Recuerdos dolorosos (privado, Manuel)

Dolor de cabeza, es lo primero que Inalef siempre sentía el día 11 de septiembre, no importa cuanto tiempo pasara, no importan las ganas que tenia su gente de dejar el pasado atrás y seguir adelante libre de tantos rencores, de tantos dolores y perdidas, nada... el dolor siempre estaba allí, sobre todo para ellos, las representaciones físicas de sus países o ciudades, si gente que ni siquiera había estado allí recordaba este día como algo malo que quedaba para ellos, para Manuel y para él mismo... era demasiado doloroso.
Sabia que desde temprano varios desordenes se producían en distintas partes de la ciudad, carabineros ya estaba actuando y también sabia que para cuando acabara el día, sus viejos huesos estarían muy adolorodidos, pero eso en ese momento lo tenia sin cuidado, solo quería ver a Manuel, a su hermano, a quien sabia que entendería mejor que nadie el dolor de su corazón, el sabor amargo de los recuerdos.
tomo una de sus chaquetas, aunque habían anunciado 21 grados para Inalef ese día siempre seria frió, no importaba el sol sobre su cabeza, para él era un día oscuro.

- Nunca mas.- repitió como venia haciéndolo desde que regresara la democracia a su país, ellos no podían interferir en las decisiones, debían acatar lo que los otros decidieran, eran impotentes ante el dolor de su pueblo, pero confiaba en las palabras de tantos y tantos que juraban que nunca mas pasaría lo que paso.- nunca mas.

Enfilo rumbo a la casa de Manuel, tenia que estar con él en ese momento.

Debo reconocerlo... no recuerdo la última vez que tuve un 11 de septiembre tranquilo. Siempre. Siempre, desde que volvimos, acabo lastimado en todas partes. Nunca son heridas graves, pero necesitan vendaje y una que otra curación. Por suerte mi jefe entiende lo que paso estos días aunque sea un estúpido imbécil y me da el día libre para que descanse y me recupere lo mejor posible.

-...A veces me pregunto que wea tienes estos giles en la cabeza-me decía mientras observaba en las noticias a los encapuchados lanzando piedras y quemando cosas...-Ou...-me llevé una mano a la cabeza. Había algo de sangre-Pff... por la cresta... voy a necesitar algo pa' esta wea...-me dije yendo al baño para buscar un paño o por ultimo un pedazo de confort o alguna wea parecida.


(ok, hasta a mi me dio pena la wea ;_;)

Mientras caminaba por la alameda, como todos los 11 la locomoción colectiva era como las weas, miraba a su alrededor, se podría decir que muy pocas personas recordarían tan bien como estaba esa calle en esa época, llenas de militares con la mirada fría y perdida intentando no ver que quienes corrían aterrados de ellos eran sus propios compatriotas, su propia familia, la amplia calle ocupada por tanques que rompían el anticuado pavimento con sus toneladas de peso, el cielo roto por tantos aviones de guerra financiados para defender al país no para acabar con una democracia, no para herir a los chilenos...
Sus pasos lo llevaron delante del palacio de la Moneda, el edificio de gobierno, el lugar donde trabajaba cada día, en ese momento se levantaba orgullo en el medio de la plaza de la ciudadanía, pero hace 39 años estaba en llamas, rodeada de muerte y destrucción mientras las ultimas palabras del que era presidente en es minuto sonaban en las radios, en las calles, en el alma del país...

Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes.

El sonido de las bombas...

Mis palabras no tienen amargura sino decepción. Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile

La gente gritando, llorando, muriendo...

Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo.

Lealtad, lealtad, cuantas veces se juega con eso, cuantas veces, ellos, como naciones o ciudades, escucharon a los humanos proclamar su lealtad al pueblo, su lealtad a la causa o a la patria... cuantas veces fueron traicionados...

El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.

miles, cuantos en realidad, él no lo sabia, nadie lo sabia, pero fueron tantos los que fueron arrancados violentamente, desaparecidos...

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!

Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.

Decidió que ya era mucho de recordar, mucho de seguir sufriendo, mas importante era llegar hasta Manuel, él, como capital, había sentido dolor, rabia e impotencia, pero su hermano, Manuel, había tenido que vivirlo todo, había sufrido las perdidas en todo su cuerpo, los ataques, las bombas, la muerte.... si alguien necesitaba compañía hoy era él.
Hizo para un taxi y le dio la dirección del mayor, a los pocos minutos ya estaba en la puerta golpeándola.

- Eh! Manu, ábreme, soy el Ina.- debió haber traído cerveza o algo así, a su hermano le gustaba, reviso sus cigarros, bueno, si faltaba algo siempre podían salir a comprar.

(Era la idea no?? hacer llorar a la fansgirl a moco tendio XXDD)