Internado (libre)

Abrió la puerta con un movimiento rápido de su mano. Había venido al hospital en busca de algo para la terrible migraña que había estado padeciendo en fechas recientes (y que sus inútiles colaboradores no le ayudaban mucho a menguar) porque realmente ya no podía soportarlo.

Sin embargo, se había equivocado de puerta. Siguió las indicaciones de la encargada para llegar a la enfermería al pie de la letra, pero por algún motivo había terminado en la habitación de alguien que parecía estar internado ahí, puesto que lo encontró acostado en una de las estrechas y pulcras camas de hospital.

-Ah... lo siento.- se disculpó, e iba a retitarse, pero al final se lo pensó mejor: nunca hacía daño socializar con los demás. Tal vez pudiera serle útil a futuro. -Estaba buscando la enfermería... ¿podrías decirme en dónde está?

Parpadeó, observando al hombre sobre la cama, y afirmó con la cabeza.

-M-muchas gracias.- respondió mientras se disponía a marcharse. De cualquier modo le resultó de interés el saber por qué estaba él ahí. -Disculpa... y espero que te recuperes pronto.

¿Volver en seguida? ¿Estaba herido acaso? ¿Tan grave era su padecer?

En todo eso pensó Alemania durante el breve instante en que se dedicó a observar el rostro de la persona sobre la cama, quien por cierto aún no tenía idea de quién sería.

No recordaba haberlo visto con anterioridad, y dado el tono de su piel seguramente sería alguno de los hijos de España a los que no conocía.

-Siento escuchar eso...- dijo, con voz grave y condescendiente, y se quitó la gorra verde de su uniforme. -Soy Alemania.

Bueno, él no se lo había preguntado, pero consideró que era incorrecto no presentarse.

El alemán cabeceó afirmativamente.

No era tan fuera de lo común como lo hubiera esperado, pero lo comprendía. Él mismo había tenido que cargar con sus propios padecimientos crónicos desde temprana edad.

Giró el rostro hacia el pasillo vacío y después dio un paso vacilante hacia el interior de la habitación. No sabía lo que pretendía hacer ahora, pero la migraña pareció un poco menos molesta en aquél momento.

-¿Puedo acompañarte un rato?- preguntó, torpemente. -Q-quiero decir... si no estás esperando a alguien.- se apresuró a añadir, y se ruborizó con fuerza al darse cuenta de su falta de cortesía.

-Nada especial.- respondió, con un suspiro. -Hace algunos días que me duele mucho la cabeza... N-normalmente no soy demasiado quisquilloso, pero es que ya no lo soportaba y decidí solucionarlo. Aunque me temo que mientras esté tan presionado como hasta ahora no voy a poder hacer mucho al respecto...

Y claro, con aliados como Italia correteando a su alrededor todo el tiempo, a cualquiera le dolería la cabeza.

Alejarse de su fuente de estrés sonaba mucho más sencillo de lo que era en realidad.

-Verás... Mi fuente de estrés ha estado alrededor de mí por tanto tiempo que...

...que si se alejara de él, lo más probable era que su migraña se volviera aún peor. No, realmente estaba seguro de ello: estaría todo el tiempo preguntándose cómo se encontraría, o si algún país extraño y malintencionado como Turquía no estaría tratando de aprovecharse de él, o...

Suspiró.

-De todos modos, ¿no es más incómodo pasar tanto tiempo en el hospital?- lo miró, con ojos de sincera curiosidad. Él no soportaría estar tanto tiempo encerrado en un lugar así.

Abrió mucho los ojos, sorprendido.

-V-vaya... ¿tienes hijos?

-Hu-humm...- se ruborizó con fuerza al pensar en hijos. De algún modo u otro la imagen de Italia llevando un vestido amplio y lleno de encajes y un vientre enorme se cruzó por su cabeza y se tuvo que cubrir la boca con una mano para tratar de ocultar su rubor-

-H-hijos tal vez no, pero... tengo uno que otro pequeño país a mi cuidado, y... - inclinó el rostro y miró fijamente el piso como si fuera lo más interesante del mundo.

-B-bueno... estuve cuidando de Austria... vivimos juntos, y él se encargaba de cuidar la casa y... -siente que eso no suena muy heterosexual que digamos. -También estaban Bélgica... y mi hermano Gilbert que...- cierra la boca. -Es que no he tenido ninguna relación de ese tipo con nadie.- se apresuró a añadir, nervioso, y una vez más pensó en Italia sonriendo.

¿Qué diablos...?

Se ruborizó todavía más.

No... él nunca ha tenido nada más parecido a una... "novia"... que Italia.

-P-pero no creo que tenga nada de malo ser madre soltera!- se apresura a exclamar, tal vez con voz demasiado alta para su gusto. -Quiero decir... debe ser una persona muy fuerte...

-¿E-especial?

Por supuesto que tenía a alguien "especial", aunque el concepto que él tenía para aquella palabra tal vez no era lo mismo que el americano podría tener.

-C-conozco a alguien...- admitió, sintiendo cómo la migraña incrementaba mientras su frente se cubría de un desagradable sudor frío. -Fue la primera persona que confió en mí y decidió estar a mi lado en mi vida, que siempre estuvo llena de batallas y sangre... Todo el tiempo me he sentido con la necesidad de protegerlo, pero... no sé si lo que estoy diciendo sea eso a lo que te refieres...

Inclinó la mirada. Le ardía el rostro por el rubor.

-Hmm... no lo sé. A veces siento que se aprovecha de mí... -suspiró, pensando en la sonrisa despreocupada de Italia. -Pero no puedo creer que realmente estés solo en estos momentos. Quiero decir... pareces ser una buena persona.

Avanzó un poco más hacia él, observándolo con ojos analíticos. Tenía, además, un lindo rostro.