De religión y política... no se debe hablar ¡Pero a MÍ me vale! (Privado)

(OK, el rol prometido cn mis hijas locas: la fujoshi y la amargada homofóbica *que una vez sin querer notó que le gustaba un poquito*).

Como tenía pensado ir a filmar en video visitar a Feliciano, tomó el primer barco que salía para Europa y llegó allá. Pero en su viaje había leido de El Vaticano, la capital del mundo católico, la ciudad donde el cielo se comunicaba con la tierra.
Tomé entonces zapato a Roma y no le costó mucho dar con la famosa ciudad.
-¿Bueno... ahora qué hago?

El pequeño vaticano, aislado como era él de su mundo, estaba tranquilamente limpiando su habitación antes de su sesión diaria de Orar a Dios. Así, con un vestido de sirvienta que al parecer había heredado de Lovino, dejaba que la suciedad cayera suavemente al exterior de la Capilla.

Así barría, así así, hasta que decidió haber acabado su tarea en la habitación. Por eso, ¿por qué no ir a dar un paseo por el jardín, para comprobar que todo seguía en su sitio? El día era estupendo, y sería pecado quedarse dentro. Aún con el vestido de sirvienta, se dirigió al jardín con una sonrisa bastante italiana en la cara.

-Es lindo... pero pequeño- comenté sacando fotos con mi inseparable cámara (que es la de Fisher-price de las anticaidas, para que le dure).- No por nada es el único país al 100% de alfabetización.
Y seguía felizmente esperando encontrar al representante. Tenía una duda muuuuy grande.
¿Era malo ser fujoshi?