Una segunda oportunidad (Privado)

Hacía mucho que no iba a ningún parque de atracciones. Para ser sincero, nunca había ido a uno. Tuvo una mala experiencia de niño. Su hermano Alfred le había llevado a uno de los parques de atracciones más terroríficos del mundo. Lo pasó fatal y decidió no volver a un parque de esos jamás. Entonces, ¿a qué había venido allí? ¿a volver a pasarlo mal?

En realidad la culpa de todo la tenían sus superiores. Su jefe le dijo que, a pesar de que el país convivía pacíficamente con el resto del mundo, Matthew debía hacer algún amigo, aunque sea una ciudad pequeñita, para conocer mundo y no aislar Canadá de ese modo. Por eso estaba ahí. Para "hacer amigos". Pero a él no le parecía buena idea.

Suspirando, agarró fuerte a Kumajiro y se dispuso a entrar a la montaña rusa del parque. Iba a empezar por algo sencillito, una montaña pequeña, sin muchas curvas ni bajadas, algo en lo que hasta los más pequeños se subían. La verdad, es que a pesar de eso, estaba asustado. Lo peor de todo es que le tocó sentarse en el último vagón, solo. Ánimo...tu puedes...sabes que puedes...

-Huh... nii-san no ha llegado aún... me pregunto que habrá...

Mi teléfono sonó de pronto. Al contestar mi hermano mayor saludó, disculpándose por no aparecer, pero tenía una junta de último minuto así que no podría llegar al parque como lo habíamos planeado. Luego de colgar suspiré levemente viendo aquel sitio. ¿Tuve que darme el tiempo de hacer este viaje para que luego el lo cancelara así como así?.

Me tomé un segundo para calmarme. Nii-san no tenía la culpa, fue algo que se presentó de pronto. No podía enojarme por algo así. Para calmarme un poco comencé a recorrer el lugar buscando algún juego donde pudiera subirme y así, al menos aprovechar el tiempo. Fue entonces que divisé una montaña rusa simple (de las que no dan muchos rodeos, perfecta porque el doctor insistía en que las emociones fuertes podrían hacerme mal, cosa que por lo general ignoraba). Me acerqué buscando un asiento vacío, y para mi alivio, encontré uno al final de vagón, donde me quedé esperando a que la acción comenzara.


(Wiiii! roleo con mi sis! por cierto, Kazu no vio al canadiense, no te extrañes xDDD)

Kumajiro ya había intentado marcharse del lugar unas tres veces, haciendo que el pobre Matthew se pusiera cada vez más nervioso. Si su querida mascota quería irse era porque algo no iba bien, seguro.
-¡Sueltame! ¿Quién eres? ¿Qué quieres? ¡Me da miedo esto!-Kumajiro estaba hoy más alterado de lo normal.
-¡Soy tu dueño, Canadá! ¡Yno puedo hacer esto sin tí!-

Su discusión se vió interrumpida por una persona que se sentó a su lado. Parecía extranjero. Justo el tipo de amigo que querían sus superiores que hiciera. Le alegró mucho que hubiese alguien a su lado y , a pesar de que él no era alguien precisamente hablador, decidió presentarse mientras esperaban a que la atracción se moviera-He-he-heeee...llo...hello...y gracias por...sentarse...a mi la-lado...esto es un poco difícil...para mí-su voz se había ido desgastando poco a poco hasta acabr casi en un susurro. Hacer amigos no era nada fácil.

(Nadie ve al canadiense, hermano xDDD)

Luego de aparcar mi puesto, me quedé esperando a que la diversión comenzara, mientras tarareaba una cancioncita de una de las ideas mas geniales que nii-san pudo haber concebido. Era muy emocionante! aunque me hubiese gustado que esta montaña fuera mas alta, pero de seguro mi doctor me mataría a punta de reclamos y recordatorios. "Kazuki-san, debe velar por su salud" "Kazuki-san, no actúe tan infantilmente"

-Bueno...-me dije en un inaudible susurro--hay que vivir la vida-luego seguí tarareando la cancioncita de lo mas alegre...

...Al menos hasta que escuché una voz...

-Huh?-observé a mi alrededor, buscando la fuente de aquel sonido... parecían murmullos... -Hola? Gente invisible? Dios de las montañas rusas? espíritus de mis ancestros, intentan hablarme?-fue entonces que me dí cuenta de que no estaba solo... había alguien mas al lado mío. Abrazaba a un osito de peluche con la mirada baja. Parecía nervioso. "De donde salió?" fue lo primero que pensé... lo segundo fue...

-Kawaii!!!!-grité abrazando al chico-que ternuraaaaaaaa!!!! ¿de donde saliste? ¿Tienes poderes? Eres un osito muy cutoso! ¿te he visto an...?-sin que me diera cuenta la máquina se accionó y el carro comenzó a moverse, listo para iniciar el recorrido-eh? ya va a comenzar!-grité animándome mientras extendía los brazos.

Un par de notas:
1. Kazu le hablaba al oso xDD (pero si se dio cuenta de la existencia de Matt)
2. La canción que tarareaba, por si acaso:

Spoiler:

El personaje que se había sentado a su lado le gustaba mucho. No era temerario -a simple vista no lo parecía- tarareaba canciones bonitas y no era maleducado. Perfecto para acompañarle en esta especie de tortura a la que llamaban "montaña rusa".

Sonrió. Parecía que, al igual que todo el mundo, se había encariñado con su Kumajiro. Es que era un oso muy bonito, y muy blandito. Sonrió -Si, se llama Kuma...- en ese preciso instante, fue cuando el carro comenzó a moverse.

Matthew no se lo esperaba. Se sobresaltó y, nervioso, cogió a Kumajiro y lo apretó con fuerza, pidiendo disculpas a su compañero de carro antes de abrazarlo-más bien ahogarlo-y ocultar el rostro en el peluche mientras rezaba. Notó que empezaban a subir y subir, despacio, para ir mentalizando a los que estaban disfrutando de la atracción, o asustandose de ella. Al ver que su compañero era valiente se agarró a su manga y le preguntó-O-y-y-ye...digo...¡ey! esto....l-la ca-ca-ca-caid-caida es...¿es muy grande?-

Sabía que muchas veces era invisible para los demás, pero no sabía cuando. Muchas de esas veces odiaba desaparecer, porque lo hacía sin querer, y tenía cosas importantes que decir a los demás. Pero ahora, mientras notaba que el trasto ese subía y subía, quería desaparecer para no volver jamás a montarse en ese trasto. ¡¿Por qué se le había ocurrido esa idea?! ¡era una idea estúpida! ¡Nunca tenía que haberse subido allí, nunca!

Miró a su compañero algo asustado-B-bueno...no parece muy a-a-un momento...¿ya llegaban? ¡ya llegaban! Mon dieu...nononononononono...Se agarró con fuerza de la barra con ambas manos y comenzó a temblar. Tenía que ser valiente. ¡Tenía que ser valiente! Por una vez en la vida, ¡se tenía que comportar como Alfred! ¡Sí! ¡Tenía que volverse un hero por un tiempo! Pero luego volver a la realidad. Respiró hondo cerró los ojos...y cuando los abrió ya se había acabado.

-Eh? ¿Ya? ¡Perfecto! A-ahora bajaremos y nuestras vidas estarán salv-se interrumpió cuando la montaña volvía a subir, otra vez-No! Otra vez no...- el pobre canadiense se deprimió. No iba a aguantar otra subida más.