Cenando {Privado}

El reloj marcaba exactamente las cinco de la tarde. Llevaba esperando exactamente unos diez minutos a la persona con la cual cenaría. Hace días ambas habían acordado en ir a cenar. La puertorriqueña había decidido a cual restaurante ir. Le gustaban los restaurantes donde se sirviera algo que la persona invitada nunca hubiera probado y si algo se le daba muy bien era escoger ese tipo de restaurantes. Uno donde ella supiera con claridad que era cada comida y que contenía cada platillo. Había escogido un resturante con comidas típicas de su país y al llegar había leído el menú, repasandolo con tranquilidad.

Habían pasado unos cinco minutos más. ¿Dónte podría estar Allison?. Si había algo que no se le daba bien era la paciencia y aunque solo fueran quince minutos para ella era como si hubiera sido una hora entera. Como se notaba su falta de paciencia. Miraba al resto de las personas comer y hablar entre ellos. No tenía nada que hacer estando allí sola. Como medio para distraerse comenzó a mirar hacía el mar. Aquel resturante tenía vista hacía el mar y ella misma se había asegurado en escojer una mesa en donde se pudiera apreciar el inmenso océano con claridad. Jugaba a enrrollar y desenrollar un rizo de su cabello con su dedo índice.

-Espero que no se le haya olvidado. No quiero pasar un pasme.-murmuró en voz baja suspirando sin dejar de mirar el mar. Como si estuviera hiptnotizada por el mismo.

La chica de cabellos rubios se encontraba tranquilamente en su casa, acabando de arreglarse. Se había dado un baño, ya que esa mañana había estado corriendo y disfrutando de los bosques y las playas de su isla, por lo que termino completamente sucia. Sabiendo que tenía una reunión con María, decidió lavarse y vestirse de manera adecuada. Era relajada, pero no tanto para juntarse con otra persona totalmente desarreglada y sucia.

Sin embargo, como todo lo hizo de manera muy calmada, la hora se le paso rápido. Salió casi corriendo de su casa, aunque esta vez no lo disfrutaba tanto, ya que se iba a despeinar o algo parecido.

Aún así, y a pesar de todo, alcanzó a llegar, aunque con unos buenos minutos de retraso. Entro al restaurante que la Puertorriqueña le había mencionado, para luego visualizarla entre el gentío.

Calmadamente, y con su típica sonrisa de siempre, se acercó a su mesa.

-Lo siento -dijo, riendo un poco mientras pasaba su mano atrás de su cabeza para rascarse su nuca en señal de torpeza- ¡se me paso la hora, pero ya estoy aqui!

Luego, tomó asiento tranquilamente.

Podía haber jurado que llevaba una hora esperando a Allison. De jugar a enrrollar y desonrollar su cabello a mirar sus uñas y leer como mil veces más el menú. Fue entonces que finalmente escuchó una voz conocida. Sí. Era la voz de la persona a la cual que estaba espereando. Sonrió ampliamente, al fin había llegado.

-No te preocupes.-dejó de sonreír de manera tan amplia para observarla por unos segundos.-Espero que te guste el restaurante. Es uno con comida típica de mi país.-dijo con tranquilidad mientras le pasaba el menú.-Hay muchos tipos de comida. Si no sabes cual es cada una de ellas me puedes preguntar.-

Acomodó su cabello mientras pensaba que pediría ella puesto que ya se sabía el menú por completo luego de haberlo leído varias veces.

-...Pensé en escojer este resturante por la vista y la comida. ¿te gusta?.-

Algo que era importante para María era que a las personas que comían con ella les gustase el lugar y la comida. No le gustaba cuando no se sentían cómodos en aquel lugar.

-Oh. Por cierto...¿Cómo estás?-se sintió tonta por un momento, ¿como se le pudo haber olvidado preguntar eso?.

Se sentó tranquilamente en compañia de su amiga. Abrió calmadamente el menú, mientras escuchaba las indicaciones de María, miró de arriba y abajo aquel libro lleno de comidas.

-Bien... no me considero una experta en comidas... pero no es necesario preguntar -lanzó una pequeña risa- Conozco algunas comidas... y creo que ya se que pedir...

Cerró el menú, esperando que alguien viniese a atenderlos, mientras se dedicaba a observar a a su acompañante, que conversaba de manera muy animada.

-Pues... la verdad, es que esta bastante bueno el restaurante -miró por la ventana- además la vista es espectacular, yo adoro el mar... después de todo vivo en una isla rodeada de agua -terminó, para luego lanzar una cristalina risita.

Jugó con una miga de pan que seguramente le había quedado a las otras personas que habían ocupado esa mesa, o algo así creía. Mientras la amasaba, volvió su vista hacía la castaña.

-Estoy bien... -acomodó sus brazos detras de la cabeza- ¿y tu, vecina?