Secuestro [PRIVADO]

Desde siempre los inviernos rusos habían simplemente
desalentado a sus enemigos para invadir aquellas tierras, pero el no era un
simple enemigo y solo buscaba el apoderarse de una pequeña parte de las inmensas
tierras de Rusia, por el tiempo suficiente para que Polonia volviera a pasar un
tiempo con su tan querido “Toris”, así que ideo un plan estratégico, para que
con el clama de comienzos de primavera y la ayuda de china, podría entrar al palacio
de invierno mientras Polonia entraba por la ventana de este y sacaba a Toris de
aquel lugar tan oscuro.

Con su ya tan conocida boina blanca un abrigo de colores
verdes pero sumamente abrigador, un pantalón negro, unas botas para la nieve y
un pequeño moral de color blanco, se encontraba parado justo en la entrada de
tan inmenso lugar con un revolver escondido y su escopeta en la espalda, esperando
a que su escudo llegase, pues tendría que cambiarlo de ropa si deseaba que el
plan tomara un curso aceptable.

Con un poco de desesperación miro nuevamente su reloj en la
mano derecha –Le aclare que tenia que ser puntual- menciono con cierto enojo al
notar como china aun no había llegado y Polonia seguía escondido en unos
arbustos algo alejado de la entrada principal, para evitar ser notado por su anfitrión.

Corria todo lo que le permitia el grosor de la nieve, pues no estaba
acostumbrado a andar sobre ella, y el camino se le hacia dificultoso.
Ademas, su baja estatura hacia que la nieve cubriese mas sus
piernas.

Siguio andando un buen trozo hasta que llego a lo que parecia un
palacio, y pudo comprobar que en la puerta estaba el rubio que le habia
mandado la carta.
-Suiza-san!! Y-ya estoy..aqui-aru.-Decia con la respiracion un poco
agitada debio al largo camino que habia desde su casa hasta alli.

Si algo era seguro es que ese dia comprobo que no le gustaba la
nieve. Era muy fria y te hundias al tiempo que ibas andando por ella.

Un suspiro de molestia salió de sus labios al notar al recién
llegado –Creí haber especificado que fuera puntual señor Wang- dijo con vos
neutra mientras bajaba su morral del cual sacaba un hermoso vestido chino largo
sin mangas de un color rojo brillante con bordados en dorado y verde en forma
de un enorme dragón que lo atravesaba completamente una pequeña abertura en el
pecho y aunque pareciera de mujer estaba diseñado para hombre, pues en los
costados se encontraban dos enormes aberturas que llegaban un poco mas arriba
de los muslos y que dejaban ver las piernas del que lo usara –Necesito que se
ponga esto- Dijo de forma seca mientras se lo entregaba –Y esto- menciono al
sacar un hermoso abrigo de pieles que seguramente cubriría completamente al asiático

–Es de suma importancia que lleve estos atuendos al momento en que entremos a
la casa de Rusia, así que cámbiate- le ordeno con tal descaro mientras se
recargaba en la entrada de la casa.



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KYYAAA *-* adoro como escribes

-P-pero...-Cogio las cosas que le ofrecia el rubio, quedandose
un poco fuera de lugar al ver el traje rojo que le pidio ponerse.

-¿Donde pretendes que me cambie de ropa-aru?.-Dijo mirando
alrededor y, como era de esperar, alli no hay nada mas que nieve
y unos pocos arbustos donde estaba escondido el polaco.

El rubio solo lo miro con desdén cuando dijo aquello, pues la
verdad era que lo unico que le interesaba era entrar.

Le devolvio la mirada, llendose a unos arbusto que estaban mas
lejos que los de Polonia.
Cuando termino de cambiarse de ropa, con el gran abrigo encima,
le daban escalofrios de tener que haberse cambiado en
medio de ese frio clima, sin nada alrededor.

-¿Y-ya podemos entrar-aru?.-Tiritaba del frio y se aferraba a si
mismo para darse un poco de calor.

Se cruzo de brazos al observar como se alejaba para poder cambiarse en unos arbustos sumamente alejados y en ciertos lapsos de tiempo miraba impaciente su reloj, no podía dejar que esta misión se retrasara mas de lo necesario.

Cuando el asiático regreso hasta donde se encontraba lo miro de arriba a bajo confirmando que todo estuviera en completo orden –No- dijo sumamente autoritario a la pregunta de su acompañante, mientras le soltaba el pelo al chino y se lo acomodaba de cierta forma para que rodeara su cara y esta se viera mas fina, le entrego dos diminutas zapatillas de seda con bordados de flores –También cámbiate de zapatos- y le dio la espalda mientras tocaba el timbre, esperando a que Rusia les abriera la puerta –Terminando esto automáticamente todas tus deudas serán borradas, pero no quiero la mención de esta reunión a ningún país y menos a Inglaterra- le dijo de cierta forma molesta al recordar a su tan estimado ingles.

Cogio los zapatos que se tenia que poner para esa ocasion,
la verdad, no sabia porque queria que se vistiese de esa
manera para una reunion de negocios.

Se sento en el suelo para poder ponerse lo zapatos, sin caerse
mientras se los ponia.
Realmente la ropa que le habia dado para ponerse era muy fria,
ya que no tenia mangas, la tela era fina y las zapatillas dejaban
entrar el frio a sus pies.

Se tapo aun mas con el abrigo cuando termino de ponerse el
calzado, y esperaba que eso fuese lo ultimo que le pidiera
ponerse. Pues si no terminaria bastante resfriado.

Observo como Suiza tocaba a el timbre de esa enorme puerta,
y se situo unos pasos tras el, para mirar bien toda la arquitectura.
Era una casa bonita, no habia duda, pero el sitio no le agradaba.
Demasiado frio para su gusto.

-Eso es todo-aru, ¿no?.-Al ver la cara del otro especifico.-No
tendre que ponerme algo mas, ¿verdad-aru?







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A mi tambien me encanta como escribes, y te copio lo de arriba =D

El sonido repentino del timbre hizo que alzara su cabeza y dejara de leer los papeles que estaba organizando, apilándolos y situándolos a un lado de su escritorio. Según recordaba no esperaba ni había citado a nadie, quizás podía ser una de sus hermanas o tal vez no…, confundido pensó por un momento en llamar Toris y mandarlo para que fuese a abrir la puerta, aunque finalmente prefirió ir por si mismo. Salió de su despacho dejándolo cerrando, se dirigió a través de los largos corredores hacía la puerta de entrada y la abrió. “¿Qué hacían cierto asiático con quien su territorio limitaba fronteras y el suizo en su casa?”- se preguntó mentalmente al verlos.

Los observó a ambos de pies a cabeza, con cierta sorpresa, en especial a Yao que tiritaba a causa del frío, pese a llevar un bonito abrigo de pieles. Aún sin dejar de mirarlos y sin saber que decirles o como preguntarles, esperaba las explicaciones de su visita, dudaba que viniesen a verlo sin algún motivo en particular, para hablar de temas poco relevantes, como las cosas bonitas de la vida o algo parecido y sin importancia.

______
(T_T lamento la demora, ;O; pero tenía las neuronas fundidas x_x)

-Ho-hola Rusia-san. ¿Podemos pasar-aru? Aqui afuera ha-hace demasiado frio-aru.

Miro al ruso esperando a que les diese permiso para entrar, pero parecia querer
una explicacion de porque se presentaban a su casa sin haber avisado antes.

Le dirigio una mirada al rubio que estaba a su lado y decidio decir algo para
que los dejase entrar de una buena vez. Estaba empezando a no sentir
los dedos de manos y pies.

-He-hemos venido....p-por asuntos de negocios-aru. S-son asuntos importantes
que debemos re-resolver cuanto antes-aru.

Decia contestando a la silenciosa interrogativa del mas alto. Esperando que asi
les diese paso a la gran mansion.

-Cierto, a veces soy un poco distraído, adelante- dijo al oír la petición del chino, se hizo a un lado de la puerta dándoles el acceso a entrar.- ¿Negocios? ¿Asuntos importantes?- preguntó con interés- ¿y cuales serían esos asuntos?- cuestionó extrañado y todavía un tanto desconcertado, a la vez cerraba la puerta a sus espaldas.

Si bien a muchos daba una imagen de alguien distraído, no siempre era así, como ahora que se había dado cuenta de un detalle no muy importante quizás, ¿por qué el chino llevaba zapatillas tan delgadas y finas, sabiendo todo el mundo como es el gélido clima de su país?, era sin duda algo tonto, por eso entendía (o al menos lo intentaba) el que tuviera tanto frío mientras esperaba afuera.

-Si visitas mis tierras, debería venir más abrigado- dijo dirigiéndose al Yao con voz gentil y una de sus típicas sonrisas adornando su rostro.

-E-esto yo...n-no importa Rusia-san, e-estoy bien-aru

Esta vez sus tartamudeos se debian a la vergüenza que sintio al escuchar esas palabras del ruso, notando como un sonrojo cubria su cara.
Rapidamente bajo la cabeza para que no lo notase.

-No creo que deba preocuparse por mi-aru. Ti-tiene asuntos mas importantes con Suiza-aru

Mientras hablaba se ponia mas rojo, haciendo que su cuerpo temblase de los nervios que sentia con ese traje que llevaba y que aun no habia visto Rusia.
"Seguro que cuando lo vea se reira de mi", pensaba China mientras trataba de decir algo coherente, pero las palabras no salian de sus labios.

Hace mucho tiempo estados unidos le había contado una historia, que hasta hace poco creía era pura fantasía, en la cual se relataba que existía un reí demonio que vivía en un palacio de hielo y era un monstro gigante que devoraba vivas a las personas y ante aquella descripción de Rusia no pudo evitar levantar una ceja, pues la persona que tenia ante sus ojos realmente era alta, pero no parecía un ser demoniaco, mas bien parecía un niño, demasiado alto, pero que deseaba tener muchos amigos para poder jugar con ellos.

Al escucharlo hablar de esa forma tan relajada una alarma se activo en su cerebro y con mucho cuidado entro en el palacio y al escuchar mencionar la breve platica que su acompañante sostuvo con Rusia permaneció atento no solo a la platica, sino también a toda la casa, la cual analizo rápidamente para encontrar cualquier forma de salida, si el plan llegaba a fallar.

Entrecerró los ojos con la mirada un poco alzada –Señor Rusia, tenemos que hablar sobre unos depósitos que a echo en los bancos de mi país, así que me visto en la necesidad de venir personalmente junto con el señor Yao- Al mencionar su nombre no hiso mas que tomarlo de la cintura y pagarlo un poco a el, para prevenir cualquier cosa –Pero seria mas útil que tratáramos esto en su despacho- en el cual su anfitrión no seria capas de percatarse de Polonia –Para tener un poco mas de privacidad ante todo esto- pidió de forma neutra y una seriedad en el rostro que podría llegar a engañar a cualquiera.

-¿Depósitos? ¿Y que tiene que ver Yao en ellos?- cuestionó confundido mirando al suizo, en fin, el manejaba el dinero del mundo, ¿pero que rol cumplía el chino en ello?, fue lo que se pregunto y lo que esperaba que le respondieran. Luego escuchó la petición del inesperado invitado; usar su despacho para una mayor privacidad.-Si se trata de privacidad…nada escapa de las paredes de mi casa a menos que yo lo quiera- añadió con amabilidad.- Pero supongo que esta bien tratar el tema en mi despacho si así lo desean.-

Los miró con un poco de desconfianza, pero que pudo disimular bien, mientras los guiaba por los corredores hasta llegar al lugar mencionado anteriormente, abrió la puerta indicándoles que entran, para su fortuna el lugar estaba bastante ordenado y no habían botellas de vodka tiradas por ahí como solía estarlo algunas veces. Se sentó tras su escritorio en cuanto esperaba oír con más detalles las explicaciones del suizo.

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(Perdón por la demora en responder T_T)

Se adentro en el despacho del ruso, alejandose un poco del brazo de Suiza. Pues antes de entrar lo habia cogido de la cintura, y no sabia muy bien porque habia hecho eso.
Sabia bien que Rusia se plantearia algo como eso al verlo alli. Pues la verdad era que el no tenia nada que ver con los asuntos que venia a tratar Vash. Pero ya que le dijo que necesitaba su ayuda fue a acompañarlo.

-Bueno...yo solo vine a acompañar a Suiza-san aru.

Dijo un poco avergonzado, pues tal vez fuese un poco estupido presentarse en casa de Ivan sin que este supiese que iba a venir.

Se sento en una de las sillas que habia en el despacho.
Era una habitacion bastante grande y bien decorada, pero como en el resto de la casa habia calefaccion, y el abrigo le daba calor.
Asi que lentamente aparto las manos de el dejando que se abriese y mostrase parte de el traje que llevaba. Al caer un poco el abrigo, dejo al aire una de sus piernas, que se veia completamente debido a las rajas que este llevaba.
Pero no se dio cuenta, solo puso sus manos encima de las piernas timidamente, pues no se atrevia a quitarse del todo el abrigo, aunque este le diese mucho calor.