Los viñedos franceses (privado)

Se sorprendió un tanto por el avance de ambos hacia él, pues había notado perfectamente la sonrisa que le había mostrado el rubio, haciendo que se sonrojase sutilmente. Sus reflejos eran rápidos, pero la manera en que lo miraban ambos logró que se sientiese un poco confuso, por lo que no se dio cuenta, hasta que ambos los acorralaron entre ellos de la situación en la que estaba.

Solo podía ver la cara del francés, situado frente a él, casi tan alto como el ruso, lo que hacía que tuviese que mirar un poco hacia arriba para poder verlo mejor. La forma en que le cogía el cabello con suavidad, besandolo para despues agacharse y susurrarle al oído, lo que hizo que enrojeciese más.

-¿I-Integrarme? pero yo....n-nunca he hecho e-estas cosas- Decía apoyando sus manos sobre el pecho del más alto cuando notaba como las manos del español se posaban sobre su cintura. Miraba de reojo al que estaba tras él, para ver en el momento en que se le acercaba, besando su cuello, susurrandole al oído con sensualidad que nunca antes había escuchado.

-¿Dejarme llevar? N-no se si esta bien hacer esas cosas-aru- Dijo timido por estar así entre ambos, pegandose más a Francis por el beso que le dio Antonio en el cuello. La verdad es que era algo nuevo para él y no sabía demasiado bien que hacer en esa situación.

-oui, oui!! Cuando le importas a las personas que te rodean todo se da naturalmente, mon cher Antonio y moi te tenemos un especial aprecio.- Dijo en un tono calido y sincero acariciando el delgado mechón de cabello oscuro que aun sostenía. -Queremos que… estés con nosotros…- Agregó en un tono sugerente y seductor llevando lo mas despacio posible a Yao de nuevo hacía su adorado hermanito. Se aproximo mas hacía el rostro de la nación asiática plantándole un sutil beso para después buscar los labios de su hermanito al que le exigió un beso mucho menos inocente, corto pero apasionado.

Realmente no era la primera vez que hacían algo, sin embargo sentía un inusual afecto por la nación de cabello largo y oscuro, estaba seguro que su adorado hermanito compartía su sentir por el modo en que se comportaba. Y no era para menos puesto que la nación que se encontraba entre ellos poseía una extraña belleza mística muy diferente a lo que ambos estaban acostumbrados, además de eso tenía nobleza, lealtad, inteligencia y muchas otras cualidades admirables. Paseo sus manos por el cuerpo de Yao con ligereza posándose ocasionalmente sobre las manos de su adorado español, subiendo por su brazo y luego regresando de nuevo al cuerpo de su invitado para entre los dos abarcar más.

-Vayamos entonces a la recamara principal…- Añadió de nuevo usando ese tono sugerente lanzándoles miradas lujuriosas a las dos naciones frente a él. Se movió contra el cuerpo de Yao para obligarlo a quedar completamente contra Antonio, para que pudiera sentirlos a ambos. Deslizando su mano para tocar también el cuerpo de su hermanito, rozando con sus dedos por encima del pantalón por toda su pierna. -Oui?- Nuevamente se frotó contra la nación asiática mientras buscaba los labios del español para pedirle otro beso mas y después lanzarles una mirada suplicante.

Sus besos siempre lo volvían loco, no sabía cómo pero con cada ez que lo acariciaba sentía un escalofrío placentero.
Entre ellos, el chico asiático se sonrojaba de manera adorable y deseable a más no poder, resaltando el rojo de sus mejillas con su piel clara y su pelo oscuro, parecía una muñeca que se ha de cuidar con todo el cariño, sin duda su belleza era increíble.

Un momento más estuvo sosteniendo su estrecha cintura entre las manos, tan delicado... sin poder evitar que los pensamientos más bajos se cruzasen por su cabeza al imaginar tan estrecho cuerpecito, para luego moverlas un poco hacia arriba metiendolas bajo la camiseta roja del asiático.

-Claro, allí estaremos más cómodos -dijo sensualmente en el oído del más bajo, soplando un poquito para luego rozar su nuca con la punta de los dedos, atrayéndolo hasta ellos y llevarlo a la habitación.
Sin duda esa noche iban a pasarlo bien los tres juntos, al final la invitación daba mucho más de lo que en un principio había pensado.

No podia evitar dejarse llevar en ese momento, todo lo que hacian se sentia demasiado bien. Las leves caricias....los besos...la manera en que le hablaban ambos y le miraban. Nunca antes habia sentido esas sensaciones en su cuerpo, seguramente era verdad eso que contaban, de que los españoles eran muy apasionados, al igual que los franceses, donde se encontraba la ciudad del amor.
El nunca habia dudado de esas cosas, pero tampoco nunca lo habia experimentado como para saber si seria verdad o no. En ese momento le quedo bastante claro que era asi.

Casi sin darse cuenta respondio el suave beso que junto sus labios a los del rubio, haciendo que despues su cuerpo se pegase por completo al de Antonio, por las caricias que les daba su anfitrion.
Las manos del amante de los tomates se movian con bastante destreza por su cuerpo, acariciando su cintura para despues ser menos recatado, pasando por debajo de la tela para acariciar su piel. Su sonrojo era notable a esas alturas, pero no estaba demasido candente en sus mejillas, pues tampoco es que hubiese pasado a mayores cosas aun.

Los suaves dedos que rozaban su cuello hicieron que su piel se erizase, y cuando sintio el calido aliento cerca de su oido dejo escapar un gemido suave, casi como un suspiro. Haciendo que, voluntariamente, se pegase mas contra el español, dejandose asi llevar, hasta que se dio cuenta de que ya no seguian donde antes, si no en una habitacion totalmente distinta, que no habia visto nunca antes.

El camino al dormitorio principal le había parecido inusualmente corto, y ante semejante situación era lo que menos le preocupaba, lo importante es que ya se encontraban allí. La gama de colores iba desde un suave tono crema a un beige, todos cuidadosamente elegiros para entonar. Una recamara muy ostentosa, cada detalle decorado tan saturadamente con grabados exagerados pero que de algún modo, aun y con tanta exageración lograban embonar armoniosamente. La cama envuelta en las mas exquisitas telas, en cuanto a textiles era bastante exigente y no se había rendido hasta encontrar alguna con mas de mil doscientos hilos de algodón egipcio, algo que rara vez alguien notaba pero que sin embargo le resultaba totalmente indispensable. Aunque ahora tanto diseño, elaboración y detalle quedaban completamente opacados ante las dos piezas de arte frente a el.

Llevo sus manos a los botones del complicado cuello de la prenda de Yao para así poder deshacerse de esta pronto buscando que sus maniobras no le entorpecieran la tarea a su hermanito, le gustaba verlo así, tan seductor y tan apasionado. Sabia muy bien que provocativas podían las manos de su adorado hermanito cuando se lo proponía. Quería ver como su hermanito disfrutaba, las expresiones tan maravillosas de su rostro y también las expresiones de Yao, era la primera vez que podría verle, tocarle y disfrutarlo. -la participación, también es parte importante de la integración…- susurro suavemente mientras suspiraba contra la mejilla de la nación asiática finalmente habiéndose deshecho de su camisa. -tu también puedes tocar todo cuanto gustes.- le volvió a susurrar en un tono muy sensual. Le tomo las manos muy suaves llevándole una de sus manos hacía su adorado hermanito y otra llevándosela al pecho después de plantarle un suave beso en los nudillos. Se inclino hacía Yao empezando a besarle la barbilla y yendo hacía abajo por su cuello, deteniéndose con especial atención en la pequeña hendidura que se formaba al terminar el cuello e iniciar el pecho. Alzó un poco la mirada para admirar a su bello hermanito una vez mas maravillado con los destellos de lujuria en sus ojos verdes lo que lo motivo a pronunciar mas sus besos lamiendo ocasionalmente mientras exploraba el pecho del asiático.

Agachó un poco su cuerpo para alcanzar la nuca del moreno, besándola con pasión, dejándola humedecida, notando los suaves espasmos que causaba en su cuerpo y cómo temblaba tentadoramente entre sus manos, que ahora se movían por su abdomen, pasando sus dedos hacia abajo, y luego retirándolos a los costados cuando casi alcanzaba su entrepierna.

Quería escuchar su suave voz cambiando al reprimir los suspiros que querían escapar, de modo que le habló de nuevo sensualmente..
-Yao....si algo no te gusta...dínoslo...- lamió su oreja-...y haremos que te sientas bien...
Bajó de nuevo besando su fino cuello y a la vez sus manos, pegándose a él por detrás, rozándose un poco y tomando su blanca mano para colocarla bajo su camisa.

-toca todo cuanto quieras... no te cortes.... -dijo atrayendo su cara con suavidad para darle un beso, lamiendo sus labios, pero sin adentrarse en su boca mucho para no intimidarlo, mientras sus manos jugaban con el filo de sus pantalones, probando a colar un dedo y acaricar la zona de su vientre lentamente, bajando un poco y volviendo a subir.

Miraba al frances directamente a los ojos, observando como sus azules pupilas destelleaban con tonos lujuriosos, dirigidos hacia ambos que se encontraban frente a el.
Sabia perfectamente que no podia quedarse parado sin hacer nada, pero es que si la situacion era bastante inusual de por si, aquellos dos aunque mas jovenes que el, tambien eran mas expertos en todo aquello. Al menos eso era lo que le demostraban sus caricias, que lo hacian sentir como cada vez la temperatura de su cuerpo era mas elevada.

La mano que estaba sobre el pecho del rubio empezo a acariciar sobre la ropa, subiendo hasta donde se cerraba su camisa para empeza a abrir como podia esta. Pues con solo una mano y mientras los otros dos lo recorrian de ese modo le resultaba difiicil. Pero fue algo que dio por imposible cuando empezo a besar su pecho, para a ratos, lamerlo por todos los lados.
Su cuerpo, si de por si era pequeño, lo parecio aun mas cuando se inclino un poco hacia delante, por el beso que le daba en el cuello el español, al igual que los sitios donde tocaba, acercandose bastante a su entrepierna. De nuevo empezo a hablarle, haciendo que se esforzase el tambien por poder contestar. -S-Si....lo dire...n-no te preocupes-aru- Su tono de voz era bajo, pero se mantenia.

Respondio el beso que le daba, que aunque no fue del todo un beso se sintio bastante bien. Tal vez creian que estaba intimidado, pero no era asi, estaba un poco confuso aun debido a las acciones que hacian. Claro estaba que el chino no queria quedarse atras. asi que con la mano que estaba dentro de la camisa del español comenzo a acariciar todo su pecho. A veces se paraba para dar pequeños estimulos a sus pezones, y otras bajaba con suma suavidad hasta su ombligo. Su otra mano, acariciaba el pelo del frances, pasando a su cara y bajando de nuevo hasta el comienzo de su pecho, desabrochando algunos de los primeros botones de su camisa.

Alegremente obedeció la petición de su huésped tomando el mismo la tarea de desabotonar su camisa, interesado en complacerle y hacer que pasara únicamente momentos placenteros y gratificantes. Deseando sentir mas la dulce y agraciada mano sobre su rostro y su cabellera, sorprendido por la gracia y elegancia que conservaba aun en esa situación. Sutilmente le auxiliaba a deshacer los botones sin dejar un momento de acariciarle complementando las manos del español en una extraña coreografía hasta terminar con el ultimo botón para ofrecerle como bien había dicho todo lo que el gustara ver y tocar, ansioso de sentir esa mano sobre sí y deseoso de sentirla en otros lugares de su cuerpo.

Adoraba la calidez y amabilidad de su hermanito, tanto como adoraba la pulcritud y belleza de la nación asiática, pero aun mas adoraba el modo en que sus labios se unían tan gloriosamente. Era afortunado de tener a su alcance a criaturas tan perfectamente maravillosas y sensuales a quienes deseaba fervientemente, su cuerpo ya excitado por sus voces, sus movimientos y sus acciones. Regreso a su tarea de explorar el pecho de Yao continuando con la serie de besos en su pecho, lo recorría muy cuidadosamente buscando su total agrado en cada momento ayudándose en ocasiones de sus manos. Libero un suave suspiro antes de detenerse en uno de los pezones para propiciarle suaves roces primero con sus labios y luego con su lengua para después proseguir al otro con el mismo tratamiento. Observaba atentamente las caricias que se otorgaban entre si las dos naciones aumentando mas su deseo por ambos.

Sonrió viendo que el más bajo empezaba a dejarse llevar por ellos dos, y resultaba demasiado atractivo verlo de esa manera.
Decidió entonces que no quería esperar más para explorar su blanco y suave cuerpo, deslizando lentamente la mano por su vientre, colando los dedos bajo su ropa, hasta meter la mano completamente, acariciando sin ningun obstáculo ahora su cálida y fina piel.

-Mm....Yao...qué suave eres...- dijo mordiendo su oreja suavemente y luego lamiéndole el cuello mientras cogía su miembro y lo acariciaba lentamente de arriba hacia abajo, sonriendo para mirar a Francis a los ojos, queriendo que mirase la expresión dulce y excitada del asiático, tocando la punta de su miembro y apretándola un poco, sintiéndola húmeda....seguro que estaba haciendo una carita irresistible.

De nuevo pegó sus caderas al trasero del moreno, rozándose para que notase el bulto entre sus piernas y suspirando en su oído, notando que sus mejillas también estaban algo sonrojadas.

Su cuerpo se inclinaba un poco hacia atras cuando los labios del frances estimulaban sus pezones de aquella manera, dejando que su cabeza reposase sobre el pecho del español.
No sabia muy bien como moverse en esa situacion, pero intentaba hacer todo lo que podia. Asi que con la mano que estaba en el pecho del frances, el cual estaba ahora completamente al descubierto, ya que le habia ayudado a dejarlo de ese modo.

Acariciaba su pecho con todo detenimiento, pasando sus dedos desde su cuello hasta su abdomen, acariciando sus pezones con timidez, pero a la vez con suavidad, intentando hacerlo lo mejor que podia.
Pero su mano se detuvo cuando el moreno le mordia y lamia, haciendo que su piel se erizase, pegandose a el por completo. No esperaba que se adentrase tan pronto en su pantalon, y eso hizo que se excitase mas rapido.

A esas alturas le resultaba imposible reprimir sus gemidos, los cuales quedaban entre los dos, pues estaban demasiado cerca como para no escucharlo.
Es su cara ahora mismo se podia notar todo lo que sentia, haciendo que estuviese muy rojo, pero a la vez con una expresion de placer que pedia por mas. El movimiento de su cara habia causado que algunos mechones se soltasen de su coleta, tapando un poco su cara.

-E-España-san.... aaahn.... n-no vayas tan... rapido-aru- Decia completamente rojo al escuchar su propia voz de aquella manera, mas aun cuando notaba la excitacion del español sobre su trasero, haciendo que jadease con levedad.

Respondía ante las caricias en su pecho con humados besos en el pecho del otro, suspirando cuando la delicada mano como de porcelana le acariciaba los pezones. Comenzó de nuevo a subir concediéndole más besos, deteniéndose justo en su barbilla al ya no sentir las caricias por parte de la mano del asiático. Sonrío al ver su expresión por primera vez completamente diferente a aquella figura pulcra; con su cabello desordenado y rostro enrojecido, pero que de igual modo poseía un encanto irresistible más aun cuando de vez en vez dejaba escapar gemidos de placer.
Incapaz de resistir aquello se inclino contra la figura de cabello oscuro plantándole un beso firme en los labios, usando ahora sus manos para atender los pezones del asiático. -Entonces… ¿que es lo que deseas?… nosotros te complaceremos…- Le sugirió en un tono sensual tomando su mano entre las suyas besándola suavemente, primero justo en el centro de la palma de la mano, después con un beso mas en su muñeca y uno ultimo a mitad del antebrazo. -Nos gustas, nos gustas mucho…- Agregó con un beso menos inocente en su mano antes de llevarla a su entrepierna por encima de las prendas. -¿puedes sentirlo?.- añadió frotándose contra su mano suavemente lanzándole miradas furtivas al español.
Se inclino con todo su cuerpo sobre Yao besando su cuello buscando después los labios del español para pedir un beso apasionado acariciando con igual intensidad a la figura de cabello oscuro entre ambos asegurándose de soltar unos cuantos gemidos suaves contra los labios de su hermanito y con toda la intención de causar alguna reacción en su invitado también. -mon ami??…- Rompió con el beso apartándose muy suave buscando ahora la mirada del asiático dirigiéndole el acambio una mirada entre suplicante y sugestiva sin dejar de acariciar su pecho.

Sonrió ante la reacción del asiático, totalmente irresistible, le gustaba cómo se dejaba hacer entre sus brazos, se hacía realmente deseable escucharlo gemir con esa voz tan fina y tan sensual.

-Lo siento...- susurró en su oído, pero sin dejar de tocarlo, es más, ahora comenzó a mover su mano, masturbándolo lentamente, presionando un poco la punta, sintiendo como se estremecía, excitándose más al sentirlo tan caliente y mordiendo su oreja suavemente.

-Haremos lo que pidas...- dijo volviendo a presionar para besar a Francis con deseo y con amor, disfrutando del sabor dulce de sus labios del que nunca se cansaría.
Esa noche, se encargaría de darles placer a los dos, quería verlos suspirar, que disfrutasen como nunca.

Pensando en los dos, sentía que le sobraba la ropa, que se excitaba más y que el pantalón comenzaba a molestar, haciéndose hacia delante para rozar su miembro contra el trasero del moreno insistentemente y desabrochándose la camisa.

Por alguna razón no podía dejar de hacer esas cosas que le pedían los otros dos. Lo deseaba, al igual que ellos deseaban verle de ese modo, que nunca había mostrado a nadie.

Sus gemidos se apaciguaron un poco cuando el francés besó sus labios de aquella forma, haciendo que el que estaba entre ambos respondiese con una intensidad parecida, pero que no llegaba a igualarse con la de su rubio amigo. Al separar el beso un gemidito se escuchó, por como le tocaba su pecho, haciendo que después lo mirase a los ojos, cuando cogió su mano y le empezó a preguntar.
-S-Solo....hmm...quiero que...sigais-aru- decía al momento que sentía como el español mordía su oreja con suavidad, haciendo que se erizase su piel. Todo aquello le resultaba muy placentero.

De pronto su mano, la que besaba el rubio, cambió de direccion, dirigiendose esta vez a su entrepierna, pudiendo notar bajo su mano como la erección de este era más que notable, al igual que la de su hermanito.
Se mordía los labios con insistencia, cuando Antonio pasaba su mano de arriba hacia abajo por su miembro, haciendo que se pusiese más rojo a cada momento. Se sentía muy acalorado, si bien la temperatura de su cuerpo era elevada en ese instante, al estar entre ambos esta se incrementaba más.

La manera en que el español rozaba contra su trasero solo causaba que su cuerpo se estremeciese, pidiendo por más de manera silenciosa. Pero escuchar nuevamente la voz de Francis hizo que lo mirase, viendo su mirada suplicante. Pensó que tal vez estaba así por tener aun su mano sobre su miembro, y al notar lo que le hacía el moreno a el, decidió hacer lo mismo, acariciando sobre la tela, mientras su otra mano abría el pantalon con timidez, para poder moverse mejor. De ese modo, al final logró colar su mano en el pantalon del rubio, dandole la estimulación necesaria a su erección.

-Lo que tu gustes…- Suspiro suave contra el cuello del asiático plantando allí un cálido beso mientras le rodeaba con sus brazos acariciándole la espalda primero con gentileza y luego ya con firmeza. Le concedió mas besos mas en los labios, iniciando con uno suave y ligero pero aumentando la duración e intensidad de estos en cada ocasión. Miro de reojo a su adorado hermanito, queriendo ofrecerle también a el algo para deleitarse, tomando su rostro una expresión mas sensual al sentir como lo observaba.

Llevo sus manos de la suave y exquisita espalda de Yao al pecho de Antonio, sus caricias ahora con un poco mas de agresividad buscando apreciar mas la piel ligeramente mas oscura que tanto ambicionaba, recorriendo lo mas que podía y deshaciéndose de las prendas que aun quedaban en su camino aunque este ya se había desecho casi completamente de su camisa por si solo.

Gimió suave cuando en lugar de recibir los placenteros y ligeros roces sobre las prendas; y logro sentir la mano como de porcelana tocándolo. De un modo tan cuidadoso y delicado, tenía su propio estilo para hacer las cosas, diferente pero igualmente delicioso por lo que no podía evitar estremecerse ligeramente ante la elaborada atención que recibía. Decidiendo agradecerle su consideración al asiático con un beso mas ahora añadiendo también suaves caricias con su lengua dentro de la boca de este.

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(perdon por la demora ;___; he tenido muchos deberes que atender ;___;!!
*se aplicara mas para no dejar post vivo sin respuesta*)

Sonrió al ver al asiático hacerle eso a Francis, realmente lo excitaba muchísimo el verlos a ellos dos también, y el mas bajito, aunque fuese el mas mayor, parecía tener aún la inocencia de un niño, lo que hacía que él se pusiese aún más caliente, porque era como tener un tesoro entre sus manos.....entre sus manos y las de su hermanito por supuesto.

Bajó besando el cuello de Yao, lamiéndolo lentamente y luegosoplando un poco para enfriarlo y que se estremeciese, le gustaba sentirlo temblar pegado a él, era tan tentador... y mientras pasaba una mano por su cadera, llegando hasta el cuerpo de Francis, subiendola hasta su nuca y atrayéndolo a él para besarlo apasionadamente, demostrándole todo el amor y el deseo que tenía, tirnado de los dos hasta llegar a la cama, dejándolos caer a ella, mirándolos sonriente.

-Esto si que está mejor...- dijo acercándose para ponerse medio entre ellos, y poder tenerlos a los dos a mano, pudiendo tocar tanto a su rubio y amado hermanito, como a la preciosidad asiática de Yao.
Era una imagen demasiado sensual tenerlos a los dos tumbados en la cama.

Recibió gustoso el beso que le proporcionaba el francés, haciendo que el movimiento de sus manos fuese un poco más agitado debido a esto. Llevaba el beso de un modo similar, jugando con la lengua del otro dentro de su boca, degustandola y jugueteando con ella todo cuanto le fuese posible. Aunque nunca hubiese hecho esas cosas tampoco quería ser el único sin hacer nada, y menos aún quería estropear la situación, asi que en parte de dejaba llevar por ambos.

Las lamidas a su cuello, y el pequeño soplido provocó que su piel se erizase, estremeciendose entre los brazos de ambos, incrementando más su sonrojo. Pronto el rubio separó los labios de los suyos, pues el español también demandaba un beso por su parte, haciendo que el asiático quedase más aprisionado entre ambos. Hasta que notó como Antonio tiraba de ambos, mirandole con un poco de cunfusión en el rostro.

Pronto se percató de que ambos, tanto él como su rubio amigo estaban sobre la cama, lo que le hizo morder su labio inferior con levedad, intentado calmar en parte ese sofoco que sentía. Las palabras no salían de su boca, pero las caricias que le daba el español le estaban gustando bastante, por lo que solo se dejaba hacer, cerrando durante segundos sus ojos.

Correspondió el beso de Antonio, disfrutando su dulce sabor y la electrizante sensación de sus apasionados labios que tanto amaba. Se sonrió internamente mientras seguía las indicaciones no habladas del español, acomodándose en la cama con movimientos suaves mientras hacia lugar para que su hermano placidamente tomara su lugar entre ambos. Entre cada caricia iba deshaciéndose totalmente de las prendas que aun quedaban sobre el español haciendo de lado las prendas con sumo cuidado colocando también uno que otro beso en la piel descubierta.

Le dirigió una mirada seductora al asiático, mientras besaba lenta y húmedamente el abdomen del español. -No te gustaría acompañarme, mon ami??~- Le preguntó observando como mordía su labio inferior, después concediendo una caricia con su lengua al español mientras bajaba por su abdomen. -O preferirías intentar tu?- Agregó rozando con su aliento la piel ligeramente mas oscura para plantar otro beso mas abajo, mientras se frotaba contra el muslo del español.

Sus labios abandonaron unos instantes al español, pero en lugar de estos dejo sus manos que siguieron la trayectoria con caricias hasta llegar a la entrepierna del español, recorriéndolo firme pero gentil como si fuese un instrumento musical muy fino. -Te gustara el sabor de mon amour~- Dijo en un susurro sensual contra los labios de Yao para después besarle buscando animarle confiado en que encontraría cuan ciertas eran sus palabras, pues nadie en su sano juicio podría resistirse a los encantos del español.

Observó como ahora el francés recorría de esa manera tan seductora el cuerpo del español. No era algo que acostumbrase a ver, y en gran parte le hacía sentirse más excitado al ver como se tocaban de esa manera entre ellos mismo; seguro que era algo que jamás olvidaría, aquella vista era demasiado como para poder hacerlo.

Salió de sus pensamientos al escuchar la voz de Francis, a lo que de nuevo miró el cuerpo de cierto moreno, para poder decidir si seguir el mismo camino que recorría la lengua del rubio o poder hacer otra cosa. Pero se dejó llevar por aquellos suaves labios, respondiendo de un modo bastante similar, haciendo que sus mejillas se viesen sonrojadas. -Creo...que sería bueno probar-aru- dijo de manera algo tímida, volviendolo a besar por su propia cuenta, pasando una de sus manos por la nuca de este para profundizar más.

Después de separarse de él fue a probar la piel de Antonio, la cual desde que todo aquello empezó no había tenido oportunidad de probar. Primero fue hacia su cuello, dando pequeños besos y lamidas. En aquel momento su rostro se puso algo más rojo, pero aún así no dejaba lo que hacía; hasta llegar a su hombro, dando una lamida para después morderlo con suavidad, mirando de reojo a ambos para ver si lo estaba haciendo al menos bien.

Se relamió los labios al sentir la mirada del español ampliando más su sonrisa en modo seductor mientras daba mas caricias al adorado miembro del su hermano, subiendo y bajando lento dejándolo un momento solo para permitirle a Yao acomodarse. Los contemplo así unos momentos, lamiéndose los labios mientras veía como la hermosa nación asiática tomaba iniciativa concediendo besos tímidos a Antonio… Ambos lucían tan preciosos, tan deseables, como una visión de ensueño.
Con delicadeza llevo su otra mano al miembro del asiático para estimularles a ambos siguiendo el ritmo con que llevaban el beso. Premiando sus reacciones haciendo mas intensas las caricias y sujetándoles con mas fuerza en veces, observando atento sus reacciones, respondiendo a las miradas de ambos con su mejor sonrisa seductora. Había sido suficiente de la entrada, llegaba el momento de pasar al plato principal, para lo cual se excuso unos momentos, dejando de acariciar a ambos para regresar unos breves instantes después.
-Ha llegado el momento… - Dijo casi ronroneando mientras mostraba a sus dos invitados un pequeño y delicado envase de lubricante que balanceaba con la misma elegancia que hacía con sus rosas. Lo destapo con exagerado cuidado, vertiendo el liquido en sus manos cubriéndolas suficientemente antes de buscar las entradas a sus bellos cuerpos, bajando con sutiles caricias como plumas por sus espaldas y tan apetecibles traseros. Deslizo con maestría sus dedos hasta aquel lugar, primero con el español, mirándole excitado y después con el asiático, sin querer realmente interrumpir lo que hacían por ahora. Movía sus dedos dentro de ellos con suma gentileza y cuidado como si fuesen las figuras mas finas de cristal, incrementando un poco el ritmo y de modo gradual, excitándose cada vez mas, muy pronto sería incapaz de esperar mas, lo cual se notaba en la mirada lujuriosa que tenía clavada en ambos.

Intentaba continuar con aquellos besos que había empezado, pero las manos del español le hicieron desviarse del camino para poder besarle de vuelta, cerrando los ojos para no mostrar tanto su vergüenza y aquella pequeña timidez por el momento. Al separarse pretendía seguir besando la suave piel de la espalda del moreno, pero aún quedaba en francés, que al principio solo les miraba. Esta vez se unió a ellos, acariciando con delicadeza aquella parte de su cuerpo; estaba más rojo si cabía aún e intentaba esconder su rostro entre sus manos, pero miró entre sus dedos cuando paró aquel movimiento, viendo lo que tenía entre sus manos aquel rubio.

-¿El...momento-aru?- aquello le hizo sonrojarse muchísimo, pues sabía a la perfección de que se trataba, pero solo podía dejarse llevar por las caricias de Francis, gimiendo cuando aquellos dedos empezaron a entrar en su interior, dandole aquellas caricias tan necesitas. Con sus manos agarraba las sabanas, hasta que decidió hacer algo por aquel rubio, al igual que Antonio. subió un poco, para empezar a besar su pecho desnudo como podía.

Su sonrisa de satisfacción se amplio notablemente, teniendo a las dos hermosas criaturas así a su lado, llenándole de besos y caricias por todos lados, moviéndose un poco contra la dulce mano de su hermanito que le proporcionaba un poco de alivio, decidiendo premiar a ambos con un movimiento menos sutil de sus manos, abarcando mas espacio dentro de sus lindos cuerpos que destilaban tanto calor. -oh, oui? Entonces… no te haré esperar mas mon amour.- Dijo muy suavemente, buscando después los labios del español para después tomar un beso firme y prolongado, volviéndose después hacía el chino plantando un beso en su frente. -Oui, mon ami… el momento en que podremos estar juntos~- Sonrió diciendo esto del modo mas seductor que pudo mientras maquinaba a velocidades sobre humanas que era lo que debía proceder.
Abandono con recelo su tarea, un poco decepcionado de no poder jugar más con esos dulces y bellos cuerpos, pero sabía que era para bien. Aparto suavemente la dulce mano de su hermanito, tomándola ahora con una de las suyas, alzándola a la altura de su rostro y besándola, haciendo después lo mismo con la de Yao. Necesitaba algo mas que solo sus manos, y lo necesitaba ya. Conteniendo el deseo, que se convertía pronto en desesperación se dispuso a guiarlos del modo mas delicado posible, llevándoles entre caricias y besos a posiciones más adecuadas para lo que iban a hacer. Dejando a su dulce hermanito con la espalda recostada en la cama, solo acomodándose entre sus piernas para después tomar con delicadeza a su igualmente dulce amigo asiático. -Primero~ me gustaría complacer a mis distinguidos invitados.- Susurro con voz áspera en el oído de Yao, a la vez que le ayudaba a colocarse sobre Antonio. Se pegó un poco a la espalda del asiático, colocándole las manos sobre la cadera, guiándole firme pero a la vez con gentileza hacia el miembro de su hermanito. -Confío en que, mi selección de actividades, será, de su agrado.- Paso su lengua delineando el oído del asiático, frotando su miembro contra su trasero, mientras le hacía bajar mas para encontrarse con su hermanito al que le lanzaba miradas furtivas de deseo por sobre el hombro de Yao y preparándose para después tomarlo a él personalmente.

(y despues de mucho xDU respondi, perdon ;O;!!!!! -se autogolpea-)