el artesanal trabajo de lograr el vino perfecto. Al terminar de llenar su cesta, la bajo y un momento se detuvo a contemplar los viñedos.
Los turistas enloquecían con todo eso del proceso, y no era para menos, además de artesanal y ancestral… Con suerte recibiría pronto más invitados y podría mostrarles con entusiasmo todo el proceso y encima hasta ofrecerles saborear su deliciosa creación.

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(Solo una pequeña intro cultural sobre el vino, me habían dado más informacion unos compañeros de gastronomía en especial del vino rojo, pero ya no la encontre así que como no recordaba tan textualmente todo lo que me dijeron opte por poner cosas de la wikipedia XD para que aprendan de Francia con el tío Francis y vean que no solo es perversión x'D)

Ese dia se levanto con felicidad en la cara, pues hace dias estuvo hablando con Francia y España, ya que se los habia encontrado y empezaron ha hablar de diversas cosas, entre ellas Francis empezo a hablar de sus estupendos viñedos, diciendoles a ambos que los iba a invitar algun dia a verlos, para brindar por los buenos momentos y cosas como esas, pues cualquier cosa le valia a el frances para brindar.

Aunque dijo aquello, la verdad es que no les dijo un dia en concreto, pero ya que esos dias tenia bastante tiempo libre decidio que seria una buena idea ir a visitar a su amigo, para dejarle ver que no se le habia olvidado la invitacion que les hizo. Con todo eso en mente se puso un traje chino de los que tenia a miles, recogiendose el pelo en una coleta tomo algo antes de salir hacia la casa del otro, llevando nada mas que la compañia de su oso de peluche.

El viaje no fue demasiado largo, y animadamente llego a la casa, tocando la puerta antes de entrar, pero no se encontro con el rubio, si no con sus sirvientes, los cuales le dijeron que el frances se encontraba en ese momento por sus grandes viñedos. Acompañado de uno de los chicos que antes habia en la puerta llego donde se encontraba, acercandose hasta el para saludarlo.
-Nîhâo Francia-san, espero que no te moleste que haya venido hoy, es que como no dijiste un dia en concreto crei que seria buena idea venir hoy-aru.

Escuchó una voz familiar, se limpio un poco de sudor que escurría por su rostro y alzo la mirada para encontrarse con una figura conocida; se trataba de Yao. Siempre se habían encontrado en situaciones más casuales así que no había tenido tiempo de admirar lo detallado de sus atuendos, de inmediato lo hacían sobresalir entre tantas personas eso y su oscura y sedosa cabellera que danzaba con el viento. -Bon jour, siempre es un placer recibirte mon ami y sabes de sobra que todos los días estoy a tus ordenes.- Sonrió mientras se acercaba un poco, en otra ocasión hubiese tomado su mano para besarla, pero dado que había estado trabajando y no se encontraba presentable opto por no hacerlo. -Llegas justo en buen momento.- Añadió aun sonriente, mientras cedía la cesta con uvas a uno de los trabajadores del campo.

-Estamos en plena cosecha, así que podrás probar de primera mano lo mejor del vino Frances.- El recorrido se lo daría él personalmente, se moría de la emoción por empezar a relatarle sobre el por que de los sabores del vino y el modo propio de catarlos. Sin perder más tiempo, se quitó los gruesos guantes de protección con que había estado recolectando las uvas y los guardo en el bolsillo frontal de su overall de mezclilla. -Por aquí s’il vous plait.- Le dijo extendiendo sus mano en dirección hacía donde encontraban otros trabajadores no muy lejos, estos tenían indicaciones de traer algunas muestras de los barriles ya añejados para el deleite de algunos turistas e invitados, para lo cual seleccionaban muestras dignas. De inmediato exigió una copa con un elegante ademán que los otros de inmediato comprendieron, al instante presentaron una perfecta copa de vino rojo, esta muestra era algo translucida y poseía un rojo ladrillo muy vivo.

-Lo primero será mostrarte el modo adecuado de disfrutar de un buen vino, esto involucra un entrenamiento de todos los sentidos.- Le dijo mientras tomaba una de sus manos para darle con mucho cuidado la copa. -Observa su color y la opacidad, eso habla de la madurez del vino, su olor te hablara de la madera en que fue contenido y el lagrimeo te dirá su consistencia. Cuando pruebes el vino con solo un trago te dará una primera impresión, luego el tiempo que dure su sabor en tu boca y finalmente cuando lo hayas pasado llegara otra sensación más. Para el vino, todos los sentidos son importantes, la vista, el olfato, el gusto y el tacto.-

De nuevo se le hacía tarde para todo, con todos los papeles, de aquí para allá todos los días, con esto de la crisis no llegaba ni para descansar, y la situación no mejoraba para nada....¿qué más podía hacer? si el presidente de su país era inútil.....

Suspiró cansado, dejando varios montones de carpetas sobre la mesa de su salón, la casa, como siempre, estaba vacía, desde que se fueron sus pequeñas colonias ya no había nadie con quien pudiese hablar ni sonreírle mientras les contaba un cuento.
Lovino también se había ido de su casa hacía años, había sido una buena época, pero ya pasó...ahora le tocaba responder por todos los habitantes que cada día iban a peor.

Fue a ducharse para relajarse un poco y refrescarse, el día era caluroso y el trabajo no perdona.
Mientras estaba bajo el agua recordó la invitación de Francis...si pudiera se iría toda la semana y todo el mes con él, seguro que todo iba mejor entonces....

-En fin....- suspiró saliendo de la ducha y vistiéndose correctamente para ir a ver a su rubio hermano, seguramente estaría Yao allí, lo habían invitado también, y cuando él llegaba el chino ya estaba allí siempre...

Sonrió pensando que él si sabía organizarse bien, aunque aún pareciese un niño, era el más experimentado de todos.

Ató el lacito que siemrpe llevaba en la camisa y se puso la chaqueta sobre ella, para salir de su casa, olvidándose por un momento de todo el agobio, si iba a verlos mejor sería ir optimista y sonriente, seguro que lo pasarían mejor viéndolo todo por el lado bueno.

Tras un largo viaje por malas carreteras, llegó a casa de su hermano, mirando todo el verde paisaje y el viento que soplaba fresco, animándolo un poco más...estaba en casa de su hermano, como cuando eran pequeños.

Buscó por todas partes al rubio y al moreno, seguramente estaban hablando en alguna parte no muy lejos de allí, no creía que se fuesen sin él.
De modo que paseó un rato por los campos de viñedos, observando a la gente trabajar y sonriéndoles, saludándoles y dándole ánimos con frases como "será una buena cosecha" o "vuestro vino es delicioso!", acercándose a la casa de Francis, que resaltaba al fondo, grande y acogedora...

Sonreía con el deseo de ver a ambos, hasta que logró divisarlos y dirigirse a ellos para saludarles con cariño.

Observaba en todo momento los movimientos que hacia el frances, y al ver como con un simple movimiento con mucha elegancia le traian lo que parecia ser una copa de vino. La verdad es que no pensaba que tuviesen ya el vino preparado, lo que llamo mucho su atencion, pues supuso que lo tenia ya todo planificado para las visitas.

Cogio la copa con el mismo cuidado con el que se la habia dado, no queria meter la pata con una cosa como aquella, pues era realmente importante para Francis. Examino la copa con mucho detalle, tal y como le decia, viendo el oscuro color de su contenido, moviendola un poco para comprobar paso a paso lo que escuchaba. Pues el no era entendido en vinos, asi que prestaba mucha atencion a lo que le decia, para comenzar despues a tomar un pequeño sorbo y poder saborear aquel oscuro liquido.

Separando la copa de sus labios formo una sonrisa, mirando de ese modo al rubio. -Aunque aun no me acostumbro del todo a su sabor, debo decir que esta vez te ha salido muy bueno-aru- Sostenia la copa en una mano, pues en el otro brazo sujetaba su peluche; ya que si lo dejaba por el suelo seguro que terminaria ensuciandose.

Noto como alguien se acercaba a ellos, girandose hacia esa persona para ver quien era, pudiendo comprobar asi que se trataba del feliz español. Al menos siempre que lo veia estaba feliz, pero la verdad era que no se veian mucho, ya que no tenian demasiada relacion. Aun asi le mostro una sonrisa, dandole despues la bienvenida. -Nîhâo España-san, esta vez volvi a llegar antes que tu-aru- Dijo riendo tras eso, ya que siempre que iban a algun sitio el chino terminaba llegando antes que el español.

La expresión de su amigo Yao al beber el vino le pareció simplemente enternecedora, mas que desconocimiento del vino, se trataba de algo similar a la inocencia. Se había propuesto enseñarle como beber, para mostrarle el placer de tan artesanal liquido y por su propio bien, lo consideraba una responsabilidad pues aunque habían pasado poco tiempo juntos sentía un gran aprecio por la tan milenaria nación; quizá era por que se proclamaba a si mismo el ‘hermano mayor’ y ciertamente sentía la necesidad de protegerle aun y cuando supiera que tras ese rostro tierno había una nación que había existido casi desde los inicios de la humanidad. -¡Merci!. Esta cosecha en particular se añejo en barriles de una madera que le da un olor floral, su sabor es cítrico y una combinación perfecta entre lo seco y lo dulce, con mucho cuidado lo elegí para ser la muestra.- Agregó emocionado mientras contemplaba como continuaba bebiendo de la copa, le intrigaba un poco que jamás soltase al oso de felpa, pero mientras su amigo se sintiese cómodo no le daba importancia.

Al escuchar la voz tan familiar del español volteo hacía el de inmediato, seguramente con alguna expresión estúpida ya que no podía evitar derretirse por dentro cada que contemplaba esa sonrisa deslumbrante. El moreno seguramente tenía alguna especie de secreto o don ya que encontraba el modo de lucir su famosa sonrisa ante la cual era imposible no responderle sonriendo también. -Bienvenido mon petit frère.- Se hubiese lanzado sobe el para abrazarlo, besar su mano, besar sus labios y decirle cuanto lo adoraba pero recordaba que seguía portando sus ropas de trabajo, así que con gran esfuerzo se contuvo y se limito a extenderle una rosa que había aparecido en su mano de un momento a otro sin explicación lógica, le entrego con mucha gentileza la rosa acariciando la mano donde la deposito. -¿Me harías el honor de también probar de este vino?.- Le extendió muy cortes una copa de vino.

-¿Qué les parece si vamos dentro de la casa?. El sol es un tanto fuerte hoy y estarán más cómodos dentro.- Con un gesto de sus manos indico el camino de regreso a la casa de campo donde seguramente podrían disfrutar a sus anchas del vino sin ninguna preocupación, esperaba tener tiempo para cambiarse a algo más adecuado antes de atender de lleno a sus invitados. El camino de regreso fue corto, y en lo que se les instalaba y acomodaba el Frances aprovecho para darse una ducha express y ponerse mas presentable. La servidumbre los hizo pasar al balcón donde había una mesa de jardín sobre la cual se ostentaba una sombrilla de colores sobrios, con cuatro sillas y unas servilletas muy elegantes decoradas con encajes de colores y listones. Al instante que cada uno tomo su lugar se les ofreció una nueva copa de vino, en esta ocasión con el cuidado de dejar la botella a su alcance para servirse a su antojo. Finalmente apareció el frances, opto por un traje claro de lino y una camisa de seda tan azul como sus ojos, el cambio le había tomado menos de 15 minutos así que su cabello rubio lucia un poco mas oscuro por la humedad y su rostro se veía levemente enrojecido por el sol. -Excusez-moi… ahora ya podremos disfrutar con mas calma… aunque antes que nada, debo decir que me alegra mucho recibirlos a ambos aquí.- Sonrío calidamente a sus invitados antes de tomar una copa para si y darle un trago. -Propongo un brindis por esta feliz ocasión.-

Ambos estaban en medio de una conversación, como siempre, el Chino era muy amable y educado con los demás, se notaba que llevaba una larga vida por detrás, sabía cómo moverse con la gente y cómo expresarse para llevarlo todo bien en cada momento.

Su hermanito, con su desbordante amabilidad que nunca había perdido lo recibió muy gentil, y él aceptó su rosa con un leve sonrojo en sus mejillas, casi no se notaba, pero ahí estaba, porque notó que el rubio no se había acercado a él, tampoco era el momento, delante de un invitado no había que ser descortés, ni excluírlo, de modo que no cambiaría su actitud simpática y abierta, así tendrían una tarde provechosa los tres.

-Gracias Francis, eres un sol hermanito - le sonrió de manera dulce, siguiéndolos hasta la casa, que aseguraba un lugar más fresco, y así era, resultaba muy cómoda, bien atendida y el anfitrión muy simpático, como siempre.

Una vez sentados los tres a la mesa, brindaron por la ocasión en que podían verse juntos, la verdad, eran una grata compañía, le hacían reír y olvidarse de los asuntos complicados por unos momentos.
Francis ahora iba vestido informal pero elegante, como siempre, cualquier cosa que llevara lo hacía ver atractivo...hablaba siempre con una preciosa sonrisa, un gesto en su rostro que nadie más tenía, elegante, cortés, educado y halagador,....
Cuando se vino a dar cuenta, llevaba un rato mirándolo con una sonrisa estúpida en la cara, ojalá no se hubiesen dado cuenta los otros dos, sería una vergüenza mostrarse ausente y desinteresado de lo que estaban hablando los demás.

Tomó de su vino, volviendo a escuchar atento, para poder coger el hilo de la conversación, porque como le preguntasen opinión iba a quedar muy mal...y todo por despistado y por estar pendiente de Francis....qué torpe.

Habían comenzado a hablar de cosas triviales, cuando las grandes naciones se reunían debían tratar temas importantes, pero le parecía realmente innecesario… solo quería pasar el tiempo así riendo, gozando, descansando. Como si las horas no pasaran y como si no sucediera nada malo, todo parecía tan sencillo y tan alegre. Acomodo de nuevo su cabello con su mano, este te negaba a comportarse tras el modo tan veloz en que lo había lavado, continuo casual la conversación bebiendo ocasionalmente del vino, siempre había dicho que lo mejor del vino era la compañía y esta ocasión en particular lo estaba disfrutando mucho. Al lado de Yao y de Antonio, ambos seres tan hermosos, tan inocentes y tan bellos cada uno en su estilo. Miro unos instantes hacia Antonio de reojo, había notado que le dirigía en varias ocasiones intensas miradas pero creía que era su imaginación o su deseo de recibir la atención del español, se sonrío internamente al cerciorarse que las miradas eran para el. Por dentro sentía un escalofrío delicioso, un nerviosismo que solo se le podría atribuir a algún chiquillo enamorado.

-Veo que casi terminan con su copa, permíteme servirte más mon ami.- Tras decir esto se dio a la tarea de rellenar la copa a un nivel prudente, no quería en ningún momento descuidar a su querido amigo. -Tu también mon petit frère, permíteme ofrecerte más.- Quería toda la atención de Antonio para el , quería que siguiera mirándolo, que siguiera fijándose solo en el.

La casa del frances era bastante grande y lujosa, su decoracion era muy diferente a la de su casa, por lo que la detallo en todo momento, llegando junto con el español a la sala. Alli estuvieron un rato hablando de diversas cosas él y el español, el cual le explicaba como estaba la situacion en su casa. Algunas de las palabras que usaba para referirse a su presidente le causaban bastante gracia, pues no estaba acostumbrado a oirlas. Pero aun asi todo ese tiempo estuvo sonriendo, algo que lo hacia muy caracteristico en el.

Vio llegar al frances, el cual no habia demorado mucho en cambiarse de ropa, luciendo unas ropas sencillas pero elegantes a la vez. Le sonrio un poco para que se uniese a ellos, lo cual no tardo en hacer. Viendo como nuevamente se ofrecia para llenarle la copa se lo agradecio, cogiendo despues esta entre sus manos, una vez hubo dejado el peluche a su lado en el sillon. -Xìexie, te molestas mucho por ser un buen anfitrion-aru- Sonriendoles a ambos tomo un poco de su copa, para luego empezar de nuevo a hablar. -Me extraño un poco tu invitacion Francia-san, pero aun asi me alegro de haber venido, hace mucho que no los veia a ambos juntos-aru.

-Merci, realmente me halagas mucho mon ami, siendo sinceros no esperaba su visita, de haberlo hecho les garantizo todo habría sido mucho mejor. Más que invitados son mis invitados especiales.- Sonrió ante el comentario de Yao, ciertamente el se preocupaba por cosas triviales y prefería el sexo como manera principal de interrelacionarse con los demás, pero muy ocasionalmente le despertaba el interés genuino en los demás y la simpatía de la nación asiática era un buen incentivo. Miro el extensivo cuidado con que la nación de cabello oscuro como ébano colocaba su peluche, su siempre acompañante de felpa al que trataba con la misma delicadeza como si fuese un ser vivo o un bebe, esto lo hizo sonreír por la ternura de sus acciones, algo digno de inspirarle después una pintura o un poema. -¿Extraño? ¿Pour quoi?, es natural que las naciones que son en extremo agradables reciban un trato en extremo amable, ¿o no? Además debo admitir que para mi también es una enorme alegría tenerlos aquí.-

Permitió que llenase de nuevo la copa de aquel vino tan delicioso, mirando sus manos, tan cuidadas, siempre pendiente de su imagen, le resultaba gracioso, porque desde pequeño había sido así y no cambiaría nunca, eso era un motivo de alegría más, que junto a otras cosas lo hacían sonreír de manera natural.

Escuchó a Yao, que todo lo agradecía educadamente, siempre mantenía las relaciones con los demás de esa manera cuidadosa y educada, pero sin dejarse pisotear, era una gran nación, que, quizás por su edad, superior a la de los demás, sabía fijarse en aquellas cosas que otros ni siquiera miraban, era digno de admiración.

Francis siempre lo hacía todo elegantemente, cuidando sus modales, se notaba que le gustaba agradar a sus invitados, y de hecho, con él siempre había sido una estupenda persona, su hermanito mayor...
Aunque ahora ya no era solo así como lo veía, porque el cariño que tenía hacia el rubio era distinto al de un hermano.

-Gracias Francis- dijo sonriéndole dulcemente, sin poder evitar ahora mirarlo sin disimular, y sin apartar la vista hasta pasado un momento, cuando se dió cuenta de que Yao podría ver sus mejillas sonrojadas, y no quería una situación incómoda entre los tres...pero esque le resultaba tan bello y lo adoraba tanto que no pudo evitarlo.

-Ejem!! -carraspeó un poco y dejó la copa en la mesa, levantándose de la silla y haciendo que los otros dos lo mirasen extrañados- voy al servicio..- dijo sonriendo ante la mirada confusa de los otros dos, y se dirigió al servicio mientras miraba la casa, para luego entrar y cerrar la puerta, suspirando algo nervioso, porque estaba mostrándose de la manera que no era, pero estando el rubio delante no podía comportarse de otra manera que esa.

Había tenido que disimular mucho que por estar perdido admirando la sonrisa de Antonio sirvió un poco de mas la copa, de haber seguido así seguramente habría terminado por derramar todo y habría sido una enorme vergüenza. Sin embargo resultaba difícil no dedicarle miradas furtivas a su precioso y tierno hermanito. Cuando este te levanto de la mesa, estuvo a punto de levantarse e ir tras de el, pero no quería dejar solo a Yao, decidió darle un poco de tiempo, además seguramente seria también incomodo para Antonio si estuviese siempre detrás de el. -Muy bien mon petit frère, si necesitas algo por favor házmelo saber.- Agregó lo mas casual que pudo pero era un tanto evidente que se había preocupado por esa reacción tan repentina.
-Vamos mon ami, tu copa aun tiene bastante vino…- Le dijo sonriente a Yao. -Además aun no has probado los bocadillos.- Dijo extendiéndole una charola con varios canapés y otras curiosidades. -Estos son mis favoritos.- Dijo tomando una uva rellena cuyo exterior estaba cubierto con queso crema y almendra en polvo. De reojo continuaba mirando esperando en cualquier momento esperando la aparición de su adorado hermanito.

Observo como el español se levanta de repente de su asiento, consiguiendo que se sorprendiese un poco por ese movimiento. Iba a preguntarle por donde iba, pero este se adelanto diciendo que iba al baño, por lo que decidio solo hacer un movimiento de la mano dedicandole una sonrisa para que supiese que estaba bien. Durante todo el rato que estuvieron hablando pudo notar como ambos occidentales se dedicaban miradas, lo que hizo que riese un poco. Pero tapandose con una de sus largas mangas, para que no lo notasen los demas.

Una vez que el moreno se hubo ido de la sala escuchaba con atencion lo que le decia el frances. Miro su copa, la cual estaba apenas sin tocar, pues ya se habia tomado una entera. Pero no queria hacerle un feo a su amigo, asi que volvio a coger la copa para beber mas de esta, dejandola a la mitad. Cogio uno de los bocadillos que le ofrecia, saboreandolo con una sonrisa. -Estan muy buenos, ¿los has hecho tu-aru?- Dijo despues de terminarlo, para seguir bebiendo de su copa, haciendo asi que un sonrojo casi imperceptible se asomase en sus mejillas. Nunca habia sido bueno en eso de beber, el alcohol le subia demasiado rapido.

-Así es.- Le afirmo sonriente por que estaba mas que contento ante la reacción de agrado de su invitado. Adoraba cocinar, para el era un arte sublime que merecía el mismo respeto que la escultura, arquitectura y pintura. Desde la concepción de un bocadillo, hasta la experimentación y la culminación de la pieza perfecta, era un proceso que adoraba. -Predomina un poco el sabor de la almendra, pero considero que la composición y la consistencia son adecuados para acompañar el vino.- Continuó aun sonriente. Después le ofreció una copa pero en esta ocasión llena de agua, era lo adecuado cuando se cataba el vino para evitar perder sensibilidad del sabor y aromas, y también para evitar que el efecto del alcohol fuese tan dramático. -Bebe un poco, es necesario para que pasemos a la siguiente muestra.- Después le dio un trago más a su copa casi vaciándola por completo, era un trago fresco y ligero, pero pronto seguiría algo más fuerte en cuanto a sabor, un vino mas maduro y mas espeso, totalmente diferente pero que a su vez tenia una exquisitez muy particular.
Continuaba mirando furtivamente hacía el reloj, aun contando cada fracción de segundo en espera de su adorado Antonio, en solo unos cuantos minutos más iría a buscarlo como desesperado para asegurarse que estuviese bien, uno nunca podía ser lo suficientemente cauteloso cuando se trataba de la seguridad de un dulce, hermoso y encantador hermanito.

Se miró al espejo viéndose las mejillas sonrojadas...vaya imagen, seguro que Yao se había dado cuenta de todo, qué corte que la nación más antigua lo viese en esas condiciones.

Abrió el grifo del agua fría y se lavó la cara, así por lo menos se le vería un aspecto mejor, y se secó con una toalla que estaba al lado del lavabo, dejándose el flequillo mojado por el agua, tenía que volver con los demás ya, o si no pasarían a la cena y él aún estaría ausente.
Suspiró ya más calmado y se dió la vuelta para abrir la puerta, abriendo los ojos sorprendido y con cara de circunstancias cuando vió el pomo en su mano,.....fuera de la puerta.....

-Oh....creo que tengo un problemilla.....- volvió a mirar la puerta como si la solución estuviese allí escrita, empujándola, pero nada, tirando de ella, pero nada......y ahora qué? Vale, que no cunda el pánico, podría ser peor....podría ser la casa de Rusia....o peor aún....que estuviese Arthur allí dentro.

-Sacadme!!! estoy encerrado!!! - empezó a golpear la puerta al imaginarse eso, ya le había entrado el miedo xD.

Seguía aún conversando tranquilamente con el frances, pero a veces no podía evitar inflar un poco sus mejillas, pues la verdad es que el otro no le prestaba demasiada atención. Aunque intentase ocultarselo se daba cuenta que no hacía más que lanzar miradas hacia la puerta, esperando que llegase su hermano.
No es que le molestase aquello, lo único que si le molestaba es que algunas de las cosas que le decía no le prestaba demasiada importancia, asi que decidió no contar cosas de gran interes.

Iba a preguntarle si le acompañaba para buscar a Antonio, pues este tardaba demasiado en el baño. Pero unos golpes lo sacaron de sus pensamientos, levantandose de manera rapida de su asiento. -¿Has escuchado eso Francia-san aru?- Dijo mirando al rubio y luego hacia la puerta, sin esperar una respuesta para salir por ella. Pues ya sabía que eso era lo que haría su amigo, que parecía bastante preocupado por el español. Cuando llegó hasta donde provenian los golpes una gota cayó por su cabeza, el moreno se había quedado encerrado en el baño. Estirando un brazo para que su rubio amigo se detuviese antes de llegar a la puerta e intentar sacarlo. -Yo puedo sacarlo de ahi, pero necesitaría echar la puerta abajo si no te importa claro-aru.

Miro una ultima vez al reloj, ya habían transcurrido suficientes minutos y su adorado hermanito no volvía. Podría tratarse de cualquier cosa, un secuestro, un acto de terrorismo, no había modo de saberlo, sobre todo en estas épocas modernas tan llenas de riesgos. Su mente comenzaba a describir todo tipo de situaciones desde las mas cotidianas hasta escenarios imposibles e irreales, conforme me volvían mas trágicos los escenarios le entraba mas nerviosismo. Finalmente considero que ya había pasado suficiente tiempo, pero apenas e iba a decir algo su amigo se le adelanto, parecía adivinar sus pensamientos pues con igual o mas urgencia de la que el sentía. No dijo nada y se limito a asentir, al tiempo que se levantaba para ir detrás de su amigo Yao. Aunque era un trayecto corto por alguna razón le pareció infinito mientras ambos se dirigían hacía donde se había ido el español.
Conforme más avanzaba logro escuchar un golpeteo extraño y finalmente la voz de su otro invitado, con urgencia se apresuro para corroborar si no era su imaginación. Al estar más cerca podía claramente escuchar a su adorado hermano pidiendo ayuda, cosa que de inmediato le altero, al grado que si se hubiese encontrado un hacha habría destrozado la pared para sacarlo. -Mon petit fère??- Antes de tomar cualquier decisión quería asegurarse antes que el español estuviese bien, ya después desarrollaría alguna estrategia de emergencia para sacarlo de allí. La oferta de Yao le pareció como caída del cielo así que le dirigió una mirada suplicante. -Oui, por favor haz todo lo que puedas.- Una tonta puerta que importaba con tal y de volver a tener seguro a su dulce hermanito entre sus brazos.

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Editado: OMG xP perdon no lei el post antes ¬¬ esto no me dejo leer, pero ya lo cambio un poquin para que siga la secuencia =3

Desde dentro de la puerta se escuchaba a los otros dos planear cosas, él se quedaba con toda la información pegando la oreja a la puerta, hasta que escuchó lo de la patada, alejándose de la puerta como si soltase descargas eléctricas, y pegándose a un lado de ella en la pared.

-Ehm..estoy bien..sólo un poco encerrado!- gritaba desde dentro para que no se preocupasen de más, tampoco es que se estuviese inundando ni lo tuviesen secuestrado...

-Podéis probar a meter algo en la cerradura,a ver si se abre....así no la tendréis que romper...^^U

Él y su torpeza,...aunque no fuese eso, pero sí la mala suerte, de todas las posibilidades de que eso pasase y le tiene que pasar a él.
En fin, ahora sólo tocaba esperar a que abriesen la puerta, de todos modos eso era gracioso..como casi todo lo que pasaba-...jajajaja..- empezó a reírse pensando en la situación, la verdad es que era como si fuesen niños los tres, y eso le hacía gracia.

La manera en que reaccionaba Francia era demasiado dramatica, y solo hacia que el mas bajo lo mirase con una gota en la cabeza. De verdad que si le pasara algo al español no queria ver la situacion del rubio, seria demasiado, como ver un drama en directo.
No pudo evitar reirse un poco al escucharlo de esa manera, y a la vez escuchando la voz del que estaba atrapado. El cual se apartaba rapido de la puerta y de repente se pudo a reir, pues la situacion era bastante estupida y extraña.
Miro al frances, poniendole una mano en el hombro para que se calmase, o como siguiese asi pensaba que le daria algo. Se alteraba por nada, y encima lo hacia parecer todo mucho peor de lo que era.

-No te pongas asi Francia-san, no te voy a romper la puerta, y tampoco le pasa nada a España-san aru- Dijo para acercarse a la puerta y darle una patada justo donde estaba el pomo, haciendo que se abriese pero sin causar ni un rasguño a la madera.

Saludo al español con la mano cuando la puerta estuvo abierta, apartandose un poco para dejar paso al frances, el cual parecia que era la primera vez en años que veia a su pequeño hermano.

Su expresión de completa incredulidad era difícil de ocultar, no veía como Yao podía reírse en un momento así, en el fondo sabía que probablemente mañana o en alguna ocasión en que contaran esta anécdota se podría reír hasta hartarse, pero por ahora no le hacía la mejor gracia. La frustración le paso pronto al escuchar reír también a Antonio, suspiro aliviado que se mostrara así alegre y a salvo. Quizá si estaba exagerando un poco, pero de pensar que resultara dañado un solo cabello o una uña de su hermanito y el no poder hacer nada, era algo que no podía soportar. Al sentir la mano sobre su hombro finalmente logro calmarse, sabía de lleno que podía confiar completamente en la nación asiática, en su compromiso hacia la amistad y por su responsabilidad y honor.

-Muy bien, haz lo mejor que puedas.- Respondió sonriente en un modo ya más calmado para reafirmarle que tenia su total confianza y lo mucho que apreciaba sus palabras, su compañía y su esfuerzo. Se impresionó mucho con la precisión del golpe, con la firmeza bien marcada en el rostro de Yao, siempre lo veía sonreír pero concentrado así parecía alguien completamente diferente. Había sido una fracción de segundos pero le resultaría difícil borrarse esa imagen en mucho tiempo. Miro hacia el interior del baño, avanzó apresurado para finalmente poder contemplar a su adorado hermanito al cual analizo de milímetro por milímetro asegurándose que estuviera bien. -Mon petit frère…- Cuando ya se hubo cerciorado que todo estuviera perfecto se fue sobre el abrazándolo con fuerza.

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(Vaya que si es todo drama xD solo le falto llorar y sacar el pañuelito xD)

La puerta se abrió de un golpetazo, sólo alcanzó a ver la piernecilla de Yao cuando ésta golpeó la pared.

Por fin estaba libre de nuevo, aunque tampoco era que hubiese sufrido mucho, era un cuarto de baño bastante amplio y en casa de su hermanito, era como estar en casa, asique el estar recluído cual preso tampoco le suponía un sacrificio.

-Ahh estoy bien!! -dijo correspondiendo el efusivo abrazo de Francis, riendo aun suavemente por su reacción, siempre era así y no iba a cambiar nunca, pero eso le alegraba.

-Gracias por sacarme Yao - dijo sonriéndole agradecido de verdad, aunque aun le hiciese gracia la situación, y tampoco desaprovechó la ocasión para acariciar el pelo de Francis y darle un suave beso en la mejilla.

-Hagamos algo que no sea quedarnos encerrados jaja.- volvió a soltar a su hermano, no sin antes meterle mano, era irresistible, y esperar a la reacción de los otros dos, a ver qué querían hacer.

La puerta se abrió de un golpetazo, sólo alcanzó a ver la piernecilla de Yao cuando ésta golpeó la pared.

Por fin estaba libre de nuevo, aunque tampoco era que hubiese sufrido mucho, era un cuarto de baño bastante amplio y en casa de su hermanito, era como estar en casa, asique el estar recluído cual preso tampoco le suponía un sacrificio.

-Ahh estoy bien!! -dijo correspondiendo el efusivo abrazo de Francis, riendo aun suavemente por su reacción, siempre era así y no iba a cambiar nunca, pero eso le alegraba.

-Gracias por sacarme Yao - dijo sonriéndole agradecido de verdad, aunque aun le hiciese gracia la situación, y tampoco desaprovechó la ocasión para acariciar el pelo de Francis y darle un suave beso en la mejilla.

-Hagamos algo que no sea quedarnos encerrados jaja.- volvió a soltar a su hermano, no sin antes meterle mano, era irresistible, y esperar a la reacción de los otros dos, a ver qué querían hacer.

Mira la escena totalmente divertido, la verdad es que le recordaba a el mismo y a sus hermanos. Sobre todo Korea y Hong Kong, que eran siempre los que estaban con el y nunca querian dejarlo solo.

Se apoyo en el marco de la puerta, haciendo un movimiento con su mano por el agradecimiento del español, la verdad es que no lo habia costado nada hacer aquello. -No tienes que agradecermelo España-san- Sonrei mientras miraba a ambos, notando como el moreno besaba la cara de su hermano como si nada, cosa que le resulto un tanto extraña, pues eso en su pais no era costumbre.
Pero mas se extraño al ver como una de las manos de Antonio se colaba por entre la ropa del rubio. No esperaba algo como eso, pues creia que esas cosas solo se daban entre parejas. ¿Seria algo normal en la cultura occidental?

No le tomo mas importancia a el asunto, solo se quedo mirando al moreno, por la pregunta que habia hecho. Pues ya que estaban alli si que podrian hacer mas cosas que solo beber.

-Algo que hacer..... no se me ocurre nada ahora que pudiesemos hacer-aru- Mira a los otros dos esperando que ellos aporten una idea, al menos Francia tenia mucha imaginacion para esas cosas.

Suspiro una primera vez aliviado de tener a Antonio sano y salvo, pero su segundo suspiro se debió al sentimiento calido que le producían las caricias de su hermano contra su piel, cuando este le soltó le tomo de la muñeca muy suave regresándole la mano de nuevo a su cuerpo para pedirle que continuara.

-Podemos hacer muchas cosas.- Dijo en un tono sensual lanzándole una mirada lujuriosa a la nación de cabello oscuro que se encontraba en la entrada, recordando la ferocidad y fuerza de hace unos momentos. - Non mon petit frère, no solo algo…- Dijo frotándose contra la mano de su adorado hermanito que aun sujetaba suave por la muñeca. -Debería ser algo que nos ayude a conocernos mejor, oui? Después de todo ha eso han venido…- Le dirigió una mirada mas a la nación asiática curveando los labios sensualmente, moviéndose ligeramente contra su hermanito y después separándose muy despacio.

Aun tomado de la mano al español le incito a avanzar hacia Yao para aprisionarlo entre ambos, despacio guío las manos de Antonio sobre el cuerpo aprisionado entre ambos. -La integración es el primer paso…- Agregó acariciando el largo cabello negro y besándolo. -¿Te interesaría probar?- Susurro suave al oído de la nación asiática.

Sonrió dejándose llevar por el rubio, mirando a Yao, que quedaba entre ambos, más bajito y más dulce en medio de los dos.
Su espalda era mas estrecha, y lo corroboró al poner sus manos a ambos lados de la estrecha cintura del asiático, siguiendo los movimientos que Francis le indicaba, la verdad, parecía que se conocerían más estrechamente ese día.

-Considera esto como un intercambio cultural, un poco más íntimo Yao- dijo sensual aunque dulcemente y con una sonrisa en su rostro, tampoco quería que el chino se sintiese nervioso o abrumado por estar así entre los dos, aunque eso le recordaba bastante a cuando se lo hacían a Gilbert.

El francés era un conquistador y un romántico, pero él también tenía lo suyo, era muy apasionado, le gustaba que el otro se sintiese totalmente bien, que le gustase y hacer todo lo que le pidiera.
Movió un poco sus manos hacia arriba, acercándose para darle un sutil beso en el cuello, y después susurrarle al oído.

-Déjate llevar...