El castigo de Miguel (privado) (advertencia) (omg XDU)

Rozó ligeramente sus labios con los otros, sin besarlos aún, primero decidió atacar su cuello, mordiéndolo y dejando pequeñas marcas rojizas.

-En este momento no tengo hambre, después si quieres podrás cocinar algo- se negó, susurrando contra su piel.- Aunque tengo la sensación que me estás evadiendo ^^- dijo levantando su rostro, mirándolo fijamente, esperando una respuesta y acercándose nuevamente a su boca, quedando a poca distancia de ella.

-No te preocupes, son marcas que desaparecerán en pocos día- dijo riendo suavemente al escucharlo y con uno de sus dedos acarició las pequeñas marcas rojas que había dejado en su cuello.- Puedo dejar marcas permanentes si los deseas- agregó, mirándolo con una sonrisa traviesa.

Con la misma mano que acariciaba su cuello anteriormente, la desplazó y afirmó su nuca, besándolo de forma agresiva, mordiendo sus labios y aprovechando de abrirse paso entre ellos para intensificar las sensaciones de aquel beso.

Sintió como el otro ponía las manos en su pecho, ¿acaso intentaba apartarlo?, con tan poca fuerza jamás lo lograría, aunque con el paso de los segundos esa resistencia parecía ceder haciendo las cosas más fáciles. Lentamente disminuyó el ritmo del beso, antes de separarse y recuperar el aire que le faltaba.

-¿Quién te matara si te dejo marcas?- preguntó con curiosidad, en un susurro suave que chocó contra sus labios.

Sus frías manos osadamente y sin pedir ningún tipo de permiso, se metieron bajo las ropas de Miguel, acariciándole el pecho, disfrutando de la suavidad y el calor que podía robar en el contacto.

-¿Qué no lo haga?,...lo pensaré- respondió de manera infantil.

Sus manos subieron un poco más, de paso levantando ligeramente sus ropas, rozando con sus dedos, que ya no estaban tan fríos como antes, los pezones, escuchando sus suspiro, que no era precisamente lo que deseaba oír. No todo era tan cómodo así, por ello prefirió quitar las ropas que cubrían su torso.

-¿No es todo más simple cuando no te resistes y cooperas conmigo ^^?- preguntó besándole cortamente los labios, mirándolo con la misma sonrisa de siempre.

Escuchar como le daban la razón consiguió que la sonrisa de su rostro se ampliara, al igual que cuando notó como la piel se erizó; era la primera en avisarle el frío que le había causado al momento de quitarle sus ropas, pero todavía no estaba lista la primera parte de su trabajo.

Todo estaba resultando fácil, tal como creía, el otro no tenía fuerzas para defenderse y resignado se dejaba hacer, le hizo recordar cuando había sometido a los bálticos de una forma parecida.

Nuevamente conquistaba el territorio abarcado desde el cuello hasta uno de los hombros con mordidas, concediéndole el favor de no dejar grandes marcas que fuesen a durar más de unos cuantos días, solo porque se estaba comportando como un niño obediente y eso le gustaba. Las manos ya no acariciaban su pecho, ahora bajaban por su vientre hasta llegar a su pantalón, sin mayor espera la introdujo, observando cual sería la reacción y que cara pondría ante el acto.

Entendió perfectamente que cuando aquellas manos se posaron en su brazo insinuaban que no continuara con su objetivo, aunque era más que obvio que la súplica muda le daba igual, además el pequeño gemido que había escapado de su boca le daba a entender que su cuerpo deseaba lo contrario. Todavía mantenía sus labios apoyados entre el cuello y el hombro del otro mientras comenzaba a acariciarlo, independiente que intentara impedirlo juntando las piernas.

-¿Quieres que me detenga?- preguntó subiendo por un camino de besos por el cuello hasta llegar a su oído.

Lo pilló desprevenido cuando el otro los había apartado, al punto que no pudo alcanzar a evitarlo, luego fue aún más sorpresivo un beso que llegó de repente que no duró más de unos segundos, ya que fue apartado bruscamente. Le parecía tan extraña e inesperada esa faceta del peruano, pero no era algo que le molestase, más bien, hacía las cosas más entretenidas, esbozó una sonrisa no del todo inocente como la mayoría de veces, pues había un deje lascivo en ella.

-Sería más cómodo en mi habitación- caminó hasta alcanzarlo y rodear su cintura con lo brazos.- Y yo que pensaba que eras tímido- susurró besándole el cuello mientras lo guiaba a su cuarto.
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(ame ese lado de Miguel xDDDD)

-Las buenas mascotas como tú…merecen ser premiadas, ¿no crees?-sus manos bajaron a la altura de sus caderas.- Seré condescendiente contigo y te dejaré elegir si deseas que te trate con amabilidad o no...- dijo dulcemente en su oído, mordiendo con cuidado su oreja.- ¿Qué prefieres?

Lo llevó hasta su habitación haciéndolo entrar a ella, aún le sujetaba la cintura con uno de sus brazos, lo atrajo hacia si para robarle un beso corto, pero no menos intenso, antes de cerrar la puerta bruscamente. Lo abrazó con un poco más de fuerza y nuevamente hacía suyos sus labios.

Se estremeció ligeramente al sentir como lamió su oreja, hablando con cierta sensualidad y picardía que no había imaginado. Con las manos bien situadas en su cintura lo guió hacía la cama, empujándolo en ella, subiéndose sobre su cuerpo.

-Hay mucho más- contestó usando el mismo tono de voz.- Sabes…me gusta que me llames “amo” tal como me gustan las mascotas sumisas, atentas y lindas como tú- sus manos acariciaban sus mejilla y rozaba su cuerpo contra el otro, rompiendo la distancia entre sus bocas; mordiendo sus labios y besándolo.

Sentía el peso de los brazos rodeando su cuello, fue el momento ideal para que el beso tomara aquella intensidad deseada por ambos, introdujo su lengua en la boca del otro, disfrutando de ese cálido contacto.

-Lo eres…-dijo muy próximo a sus labios, tomando el aire que le faltaba. Nuevamente boca buscó a la otra, en un roce provocador y sutil.-Realmente eres… muy lindo-hablaba bajito sobre sus labios.

La temperatura de su cuerpo subía y la ropa era claramente un estorbo que hacía las cosas más incomodas. Primero se dedicó a arrancar bruscamente las ropas que cubrían el cuerpo de Miguel, dejándolas caer al suelo sin darse cuenta, ni precosuparse de algo tan poco importante.

-¿Me ayudarías?- dijo con una mezcla de infantilidad y sensualidad mientras sus manos desabrochaban los primeros botones de su camisa.

Dejó que le desabrochará hasta el último botón la camisa, observándolo con una sonrisa de satisfacción dibujada en sus labios; le gustaba bastante su obediencia. Lo abrazó por la cintura al recibir el beso que respondió de la misma forma profunda e intensa, sin sutileza alguna.

-Si, es una orden, mi linda y obediente mascota- respondió, lamiendo cariñosamente sus labios y acariciando su cabeza con una mano, mientras la otra bajaba trazando un camino por la espalda, delineando su columna con lentitud.

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(yo igual debo estudiar, pero no quiero hacerlo ^^)

-Algo más…¿algo cómo qué te gustaría hacerme?-preguntó con un tono lascivo, relamiendo sus labios luego de la acción del otro.

Ahora sus manos acariciaron su abdomen subiendo hasta su pecho, apoyó los labios en sus hombros, repartiendo algunos besos y una que otra mordida, le gustaba esa piel trigueña, que tenía mucho más color que la suya, tan pálida como la nieve que rodeaba su nación.

-Mh…me gusta tu piel- susurró apretando sutilmente uno de los pezones con sus dientes.