Viento en la playa [PRIVADO]

No era, tal vez, el mejor día para pasearse por la playa. Aunque el sol brillaba imponente en el firmamento y las nubes no habían tenido la osadía de aparecer, un viento un tanto frío golpeaba el paisaje sin miramientos haciendo volar la arena y alborotando el mar. Era uno de los últimos días de verano y la playa se veía muy solitaria. El viento y la temperatura posiblemente habían acobardado a los visitantes quienes prefirieron otros espacios con más tranquilidad.

Allí estaba él, sentado en la arena contemplando con calma cada ola en el mar. Le gustaba sentir como el viento jugaba caprichosamente con su pelo y no le molestaba entrecerrar un poco los ojos cuando la arena volaba, lo disfrutaba tan sólo como una parte más del paisaje.

Aunque su objetivo era distraerse un poco de sus problemas, la soledad que allí se sentía, aunque no era algo lúgubre, lo arrastraba a pensar muchas cosas... Suspiró tranquilo y se acomodó el cabello mientras sus ojos permanecían enfocados en el horizonte...

(Waa Mya esto será imposible para mí, tienes un nivel 100 veces superior al mío, tendré que comenzar a leer de nuevo libros para aprender algo D:)

La playa, que belleza de lugar!!, que mejor que disfrutar de los cálidos rayos del sol sobre la piel, calentando el cuerpo y el alma. Sentir la brisa refrescante, luchando y compitiendo con el calor del sol, para bajar la temperatura y apoderarse del lugar. Sentir la calidez del agua salada, que se contrae y vuelve una y otra vez, limpiando las cosas malas y los pensamientos negativos de la mente. Era hermoso el poder admirar a los pecesillos que un poco tímidos se acercaban a la orilla y practicamente se pueden tocar con los dedos de los pies, huyendo luego rápidamente a esconderse de nuevo en las profundidades del agua clara.
Ahhh que belleza es salir a pasear al mar!!!

Venía leyendo todo esto en un folleto.
-Que tontería!!!- exclamó un tanto molesto por tanta cursilería. El tico decidió ir a la playa a broncearse, bañarse y beber cerveza. Cual fué su sorpresa al llegar y ver que no había absolutamente nadie allí.
-Mmm.. más lugar para mí!!!- terminó diciendo. Sacó una manta que traía consogo y la extendió sobre la arena. Se acomodó sobre ella y abrió una lata de cerveza.
Un viento frío sopló derepente.
-Condenado viento!!!- exclamó molesto de nuevo.
-Ya vine hasta aquí y no me pienso ir!!-

(Izuu x3! Para haber dicho que era imposible lo hiciste muy bien n.n)

Siguió observando el horizonte por unos instantes antes de ser distraído por un murmullo que no provenia del agua. Miró hacia los costados por mera curiosidad pero no vio nada ni a nadie. -Tal vez sólo fue mi imaginación.- murmuró para sí mismo sonriendo un poco. -O tal vez me quieres decir algo pero te da pena... -dijo mirando al mar.

Se acomodó un poco en la arena y nuevamente oyó una voz, esta vez la frase le resultó más clara pero aún así no llegó a escuchar correctamente lo que decía. Volteó para observar el lugar y quitarse la duda acerca de si había alguien o no.

Se sorprendió un poco al descubrir que no estaba solo en aquel vasto lugar. A algunos metros de distancia de su ubicación se encontraba un muchacho de cabello castaño recostado sobre una manta. Se quedo mirándolo por unos instantes para luego voltear en dirección al mar otra vez. Posiblemente el muchacho quisiera estar solo, lo correcto sería no molestarlo.

(Es lo mejor que podrás esperar de mí, no te hagas ilusiones xD)

Ahí estaba el tico, recostado bajo el sol, absorbiendo cada rayo del astro con el objetivo de llegar a tener un "sexy bronceado" como él decía. Ya había tomado una cerveza, se dispuso a tomar una segunda lata, el dorado líquido bajaba por su garganta y refrescaba su interior, mientras que su exterior estaba cálido, proporcionándole el balance perfecto de la temperatura de su cuerpo y dándole gran bienestar.
-Ahh que bien se siente!!- exclamó gustoso.
No era de fumar mucho, pero, que mejor para acompañar la bebida que un cigarrillo?! así que sacó uno de los que traía.
-Mier**!! no traje el encendedor! ni los fóforos!!!!- estaba furioso por la estupidez que hizo. De pronto se dió cuenta que a algunos metros de donde él se encontraba, había un chico con una larga cabellera rubia.
-Tal vez él tenga fuego!!!- caminó hasta donde se encontraba el joven y lo saludó:
-Hola!! como estás?! me preguntaba si tendrías fuego para encender mi cigarrillo?!!- preguntó con toda la confianza del mundo pero no muy sonriente, aunque tampoco con mala actitud como era su costumbre.

Algunos minutos pasaron durante los cuales muchos pensamientos surcaron de improvisto en su mente. Algunos de ellos eran profundos y otros insignificantes. En su cabeza se mezclaban con aleatoriedad los recuerdos con las ideas como si todos fueran sacudidos por el mismo frío viento que jugaba con su pelo.

Su cabello se había enredado un poco y fue por ello que decidió acomodarlo levemente. Mientras lo hacía, una voz lo distrajo de su mundo interior trayéndolo de vuelta a la realidad.

Miró al desconocido manteniendo un gesto amable en el rostro, escuchando su saludo y su pregunta. Se puso de pie y respondió educadamente -Good morning sir. -la leve sonrisa en sus labios pasó fugazmente durante estas palabras para luego dar paso a una expresión un tanto apenada -Sepa disculparme pero no traigo conmigo fósforos ni encendedor. Lamento no poder ayudarle en este momento. -expresó con amabilidad mientras observaba con interés y disimulo al muchacho que apenas le llegaba a la nariz.

El muchacho era mucho más al to que él, pero eso no leintimidó, su orgullo y ego eran demasiado grnades como para que la altura de alguién lo austara, además, resultó que el rubio era en extremo educado, de verdad que se sentía un poco extraño tratar con alguien TAN educado, mucho menos el tico que estaba acostumbrado a ser un tanto corriente.

Escuchó entonces que el joven no traía nada para encender su cigarro, y se enfadó bastante.
-Carajo!!!- gritó mientras tiraba con furia el cigarrillo y lo pisoteaba enterrándolo así en la arena.

Volteó a ver a el otro y sin delicadeza ni tacto comenzó a analizar su aspecto, le observó de arriba abajo varias veces, su cabello era muy largo y sus facciones eran un tanto femeninas, no le desagradaba del todo, pero tampocomostró ningún tipo de interés en el muchacho.

Una vez hecho esto se volteó y comenzó a andar hacia el sitio en donde se encontraba anteriormente.
-Disculpa la molestia- fué lo único que le dijo al rubio, sin voltearlo a ver ni un segundo. Al llegar se acomodó de nuevo en la manta boca abajo a tratar de calmarse un poco por la anterior decepción.

Se mantuvo con expresión amable hasta que a sus oídos llegó aquella grosería. Sus ojos se abrieron atónitos y lo único que atinó a hacer fue a posar las puntas el índice y el mayor sobre su boca apenas abierta como gesto de sorpresa. Sé quedó así un breve instante para luego ver cómo arrojaba el cigarro.

Posteriormente se sintió algo observado por el otro pero ignoró esta actitud mientras trataba de comprender cómo era posible que el muchacho se hubiera atrevido a tirar así como así el cigarro a la arena ensuciando la playa y contaminándola, era algo que no lograba asimilar y en cierto modo le molestó la actitud. Fue por ello que escuchó sus disculpas como si fueran un murmullo más de las olas.

Para cuando volvió a la realidad, el otro ya se había alejado hasta su posición inicial. Sin pensarlo dos veces se arrodillo en la arena, sacó el cigarrillo enterrado y volvió a ponerse de pie con la idea de acercarse al otro. Eso fue lo que hizo.

Intentando mantener su tono educado, lo cual no era una dificultad a decir verdad, se arrodilló junto al chico y extendió su mano con el cigarrillo en ella, como entregándoselo —Disculpe mi atrevimiento, pero por favor, no contamine la playa. —solicitó con voz calmada y gentil mientras, a pesar de su leve enojo, le dedicaba una sonrisa. —Y por favor, no se enoje. Piense que sus pulmones le agradecerán que no haya fumado esto.

Comenzaba a relajarse una vez más, dejando que la ira se esfumara como las partículas de arena que el viento se llevaba de la playa, después de todo, era un simple cigarrillo, y en todo caso, el no acostumbrabaa fumar demasiado, era solo que, en ese momento hubiera sido perfecto el poder fumarlo, pero, ya que podía hacer.

Fué entonces cuando la calma voz del educado joven le habló, "porfavor no contamine la playa", fué lo que le dijo, mientras extendía el cigarro frente a él. Esas palabras resonaron en su cabeza. Según lo que su hermano le inculcó desde pequeño, contaminar el medio ambiente, era una practica intolerable, que no debía realizar, y por el contrario, al gozar su país de una enorme biodiversidad, era su deber el preservarla y evitar todo tipo de situaciones en las que podía hacer algún mal a la naturaleza.

Las advertencias de su hermano mayor se apoderaron de sus pensamientos, así que esta vez no reaccionó defensivamente como era su costumbre, ya que debía admitir, que el que hizo el mal fué el mismo y que el otro, tenía toda la razón del mundo.

Se limitó a tomar el cigarrillo de la mano del otro y contestarle no de buena gana, pero tampoco de mal humor.
-Disculpa, fué mi error- guardó el cigarro en la cajetilla para tirarlo luego en un lugar adecuado.

Por algún extraño motivo había esperado otro tipo de reacción por parte del muchacho, pero le alegró mucho no haber estado en lo cierto y ver que era una persona bastante gentil.

—Se lo agradezco muchísimo, sir. —expresó con una sonrisa tierna. —A mucha gente le molesta cuando les pido que tiren la basura donde es debido. Pero usted ha sido muy amable conmigo.

Se quedó unos instantes en silencio y manteniendo la expresión de su rostro. Miró al cielo. Ya se había aburrido de estar a solas en la playa. Aunque le resultaba sumamente agradable simplemente ya no quería. Miró el reloj en su muñeca sólo para comprobar que aún era demasiado temprano para regresar.

Dudó por unos instantes si preguntarle o no, a decir verdad le parecía demasiado atrevido de su parte preguntarle aquello pero finalmente se decidió; después de todo, no tenía nada que perder. —¿Le molestaría si le hago compañía? Me ha resultado agradable, y la playa está muy solitaria hoy.

El otro era tan educado en su forma de actuar y en su manera de expresarse y hablar, que le resultaba molesto, realmente molesto, y se estaba comenzando a cansar, pero, no era ningún motivo para comenzar una pelea así que decidió ignorarlo y quedarse en silencio hasta que se fuera.

Observó como se quedó ahí de pie como un tonto mirando al cielo, luego volvió a ver su reloj.
-"Que diantres espera este tonto par alargarse?"- dijo en sus adentros, ya le estaba molestando bastante que el otro robara parte de su "espacio vital", y cuando estaba a punto de decirle algo para que se fuera, el rubio abrió la boca, dejando salir las palabras mágicas que el castaño no podía ignorar, y que le cambiaron el humor de una forma extraña.

-En serio te parezco agradable?!- interrogó un poco incrédulo,la amyoría de la gente que conocía o le gustaba molestarlo, o quería matarlo,incluso su propia hermana le tenía rencor, y ese joven que lo vió ensuciando la playa, ahora le decía que le agradaba, y lo mejor: que queria quedarse ahí con él, y la oportunidad de hacer una nueva amistad, era algo que no podía dejar pasar así como así.

Fuera como fuera la persona, talvez al final terminaría agradándole, como le pasó con el pelirojo del zoologico.

Percibió sin dificultad alguna la incredulidad en la voz del chico al oír su pregunta. Se imaginó algunos de los posibles motivos que pudieran haberlo movido a descreer de sus palabras pero aún así no les dio mucha importancia. Volvió a sonreírle con amabilidad como era su costumbre y arrodillándose en la arena a una distancia aceptable para no invadir su espacio personal le respondió —Pues para serle sincero eso es lo que creo. Fue usted muy gentil al comprender mi pedido. Creáme que a veces la gente se molesta mucho conmigo cuando hago cosas como ésta. Aunque más de una vez me he preguntado si en realidad lo que les irrita no es mi forma de ser. —giró sus ojos al cielo un breve instante en gesto pensativo. —En fín... disculpe mi descortesía, debí haberme presentado antes. I'm Benjamin Kirkland, from Falkland Islands. Nice to meet you. —dijo claramente empleando su lengua materna sin darse cuenta al tiempo que extendía la mano derecha a modo de saludo —Discúlpeme, no pude evitarlo, es la costumbre de siempre presentarme con gente de mi mismo idioma. —explicó un tanto apenado. —Es un placer conocerlo.

(asd... perdon por tardar Izu Dx!!! Merezco morir, es el unico tema en el que roleo y tardo! es una herejía Dx)

El rubio se sentó a una distancia purdencial, sobre la arena. despues de eso respondió a la incognita del Tico. Por un lado le gustó lo que le decía sobre que él fué gentil ya que alimentaba el ego del castaño. Luego habló de que irritaba a la gente.
-"Por qué será?"- se decía irónicamente a sus adentros mientras seguía escuchando la charla del otro. Por último se presentó en otro idioma, pero el tico logró entenderle.
-Nah no te preocupes..- le dijo indiferentemente cuando se discupó por haberle hablado en otro idioma. Extendió su mano hacia el rubio y se presentó.
-Yo soy José, pero porfavor dime solo Jo!!- aclaró de inmediato ya que odiaba su nombre completo.
-Y represento a la capital de Costa Rica: San José- terminó de explicar aunque dudaba que el otro conociera su país, ya que era desconocido para la mayoría de las personas, o simplemente lo confundían con Puerto Rico, lo cual lo irritaba de sobremanera.
-Tambien me alegra conocerte..- no le sonreía, pero su expresión no era del todo amarga.

(HEREJE!!! A LA HORCA!!! xD *broma* Nu importa, xD, mas bien perdoname tu por la asquerosa calidad de los post D: y te podria pedir de favor, que hagas la letra de otro color ahora que el foro es rosita? onegai!! ;_;)

—Uhm, de acuerdo... Jo. Es un placer. —expresó mientras le estrechaba la mano con suavidad. No estaba del todo acostumbrado a llamar a la gente por apodos y eso, pero dado que así lo había pedido el chico lo intentaría. —Me alegra mucho conocer a alguien de tan bonito país, he leído bastante sobre él en mi tiempo libre. Eres el vecino de Nicaragua y Panamá, cierto? —sonreía al hablar mientras lo observaba con disimulo; era un muchacho agraciado y guapo, aunque no le atraía particularmente debía admitir que pertenecía a una nación muy bonita.

—Mi casa está un poco lejos y no puedo ir a visitar a nadie sin permiso de Arthur, pero de verdad me encantaría, he leído que hay muchos animales bonitos y el clima es también agradable. Y de seguro que la capital también es bellísima. —hablaba con entusiasmo pero pausadamente, pronunciando con exactitud cada palabra. —Discúlpame, pero ¿te molestaría contarme más acerca de ti? Creo que no habría nadie mejor para hacerlo, ¿no te parece? —se acomodó un poco y luego sacudió con cuidado la arena adherida a sus manos. —Aunque si te resulta una molestia no te preocupes.

Miró por unos segundos en dirección al mar y luego en la opuesta, pero sólo por un breve momento para no ser descortés con su acompañante. El viento ahora le golpeaba la espalda y le alborotaba aún más el cabello. Aunque estaba totalmente acostumbrado y no le molestaba, decidió acomodárselo y recojerlo en una coleta, porque una ráfaga un poco más fuerte lo dejaría con todo el pelo en la cara y no quería eso, mucho menos durante una charla con alguien más.

Escuchaba toda aquella parla sin decir nada, pero dentro de sí, su ego aumentaba a cada segundo a causa de los halgos del joven hacia su país, si algo le encantaba al tico era que hablaran bien de su tierra o de su persona, su orgullo se acrecentaba a cada segundo, con cada palabra que salía de la boca del rubio.

Pero luego el encanto en el que se encontraba se vió apagado por la petición del otro la cual no le molestó en absoluto, ya que no había cosa que le gustara más, salvo que hablaran bien de él, que hablar bien de sí mismo. Lo que le fatidió de sobremanera, fué el como se disculpó el chico luego de su petición, realmente no le gustaba que la gente fuera tan desconfiada y tan reservada, era su naturaleza ser lo contrario a todo eso, y por eso le molestaba bastante.

-Oye!! no te disculpes, si quieres que hable, dilo y ya! que no es ninguna molestia! Además, si lo fuera, creeme que te lo diria!- reprendió al mayor con tono firme. Mientras observaba como este fijaba su mirada en el mar y se acomodaba el cabello con gracia.

-Entonces..- se acomodó, estirando las piernas y enconvandose mientras posaba sus manos sobre estas.

-Quieres que te cuente sobre mi, o sobre mi país?- interrogó al tiempo que clavaba su mirada en el rostro inexpresivo del chico, y curvaba sus labios en una media sonrisa campechana.

(Gomen por tardar tanto y solo escibir esta shit de post ;O;)

Escuchó el reproche del chico y se apenó un poquito. Estuvo a punto de volver a disculparse pero supo que aquello podría desequilibrar el ambiente, hasta ahora amigable, en el que se hallaba. Fue por ello que sólo se limitó a dedicarle una sonrisa a Jo —De acuerdo... debo suponer que es una de mis malas costumbres... Puedo ser demasiado reservado... —murmuró pensativo para luego volver a mirar al chico. —Me agrada tu sinceridad.

Lo contemplaba pacificamente mientras el otro hablaba. Su modo de hablar era sencillo y sin complicaciones, sus gestos y movimientos eran muy diferentes, tal vez más bruscos y menos cuidados que los propios. Por un momento sintió estar hablando con su antítesis, y a pesar de ello no se sentía incómodo ni había comenzado a discutir.

Pensó que tal vez sería mejor tomarse la situación de un modo un tanto más informal e intentar a hablar con un vocabulario más simple, no por el hecho de subestimar al más joven sino para acortar de algún modo la distancia. —Pues ya que eres tú el que está conmigo ¿Qué te parece si empiezas hablando un poco sobre ti?... —lo miró mientras el muchacho adoptaba aquella postura y de nuevo se sintió diferente: él estaba sentado, con la columna y la cabeza en la posición adecuada al igual que las piernas. Sonrío al pensar en esto y optó por tomar una pose menos solemne y más cómoda.

Una vez más se estiró, levantando los brazos y abriendo su boca ampliamente para dejar salir un bostezo, sin llegar a cubrir su boca en ningún momento.

Volteó a ver al joven de nuevo, parecía que le había logrado infundir algo más de confianza, y eso tranquilizó bastante al tico, y mejor fué cuando escuchó su petición.

Recogió sus piernas en un abrazo que denotaba más bien algo de incomodidad, mas no era el caso, solo le pareció cómodo estar así por un momento. Observó al joven una vez más, analizando cada detalle de su aspecto, realmente su físico demostraba su personalidad. Con solo verlo y sin llegar a hablar con él, seguramente hubiera deducido que era una persona pacífica y un tanto introvertida, su mirada siempre expresaba un poco de melancolía, y sus movimientos eran cuidadosos, como si calculara a cada momento lo siguiente que iba a hacer su cuerpo.

En verdad era alguien totalmente opuesto al tico, pero no por ello podia dejar de lado la oportunidad de llegar a hacer una amistad, que talvez llegara a ser muy buena en el futuro.

-Bien.. que puedo contar de mí?..- pensó por unos instantes llevandose la mano al mentón y desviando su mirada un poco hacia arriba.

-Vivo con mi hermano mayor y mi hermana gemela. Me llevo muy bien con él, y la verdad lo admiro mucho, solo que a veces puede ser como un niño pequeño jeje- rió un poco al recordar a su hermano.

-Pero con mi hermana me llevo un poco mal, ya que ella me guarda rencor por haberle arrebatado el título de capital, tanto a ella, como a Cartago. Pero, no es que nos odiemos, la verdad..- se quedó un poco pensativo en ese momento, mirando como las olas rompian en la arena, dejando a su paso, una que otra concha o algun pedazo de madera.

Escuchaba en silencio y poniendo atención a todo lo que el otro le contaba. No sólo sintió interés sino que también notó, con un poco de sorpresa, cómo, a medida que el tiempo avanzaba, iba sintiéndose más a gusto en compañía del otro. Sonrió levemente ante aquello y continuó oyendo lo que su interlocutor tenía para decir.

—De todos modos, ha de ser bonito vivir con tus hermanos. De ese modo nunca estarás solo... —expresó la última oración sin poder evitar un desliz de tristeza en su voz. Corrió un poco el flequillo de su rostro y lo miró —Es una pena que los hermanos se guarden rencor por nimiedades... —recordó por unos momentos las palabras de aquel poema que solía recitar Martín "Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera" y por un momento se juntaron en su corazón la nostalgia y la tristeza. —¿Así que una hermana gemela?... Yo también... tenía una gemela... —al pronunciar esas palabras no pudo evitar dirigir la vista al cielo, fue como si tuviera la certeza de que podría contemplar su níveo rostro una vez más reflejado en aque azul profundo. Pero nada de eso sucedió y con resignación volvió a mirar la chico castaño.

Al terminar de observar el mar, volteó a ver una vez más al rubio, escuchando lo que tenía para decirle en respuesta a lo que acababa de contarle. Pudo notar con la expresión melancólica de su rostro, se intensificaba a cada segundo mientras las palabras brotaban de su boca.

-En serio?- preguntó cuando el otro le contó sobre su hermana gemela. Se podía imaginar una versión femenina del chico, que ya de por sí poseía bastantes rasgos femeninos; igual de amable, igual de educada, igual de reservada que el chico.

Absorto estaba en estos pensamientos cuando pudo notar como el joven miraba triste al cielo, como si entre las nubes pudiera divisar algo que era invisible para sí mismo, pero que el rubio muy bien posdía ver allí, y, que le causaba gran pesar.

Decidió no preguntarle más sobre el asunto, no fuera a ser que se pusiera a llorar allí mismo, a causa de lo que fuera que lo estaba poniendo así de melancólico. Así que el tico siguió observando divertido las olas, sin articular palabra por unos momentos.

—Sí, pero ella ya no está conmigo... —intentó sonreír para disimular su tristeza, pues a decir verdad no quería que el otro se preocupara ni que tampoco se enojara, la sonrisa salió con poca dificultad pero al cerrar los ojos en aquel gesto una brillante lágrima se escapó con rebeldía de sus ojos y rodó por su mejilla hasta llegar al mentón.

Súbitamente llegaron a su mente muchos recuerdos que le causaron una leve presión en el pecho —"Este no es el momento Benjamin, sólo lograrías incomodarlo. Sé fuerte." —se regañó a sí mismo mientras suspiraba para liberar la presión y buscaba contener las lágrimas. Sí, detestaba bastante ser tan sensible, porque muchas veces con ello espantaba a las personas y se quedaba solo. Cerró los ojos por unos instantes y dejó que una sonrisa se le dibujara en los labios —Era una chica muy buena y alegre. Siempre estaba jugando con los warrah. Pero el día que ellos desaparecieron ella también lo hizo... Siempre la recuerdo fuerte y sonriente... —al pronunciar lo último sintió una agradable calidez en el corazón que lo hizo sonreír sin problemas.

Se cruzó ligeramente de brazos y miró, aún con aquella expresión de melancólica alegría, al muchacho más joven —Te has quedado en silencio. ¿Es que te quedaste pensando en algo o simplemente te aburrí? Mira que aún tengo ánimos para escuchar sobre ti, si es eso lo que te estás cuestionando. —lo miró unos instantes más esperando a que el otro prosiguiera.

Mientras escuchaba lo que el otro le decía, notó una sola lágrima que se le escapó, esa no podía ser producto de algun grano de arena que le hubiese entrado en el ojo, con la expresión que tenia el joven, era obvio que estaba realmente triste, y más escuchando que su hermana ya no estaba con él.

El tico pensó que tal vez esa sería la razón por la cual el rubio siempre estaba con esa dolorosa expresión de infinito pesar en su rostro, tal vez algún tipo de trauma causado por la pérdida.
Y de seguro esas sonrisas que ahora le mostraba, eran falsas o muy forzadas al menos. Jo pensó que el joven realmente debía estar esforzándose para demostrar una buena actitud ante él, el castaño era bastante perceptivo para ese tipo de cosas.

Escuchó luego la última interrogante del joven.
-Ehh, no no me aburres, es solo, que ....- apartó la mirada del mayor y la fijó en la nada.

-Bueno.. si te cuesta hablar de esas cosas, es mejor que no lo hagas... jeje- una pequeña gota de sudor zurcó su cien.

—No es que cueste hablarlas, sólo que puede ser un tanto... doloroso. Aún así, estoy bien. —dijo con calma y voz suave —No soy cien porciento frágil. —decir eso le causó un tanto de gracia dado que en aquel preciso momento su imagen denotaba totalmente lo contrario. —No debes preocuparte.

Se acomodó un poco más en la arena y cruzó sus piernas delicadamente para después posar las manos sobre sus rodillas. Sí, era una pose un tanto femenina para un chico, pero así era él: un muchacho con modales sutiles y movimientos casi etéreos. Muchas personas en ocasiones lo confundían con una señoríta o lo menospreciaban como varón sólo por ser así. Lo que muchos no lograban saber era que tras ese exterior de porcelana quebradiza y pálida se hallaba un muchacho muy trabajador y fuerte. Pero el hecho de estar solo en medio del frío mar había alimentado su timidez y también su cautela al interactuar con los demás.

Con Jo se sintió un poco incómodo al principio, a pesar de parecer más joven y ser más pequeño tenía la admirable capacidad de hacer notar su presencia, de no pasar desapercibido; aquella fuerza y confianza que el costarricense irradiaba había intimidado a Benjamin en un primer momento. Pero, con el transcurso del tiempo y las palabras, aquella incomodidad se disipó dejando en su lugar un ambiente agradable e incluso amistoso.

El viento continuaba golpeándolos con la misma fuerza que había mostrado desde las primeras horas de la mañana. Benjamin se sentía como en su casa ante aquel fenómeno climatológico. Estirando un poco las piernas miró a Jo a los ojos, buscó transmitirle una expresión tranquila y alegre a través de una sonrisa —Me resulta muy agradable estar así... —expresó mientras colocaba detrás de su oreja un mechón rebelde de cabello que era manipulado por el viento —Hace que no me arrepienta de haberte hablado. —pronunció antes de una leve inclinación de cabeza la cual lo hizo verse completamente dulce y tierno. —Supongo que te habrás dado cuenta de que puedo ser muy tímido y recatado. Eso a veces me afecta bastante y por eso no tengo muchos amigos ni conozco a muchas personas. Pero... uhm... pues me siento tan a gusto en estos momentos que de verdad quisiera ser tu amigo algún día. —las últimas palabras las expresó con un toque de nerviosismo. Sus mejillas se habían sonrojado pero a pesar de ello no desvió su mirada de los ojos profundos de Jo.

Poco a poco mientras el otro hablaba, la expresión triste de su rostro lo iba abandonando, dando lugar a un gesto más cálido y alegre, pero, el rubio por más que quisiera, jamás podría igualar por ejemplo, la expresión confianzuda y vivaracha del tico, pero aún así, Jo estaba feliz de que el otro, dejara de lado sus tristezas.

De nuevo se quedó analizando cada uno de los movimientos del otro, eran tan diferente a él mismo; delicado, frágil, daba la sensación de suavidad. Mientras que el tico era bastante brusco y tosco en sus movimientos, también en su tono de voz. Y sin embargo, el muchacho ya no le molestaba en absoluto, de hecho, hasta comenzó a preocuparse un poco por él bienestar mental del rubio, cuando comenzó a comportarse melancólicamente. (ahh que asco de expresion gomen)

-Bueno, te voy a confesar que en un principio me estabas callendo un tanto mal, por esa forma tuya de ser, pero, yo soy muy fácil de irritar de todas formas..- comenzó a explicar, sin quitar su mirada de la del rubio.

-Pero... ya he logrado comprenderte un poco, y también estoy feliz de que me hallas venido a hacer compañia!!- le dedicó una sincera sonrisa amistosa.

-Sabes, yo tampoco tengo muchos amigos..- volteó a ver a las profundidades marinas una vez más.

-La gente que me conoce, quiere matarme a veces jajaja, yo sé que suelo ser muy dificil de tratar, pero como representante de la capital de mi país, debo ser firme, fuerte y orgulloso, porque somos tan pequeños, que de alguna forma hemos de hacernos notar!!- su tono denotaba decisión y firmeza. Cada palabra que el chico pronunciaba en ese momento, era con total convicción.

-Yo tambien quisiera que fueramos buenos amigos algún día Ben!!!- exclamó con una enorme sonrisa en su rostro. Se acercó aún más al joven y le revolcó el cabello divertido mientras se carcajeaba fuertemente, en señal de la amistad y confianza que le estaba regalando.

(Alma gemela!! una vez más una porquería de post D: gomen!!)

(asdasd D< no es porquería *patea a Izu* 8D)

Se encogió un poquito de hombros mientras el otro hablaba, pero este gesto no tenía intenciones de connotar nada en particular, sólo se trataba de un movimiento involuntario. Sus labios aun se arqueaban en una ligera sonrisa. Escuchó con atención y sintió un poquito de vergüenza al saber que inicialmente sólo había sido una molestia para el otro a causa de su actitud. De todos modos lo había sospechado, especialmente por el tono de voz que Jo había empleado al principio para hablarle.

Que le dijera que había comenzado a comprenderlo fue algo que en cierto modo sorprendió a Benjamín. Aún cuando sabía que esto era bastante relativo dado que recién se conocían, no estaba acostumbrado a oír aquel tipo de cosas, después de todo él era un caso algo particular en el mundo. —Eres una de las pocas personas que se anima a decir algo así y, aunque sé que tan sólo entiendes una ínfima parte de mí, me hace sentir bien. Créeme que yo también te entiendo aún cuando mi postura sea totalmente opuesta. Sé que no es fácil ser pequeño en este mundo y es por ello que admiro tu convicción. Yo en cambio... pues trato de pasar desapercibido... —sonrió un poco mientras se sentía como alguna clase de pequeño animalito de comportamiento huidizo y tímido. Pero entretanto pensaba que si alguien más se hallara en su situación tal vez tomaría el mismo camino que él, o tal vez no y le hablaría de frente y con valor a Arthur y Martín.

Dado el ambiente tranquilo, Benjamin no se incomodó por la repentina cercanía y contacto con el otro, era algo tan amistoso que no podía provocarle más que alegría. Sonrió con calma y naturalidad mientras sentía cómo esta vez no era el viento lo que desacomodaba sus cabellos. Sin saber bien cómo reaccionar sólo atinó a darle un leve pero cálido abrazo y al soltarse se acomodó inconscientemente el cabello.

—La arena está volando demasiado y duele un poquito... Tal vez deberíamos ir a otro lugar... —invitó amablemente mientras se acomodaba en el suelo de modo tal que no resultara difícil ponerse de pie si tenía que hacerlo. —Si no también podemos caminar... el mar no ha de estar frío, ayer hizo calor y el agua debe estar bien... —rara vez Benjamin tenía la posibilidad de caminar por las orillas de sus playas ya que el agua solía estar bastante fría y era por ello que hizo esa recomendación. —¿Qué dices?...

Sorpresivamente para el tico, el otro correspondió su broma con un abrazo, quedó estupefacto unos segundos por tal acción. Jo era muy sensible a demostraciones de cariño, ya que no las recibía a menudo, y dentro de él, sintió que la estima hacia ese chico creció un tanto más.

Al separarse el otro les propuso ir a caminar, lo que le pareció bstante bien, debia hacer algo para disimular un poco la reciente estima adquirida y el leve sonrojo que se asomó por sus mejillas cuando el chico le abrazó.

-Me parece bien!!- se estiró y largó otro bostezo sin llegar a cubrir su boca una vez más. Se puso de pie de inmediato y estndió su mano hacia su nuevo amigo con el fin de ayudarle a ponerse de pie.

-Nos vamos entonces?- le regaló una de sus tan inusuales y sinceras sonrisas al joven.

Se limpió la arena que se le había pegado en sus manos y luego tomó la de Jo. Era suave, cálida y fuerte. Sintió una agradable energía ante aquel sutil contacto, justo igual que con el abrazo. Se puso de pie con la ayuda y procedió a sacudirse y acomodar su vestimenta. Lo miró para agradecerle el gesto y noto sus mejillas apenas sonrosadas, la luz natural de la playa posibilitaba ver con bastante claridad y ésta era una de ellas.

Se sintió muy feliz al ver una sonrisa completa y sincera dibujada en los labios del otro. Dentro de su corazón algo le hizo unas ligeras cosquillas avisándole que se trataba de una de las verdaderas. Miró la hora y se sorprendió de que ha hubieran pasado dos horas y media desde la última vez que se fijó en su reloj. —Ya pasan algunos minutos del mediodía. Si quieres te invito a almorzar conmigo, seguramente el restaurant de la playa ha de estar abierto a pesar de que hoy se encuentra desierta. —hizo la invitación y luego pensó que cabía la posibilidad de que el otro se sintiera ofendido por alguna razón, pero luego de pensarlo unos segundos más, realmente no vio a Jo como el tipo de persona capaz de ofenderse por una invitación con buenas intenciones y a decir verdad tuvo la certeza de que no lo rechazaría.

Esperó a que el otro guardara sus pertenencias y luego comenzó a caminar con paso calmado y sutil por la arena mientras a su lado las partículas de aquel mineral eran arrastradas por el fuerte viento y relucían como polvo de hadas al ser alcanzadas por los rayos del sol —A pesar del frío y el viento, es un día agradable, ¿no crees? —metió los pulgares en sus bolsillos lo cual lo hizo verse mínimamente más informal. —Si vamos a comer espero que tengan en el menú algún buen platillo con calamares. —se rió un poco más. Le encantaban el pescado y los mariscos, especialmente el calamar, era una de sus debilidades y una de las pocas cosas que lo tentaban realmente en el plano culinario. Pues sí, la timidez de Benjamín era tal que no comía cualquier alimento frente a gente que recíen conocía. Era verdaderamente una costumbre muy tonta, pero había sido producto de su recato.