Con los nervios de Punta [Libre]

Camino entre las estanterías de la librería con paso tranquilo y relajado tratando de que las tablas bajo sus pies no sonasen a su paso para no molestar al resto de los consumidores, miro con ojos casi críticos a cada uno de los ejemplares que se exponían, como si estos no fuesen lo suficientemente buenos para ser leídos, soltó un suspiro un tanto molesto al no encontrar algo que captara completamente su atención para una lectura ligera. Paso su dedo índice por algunos libros empolvados y viejos, de los cuales estaba seguro que al tomarlos ser ajarían o aun peor caerían a pedazos, decidiendo producto del azar cual de todas esas antigüedades llevarse, sonrió un tanto irónico al leer los títulos escritos en delicadas caligrafías de distintos colores y formas – Pensé que encontraría algo que leer – murmuro a los libros con un deje de tristeza en los ojos, antes de tomar un ejemplar al azar y examinarlo con cuidado. Sus largos dedos recorrieron la extensión de la portada suavemente antes de abrirlo para descubrir su contenido, entreteniéndose un rato leyendo las primeras paginas ensimismado.

Se asusto al escuchar el rechinar de las tablas se irguió un tanto asustado y con un poco de nervios tiro el libro lejos, le habían tomado completamente por sorpresa, se maldijo mentalmente, encaminándose a tomar el ejemplar, para luego voltear a ver de quien se trataba.

Suspiró aliviado al notar que no era mas que otro joven, al igual que él, buscando algo que leer, no es que esperara encontrarse con Jack el Destripador o algo, solo que cuando leía su mente viajaba a miles de kilómetros lejos de donde se encontraba y sus defensivas bajaban a ritmo vertiginoso. Se llevo las manos al pecho queriendo calmar los apresurados latidos de su corazón, preso de la adrenalina y el susto recientemente vivido, y de forma no premeditada ocultado de la vista el libro que hace solo unos momentos leía, guardo un silencio largo y pesado, como tratando de recordar como se respiraba y hablaba al mismo tiempo.

Alzo la mirada escrutando al hombre frente a él de manera mas detallada, sus rasgos nórdicos y poco comunes, su alta estatura y una mirada que parecía asustar a cualquiera, sumándole su inmensa estatura, dispersaron cualquier animo de reclamarle por su intromisión y/o susto provocado.

-“Sin duda un tipo intimidante”- pensó antes de soltar una frase mínimamente coherente- N-no- casi susurro tartamudeando- no ha sido nada- agrego con un poco mas de seguridad en su voz, dibujando una sonrisa en sus labios, un tanto forzada- Solo estaba distraído leyendo- explico, mostrándole el libro que sostenía en sus manos, en el cual claramente se podía leer “El bisturí” R.L. Stine, con letras rojas corridas emulando sangre- Es muy…- hizo una pausa queriendo encontrar una palabra que pudiese describirlo a la perfección- interesante…- agrego dubitativo, sintiendo, al fin la vergüenza de asustarse con una cosa tan minúscula, sus mejillas se tornaron carmín y desvió la mirada concentrándola en el piso – no hay porque disculparse- agrego luego de otra pausa- Mi nombre es Víctor Gonzáles y represento a la cuidad de Concepción, Chile- se presentó tendiéndole la mano, recordando de forma intempestiva sus modales.

Se sintió un poco intimidado ante el rictus serio del mas alto y su mirada severa, pero luego le sonrió un tanto nervioso- Un gusto conocerle- agrego cortésmente como pocas veces lo hacía- Amm- se quedo mirando el libro un momento, no sabiendo por donde comenzar- ¿el libro?- pregunto un tanto desconcertado, entrecerrando los ojos, haciendo memoria- La protagonista descubre que hay algo extraño en el hospital donde trabaja…- responde tratando de recordar mas detalles del mismo- porque desaparecen niños del hospital donde trabaja y nadie da una explicación coherente ante los hechos...- agrega, posando su mano sobre el mentón pensativo, no recordando mas detalles del libro en cuestión- Se lo recomiendo, el escritor funde a la perfección el terror de la situación con el suspenso que provocan los acontecimientos y los protagonistas son sumamente creíbles- hizo comento el entusiasmo único con el que retrataba sus libros favoritos- bueno claro que le parecerá agradable si es que le gusta este tipo de literatura- repuso mirándole a los ojos, haciendo una pausa un tanto prolongada, comenzando a inquietarse, sin saber que mas agregar a la reseña y sintiéndose un poco inútil por no agregar mas detalles a la misma- la verdad es que hace tiempo que lo leí, por eso no recuerdo muchos detalles- se excuso vanamente, revolviéndose el cabello distraídamente, rememorando las clases que mantuvo en mas de alguna ocasión con Enrique cuando no relataba los libros con todos los detalles que su tutor le exigía- “Seguro se estaría revolcando en su tumba al escucharme”- pensó – “Supongo que me estoy poniendo viejo”- soltó un suspiro cansino con este ultimo pensamiento.

Sonrió ante aquel comentario tan certero del sueco, claro que la memoria era frágil, pero el hecho de sentirse inútil no era algo que pudiese permitirse, o al menos eso pensaba, antes de darte la razón a su acompañante- Tienes razón- agrego de forma afable agradeciendo internamente sus palabras y la compresión que le ofrecía, mientras escuchaba sus palabras atentamente. Lo vio inclinarse hasta su altura, se sorprendió un poco ante el hecho mas no retrocedió pese a sus deseos, se mantuvo firme ahí esperando a que el otro agregara algo mas, alzo la ceja expectante a lo que vendría luego, trago saliva pesadamente al escucharlo ¿Tan notorio era su nerviosismo? se pregunto, insultándose mentalmente por su cobardía, y mas que cobardía, estrés que lo hacían estar mas sensitivo de lo normal, era la ciudad de Concepción, por favor, no una adolescente histérica de dieciséis años- No ¡no es eso enserio!- casi exclamo agitando sus brazos exageradamente de un lado a otro- Enserio que no- agrego luego, avergonzado por su actitud infantil.

Si hubiera visto la situación desde lejos se hubiera reído de lo lindo de la pareja tan disímil, mas solo atino a sonreír algo mas tranquilo por la actitud del otro y lo raro que se veía poniéndose a su altura, mas no comento nada sobre ello- Hmm algo como para comenzar a leer- murmuro cuestionándose a si mismo, pensando en un titulo que capturase la atención de cualquiera, puso su mano derecha en el mentón igual que antes- pues yo te recomendaría este libro- agrego luego volviendo a la conversación anterior- no es muy extenso y es entretenido- concluyo explicativo mirando al sueco con interés, como un vendedor apunto de hacer la mejor venta de su carrera- En realidad debes estar cansando que te lo recomiende tanto- comento, notando su insistencia ante el tema.

Sonrió al escuchar el último comentario del sueco, su problema era que se empecinaba demasiado con las cosas y no estaba feliz hasta que alguien más le diera la razón sobre algo o bien terminase cumpliendo sus objetivos, le degustaba perder en los debates- “Para ser una simple cuidad, soy en demasía caprichoso”- pensó mientras observaba en silencio como el nórdico ojeaba el libro con lo que a su parecer era interés, poso sus ojos en la estantería frente a el, repasando mentalmente cuantos de esos libros había leído ya y cuantos más le faltaba por leer. Un silencio un tanto incomodo se apodero de ellos, desvió su mirada de la estantería para posarla sobre el imponente joven, el cual parecía un tanto incomodo por el silencio advenido y se debatía sobre que cosa hablar; le escucho preguntar con su acento extraño sobre su salud- Hmm bien, es decir, recuperándome de lo del terremoto no mas- contesto simplemente, encogiéndose de hombros- no es la primera ni la ultima vez- agrega luego- solo espero que los- hizo una pausa para evitar pronunciar un improperio- jefes, no se olviden del 8,8 y no cometan los mismos errores- comento, mirándolo con determinación- yo y mis hermanos igual lo pasamos mal esa vez y tendremos heridas imborrables- argumento, dejando ver su molestia, mas dejo de hablar al recordar que el extranjero no tenía porque enterarse de los problemas en su casa, se revolvió el cabello en un gesto despreocupado- pero, estoy bien- repuso finalmente, sonriendo de forma conciliadora- y tu? ¿Como has estado?- pregunto.

- “Aquella había sido una experiencia traumática para todos”- pensé al escucharlo- Gracias, en realidad se agradece el apoyo- contesto de manera afable, después de todo hablar de las tragedias no era agradable para nadie- Me alegra que se encuentra bien- comento cortés al escuchar la respuesta del sueco, haciendo una pausa- ¿El arte?- repitió casi automáticamente ¿Si le gustaba el arte?- Si, igual me gusta- repuso simplemente, le gustaba mucho aunque pocas veces pudiese disfrutar de él con la frecuencia que desearía, pero era innegable el hecho de que se pasaba, a veces, tardes enteras en La Pinacoteca observando aquel magnifico mural sobre Latinoamérica, o bien asistiendo a los distintos conciertos ofrecidos en el teatro de su universidad- Aunque no tengo muchos conocimientos del área- agrego avergonzado, pensando en que quizás había malgastado gran parte de su vida y su energía queriendo ser mejor que sus hermanos- No me he interiorizado mucho- comento, dirigiendo su mirada a la pintura que el joven observaba- “en realidad casi nada”- pensó, sonrojándose avergonzado de su ignorancia.

-En realidad cada quien tiene un área en la cual es mas fuerte que otra- comento mirando sus zapatillas casuales con interés- aunque en lo personal no me he especializado en nada- agrego luego esbozando una sonrisa- ¿Manualidades?- se pregunto en un susurro, desviando la mirada al sueco, en realidad nada en el parecía denotar su afición a ellas, mas no comento nada al respecto, él no era la mejor persona para aseverar algo así- Genial- contesto con una sonrisa- Yo no soy muy bueno en eso en realidad, las manualidades no se me dan bien- comento explicativo, en realidad su especialidad era hacer producir y rendir todo lo que a su alrededor tenía, finazas, quizás, o el mundo bizarro y especulativo de la economía- mas de alguna vez lo he intentado- luego se encogió de hombros desentendido- pero no se, soy un poco torpe creo- sonrió ante lo ultimo dicho.

Le sonrió al sueco con algo más de calidez, algo un tanto impropio en él, notando la familiaridad de las palabras anteriormente dichas por su persona, quizás en algún momento cuando las cosas no habían funcionado bien para él había tenido que destacarse en algo- De hecho soy muy bueno en economía- le comento, con un brillo extraño en los ojos, la sola mención a la economía hasta la cambiaba la cara, quizás se estaba pareciendo mucho a su presidente- tsk- alejo esa idea de la cabeza haciendo un movimiento extraño con las manos, no le hacia mucha gracia que lo compararan con él y mucho menos en ese ámbito- En fin- trató de desviar el tema de conversación- ¿Viene mucho a estos lugares?- preguntó de manera cortes- Realmente me parece que es un lugar muy solitario para ser tan acogedor- comentó de forma casual notando que durante todo el tiempo que habían hablado nadie les había reclamado por el ruido ni algo parecido- Algo extraño- murmuro más para si que para su interlocutor, mientras se rascaba la nuca de forma descuidada.


[Off: ahora quien pide disculpas soy yo, realmente ha pasado mucho tiempo y lo siento mucho, quisiera tener una excusa en la cual respaldarme pero no tengo ninguna valida más que la falta de inspiración para escribir y responder el post, lo siento tanto TT.TT]