Alguien interesante [Privado]

Alessandro había decido salir de su habitación. Se había pasado meses encerrado en ella. Y no es que fuera un hikikomori, que va. Como él pensaba, ese tipo de rarezas tan solo existían en los japoneses. Su encierro había por causas de salud. Y es que últimamente no tenía muchos turistas y su economía que dependía exclusivamente del sector terciario se había visto muy resentida. Menos mal que ahora con el verano por fin se animaban los turistas y él se había recuperado. Ahora tocaba volver a ver la luz del sol tras librarse de sus preocupaciones. Y que mejor lugar que un parque, un relajado y tranquilo parque donde pasear y dibujar.

Se llevó consigo un cuaderno de dibujos, lápices y borradores. Hoy le apetecía un cuadro paisajístico, tal vez podría exponerlo en su amada y cuidada galería Uffizi. Caminó un poco, contemplando con sus preciosos ojos toda la explosión de colores que quería plasmar en el papel. Tan absorto estaba que no se dio cuenta de que la gente se le quedaba mirando por su extraño color de pelo, pero a él le daba ya igual, se había acostumbrado y sabía que le quedaba genial.

Se sentó bajo la protección de la fresca sombra de un árbol y allí se puso manos a la obra. Unas horas más tarde, miraba orgulloso su obra de arte, el parque retratado para la prosperidad.

Pensando: Si Leonardo levantara la cabeza, se sentiría orgulloso.

Cansado, se tiró sobre la seca hierba. Qué pocas ganas que tenía de levantarse ahora de allí. No es que fuera vago, simplemente le gustaba disfrutar de las pequeñas cosas, como de la agradable sombra de ese árbol. Cerró los ojos, quería dormirse, dormir para ver si así desaparecían todos los futuros problemas, soñar con que volvía a su pasado glorioso y poderoso, pensar que si cerraba los ojos quizás encontraría en sus sueños algo interesante…

Jeje no es necesario estar dormido para ver a Aslan, si no cres en la magia solo no notarias sus orejas y cola XD
---------------

Estar dentro de Narnia era tan aburrido, de cierta manera a el le gustaba la aventura y con sus ultimas visitas al mundo de Karim se habia buelto adicto a los humanos olvidando por completo su miedoresentido asi ellos que se habia quedado ya atras. Ese dia tan agradable estaba desidido a conoser alguien nuevo y divertirse, que como fauno adoraba la alegria y la naturaleza por lo que busco un lugar en que ambas cosas alternaran, un parque, que mejor lugar.

Caminando entre el sol y las sombras de los arboles comenso a sentir algo de calor y se sento tentado a detenerse a conseguir algo de comer, que con tanta flor en los alredeodres comida salia sobrando. En el camino diviso algo blando, sostenido en un pedestal de madera, se hacerco y lo reviso, era una pintura, hermosa por cierto, lo que no habia notado asta ese momento era el joven que placido dormia a la sombra de un gran arbol.

-hola-

Dijo en voz muy bajita poniendose de cuncliyas junto a el y picandole el rostro con una barita XD.

(Lo de quedarse dormido lo había puesto por rellenar ._.U)

-------------------------------------

El ojiazul se quedó medio dormido, los sonidos del parque como el ruido de las hojas mecerse o del agua moverse con rapidez le relajaban y le invitaban a echarse una siesta allí. En ese estado entre la conciencia y la inconsciencia, se vio así mismo cuando estaba en su edad de oro: El renacimiento. Eso sí que eran buenos tiempos, incluso podía asegurar que en ese sueño estaba discutiendo con el joven Miguel Ángel sobre cuestiones artísticas…

-No, no…Miguel Ángel…se que tú serás grande…dejaré que pintes en mis capillas…-dijo en sueños, completamente feliz.

Pero como se dice, no hay que vivir de la felicidad de un sueño. Y la realidad volvió a Alessandro. Sintió un golpe suave en su rostro que le despejó de golpe, pero se resistía a abrir los ojos.

Unos segundos más tarde y ya harto de los golpes, abrió de mala gana el ojo derecho y lo que vio no le gusto demasiado: un crío extraño con una barra…Eso sí que el encabrono y bastante. En un rápido reflejo, agarró el extremo de la barra y la lanzó bien lejos para que el niño le dejase de
joder. Se dio la vuelta, volviendo a cerrar los ojos e ignorando al chico.

-Che, lárgate crío- dijo refunfuñando.

Sin aviso previo le arrebataron la barita y la lanzaron lejos y para empeorar las cosas el otro paresio enojarse y lo auyento. Sus animos por conoser a alguien se borraron de inmediato y sus ojos se llenaron de lagrimas, humanos crueles y despiadados, de repende volvio a el el motivo por el cual los odiaba antyeriormente.

-lo siento! lo siento!!!.. me ire enseguda...-

Debia reconoser cunado no era bien benido, con cuidado se puso de pie i se limpio las lagrimas con la mano, que mal dia.

Que molestos eran los niños, ya no les educaban como hacía siglos. El italiano buscaba otra vez ese mundo de paz que tan solo encontraba en los sueños, pero no pudo volver a él. El chiquillo de antes se había puesto a llorar y todas las alarmas saltaron en Alessandro. Genial, la había cagado pero bien cagada. Había gente en el parque y ahora mismo estaba dando la imagen de ser una ciudad que trataba mal a los niños. Abrió los ojos, alarmado. No, ahora que se había recuperado no podía permitirse perder a sus amados turistas. Tenía que solucionarlo ahora mismo.

Se dio la vuelta y su rostro ya no mostraba signos de irritación o enfado. Cuando había que mantener la compostura era de los mejores. Se sentó en la hierba y dibujó una pequeña sonrisa en su rostro.

-Che, che…perdona chico, pero no es de buena educación despertar a la gente que está dormida con palos…

Se acercó a él y recordando lo que hacía su alcalde cuando quería mostrar que era una buena persona, le removió con cuidado los cabellos al chico. Y fue en ese instante cuando se dio cuenta de que no era un chico totalmente normal. Tenía unas extrañas orejas que le recordaban un poco a los seres mitológicos que siempre admiraba en sus hermosos cuadros. Durante unos instantes le recorrió el pensamiento que todavía estaba en su sueño.

-Oi…¿quién eres, chico?-le preguntó sin dejar de observar sus orejas.

Un milagro paso, de la nada el otro cambio su actidud y se acerco a el, que por cierto aun sollosaba. Le explicaron el motivo de su descontento y el comprendio que se habia portado mal.

Mientras le revolvian el cabello intento excusarse.

-lo siento, snif...esque mire ese cuadro tan bonito, me imagine que era de usted y quiza felicitarlo...-

En ese momento noto como mirava sus orejas, sin duda el otro estaba confundido, era normal que mucha gente fuera capas de ver sus orejas, cuernos y cola.

-yo... mi nombre es Aslan Lewis, soy Narnia...-



-

La chispa del ego artístico de Alessandro se encendió, provocando el indomable incendio del orgullo en su interior. Cualquiera que alabase una de sus obras era bienvenido en su corazón.

-Gracias, pequeño…-dijo en una gran sonrisa con un tono que intentaba simular la modestia que no tenía en ese ámbito.

Se fijo no solo en sus orejas, sino también en su pequeña cornamenta y en su cola. Le recordaba a un sátiro, como los que había visto en los cuadros de su antiguo amigo Boticelli. Pero cuando dijo su nombre y también quien era en realidad, el peliazul no pudo evitar arquear ligeramente una de sus cejas.

-¿Narnia?-le preguntó algo extrañado- Espera un momento, pequeño.

De su bolsillo saco una pequeña libreta de tapas de cuero negras con un título en negro que rezaba “Naciones, ciudades y otras cosas peligrosas”. Era su pequeño diccionario de todos sus semejantes. Fue a buscar la N y allí no encontró el nombre de Narnia.

-Qué extraño- se quedo pensativo- No me suena tu nombre y aquí no apareces…¿eres alguna isla pequeña del Caribe o algo así?

No le impresiono la curiosidad del mayor, era de diario el ser discriminado y por lo menos este no le habia asegurado que de plano Narnia no existia, ¿Como no hiba a existir? si lo era el mismo, si lo estaba viendo en ese justo instante y si era capas de ver sus atributos animales, señalaba que era de mente abierta y creyente, de otra forma veria a un niño comun y corriente.

-no, no lo soy, y no me allaras alli-

Señalo el librito en que el joven lo buscaba, pero de sobra estaba que no lo ayaria, ni como una isla paradisiaca ni como un pais pequeño.

-en realidad soy enorme y hermoso, pero no en tu mundo...-

Quiza algun dia estaria bien llevarlo a Narnia, si era capas de creer podria llevarlo, ya lo habia echo en optras ocasiones con gente capas de ver sus orejas.

Había escuchado muchas veces la existencia de lugares mágicos, de otros mundos. Por fuera, se mostraba escéptico pero por dentro creía en ellos. Y qué gran casualidad que ahora mismo tuviera uno delante de él, pequeño pero mágico. La ciudad italiana se sintió de repente pequeña, insignificante ante el chico, ya que ante sus ojos era mucho más grande que él.

-Narnia…-susurró muy bajito- Che, bonito nombre…

Dibujó una pequeña sonrisa en su rostro. Que interesante que sería conocer más a ese chico.

-¿Alsan,verdad? Perdóname por ser tan rudo contigo.- la disculpa esta vez sí que era sincera y real- ¿Qué tal si te invito a un helado para que olvidemos lo que ha pasado?

Señaló un carrito de los helados que estaba aparcado cerca de donde estaban ellos, con la sana intención de sacarle un poco más de información al pequeño.

Se sentia absuelto de su pecado y la nueva actitud del joven le alegraba y le perdio por completo el miedo ademas el otro tomo muy bien el echo de que el fuera un lugar "especial".

Miro el carrito de elados cerca de ellos, lo sondeo con el olfato y vio que por desgracia no podria aceptar la oferta.

-eh...no quiero sonar grosero...pero no consumo azucar, bueno, solo en una cosa rara llamada chantilli y en un liquido que contiene gas n_n-

No deceaba perder la oportunidad de obtener un nuevo amigo, pero no le agradaban las cosas dulces de ese mundo, ni los chocolates y esas cosas, solo ingeria miel, El pequeño era un gran gloton, comia cada 40 minutos o menos, pero era vegetariano y resentia los conservadores y colorantes en la comida humana, por lo cual estando alli solo comia flores, pero ultimamente se volvio adicto al refresco y el chantilli, eso le encantaba.

-pero estoy dispuesto a acompañarte si tu quieres-

Una sonrisa bonita lleno su rostro.