¡Prohibido Fumar! (privado)

María había decidido salir de casa. Es verdad, tenía mucho trabajo que hacer, mucho papeleo y muchas cosas que resolver... Pero luego le encasquetaría el trabajo a alguien, posiblemente al andaluz que tan poco trabajaba, o a quien más le pusiera de los nervios.

Empezaba a hacer calor, así que decidió que no habría nada mejor que tomarse una cerveza fresca en un bar, junto a un cigarrillo. Mientras iba caminando por la calle, en busca de algún local que no tuviera por fuera "PROHIBIDO FUMAR", se dio cuenta de que había terminado el último de los cigarrillos en su paquete. Menos mal que no era una persona normal, o en vez de pulmones ahora tendría dos cubos llenos de residuos tóxicos.

Su cuerpo, como buena tabaquista que era, le pedía más cigarrillos, así que siguió caminando y buscando con más desesperación. Fue entonces cuando su rostro se iluminó, al encontrar una máquina expendedora de tabacos. Prácticamente corrió hacia ella, antes de echar el importe exacto y recoger el paquete de Marlboro.

Por supuesto, la madrileña supuso al instante que, si allí había una máquina de tabacos, debería de permitirse fumar en el bar donde estaba, ¿no? Bueno, no lo pensó demasiado, así que simplemente entró mientras encendía el primero de los cigarros.

Claro, ella había olvidado una cosa... Lógicamente en la máquina ponía ese típico cartel de "prohibida la venta de tabacos a menores de dieciocho años"... Y aunque ella llevase una ropa de adulta, con su falda ajustada y la camisa a juego, incluso con tacones, que le daba toda la pinta de secretaria, la pelinegra seguía aparentando los diecisiete años que, para su desgracia, tenía. Así que, cuando se sentó en una mesa pegada a la ventana, no debería haberle extrañado que el camarero llegase y, prácticamente, le arrancase el tabaco de la boca.

-¿¡Pero qué coño haces, pedazo de mierda!? -Con la pura boca que tenía, María lanzó unos cuantos insultos al camarero, el cual simplemente se enfadó más, para luego literalmente lanzar a la chica por la puerta, haciendo que su trasero cayera contra el suelo, causando un ruido sordo pero, mucho dolor-. ¡Joder! ¿¡Ya no hay respeto o qué!? ¡Puto machista! -Justo cuando iba a girarse para lanzarle más insultos al tipo que la había echado, este cerró la puerta del recinto al grito de "¡Prohibido Fumar!", en todas las narices de la madrileña-. Me cago en todo...

Cruzó los brazos contra su pecho, murmurando varias cosas que habrían dejado sin aliento a la típica viejita de boca pura, cuando sintió algo en la cabeza, como un tirón o algo así.

-¡Au! ¿¡Qué coño te crees que haces!? -Exclamó, para luego mirar la cabeza. Fue entonces cuando se dio cuenta de la chica que se encontraba allí.

Pelo negro, ojos violetas, dos coletas y un traje realmente más propio de la época que el que llevaba ella, ya que el color de su falda y camisa empezaba a dar calor.

-Argt... Sí, estoy bien -Repuso, girando la cabeza y desviando la mirada-. Joder... -Volvió a sacar la caja de cigarros, para llevarse uno a la boca y encenderlo con el mechero que tenía en el otro bolsillo, aún sentada en el suelo.