Visita sorpresa ^^ (privado)

Se encontraba parado frente a la puerta de la casa de Georgia, no tenía ningún motivo en particular para estar ahí, más allá que el aburrimiento y el deseo de estar con los que aún le pertenecían, aquellos que formaban parte de él, de alguna forma, o al menos eso creía. Pues todos serían parte de él en algún momento y estaba convencido que sería así.

Comenzaba a pensar que ya se había trasformado casi en una costumbre el ir a dar visitas sin avisar y conociendo el carácter del otro chico sabía que no le agradaría mucho la situación, como también sabía de antemano que no recibiría con la mejor cara, si es que se limitaba a recibirlo.

Tocó la puerta, a la vez que sonreía esperando que Davit estuviese en casa y que su visita sorpresa no fuese en vano.

Finalmente lo había conseguido. El libro que tanto buscaba. Se agachó y tomo el libro el cual estaba algo polvoriento. Pasó su mano quitando el polvo de la portada leyendo el título de aquel viejo libro. Caminó hasta la sala y dejo el libro sobre una pequeña mesa y fue a encender la chimenea. Justo cuando terminó de hacerlo escucho sonar el timbre.

Se quejó por lo bajo y fue hasta la ventana y removió la cortina para poder ver quién era, llevandose una sorpresa no muy buena que digamos. Era él, la persona que menos quería ver. Ivan. Cerró la cortina de inmediato y se dirigío hasta la puerta. Dudando en abrir la puerta varias veces. Realmente no quería hacerlo. No quería ver esa sonrisa que a veces llegaba a desagradarle. Finalmente abrió la puerta, recibiendo al ruso.

-Dobry den*, Ivan-saludó sin ganas, mirando hacía a un lado.
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Buenas Tardes* (en ruso)

Esperaba pacientemente, mirando fijamente la puerta que todavía no se abría, quizás tenía razón cuando pensaba que Georgia no debía tener ganas de recibirlo y por eso no quería abrir, aunque se había equivocado, la puerta si se abrió.

-Privyet, Davit- saludó con más ánimo comparado con el otro- Pensé que no me abrirías- comentó con un tono divertido, mirándolo fijamente. Estiró uno de sus brazos y tocó su hombro, acercándose un poco más.- ¿Cómo has estado?- preguntó con esa sonrisa que no se borraba de sus labios.

Era tan obvio que el menor no estaba para nada feliz con su presencia, pero no era algo que le importase demasiado, pues ya se encontraba ahí, perturbando el hogar de Davit y éste estaba prácticamente obligado a recibirlo.

Miró con fastidio la mano posada en su hombro y volvió a mirar de nuevo a Rusia al rostro. Quitó aquella mano de su hombro caminando hacía adentro de su hogar, maldiciendo por lo bajo. Hoy finalmente podría tener tiempo libre y justo ese día Ivan decide visitarle. Definitivamente no tenía suerte. Almenos no en ese día. Pensaba que hubiera sido una mejor idea no recibirle y dejarlo afuera. Esa sonrisa era demasiado molesta, no le agradaba para nada. Nunca le había agradado.

-No te quedes allá fuera-dijo con un enojo notable en su tono de voz mientras se volteaba-Puedes pasar-añadió mirando de nuevo a Rusia.

Le parecía divertido verlo fastidiado, apartando la mano que tenía puesta sobre su hombro, escuchando susurros que suponían que debían ser maldiciones. Cuando lo invitó a entrar con desagrado, se limitó a asentir y traspasó el umbral de la puerta, caminando unos pocos pasos y quedando a una distancia prudente del otro

-Gracias, siempre tan amable y atento- habló con un leve deje de ironía bien camuflado en una amabilidad que fácilmente podía resultar poco genuina, porque en realidad así era.-Por cierto…aún no me respondes…¿cómo has estado?- repitió la pregunta, clavando nuevamente una mirada fija en él.

Volvió a quejarse un poco al ver la puerta abierta. Caminó hacia esta y la cerró, volteandose rápidamente para ver a la enorme nación con fastidio. Al escuchar de nuevo la pregunta que se le había olvidado contestar no pudo evitar enfadarse un poco más de lo que ya estaba. Pensando en una respuesta que no fuera grosera, tratando de ocultar el enojo y fastidio que comenzaba a sentir y sentía en esos instantes. Esa mirada. Era molesta, odiaba que le miraran de esa manera. Era incomodo.

-He...estado muy bien.-contestó mientras enarcaba sus cejas levemente.-todo estaba bien hasta que llegaste tú.-dijo en un susurro casí inaudible mientras sonreía forzadamente.

No podía dejar de mirarlo, pese a tener la certeza que al otro le molestaba, lo incomodaba y poco a poco aumentaba su fastidio. Notaba que intentaba contener las ganas de contestarle algo brusco, enfadado, con una sonrisa forzada que le parecía inevitablemente graciosa.

-Me alegro que estés bien-dijo apoyando una de sus manos en su mentón.-Hum~ imagino que lo estabas hasta que llegue, ¿o me equivoco?- preguntó de forma directa, pero con voz infantil. Caminó hacía Davit intentando acorralarlo lentamente.- Incluso, creo que para ti hubiese sido mejor no abrir la puerta… ¿para qué lo hiciste si no quieres verme?-aún un poco más cerca, lo suficiente para provocarlo y enojarlo, claro que no fueron más de unos segundos de cercanía, ya que rápidamente se separó antes de recibir aquel empujón que era esperable.-Sabes…me divierte ese carácter tan particular que tienes- ese carácter que conocía bastante bien.

Sabía muy bien las intenciones del ruso cuando lo vió caminar lentamente hacía él. Sonrió al escuchar la pregunta de Ivan. No era una sonrisa cualquiera, sonreía porque finalmente podría decir todo lo que pensaba ó algo parecido. Cruzó sus brazos mirandole fijamente-Justo cómo lo haz dicho, todo estaba bien hasta que llegaste tú. Cómo siempre, arruinandome la vida mas de lo que esta-dijo sin rodeos, sin importarle lo que le pudiera decir Rusia.

Lo que escucho lo dejó algo sorprendido y la pregunta mucho mas. Aunque era una pregunta algo obvia. Su país, todo dependía de la enorme nación en ese momento. Por más que le odiara tendría que recibirle y hacer todo lo que le dijera sin importar que. Era su jefe.

-Creo que esa pregunta es demasiado obvia-dijo mientras encarcaba de nuevo sus cejas al notar la cercanía de Ivan. En cualquier momento le golpería, si se acercaba un poco más no dudaría en hacerlo. Escuchó la opinión del ruso acerca de su carácter. No pudo evitar sonreír levemente-A mi tu carácter me aborrece.-le dijo con esa misma sonrisa, mirando al ruso.
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(okei, estaba inspirada XD)

-¿Tanto así como arruinar tu vida más de lo que está? ¿y por qué?- seguía haciendo preguntas, en cualquier momento sentía que Georgia se aburriría y simplemente se limitaría a no responder.- Desahógate, te daré la oportunidad que me digas todo aquello que te guardas- dijo divertido, con una expresión de amabilidad irónica, dulzura falsa que el otro detestaba.

Definitivamente, no se arrepentía de ir visitarlo, era un buen panorama; la situación cada vez era más entretenida, comenzaba disfrutar de fastidiarlo y todavía faltaba más. Caminó unos pocos pasos, manteniendo una distancia prudente entre ambos, que aún no se preocupaba por eliminar y cuando lo hiciese tendría que ser sutil y gradualmente, dado que la arisca personalidad que Davit tenía, no se lo permitiría con facilidad. No parecía temerle, pero de todas formas le debía obediencia y actuaba por obligación.

-Lo sé…-hablaba con tranquilidad- y mi carácter no es lo único que te aborrece de mí- agregó dejando de mirarlo para prestar atención al ambiente, al orden de los objetos o cualquier otra cosa sin importancia.

Asi que Ivan quería que le dijera todo lo que pensaba, mejor dicho que se desahogara. Iba a comenzar a hablar pero notó cómo Rusia dió unos varios pasos. No estaba para nada confiado que digamos y se alejó de la puerta.

-¿Enserio quieres que me desahogue?-cruzó sus brazos-¿Cómo arruinas mi vida?...Es muy simple, tan sólo con ver esa expresión falsa en tu rostro y esa amabilidad y dulzura fingida. Esa sonrisa. ¿Acaso crees que nadie se da cuenta de lo falsa que puede llegar a ser esa sonrisa?-

Escuchó el otro comentario, sonriendo.Era cierto. No era el carácter lo que aborrecía al georgiano. No. Eso era lo de menos, si es que se podía decir así-Eso es cierto. No es sólo tu estúpida personalidad. Es todo. Todo lo que tenga que ver contigo lo odio. Todo tu ser me aborrece, me da asco.-dijo sin miedo alguno-Y lo peor de todo. Esa obseción tuya de que todos algún día serán uno contigo. Es algo imposible. ¿Nunca te haz dado cuenta de nadie quiere ser uno contigo?-finalizó con una pregunta. Aún con sus brazos cruzados, mirando a la enorme nacion a los ojos.

-Ohh ¿dudas de mi amabilidad?- preguntó aún irónico con una aparente expresión apenada, que no habrá durado más de diez segundos, porque nuevamente sonreía- Bueno, no te negaré que este caso mi sonrisa no es sincera, pero me gusta aún más si te molesta. Hum, además sonreír muchas veces intimida a algunos tontos que me temen, ese es otro motivo más, una sonrisa con esas intenciones no puede ser muy verdadera y supongo que lo deberías saber.

Cada frase era un ataque directo, pero realmente no le afectaban, sabía bien que muchas de las cosas que le decía eran ciertas, tenía conciencia de sus propios defectos, pero no por ello se preocupaba por cambiarlos. Incluso sentía que la forma de mencionar su sueño de que todos estuvieran con él, le remarcaba que era algo absurdo e imposible,…pero no lo consideraba imposible, si como algo difícil de conseguir y eso seguiría siendo motivo de lucha.

-Algo imposible…no lo creo- respondió la pregunta con una obvia negación, jamás le diría “sabes, ya sé que es imposible y nadie quiere ser un conmigo” o cualquier frase parecida, porque para él no era así.-Cuando dices nadie, abarcas a demasiadas personas, no todos me detestan como tú lo haces. Y aunque me odies, para tu miserable desgracia, estás bajo mi mando, ¿triste, no? Hacer las cosas cuando te lo ordena alguien que detestas- se acercó a él y rompió la distancia prudente acariciando una de las mejillas de Davit.

-A mi no me compares con esos idiotas que te temen. No soy y nunca seré como ellos.-hizo una pausa-Que seas una nación enorme no es motivo para temerte, aunque si para odiarte...y mucho-finalizó con enojo, para poder escuchar lo que el otro le decía.

-Tarde ó temprano te quedarás solo. Y si, cuando digo a nadie me refiero a todos. Tal y cómo tu lo dijiste, esos idiotas te temen y si se hacen uno contigo es sólo por temor, no porque desean, pero tarde ó temprano, esos idiotas, cuando menos te lo esperes te dejaran solo. Como siempre has estado y siempre deberás estar.-iba a decir algo mas, hasta que sintió esa fría mano sobre su mejilla. Sin dudarlo dos veces la golpeo con toda su fuerza, alejandola de su mejilla. Mirando con odio al Ruso-¡No me toques!-gritó con enfado. Odiaba que le tocaran y más si esa persona era Rusia.
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(lo siento, no tenia inspi x_x)

-Lo has dicho bien, me temen y el temor es muchas veces es el mejor aliado para mantenerlos a mi lado- dijo luego que apartara su mano bruscamente, sujetando sus muñecas con fuerza, evitando que intentara zafarse.- Mientras estén conmigo no me importa si es por deseo o temor, el resultado es el mismo, no estoy solo; ellos están conmigo en este momento.

Ese último comentario, logró molestarlo, pero no lo iba a demostrar cambiando la expresión de su rostro y dejando de sonreír. ¿Quedarse solo nuevamente?, nunca lo permitiría y por eso era posesivo con las personas que estaban a su alrededor, no se trataba solo de egoísmo, de todas formas quería a quienes estaban con él, pero a su modo, un poco retorcido quizás.

-¿Qué no te toque? Suena como a una orden- preguntó suavemente en su oído- Es una invitación bastante tentadora- rozó cuidadosamente sus labios contra la mejilla del georgiano, sabiendo que esto lo enfadaría aún más de lo que estaba.-Cuanto más te niegas, resulta más entretenido- finalizó en un susurro, acercándose a sus labios.
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(no te preocupes ^^, en mi caso debería estudiar en vez de ésto, pero no quiero xD)

-Ellos estan contigo sólo porque te temen. Los haz obligado ha estar contigo, solo por eso.-No termino de hablar al sentir cómo tomaban de sus muñecas con fuerza. Aunque no quisiera admitirlo le dolía, pero no se lo iba a dejar saber a Rusia.

Sonrió al notar que aquel comentario al parecer lo hizo molestar. Aunque lo aparecía debido a que continuaba sonriendo cómo siempre, cosa que lo hizo enfadar más de lo que ya estaba. Esa leve sonrisa comenzó a desaparecer a medida que el ruso amenazaba con besar su mejilla. Sintiendo ese roce. Volvió a enojarse, más de lo normal al notar cómo se acercaba, pero no a cualquier parte. A sus labios. Eso si que era propasarse. Sin dudarlo dos veces le pegó una fuerte patada en el estomago, en un intento de que le soltara-¡Dije que no me tocaras!-

-Que agresivo, Davit- lo soltó y se llevó una mano a su estomago, un golpe que no fue precisamente y del todo doloroso, pero si logró sorprenderlo y ceder la presión que ejercía en las muñecas.

No tardó mucho en volver a intentarlo, no se iba a rendir tan fácilmente ante una pequeña nación como Georgia y menos que le diera una orden. Volvió a sujetar bruscamente sus muñecas, arrinconándolo contra la pared más cercana, sin dejarle posibilidades de escape, ya que su cuerpo tenía preso al otro y por más que se esforzara en empujarlo no se dejaría.

-¿Y quién o qué te hace pensar que voy obedecer lo que tú me dices?- cuestionó con su amabilidad habitual y rompiendo la escasa distancia entre sus labios, uniéndolos por breves segundos en lo que fue un beso corto y agresivo.-Vamos, enójate y sigue resistiéndote, así prolongarás esta diversión por más tiempo-dijo al apartarse de su boca.

Lo maldecía a mas no poder, ya estaba enojado, más de lo que creía. La fuerza que el otro ejercía en sus muñecas era mucha, pero no le importaba. Ya le había arrinconado pero el no se rendiría tan fácilmente. No dejaría que cualquiera, aunque fuera el mismo Ivan jugara con él de esa manera.

Continuó forcejeando en otro intento de que le soltara. Ahora no le importaba si sus muñecas se lastimaban ó algo parecido, el se soltaría. Dejó de hacerlo al sentir aquellos fríos labios sobre los suyos. Volteó su rostro rápidamente, enojado, mirando de reojo al ruso. Con mucho más odio del habitual.-No me importa, alejate de mi.-

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(gomen si es feo ._. es que lo hice rápido antes de ir a la escuela eweU)

Aunque el georgiano intentaba zafarse, aquel forcejeo era totalmente en vano, ya que no pretendía soltar sus muñecas, que apretó con un poco más de fuerza, sabiendo que ya debía dolerle, pero que jamás lo admitiría, por no querer parecer débil. Podía notar todo el odio que se reflejaban en su mirada.

-No lo haré-replicó buscando su rostro, pero lo había ladeado y para evitarlo.-Si sigues intentando resistirte solo te lastimarás a ti mismo, ¿no te duelen las muñecas?- preguntó en voz baja contra su oído, aún sosteniéndolas con firmeza.

Llevó sus labios hasta el cuello, rozando su piel y besándolo con suavidad, esperando que eso desencadenase otra respuesta agresiva; no podía esperar otra cosa tratándose de Georgia.

-Tsk...-se quejó al sentir cómo comenzaba a apretar cada vez más sus muñecas. Era cierto, le dolía pero no se quejaría. No le dejaría saber al otro que todo lo que estaba haciendo le dolía. Escuchó la pregunta pero prefirío no responderla, quedandose callado.

Aún seguía mirando hacía el otro lado, pensando en una forma de poder liberarse del ruso de una vez por todas. Maldiciendo mentalmente la hora en la que decidió abrirle la puerta. Sintió aquellos fríos labios sobre su cuello, provocando que un escalofrío recorriera su cuerpo. Enojandose mas de lo debido al sentir cómo le besaba. Sin dudarlo dos veces le pegó un fuerte cabezazo a Rusia. Esperando desorientarlo un poco, para poder soltarse de una vez por todas.

-El silencio otorga…si te duele solo deberías decírmelo- susurró todavía con los labios contra su cuello, pero no fue por mucho rato, solo fue hasta sentir un repentino golpe en la cabeza.

Fue un acto reflejo separarse un poco del menor al recibir aquel cabezazo, que logro remecerlo un poco y rió ante una acción que le había parecido graciosa, incluso dejó de apretar tan fuerte sus muñecas, aunque no lo suficiente para que se soltase. No se rendiría hasta que el otro fuese quien lo hiciese, aunque lograr eso no sería tan fácil.

- …Veo que no sabes cuando rendirte, Davit- dijo más como si se tratase de una afirmación.-Eso me gusta, porque jugar contigo es divertido- sonreía, pero no era una sonrisa del todo dulce; había una mezcla de demencia en ella.- Tu resistencia solo consigue provocarme más.

Su frente le dolía debido al fuerte golpe que le había dado al ruso, lo miraba con enfado, sin saber que un pequeño pero notable moretón apareció en su frente. Se sintió un poco mejor al notar que no apretaba tanto sus muñecas y aprovechandose de esto hizo un casi desesperado intento de poder liberarse de esas manos. Pero falló.

Al escuchar la risa del otro se enfado. ¿Acaso encontraba esto divertido?. Bueno, aunque conociendolo bien sabía que para Ivan si lo era. Al parecer el otro no se rendiría hasta conseguir lo que deseaba y si asi era él tampoco lo haría. No permitiría que el ruso hiciera con él lo que le plazca. Aunque al escucha lo próximo lo hizo cambiar un poco de idea. Si la resistencia era lo que divertía al otro, entonces...¿Qué pasaría si dejara de resistirse?. Sacudió su cabeza tratando de hacer desaparecer esos pensamientos, no se rendiría y dejaría que Rusia hiciera lo que quisiera con él, claro que no.

-Quizás ...deberías seguir soñando, nunca me rendiré y dejaré que hagas conmigo lo que quieras-habló por lo bajo, con una leve sonrisa forzada.

De alguna forma u otra haría ceder esa insistente resistencia, aunque por el momento debía encargarse de inmovilizar sus manos, para que esa tarea fuese un poco más fácil. Se comportaba como un niño encaprichado que no está feliz si no tiene lo que quiere; ahora deseaba dominarlo y ver una imagen sumisa del georgiano; difícilmente lo conseguiría, pero no permitiría que algo le impidiese que hacer lo que se le antojase.

-A eso me refiero- se acercó nuevamente, esperando no recibir otro cabezazo, era como el azar saber con que otra cosa saldría Georgia para evitarlo.- Haces que las cosas sean emocionantes, como si fuese un desafío- sus labios volvieron a posarse sobre los de Davit, obligándolo a recibir el beso que imponía contra su voluntad.

Sabía que besarlo era una acción arriesgada, que desencadenaría cualquier tipo de reacción agresiva, aunque simplemente se trataba de un peligro menor que estaba dispuesto a correr. Apartó una de las manos de sus muñecas para poder sujetarle su rostro y continuar con comodidad un brusco roce de labios.

-Tu simplemente haces que me aburra-dijo mirando con bastante enojo al ruso. Lo odiaba demasiado.

Notó cómo el otro comenzaba a acercarse de nuevo a su rostro. Este le miró con desagrado a medida que se acercaba. Iba a darle un fuerte cabezazo de nuevo en otro intento de que se desorientara y se alejara de él pero antes de poder hacerlo volvió a sentir aquellos fríos labios ajenos sobre los suyos. No pensaba complacer al mayor respondiendo aquel beso. Claro que no.

Miró rápidamente sus muñecas notando que le otro había soltado una de estas. Aprovechando esto el georgiano golpeo con fuerza el rostro de Rusia, alejandolo de él. "Limpió" sus labios con la manga de su abrigo con cierto asco.

-Dije que no me rendiría fácilmente.-

Sus labios aún seguían sobre los otros, ejerciendo una agresiva presión y por más que intentaba obligarlo, Georgia se negaba a corresponder el beso.

Supo que fue un error de su parte haber soltado una de sus muñecas, pues había recibido un fuerte golpe en rostro que lo hizo alejase tal y como deseaba el otro que con desagrado se limpiaba la boca.

Sabía que aquellas palabras eran serias y debía pensar en una forma rápida de inmovilizarlo, la situación se había transformado en una batalla y como la nación grande que era, se negaba a perder. En el corto tiempo que se mantuvo alejado del georgiano una idea, mucho mejor que la anterior de sujetar sus muñecas, se había cruzado por su mente. Lo sujetó firmemente por los hombros y lo empujó contra el suelo sentándose sobre sus caderas.

-Veamos que puedes hacer ahora, Davit- dijo sonriendo con un aire de triunfo.

Miraba al otro con desagrado, dando varios pasos hacía atrás al notar que el otro se acercaba a él. Pero al parecer Rusia fue más rápido ya que cuando logró reaccionar la gran nación ya estaba sobre él. Le miró con odio y lo golpeaba con fuerza el pecho del otro en un desesperado intento de quitarselo de encima. Dejó de hacerlo al notar que ya no podría quitarse de encima al ruso.

-Eres un maldito-susurró aun mirandole con odio a la cara. Notando cómo sonreía para luego mirar la mejilla de Rusia, la cual estaba roja debido al golpe recibido hace momentos atrás. Deseaba golpearle hasta quitarle esa sonrisa que odiaba del rostro, pero lamentablemente estaba en desventaja. Ahora la enorme nación tenía la ventaja sobre esta "guerra".

Sabía que el otro debía estar maldiciéndolo aún más mentalmente, lleno de odio, golpeaba su pecho como si eso fuese a lograr que se apartara, pensaba en decirle algo similar a un “¿crees que con eso me detendrás?”, pero no fue necesario, pues notó que el otro ya se había dado cuenta que el esfuerzo que hacía era en vano. Realmente no pensaba quitarse, estaba cómodo situado sobre sus caderas.

-Si soy eso y más- respondía con la misma sonrisa al ver que el georgiano no podía hacer mucho. Cualquier tipo de forcejeo no pasaría a ser más que un agradable roce de sus cuerpos, es más, el mismo lo buscaba moviéndose un poco.

Uso una de sus manos para recorrer desde el vientre hasta el pecho de Davit sobre la ropa, detuvo justo donde estaba el corazón para ver si quizás podía sentir de alguna forma los latidos de éste.