Solo una visita... [Privado]

Llevaba un par de días algo deprimido, y necesitaba hablar con alguien. Quería hablar con alguien, pero por ser un país aislado en el mar no conocía a mucha gente. No podía hablar de eso con Marama, y ni se le ocurriría hablar con Mike.

Pensaba que, tras su última visita, había entablado un poquito de amistad con Eric, por muy distintos que fueran. Al menos esperaba poder hablar con él para desahogarse.

Eso era lo que pensaba mientras tocaba el timbre de la casa de Alfred, esperando que fuera Alaska el que abriera, no le apetecía hablar con nadie más.

((·w·... Espero que no te importe, Ichi <3<. Allan lleva unos días deprimidillo, y quiero que se desahogarse un poco -3-. Ah, por cierto, Allan ya tiene si nuevo look de pelo castaño :D))

(( Okey, por mi chachi xDD ))
Alaska estaba sumergido en la bañera cuando escuchó el timbre, al salir rápidamente, se dio un golpe en la cabeza con el grifo, ahogo un grito de dolor y luego salió de la bañera, algo mareado. Se encontraba solo en la casa, Owen descansaba en un rincón, pero al oír el timbre se levantó y se dirigió hacia la puerta.

Mientras Eric se vestía, Owen abrió la puerta y la dejó abierta ante Allan, se quedó mirándole y luego le dejó pasar hacia el salón con un movimiento de la cabeza, cerró la puerta.

Por mientras, Eric se vistió, observó el moretón de la frente y suspiró, se dirigió hacia las escaleras.

No se sorprendió de que fuese el oso el que abriera la puerta, ya que su koala, o incluso su canguro Joe, eran habitualmente los que le abrían la puerta a sus invitados. Entró al poco de que Owen le dedicase el gesto con la cabeza. Realmente, hacía tiempo que no iba a la casa de Estados Unidos, y le daba la impresión de que cada día fuera más grande.

Fue al salón, a esperar que Eric bajase a recibirlo, mientras pensaba si de verdad sería una buena idea desahogarse con el pobre Alaska, ya que no tenía nada que ver en aquello.

Eric bajó las escaleras, frotándose el moretón y dirigiéndose hacia el salón, pasando por un largo corredor que cada día se le hacía más interminable... Lo único bueno de ello, es que, a pesar de no salir de casa, no tenía ningún problema de obesidad, las distancias eran largas, aunque quizás no era tan grande como la casa de Ivan-sama... Sacudió la cabeza y abrió la puerta del salón, aun con el pelo mojado, pero vestido totalmente, fue a ver quien había llegado, a lo mejor no era para él, pero tenía curiosidad, y además, como no había nadie más en casa, debería de ver. Se sorprendió brevemente al ver a Australia allí.

-Anda, Australia, no te esperaba -comentó- ¿Venías a hablar con Alfred o algo así? -cuestionó- Si es así, pues te comento que solo estoy yo en casa -se dirigió hacia la cocina- ¿Quieres algo de beber o comer?-

-Ah, Eric...

Sus antiguos modales le obligaron a levantarse al ver a Alaska aparecer por la puerta. Le dedicó una sonrisa algo forzada y se le acercó un poco.

-Ah... no, en realidad me apetecía hablar contigo -Respondió-. Eh... ¿te interrumpo en algo...? -Preguntó, al notar que el americano tenía el cabello mojado.

-¿Uh? -le miró, algo extrañado, hasta que cayó que era por el pelo mojado- no, en nada, solo me estaba dando un baño -dijo, frotándose el moretón de la frente.

Le ofreció asiento con un gesto de la mano y él mismo se sentó en el sillón, mirando al australiano.

-Me extraña el hecho de que quieras hablar conmigo -dijo, mientras veía que en la mesita del salón había unas galletas, las puso al alcance de los dos y cogió una - ~ - algo alegre, dio un pequeño mordisco a la galleta, masticó y tragó- ¿Sobre qué querías hablarme? -preguntó, mirándole curioso.

Como hizo el americano, él también se sentó. Miró a las galletas, y luego al americano, para luego suspirar.

-Bueno... simplemente, llevo unos días algo deprimido, y... me apetecía desahogarme con alguien -Le explicó, con las manos en las piernas-. Espero que no te moleste, pero... si no lo hablo con nadie me dará un ataque.

Sonrió. Realmente era una sonrisa falsa que expresaba una falsa alegría que en realidad no sentía. Desapareció enseguida, para suspirar y dirigir su mirada a sus manos.

-Es... es Marama... -Respondió. Le costaba impresionantemente mucho pronunciar las palabras, intentaba encontrar la fuerza para decir cada sílaba-... verás, él... ha terminado... nuestra relación -Sin darse cuenta, las lágrimas habían comenzado a brotar de sus ojos mientras terminaba la frase, ahogando la última palabra. Pronunciarlo lo hacía más real, lo convertía en un hecho inevitable del cual no podía escapar.

Comenzó a llorar, era algo inevitable y aunque, realmente, no le gustaba llorar con alguien delante, le era imposible aguantarlo dentro de él.

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((Bah, qué demonios... Por mucho que hayan vuelto, casi no hago nada con Allan, así que sigamos el tema xDU))

Eric le miró con verdadera pena, Allan le caía bien, y le gustaba que estuviese bien con Marama, suspiró levemente y le vio llorar, no dijo nada, simplemente le miró con un leve cariño.

Para él, Allan era como su hermano mayor, ciertamente, tal vez algo más lejano, pero igualmente, era como su hermano mayor y molesto, no quería verle sufrir.

Se le acercó y le dio un fuerte abrazo.

-Tranquilo, ya verás como todo se arregla -sonrió.

Le era difícil mostrarse cariñoso, ya que nunca había recibido mucho cariño. Ivan le maltrataba, y Alfred pasaba de él, así que no sabía muy bien que era todo lo que sentía Allan.

Le devolvió el abrazo al rubio, mientras las lágrimas caían sobre la chaqueta de este. Intentaba dejar de llorar, pero le era imposible. Jamás en la vida había tenido mayor miedo que el que Marama dejase de estar a su lado, jamás había podido concebir algo peor... Y estaba sucediendo.

No controlaba la fuerza con la que abrazaba al americano, cada vez mayor.

-Pe... perdona que te moleste con esto -Susurró, sin separar el abrazo del otro, entre lágrimas-. Comprendo que puede ser una molestia, pero...

(*Ichi se pregunta que es peligirs* si intentaste decir gris, su pelo es rubio xD)

-No pasa nada, tranquilo -suspiró Eric, mientra le daba unas palmaditas en la espalda al mayor.

Suspiró, le apenaba lo que había sucedido, aunque no lo terminaba de comprender, eso era algo que, probablemente, nunca comprendería, el tener a un amor. Se apartó el pelo de su cara, aun algo mojado, cuando se dio cuenta que estaba mojando con el agua del pelo la camisa de Allan, se apartó un poco y luego suspiró, le miró.

-Tranquilo, Allan, seguro que todo sale bien -esbozó una pequeña sonrisa- sé optimista-

Al separarse del otro, se secó las lágrimas con la manga de su camisa, aunque estas no dejaban de caer. Esbozó otra sonrisa mal fingida en respuesta de la sonrisa del otro.

-Es... es verdad, debo ser... optimista y... intentar... -Realmente decía palabras en un orden sin sentido, palabras que en realidad no sentía.

Volvió a dirigir su mirada al suelo. Poco a poco, sus lágrimas habían disminuido, aunque aún brotaban de sus ojos.

-Oye, Eric... -Murmuró-. ¿Te has... enamorado alguna vez?

((Bah, minucias, minucias minucias ¬3¬))

Intentó sonreír forzadamente al ver al australiano hacerlo también.

La última pregunta le tomó desprevenido, no pudo si no desviar la mirada y mirar al suelo, para luego, después de un tenso silencio, contestar.

-¿Yo...? -Sonrió amargamente- Creo que no... No sé lo que es el amor... Nunca he sentido nada parecido a lo que suelen describir -dijo- nunca lo he sentido, es triste no amar a nadie, ¿sabes? -le miró, con una sonrisa amarga.

( ;O; mi pobre Eric~)

No pudo evitar sentir algo de pena por el chico. Él, un firme creyente de que el amor era lo más valioso en el mundo, podía entender la tristeza del solitario americano, más que nada en ese momento.

-Sí... es triste. El amor es bello... pero muy doloroso -Respondió.

Aquella actitud del rubio... se le hacía extrañamente familiar. Facilmente podía cambiar su tímido rostro por el sonriente rostro de Marama, su amado hermano...

Sintió algo extraño dentro de su ser. Era como perder el control de sí mismo, dejándose llevar solo por esas emociones que tanto intentaba reprimir. En una fracción de segundo, estaba en el suelo, con las piernas y las manos a los lados del cuerpo del pequeño chicos. Había movido la mesa y el sofá en la caída de ambos, y las galletas estaban esparcidas por el suelo. Examinó con la mirada al chico, con una sonrisa extraña.

Observó los intentos del otro, así que acercó más sus cuerpos, haciéndole imposible la huida.

-Oye, Eirc... -Murmuró en su oido. Separó una de sus manos para dirigirla a la cintura del americano-. ¿Alguna vez has... hecho el amor? -Preguntó, con el mismo tono que su pregunta anterior. Llevó la mano a la entrepierna del chico, para hacer fuerza sobre él-. Se siente... muy bien. ¿Quieres probar?


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(Te lo avisé! XD)

Eric esbozó una sonrisa amarga, falsa y dura.

-Pff... -tardó en responder- Si lo he hecho... -

Siguió en su intento de huída, no quería hacerlo con ese depresivo Allan, principalmente, porque era su amigo, luego, porque estaba Marama, y por último, porque no quería, así de sencillo.

Se mordió el labio al notar la presión, intentando parar el gemido que luchaba por salir de sus labios.

-No quiero... -murmuró, notó como las fuerzas bajaban.

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(me lo sospechaba! xD)

Su sonrisa se ensanchó ante los intentos de huidos del otro, y aún mas cuando notó al pequeño reprimir el gemido de sus labios. Acercó más sus cuerpos, mientras masajeaba la parte sensible del americano.

-¿Por qué? -Preguntó, con la nariz casi pegada a la de Eric-. Dices que no quieres... pero "él" -Dijo, haciendo más presión sobre el miembro del chico-... dice todo lo contrario.

Deslizó la mano a la cremallera de la chaqueta de este, para comenzar a bajarla aún mirando al chico con esa extraña sonrisa, mezcla de felicidad y una gran melancolía.

Se detuvo bruscamente, al notar los ojos húmedos del americano. Los miró fijamente, habiendo desaparecido por completo la sonrisa. Ahora su rostro presentaba un signo de sorpresa. ¿Por qué... por qué estaba haciendo aquello? No lo sabía. No quería hacer daño a Eric, era uno de los pocos amigos que tenía, ¿qué ocurriría si esto llegase a más?

Detuvo su mano, posándola sobre el suelo. Se apoyó sobre sus rodillas, aún encima del otro.

-¿Qué... estoy haciendo? -Murmuró, con la mirada perdida en los ojos llorosos de Eric, aunque en aquel momento estaba pensando en otra persona...-. ¿Qué... qué me pasa?...

Se llevó ambas manos a la cara, para volver a llorar descontroladamente.

-Ma... Marama... -Era la única palabra coherente que lograba salir de su boca.

(Otra forma más... Hum, bueno? xDDD Me muero!)

En ese momento, se dio cuenta de que aún seguía sobre el otro, así que se apresuró a separarse, sentándose al lado de él.

-E... Eric, lo siento... -Dijo entre sollozos-. No sé... qué me ha pasado, de verdad que lo siento -Sabía que eso no era excusa para sus actos, había estado apunto de... Tragó saliva ante esa posibilidad-. Y... Yo... Lo siento, Eric, de verdad...