Inaugurando la nueva casa

Llegó a su casa después de ya, bastante tiempo, de ausencia.... Al llegar notó que el jardín estaba más o menos cuidado, el jardinero había tenido la amabilidad de pasarse a quitar las malas hierbas y recortar un poco el césped y los arbustos, bueno....sólo quedaba ponerse a fondo con él.

Con un suspiro pasó con sus maletas, ayudado por un hombre, que sería uno de los pocos que contrataría allí, porque no tenía una economía que le permitiese tener muchos criados como en las demás naciones, y se encaminaron hasta la casa, grande y acogedora que se encontraba frente a ellos.

La casa no era ni mucho menos un palacio, era una gran casa de campo, con las paredes blancas pintadas con cal, al modo tradicional, con un porche enorme de piedra y madera, que estaba en la fachada principal. Toda la casa techada con tejas rojas a dos aguas, tampoco era demasiado lujosa, ni demasiado pobre, era bastante normalita.

Llegaron a la puerta y tras un momento de preguntar dónde estaban las llaves, Antonio las buscó por su chaqueta y tuvo que volver al coche para buscarlas, y volver con ellas para así poder abrir la puerta, que hizo un sonido ruidoso, necesitaba un poco de aceite sí.

-Bueno, estamos en casa- dijo mirando hacia arriba, estaba limpia, el equipo de limpieza que había contratado había hecho bien su trabajo durante su ausencia.

Subió las maletas a su cuarto, con ayuda del otro, y se sentó en la cama a descansar un poco.

-Por qué no empezamos mañana con todo? ahora mejor descansemos- le sonrió al otro, que se marchó de la habitación, dejándolo allí mientras deshacía su maleta, ahora tocaba reordenar todo, sería largo pero bueno, poco a poco lo terminaría...como todo.

Mientras miraba la casa, tan vacía y tan silenciosa, se le ocurrió que podría llamar a su hermanito, así lo vería después de todo ese tiempo, y como había traído comida y vino, podría cenar con él, de hecho estaba deseando verlo, y así lo hizo....llamó a su casa pero como no estaba le dejó el mensaje, para cuando lo escuchase:

" Hola Francis!!! acabo de llegar a casa, está igual de vacía que siempre, aunque está ordenada y limpia y no tendré que estar todo el día trabajando en ella, a que es genial? ah! es verdad! te llamaba porque me gustaría invitarte a mi casa, podríamos cenar juntos! te apetece?...bueno...pues cuando oigas el mensaje..pues si quieres venir ya sabes que tengo las puertas abiertas para tí siempre, jeje.....mm...besitos hermanito" - dijo lo último con un tonillo tonto que no pudo evitar, ahora sólo quedaba esperar con la sonrisa en la cara a ver si venía.

Había trabajado mucho ese día y desde la madrugada, recolectando telas, levantando pedidos y sobre todo en la planeación de nuevos eventos de moda, tenía que terminar ya con todos los preparativos para las tendencias del 2012, las reuniones con diseñadores, investigadores y mercadólogo eran un dolor de cabeza. Técnicamente había escapado de la reunión pero dudaba mucho que lo notarán y no le importaba, había mejores cosas que hacer que escuchar a un conjunto de personajes pomposos y medio locos. Al regresar a casa se encontró con un nuevo mensaje de voz, esperaba no se tratara de más pendientes laborales y con un poco de temor presiono el botón. Tardo varios segundos en reproducir el mensaje, los que el ya había aprovechado para deshacerse su corbata, desabotonar casi hasta el pecho su camisa y dejar el saco en alguna silla. Reconoció de inmediato la encantadora y alegre voz de su adorado Antonio, se lanzo casi sobre la pobre máquina intentando exprimirle el resto del mensaje. -Ah~ mon petit frère, tu siempre pensando en moi, por eso te adoro tanto.- Cuando esta hubo terminado permaneció abrazándola con una expresión un tanto ridícula pensando en las dulces palabras del español. La ultima parte había sido la más dulce, después encontraría el modo de sacar esa grabación de esa ridícula maquina y estaba seguro sería una preciosa pieza que escucharía hasta desgastar cualquier reproductor. Revisó la hora y ya era tan tarde, no podía desperdiciar ni un segundo más, dejó caer la molesta máquina y salio rumbo a la casa de Antonio.

En el camino se detuvo unas cuantas veces, encontrar un quiosco de impresión digital había resultado complicado, pero sabía que no había mejor cosa para una casa nueva que un buen recuerdo, recordaba que en su celular conservaba algunas fotografías que con un marco adecuado podrían ser más que perfectas. Eligio dos una en la que aparecía únicamente el con Antonio y otra donde aparecía también su pequeño hermano Portugal, se tomo muy en serio eso del revelado express pues prácticamente iba empujando y apresurando a todo empleado a su paso hasta que logro obtener lo que tanto quería, fotografías enmarcadas y envueltas para regalo. Al salir los empleados se sintieron muy agradecidos que no fuera un cliente casual y rogaban por que jamás volviera. La segunda parada la hizo en una florería donde compro todo un cargamento de rosas, solo habían sido un par de docenas puesto que no había podido cargar mas en ese momento. Ya conforme finalmente llego ante la puerta de la casa de su adorado Antonio, con dificultad, por todo su cargamento toco la puerta y espero pacientemente.

Por fin había terminado de colocar todas las maletas, era increíble que en un espacio tan pequeño como era la maleta cupiesen tantas cosas como eran los dos armarios de la habitación y varios más de otras, siempre se preguntaría cómo era posible que todo eso entrara ahí dentro...claro, seguro que eran maletas hechas en China, y todos sabían que ellos vendían cosas de todo tipo...eran increíbles.

Sonó la puerta, y esperó un momento a escuchar los pasos hacia ella, pero luego recordó que todo estaba en una situación precaria y no tenía sirvientes, de modo que bajó corriendo las escaleras y abrió la puerta tan corriendo que tropezó él mismo y se tuvo que apoyar en Francis para no caer al suelo.

-Francis!!! vaya siento recibirte así!!! esque creía que había...bueno y he bajado corriendo! disculpa, venga pasa que es muy descortes invitarte y dejarte en la calle- hablaba atropelladamente al ser tan poco elegante en ese caso, no se compararía a su hermano, que ponía toda su atención a todo lo que hacía, él siempre había sido un despistado aunque intentaba hacerlo lo mejor posible.

-Bueno...está un poco vacía...pero se llenará..- hablaba sobre la casa, que, así vista, se veía algo sobria, porque como ya no había gente, estaban las cosas mínimas y lo demás estaba en cajas, aunque Antonio confiaba en que cuando mejorasen las cosas podría de nuevo volver a acomodarlo todo como estaba y llenar la casa de gente.

-Oh! no te he ofrecido nada! dime quieres beber algo? o comer algo?..

Aunque algo sorpresivo, recibió gustoso a su adorado hermano cuando este te apoyo en el para no caer al suelo, de no ser por que llevaba las manos ocupadas, habría tomado la ocasión para pasar libremente sus manos por todo el cuerpo de Antonio. -Mon cher Antonio, recibí tu mensaje así que decidí venir de inmediato a ayudarte.- Le sonrío mientras le seguía hacia el interior de la casa siguiendo obedientemente al español dentro de la casa. Noto que aún había cosas empacadas y en caja, se hizo una nota mental de ofrecerse a ayudarle a desempacar, así podría pasar aun más tiempo con su querido hermanito.

-Por cierto, te he traído algo.- Dijo mientras extendía los gigantescos ramos de rosas rojas perfectamente adornados y envueltos, pronto su delicioso perfume comenzaría a llenar la habitación. -También esto, para que le diese pronto la calidez de hogar.- Saca las fotografías que había llevado a enmarcar para entregárselas. -Se que encontraras el lugar perfecto para colocarlas.-
-Espero no importunarte, lo que tengas a la mano estará bien.- Le aseguró con una sonrisa, y lo decía muy convencido, mas que alimento o bebida lo que mas deseaba era poder estar a su lado.

Miró el ramo de rosas sorprendido, apareciendo un sonrojo en sus mejillas, y las cogió con todo el cuidado del mundo y su corazón latiendo rápidamente.
Tenían un olor fresco y suave que le llenó los sentidos, mirando a Francis con una sonrisa dulce, y le había traído todos esos regalos además de haber hecho un viaje, era todo un caballero, siempre tan atento..
-Gracias Francis, eres un sol- le dedicó una sonrisa dulce y se acercó a él para besarlo con cariño y darse cuenta nuevamente de que lo estaba dejando de pie en la entrada, de modo que le hizo pasar al salón.

-Seguro que te vale cualquier cosa? esque no tengo nada preparado....qué desastre- hablaba todo estresado, porque lo había invitado y no tenía nada listo para recibirlo.
- Hum....puedo sacar una botella de vino...he traído unas cuantas conmigo, las tengo que sacar de la caja.- miraba a todos lados buscando dónde dejar las rosas, porque no quería que se echasen a perder, eran preciosas, pero también quería agradar a su hermanito y prepararle algo de comer.

-Siéntate hermanito, estarás cansado de todo el viaje, voy a preparar la comida, tardaré poco vale? - le sonreía aún con las rosas en las manos, dirigiéndose luego hasta la cocina, poniéndolas en agua y volverlas a oler, cerrando los ojos,.....estaba enamorado.

La mejor recompensa era esa perfecta combinación, una sonrisa radiante y un cálido beso, por esto sería capaz de seguir a Antonio a donde quiera que lo llevase. En realidad no ponía la mas minima atención hacía donde era dirigido, que importaba, lo único que necesitaba saber es que su adorado hermanito estaría allí. Definitivamente el rojo de las rosas le sentaba bien, ayudaba a destacar sus preciosos ojos verdes… y esa sonrisa, que lo intrigaba, lo capturaba y lo maravillaba infinitamente. Todo el tiempo se había mantenido callado, solo sonriendo calidamente hipnotizado por la amabilidad y dulce voz del español, como adoraba cuando hablaba así tan apasionado, tan energético, así que se limitaba a únicamente asentir e intentar asegurarle que cualquier cosa que decidiera estaría bien.

Aunque la oferta de recibir una deliciosa cena por cortesía de su adorado hermano era tentadora, sentía que no podía tomarla, lo notaba un tanto estresado y cansado. Deseaba aligerar esa carga, hacerle saber que contaba con tanto en las dificultades como para las tareas más simples. Después de meditarlo varios segundos decidió que lo mejor y mas propio era ir y ofrecer su ayuda, por más que fuese un invitado quería serle útil a Antonio, además que no se sentía capaz de estar separado de el ni tan solo unos minutos en lo que cocinaba, así que se levantó para ir tras el hacía la cocina. -Será mucho más rápido si te ayudo.- Le aseguró con una sonrisa apareciendo de pronto detrás de él.

Un poco sorprendido miró al rubio, para sonreírle cálidamente, en realidad si que necesitaba ayuda, porque no tenía nada a mano ahora y tardaría un poco más de lo normal en preparar la comida, y también era siempre un placer estar con él para lo que fuese.

-Ah!! por cierto! tengo tomates recién cogidos -dijo mientras sacaba una cesta con todos los frutos rojos y brillantes- los cogimos nada más llegar, podemos hacer ensalada.

Dejó la cesta en la encimera y se dirigió a la nevera, mirando lo poco que había dentro, ya que aún faltaba comprar más cosas, eso era lo básico que habían traído.
-Tengo algo de embutidos y unos filetes de carne....hum...- pensaba mirando con la nevera abierta qué podrían tomar-.....algunas aceitunas y queso,..tienes alguna idea creativa?

Sacó un poco de todo y lo puso al lado de los tomates, apoyándose en la encimera con su mano y mirando al rubio por si se le ocurría algo original que hacer con la comida, porque él n oera muy dado a platos para presentación, aunque sabía cocinar bastante bien.

-Lo malo es que no tengo nada para el postre...- dijo mirandoa la mesa, viendo el frutero vacío.

Se acercó con expectativa hacía los tomates, tomándolos con cuidado y decidiendo cual sería la mejor opción. La idea de la ensalada era más que perfecta y adecuada considerando el tiempo disponible y lo que tenían a la mano. -Lograremos idear algo adecuado, verás que si.- Le aseguró mientras colocaba de nuevo los tomates en su lugar y se disponía a buscar más ingredientes que le pudieran ser útiles, comenzaba en su cabeza a intentar armar alguna receta que pudiese adaptarse, finalmente decidió adaptar ideas de la cocina mediterránea combinadas con la simplicidad de la cocina japonesa. -La ensalada me parece una idea perfecta, la carne será algo complicada de cocinar, pero creo que tengo una idea que puede resultar.- Sonrió confiado mientras imitaba al español colocándose a su lado y ponía su mano sobre la de el. -Ahh el postre, creo que con tu dulce sonrisa será suficiente para satisfacerme.- Le guiño el ojo mientras entrelazaba sus dedos con los de su adorado hermanito.

Miraba atento a su hermano, seguro que estando con él podría aprender mucho sobre cocina, es más, se le acababa de ocurrir que, cuando tuviese más tiempo, le enseñase nuevas recetas.

Rió sutilmente estrechando en su mano la de Francis, mirándole felizmente a los ojos- entonces..procuraré que el postre te guste mucho- un sonrojo se notó en sus mejillas al decir eso, dejando ver que estaba dispuesto a ofrecerle mucho más que una sola sonrisa.

-Entonces empecemos! y cuanto antes acabemos antes comeremos jejeje- miró a un lado y vio allí su guitarra española, y sonrió porque se le ocurrió una idea...seguro que a Francis le gustaría que le tocase una canción, sí, eso haría después de cenar.

Empezaron a lavar los vegetales y sacar los cacharros necesarios para hacer la comida, mientras Antonio puso la mesa, todo bien ordenado y con una velita en el centro porque le gustaba como quedaba, por lo menos una buena presentación. Después fue a ayudar a Francis con lo que hacía.

-Entonces, esperare con ansias.- Sonrió correspondiendo la dulce mirada del español, embelezado por la dulce sonrisa y por la dulce promesa, si pudiese tener esos dulces labios para besarlos y beber esa dulzura hasta saciarse. -Muy bien.- Asintió mientras doblaba cuidadosamente las mangas de su camisa para tener la libertad de manipular los ingredientes. Conforme iba ordenando los materiales que pensaba ocupar repasaba nuevamente la receta en su mente, quería asegurarse que quedase lo mejor posible, en su primer comida dentro de la casa tenía que ofrecer algo digno para su adorado hermanito.

Tomo la carne y cuidadosamente con el cuchillo extrajo los nervios y grasa excedentes, encendió la estufa con fuego moderado y comenzó a jugar con los demás ingredientes que había encontrado por allí, no podía faltar la cebolla, tenía que realizarlo de tal modo que el exterior quedase completamente cocinado casi a un grado de carbonizar mientras que el interior estuviese crudo el sabor lo adquiriría con la cebolla y los otros ingredientes, incluso con su propia grasa y sal era suficiente. La cocina japonesa no le emocionaba mucho por sí sola, sin embargo la idea de combinar el sabor y texturas vía cocción valía la pena intentar.

Cocinando no percibía muy bien el paso del tiempo, le resultaba muy entretenido y los procesos hacían que los segundos, minutos y en algunos casos incluso horas pasaran increíblemente rápido. Se sintió un poco avergonzado de únicamente haberse dedicado a eso mientras que el español había logrado completar tan rápidamente todas las tareas. La carne estaría lista pronto, lo único que restaba era preparar la ensalada, cuando su encantador hermanito regreso se sintió aliviado por que aprovecharía su ayuda para tenerlo de nuevo lo más cerca posible, incluso si se trataba de algo tan cotidiano como la cocina, siempre que estuviera con el podía disfrutar tanto cada instante.

Se quedó a su lado, mirándolo cocinar, a ver si aprendía algo...pero cómo iba a aprender si se distraía mirándole a él..así no avanzaría nunca.

-Francis..algún día me....enseñarías a cocinar como tú?- preguntó un poco tímido, no es que él no supiera, sólo que quería mejorar, no quería parecer inútil al lado de Francis.

Mientras esperaba jugueteaba con sus manos sobre la encimera, esperando a que terminase para poder comer juntos.

-¿Sabes?...siempre me ha gustado hacer cosas contigo...jeje...no sé...es como si volviésemos a ser pequeños...aunque con algunos cambios...- hablaba Antonio mirando con nostalgia a un lado, recordando el tiempo que pasaban juntos de pequeños...aunque hubo peleas entre ellos....pero eso ya no era nada, porque todo lo que sentía superaba cualquier diferencia.

Miró a Francis un momento, y sonrió de nuevo, cambiando de tema otra vez-...eso ya estará pronto?- preguntó refiriéndose a la carne, esperando para colocar lo último en la mesa.

Ya la ensalada quedo terminada pronto, delgadas rebanadas de tomate y queso adornadas con las aceitunas, era algo sencillo pero delicioso y conveniente dados los ingredientes y el gusto de su bello hermanito por esos encantadores y rojos tomates. Se apuro a servir generosamente porciones para ambos cuidando en extremo la disposición de los alimentos dentro del plato, sabía bien que el sabor y el proceso eran importantes pero también lo era la presentación. Sentía los ojos verdes como esmeralda sobre sí, observarlo detenidamente ante lo cual sonrío internamente, si pudiera ser siempre así, si pudiera hacer todo junto a su querido Antonio, que bello sería. -Por supuesto mon petit frère.- Respondió alegre, tanto por que Antonio mostraba interés en su cocina y por que así podrían pasar aún mas tiempo juntos. -La cocina española es bastante buena en sí misma, así que creo que no te tomara mucho tiempo dominar la francesa, verás que si.- Agregó emocionado al tiempo que terminaba de servir la carne, sirviendo esta también en cortes delgados dispuestos en un circulo como si fuesen pétalos de alguna flor y adornados con una pequeña rosa esculpida a partir de una cáscara de tomate.

Al escuchar a su adorado hermanito recordar los tiempos de antaño le venían una mezcla de sentimientos, alegría de recordar su mas tierna infancia, de cuando no había tantas problemáticas y cuando hacían y descubrían todo tipo de cosas juntos. Aunque también recordaba los momentos amargos, momentos de disputas y momentos en que el mismo había sido la principal causa de angustias y penas para su adorado hermanito. Esos recuerdos le resultaban como puñaladas al corazón. -Yo… también… me siento feliz estoy a tu lado.- Sonrío mirando a su precioso hermanito, sintiendo mas aguda la herida en su corazón al continuar recordando.-Quisiera hacer siempre todo a tu lado mon cher Antonio.-

-Oh si, todo esta listo ya.- Dijo despertando de la secuencia de recuerdos, acercando los platos que apenas había terminado de servir y de acomodar, los presento finalmente ante su adorado hermanito con emoción, sabía que no eran la gran cosa pero había cocinado con mucho empeño solo para el.

Sonrió mirando los platos que había preparado, a pesar de todo lo que hubiese podido pasar antes, por estar así con él cualquier cosa lo valía.

-Francis, te han quedado muy bien, ves? sencillo pero siempre vistoso - sonrió dulcemente, haciéndole una señal para que lo acompañase a la mesa, retirándole la silla para que se sentase, hoy era él el invitado y se merecía todas las atenciones posibles que quisiera pedirle.

Se sentó entonces frente a él, mirándolo a través de la mesa, adornada con velas y un centro con unas flores...por lo menos quería que se viese bien, y probó la comida que hizo su hermanito, siempre era deliciosa.
-Es deliciosa!! hermanito tienes unas manos prodigiosas! -dijo felizmente felicitándole por la comida, ciertamente todo lo que hacía le salía bien- todo lo que tocas con ellas sale perfecto.

De nuevo una cena tranquilos, sonriendo y hablando, era lo que más le gustaba.....y....los dos solos...había ido a verlo en la inauguración de su casa....quería estar con él como pocas veces estaba...sonrojándose por lo que estaba pensando.

-Merci.- Respondió sonriente con su rostro totalmente iluminado al sentir la aprobación de su amado hermanito, le siguió obedientemente por la casa y acatando perfectamente cada una de sus indicaciones sin palabras, lo complacería con su comportamiento, con todo lo que el quisiera. Admiro unos instantes la mesa, al llegar la había notado completamente vacía y ahora lucía completamente diferente, además de los adornos, era el calor de hogar que emanaba.

Definitivamente eso era lo mejor, sentirse que pertenecía totalmente al lado de su adorado español. Sonrío ampliamente al ver como Antonio probaba lo que había preparado y la satisfacción evidente en su rostro, era la mayor recompensa que podía recibir, verlo así de contento y complacido. -Me alegra mucho que te gustara mon petit frère, lo he hecho con todo mi amor únicamente para ti.- Añadió dedicándole una ultima mirada antes de el mismo dar unos cuantos bocados para corroborar que la temperatura, textura y aroma fueran los indicados. Definitivamente cualquier halago era mucho mejor proviniendo de su adorado hermanito, constantemente recibía halagos pero solo las palabras de Antonio hacían que su corazón palpitara mas rápido y que como ahora, sus mejillas tomaran un sutil y casi imperceptible tono rosado.

Por mas despacio que comiera, el tiempo pasaba tan rápido en la compañía de Antonio, todas sus anécdotas eran fascinantes sobre todo al contemplar sus expresiones tan llenas de vida y el entusiasmo que ponía en cada palabra. Era como si reviviera de nuevo el momento y le hacia sentir en ocasiones como si el también hubiera estado presente. -Mon amour…- Se estiro un poco para poder rozar suavemente la mano de Antonio con la punta de sus dedos quedándose así unos instantes. -Ha llegado el momento del postre.- Le acaricio sugerente con las yemas de los dedos y mirándole suplicante, había pedido una sonrisa, pero guardaba la esperanza de recibir un poco mas; por que aun mejor que las sonrisas de Antonio eran sus besos.

Sonrió dulcemente por lo que dijo Francis, siempre era muy atento, aunque suponía que con todos era igual, porque ese era su encanto, y su forma de ser desde siempre, y le gustaba como era.

-Estaba delicioso, muchas gracias por hacerme compañía- dijo sinceramente feliz-....te he llamado con muy poco tiempo, la próxima vez prepararé algo mejor.
La verdad es que, no es que no fuese capaz de ofrecer algo de más categoría que aquella cena, sino que no había tenido tiempo, él siempre trataba muy bien a sus huéspedes, les ofrecía lo que pedían, dentro de una línea claro, pero siempre velaba por su bienestar.

Miró la mano de Francis rozando la suya, y luego a su cara, que sonreía con un brillo especial en los ojos, tan encantador... con esa mirada era difícil negarse a lo que le dijera.
-Claro el postre!...- dijo felizmente, para luego recordar lo que había pensado antes, sonrojándose por no haberse dado cuenta.

Se levantó lentamente de la mesa, rodeándola y rozando la superficie con su otra mano hasta ponerse al lado del rubio, con una sonrisa cálida, mirándole a los azules ojos mientras acariciaba su brazo suavemente, hasta llegar a su rostro, poniendo la mano sobre su mejilla.
-...espero que te guste el postre....quiero que te sientas muy bien en mi casa, y que tengas un buen recuerdo de ella..- acabó diciendo esto al oído del rubio, besando su mejilla suavemente, y luego besándolo dulcemente sin dejarlo levantarse de la silla.
Quería ofrecerle todo y más, y que el rubio se sintiese completo, eso quería él, porque lo amaba con todo su corazón.

-Mon petit frère no importa cuando o para que me llames, siempre estaré gustoso de acudir; con solo poder estar a tu lado me siento satisfecho.- Respondió sinceramente desde el fondo de su corazón, correspondiendo en automático ante la calida sonrisa del español ante la cual quedaba irremediablemente rendido. Había notado el sonrojo que ahora ya era muy evidente aun sobre la piel morena, pero solo le parecía mas encantador por el modo que enmarcaba sus expresiones y resaltaba sus ojos. Estaba tan perdido observándolo que no se percato de la proximidad de ambos hasta que sintió la caricia sobre su brazo, avanzando con una deliciosa ligereza hasta que se coloco en su mejilla. Seguramente para entonces su rostro también comenzaba a colorearse más, pero no era para menos con las dulces palabras de su hermanito que parecían indicarle que sus plegarias habían sido escuchadas y que ciertamente recibiría mas que una sonrisa.
Cerro los ojos para sentir las dulces caricias del aliento de su hermanito en su oído, sentir también los labios en su mejilla y finalmente en sus propios labios. Llevo una de sus manos por el cuello de Antonio, hasta descansarla en su nuca para acercarlo aún mas hacia si mismo recibiendo los labios y correspondiendo deseoso el beso. Delicadamente introdujó su lengua dentro la boca de su delicioso hermanito donde aun estaban vagamente presentes los sabores de los alimentos, no dudo en probar mas profundamente recorriendo la calidad y húmeda cavidad que definitivamente era el postre mas delicioso que jamás le habían dado en ningún lugar.
Podía sentir que pronto con solo un beso no sería suficiente, rompió con el beso sin soltar a su adorado español, le dio otro beso mas esta vez uno corto mientras con delicadeza lo hacía a un lado para poder pararse quedando a su nivel. Se tomo unos instantes mas para dirigir su mano de la nuca hacia el mentón de Antonio. Para admirar nuevamente su rostro, le sostuvo con suavidad acercando su rostro para plantarle otro beso. Le rodeo de la cintura con su otro brazo para acercarlo mas hacia su cuerpo y sentir su calidez. Inicialmente colocó su otra mano en la espalda del español pero conforme continuaba con el beso fue llevándola más abajo pasando por la espalda baja y finalmente llegando al trasero de su hermano.

Spoiler:

Al sentir que Francis le correspondía, su corazón latió más deprisa, siendo ahora más feliz, al ver que le gustaba lo que hacía y que además, él estaba complacido al responderle.

Dejó que lo echase a un lado, sin romper el beso, que se estaba volviendo apasionado, abrazándolo con un brazo por detrás de la nuca y con el otro pasando su mano por el pecho del rubio lentamente, haciendo un sutil movimiento al notar el contacto con su mano.

Quizás si le daba todo el postre completo le gustase más, él estaría encantado de dárselo, pues entre otras cosas, lo echaba de menos y tenía muchísimas ganas de verlo, pero también quería estar íntimamente con él.

Separó un momento el beso, mirándole a los ojos con una sonrisa en el rostro.
-Quieres que vayamos a otro sitio...más cómodo hermanito?- dijo pasando un dedo por su cuello hasta su oreja y luego hacia su espalda suavemente.
En realidad estando con él le daba igual el lugar, pero siempre una cama era el mejor sitio.

Realmente considero las palabras de su adorado español, no le hubiera costado mucho arrojar todo lo de la mesa al suelo y colocar encima a su hermanito para hacerlo suyo. Pero no quería que fuese así, desde el momento en que había entrado por esa puerta pretendía hacer todo correctamente. Se quedo entretenido observando como Antonio jugaba paseando su dedo libremente por su cuerpo, imaginando como sería cuando por fin pudiera tener esas manos encima de su cuerpo. -Oui, creo que será lo mejor.- Respondió en un susurro suave mientras le daba un apretón mas al trasero del español para después liberarlo del abrazo muy lentamente y tomarlo de la mano.-Dime, ¿Qué lugar te parecería mas cómodo?- Con curiosidad le miraba decidido a seguirlo así le contestara que tenían que ir al fin del mundo, mientras estuvieran juntos que mas daba a donde lo llevara. Y cuando llegaran allí lo complacería en todo, lo haría suyo hasta satisfacerlo, lo besaría y disgustaría mil veces hasta aprender de memoria todo sobre su amado hermanito.

Sonrió sensualmente al escuchar su respuesta, realmente estaba habiendo un buen ambiente, eso era lo que quería, sin duda alguna le haría pasar un buen día a su hermanito.

-Bien...entonces déjame llevarte..-dijo susurrándole en su oído, lamiéndolo un poco y separarse depués con una sonrisa pícara, llevándolo de la mano hasta su habitación.
Era una habitación grande, no muy lujosa pero no faltaba de nada, con una cama donde cabían los dos perfectamente, y ahora mismo sólo la luz de la luna entraba por la ventana, dándole un aspecto especial y romántico.

Antonio cerró la puerta tras ellos, apoyando ahí a su hermano con suavidad, subiendo con besos dulces desde su abdomen, pasando por su pecho, dando pequeñas lamidas a sus pezones y soplando sobre ellos, y luego a su cuello para morderlo con cuidado y pasión, mientras sus manos repasaban el perfecto y fuerte cuerpo de Francis, deleitándose con cada suspiro que salía de sus labios, tan cálido, tan sensual...

Volvió su mirada hasta los ojos del rubio, llevándole las manos hasta su cuerpo-....tócame....soy tuyo... coge lo que quieras.... - susurró sobre sus labios, rodeando su cuello con los brazos y besándolo profundamente, rozando su cuerpo con el del francés, enrojeciendo más sus mejillas.

Muchas veces había pensado que Dios lo había abandonado por la perdida de tantas batallas, por problemas económicos y políticos, pero ahora parecía todo lo contario. Pues había cumplido su humilde plegaria por un beso de su dulce Antonio y parecía dispuesto a concederle mas. Regreso a la realidad al escuchar la puerta cerrarse tras ellos y sentir a su hermano recargarlo contra la pared, después sus labios rozando su cuerpo y su lengua, suspiraba extasiado de verlo así tan provocativo, tan deseoso…
-Mío… tanto como yo soy de ti.- Agregó con una de sus manos firmes en la espalda de Antonio y la otra en su muslo antes de corresponder el beso, al sentir el roce del cuerpo del español contra el suyo no pudo evitar acercarlo más hacia su cuerpo. Suspiro al romper con el beso mordiendo suavemente el labio inferior de Antonio moviendo su cadera contra el. Le dio un vistazo rápido a la cama antes de regresar su mirada a su hermanito, decidido a demostrarle que tan en serio eran sus palabras. Continuo con una serie de besos en su cuello mientras llegaban hasta la cama, paseando sus manos por todo el cuerpo de su hermanito mientras se deshacía de cualquier prenda que le impidiera tocarlo y acariciarlo. Con desesperación arrojaba las prendas por todos lados importándole muy poco donde cayeran, lo único que le importaba era su amado hermanito. Lo coloco sobre la cama con sumo cuidado, como si fuera una figura de la mas frágil cerámica y después se ubico sobre el abandonando la tarea de besar su cuello solo para susurrarle al oído. -Je suis pour toi et toi es mien… pour toujours…- Su voz fue suave pero profunda, dejando un beso mas antes de ir más abajo para besar el abdomen bien formado del español. Avanzo aun mas abajo, su mirada totalmente lujuriosa observando el miembro del español mientras lo tomaba entre sus manos y comenzaba a lamerlo.

Se dejó llevar totalmente por él, notando cómo el calor comenzaba a subir en su piel, con cada roce y cada caricia del rubio, sus besos hacían que se estremeciese como si fuera al primera vez que los sentía. La respiración algo agitada de su hermano lo hacía desear que ese momento no acabase nunca, y esa visión que disfrutaba de él, de su mirada intensa que reflejaba deso y amor, de sus labios curvados en una sensual sonrisa, sus mejillas sutilmente coloreadas de un suave carmín... tan erótico...

-Claro...Francis...por toujours.... -repitió en su misma lengua, con un susurro sensual, casi un gemido de súplica, pidiendo que lo hiciese suyo una y otra vez, enredando sus dedos en el pelo rubio y ondulado de su amado hermano, mientras éste le provocaba más de esas sensaciones placenteras con sus besos.
Lo miró un momento, sonrojándose al notar su mirada de nuevo, y echando la cabeza hacia atrás en un profundo y placentero gemido al sentir la cálida y húmeda boca de su hermano rodeándolo de esa manera tan deliciosa, haciéndole temblar suavemente, totalmente a su merced.

-Aaaahh Francis...aah.....n-no tienes que...nnhh.....si no..quieres..aaahhn...- dijo entre gemidos, aun acariciando su pelo con intensidad, incorporando un poco su cabeza para verlo, consiguiendo solo excitarse mucho más.

-Mon amour~ yo quiero…- Dijo mordiéndose el labio inferior conteniéndose muy apenas con la única finalidad de contestarle. -Je t’aime et je te désire tout pour moi.- Respondió únicamente adentrando mas el miembro del español para demostrarle que lo deseaba todo con inmensa devoción. -mmmmmm~~- Lo saboreaba con voracidad, incentivado por los deliciosos gemidos y las caricias en su cabello, lamiendo de arriba hacia abajo y viceversa para recorrerlo todo. Cada sutil movimiento de su hermanito hacia que el calor en su cuerpo se disparara, haciendo que su propio miembro se endureciera y coloreando mas su rostro que también sentía a punto de arder en llamas.
Introdujo nuevamente el miembro dentro de su boca jugando con movimientos de su lengua y succionando un poco adentrándolo más, muy complacido al notar que sus acciones eran bien apreciadas por el suculento cuerpo de su hermanito. Siempre se había considerado un experto en degustación y como tal debía apreciar propiamente un manjar cada que este se apareciera frente a él; y Antonio era todo un manjar . Por que su hermanito era tan delicioso, tan calido y tan embriagador, con gentileza abrió un poco mas las piernas de su bello español para acomodarse mejor allí, aprovechando para pasear sus manos libremente por la parte interior de los muslos de este y maravillándose con la suavidad y perfección, cada vez que lo apreciaba con mas detalle se encontraba con que su hermanito era cada vez mas hermoso.

-Aaaaahh....Francis....te amo...- echó la cabeza hacia atrás, acariciando el pelo de su hermano y echándoselo hacia atrás con cariño y excitación.
Con cada movimiento de la boca del rubio, subía al cielo y volvía a bajar para respirar entre gemidos, con las mejillas rojas y los labios abiertos, cada vez más caliente, notando que se ponía más duro y el calor que desprendía el rubio en su cuerpo, era una imagen tan erótica que no podía evitar desearlo con más ganas.

Alzó el rostro del rubio, viendo su preciosa sonrisa sensual que lo volvía loco, y lo mantuvo entre sus manos un momento antes de atraerlo hacia él, haciendo que quedase encima y besarlo apasionadamente, bajando sus manos por el pecho de Francis, entreteniendose un poco con sus pezones y luego acariciando sus costados hasta llegar a su trasero y apretarlo entre sus manos, haciendo que se echase un poco más hacia delante.

Siempre le atraería de esa manera, era tan sexy, lo deseaba y lo amaba como no lo hacía con nadie más.
Separó un momento el beso, respirando algo agitado, para ver sus ojos, le encantaban...- espero....que te guste el postre....- dijo sonriéndole seductoramente volviendo a apretar su trasero y besarlo, disfrutando del sabor de sus labios.

Las manos de su adorado hermanito eran tan ligeras y tan calidas, aun sobre su cabello percibía el modo tan afectuoso en que le concedían su tacto, sintiéndolas después sobre su rostro. Siguió la suave guía de las dulces manos de Antonio, sintiendo como el miembro que hasta hace unos momentos degustaba rozaba contra su piel mientras se acomodaba para quedar al nivel de su rostro. Admiraba perdido sus labios entreabiertos y sus mejillas coloreadas; con esa visión sentía su corazón acelerarse más y más conforme la distancia entre sus rostros disminuía para al fin unirse en un beso. Correspondió el beso deseoso de probar también todo cuanto pudiera de los labios y la boca del Antonio, sujetando suavemente el rostro del español descansando su mano en su cuello justo debajo de la mejilla dejándole leves caricias. Suspiraba con al sentir las manos de su amado hermanito en su cuerpo, gimiendo un poco contra el beso al sentir firme como apretaban su trasero minimizando la distancia entre sus cuerpos. Mientras tanto otra mano avanzaba un poco mas abajo primero acariciando el abdomen de su hermano, primero con roces suaves de las yemas de sus dedos y después colocando mas firmemente su mano mientras iba aun mas abajo.
Al momento en que sus labios se separaron no pudo evitar quedarse perdido admirando a su precioso hermano, admirando el modo en que su pecho subía y bajaba, admirando esos ojos verdes brillantes como esmeraldas y sintiendo esas calidas manos como se volvían apasionadas apretando su trasero con vigor -es… el mejor postre que me han dado en toda mi vida…- respondió igualmente agitado antes de entregarse nuevamente en un beso, la distancia entre sus cuerpos ya inexistente. Llevo la mano que se paseaba por entre sus cuerpos hasta que logro sujetar ambos miembros juntos firmemente para frotarlos subiendo y bajando deleitado, gimiendo mas contra el beso.
-Mon amour~ … - Rompió suavemente con el beso, susurrando calidamente contra sus labios y sin dejar un momento de frotarlos a ambos moviéndose ocasionalmente contra el cuerpo del español en roces muy sugerentes. Lo amaba, lo deseaba y lo necesitaba en ese instante, era totalmente evidente en su voz, en su mirada y en todo su ser… -Mon amour~…- mordió suavemente su labio inferior en un tono completamente suplicante para después lamerlo, llevando ahora sus manos a los muslos bien torneados del español buscando abrir sus piernas.

A cada momento que pasaba, más y más excitado y caliente se sentía, la maestría que Francis demostraba en la cocina, la demostraba a su vez en la cama.
Y, mientras pensaba que, Francis, su hermano de toda la vida, habían estado juntos tanto tiempo..y ahora ambos se amaban de esa manera.... era tan excitante sólo pensarlo, que no pudo evitar suspirar al ver sus ojos azules mirándole, su rostro enamorado y sus sensuales labios susurrando tan dulcemente.
El rubio era lo principal en su vida, y nunca se cansaría de él...y menos de los momentos apasionados que había entre ellos.

-Aaaaahh.....Fran..cis...nnhh...- gimió curvando su espalda cuando el rubio comenzó a estimularlos a los dos a la vez, haciendo que presionase un poco más sus piernas en la cintura de su hermano, estremeciéndose y haciendo que apretase de nuevo la piel blanca de Francis.

Alzó una mano para atraerlo hacia sí y volver a besarlo apasionadamente, metiendo su lengua en la dulce boca del mayor, para pellizcar suavemente sus pezones con la otra, y separar el beso tras un momento y besarle el cuello.

-..Francis...aaah...h-az-...hazme ...tuyo aaah - la sola visión de tenerlo encima y el roce entre ambos lo estaba llevando poco a poco al límite, sin poder evitar gemir de pacer echando la cabeza hacia atrás.