Misión Compra de Viveres

Volvió a sonreír (¿cuántas veces iban ya en el día? ¿Se le estiraría la piel si continuaba así?) ante la respuesta del rubio, pero no le dió tiempo a responder, ya que en ese momento reapareció la camarera con sus pedidos.

- Gracias. - musitó una vez que les hubo servido, algo cortado otra vez al haberse extinguido el sutil ambiente que había creado con su proposición.

Decidió dar un sorbo al té primero, conciente de que a Heinrich le gustaría saber su opinión al respecto... y, aunque no era un amante del té, descubrió que le encantaba.

- Es delicioso. - le dijo, mirándolo a los ojos con un poco de esfuerzo mientras con un dedo escarbaba vagamente en su magdalena.

Miraba más que ansioso, en un tono vigilante a la camarera ajustando todo lo que ella colocaba para el hasta dejarlo en un perfecto orden, agradeciéndole con educación pero sin dirigirle siquiera una mirada, más interesado en el té y las magdalenas. Apenas se encontraba disponiéndolas de modo que le parecía el apropiado cuando notó que el mayor comenzaba a probar el te, decidió mejor esperar a conocer su opinión rompiendo más con la expresión estática al escuchar que le había agradado. -Wunderbar!//¡Maravilloso!. Me alegra mucho.- Comentó sencillamente pero en tono animado, recuperando el interés hasta entonces en sus propios alimentos que ahora disponía a probar con entusiasmo. Tomó con sumo cuidado la taza acercándola a su rostro posando sus labios en esta apenas y dejándolos humedecer del modo más sutil para corroborar que en efecto el día de hoy por alguna extraña razón estaba mejor que de costumbre aunque eso más bien se lo atribuía a la compañía. -Korrekt, ist es gut.//Cierto, esta bueno.- Se acomodó nuevamente en su lugar en un animo mas alegre después de dar un par de tragos más, siempre teniendo el cuidado de limpiarse con la servilleta. Después dirigió su atención al suave panecillo, desprendiendo una pequeña parte de la cubierta superior. -Es mi parte favorita.- Dijo alegremente para después introducir en su boca el pequeño pedazo, le gustaba la zona menos blanda, a su parecer tenía mejor sabor y era de las pocas cosas que se daba la libertad de comer sin tanta minuciosidad ni cuidado. -¿Cuál es tu parte favorita?.- Preguntó tras terminar con aquel pequeño pedazo y desprender uno más en lo que comenzaba a hacerse visible el esponjoso relleno que aun destilaba un vaporoso aroma.

(admito que eso ultimo xD me dio hambre y hasta pense ir por un muffin de mora azul)

Desmenuzó un poco de su magdalena también y lo introdujo en su boca, saboreándolo con deleite. Hacía mucho que no probaba un dulce que no fuese de chocolate, y el cambio se agradecía bastante.

- Hm... - cavilaba mientras no podía dejar de reparar en lo extremadamente meticuloso que era Heinrich con... con todo. No le desagradaba para nada. Y ello empezaba a preocuparle. - No lo sé... la parte más interna también está buena... es como si el azúcar se amontonara un poco en el centro, está más dulce allí.

Volvió a darle un sorbo al té, y lo dejó reposar en la mesa, pensando en algún tema de conversación que pudiese interesarle.

- Y... ¿hay alguna bebida tradicional en tu casa? Además de la cerveza, claro. - rió, mirando a las bolsas de la compra. De verdad tenía curiosidad sobre esas cosas, aunque siempre recelara un poco de los extranjeros.


(( Es comprensible, yo ahora mismo mato a alguien por una magdalena xD. ))

Continuaba con la sonrisita conservadora mientras que llegaba a la parte central, comprobando que en efecto estaba particularmente más dulce, aunque realmente nunca había prestado mucha importancia a eso. -...es verdad...- comentó nuevamente en aquel tono de voz suave y alegre. Se disponía a beber un poco más de té cuando escuchó la pregunta del mayor, permaneciendo tan inmerso en sus pensamientos que sin darse cuenta permitró una traviesa y sencilla gota de aquel té escurrir por sus labios hasta su mentón. De inmediato se apresuró a limpiarse con la servilleta, intentando borrar la expresión aún en blanco de su rostro, pero ¿es que acaso había otra cosa que se pudiera beber?. Lo considero mucho, pero decir algo así le parecía casi una traición a la nación. -Emmmm.... no...- se dió cuenta que eso había sonado bastante idiota, por lo que de nuevo sus mejillas se colorearon un poco en verguenza. -Solo hay Weißbier... aber//pero... eso sigue siendo cerveza.- Luegó cayó en otra terrible conclusión, aunque, eso no podía ser, de igual modo tenía que preguntar ahora que ese pensamiento aberrante se le había formulado en la cabeza. Se balanceó un poco en su silla, para inclinarse ligera y cuidadosamente más al frente, parpadeando con mirada de curiosidad en una expresión vagamente infantil que rara vez dejaba notar. -Warum?//Por que? ...acaso ¿no te gusta la cerveza?- Preguntaba casi como preocupado pero era más bien impresionado por que el pensamiento que a alguien no le pudiese agradar, siempre lo sorprendia, sonriendo un poco al final ya que independientemente de ello el rubio le agradaba bastante.

(yo tambien xDU pero aca no hay ;O;!!! ni las conocen xD tendré que conformarme con el muffin xDUUU)

Por primera vez en mucho, mucho tiempo, se le escapó una alegre carcajada. No podría explicarlo con exactitud, pero ese cambio de chico refinado a niño curioso y ligeramente asustado le había causado... no gracia, sino algo distinto... una calidez comparable con la que sentía cuando estaba con Lilly, y ella lo incomodaba con sus preguntas de mujercita.

- Me gusta la cerveza. - le contó, una vez que consiguió acabar con su risa tonta de una vez. - No la bebo a menudo porque tengo poca resistencia al alcohol... pero sí que me gusta, por supuesto.

Apuró los últimos sorbos de té mientras el otro le hablaba, algo apenado de que la improvisada cita estuviera llegando a su fin.

- Sería fantástico. - le respondió. - Algún día, cuando seas mayor, podríamos salir a beber juntos. Sería una noche para recordar... bueno, no es que luego vaya a recordarla, pero...

Decidió resolucionar su poca fluidez hablando acabándose la magdalena también. Se limpió las migas de la boca con la servilleta, volviendo a mirar por la ventana, y feliz por tener hechos algunos planes. De verdad deseaba volver a repetir una tarde como la que estaba pasando.

- Me encantaría. - le dijo, tras escuchar su proposición. De verdad le apenaría que todas esas palabras quedaran en nada, o que se olvidara de él al otro día, pero bueno. Eso lo comprobaría con el tiempo. De momento, había empezado con buen pie, ¿no?

Al ver que el otro había terminado también, le preguntó:

- ¿Nos vamos? Supongo que tus hermanos estarán deseando que llegues. - rió. - Espero que no sufran de síndrome de abstinencia.

No iba a impedirle pagar, como buen ahorrador que era, pero aún así no acababa de sentirse cómodo con ello.

- Está bien, pero me dejarás invitarte la próxima vez... - le dijo, porque habría una próxima vez, ¿verdad?

Abandonaron el local y, ya en la calle, se atrevió a decirle:

- Y-yo... disculpa si estoy equivocado, pero... me da la sensación de que no quieres ir aún para tu casa, y... t-talvez querrías ir un rato a la mía... - balbuceó, algo avergonzado. - Si no quieres, d-da igual, en serio...

- Bien. - dijo, sonriendo y empezando a caminar hacia su casa, que por suerte no estaba lejos. - Espero que tus hermanos sepan perdonarme...

Volvió a reír, feliz de poder extender el encuentro un poco más. Le atacó el súbito pensamiento de que no habría nadie en su casa, ya que Lilly había salido a ver a una de sus amigas... Deseó poder autopatearse. ¿Por qué pensaba en eso?

Se sonrojó a su vez por el comentario del menor. No estaba acostumbrado a recibir cumplidos de ese tipo... bueno, de ningún tipo.

- Me alegra que pienses eso de mí... - le susurró y carraspeó un poco para elevar la voz nuevamente. - Yo... también pienso que tú eres bueno.

Trató de no mirarle al decir eso y concentrarse únicamente en la puntera de sus zapatos. Ver que ya llegaban a su casa le proporcionó la excusa perfecta para acabar con esa situación para él tan tensa.

- Ya llegamos. - se apresuró a decirle, abriendo la puerta para dejarle pasar primero.

-Danke- Respondió de nuevo en tono muy bajito y aún mirando en otra dirección, siguiendo obedientemente al rubio mayor pero mirando de reojo cada que podía los alrededores evitando mostrarse mas curioso de lo usual, aunque era inevitable que en la mirada se le notase nuevamente aquella curiosidad un tanto infantil. Tampoco pudo esconder la pequeña expresión de asombro que le escapó en cuanto el mayor anunció que ya habían llegado, demorandose unos cuantos segundos aun maravillado antes de entrar.

(perdón por la demora XDU mi ausencia se extendio más de lo que debía ;3; gracias a la familia y a una contractura muscular ;x;U)

- N-no es la gran cosa... - murmuró, bajando la mirada ante el aspecto curioso del otro al inspeccionar su hogar con la mirada. - Pasa al salón, si quieres. Yo voy a la cocina a preparar algo.

Se dirigió hacia la nevera y sacó un poco de chocolate, para luego ponerse a trabajar. ¡Para una vez que tenía visita, haría el mejor bombón suizo de su historia!

(( No te preocupes ^^. Espero que te recuperes pronto. ))

-Aún así... me da gusto estar aquí ahora.- Agregó asintiendo minusculamente. -Ja.- Replicó de modo obediente al tiempo que seguía la indicación al pie de la letra, recordandose que las visitas deben comportarse aún más esplendidamente. Avanzó por el salón cuidadoso, con pasos más que minuciosos para no perturbar el silencio y la calma, deteniendose en cuanto encontraba algún objeto diferente al de su propio hogar encontrando las diferencias fascinantes, intentaría recordar todo con detalle y de ser posible plasmarlo después en sus dibujos que desafortunadamente no eran tán buenos aunque solo él parecía no darse cuenta de ello ya que sonreía algo emocionado por la idea.

( Gracias n3n nada que no se solucione con descanso y mas descanso -y 0 familia- *3*)

Regresó unos minutos después con dos platos de suculento bombón suizo, extremadamente recargados del mejor chocolate que tenía, y los colocó en la mesa del salón. Se apresuró también a poner servilletas, consciente de lo pulcro que era su acompañante.

- Espero que te guste. - le sonrió luego de sentarse a su lado, introduciendo la primera cucharada en la boca para dejar fundir el dulce en su paladar.

- Me alegro mucho. - le respondió sinceramente. No todos los países estaban dotados de estómago suficiente como para hacerle frente a sus postres hechos de chocolate, rellenos de chocolate y bañados en chocolate.

Tomó un par de cucharadas más, para luego apoyar el plato a medio acabar sobre la mesa y sonreírle a su acompañante, sin nada que decirle. Por alguna razón, no encontraba incómodo el silencio al estar con Heinrich.

Notó la mirada nostálgica de Heinrich como si pudiese ver a través de sus ojos. Incapaz de aguantarse la curiosidad, inquirió:

- ¿En qué piensas? S-si no muy osado por mi parte preguntarlo, claro... - se apresuró a añadir, tímido, y trató de cubrir un poco su acción volviendo a atacar su postre.

- No creo que no sea importante... - murmuró tras escuchar su explicación, ligeramente consternado. - Sé lo que es tener una hermana, y... si se fuera, yo...

Dió un respingo, consciente de haber hablado de más, o de algo que al otro no tenía por qué interesarle.

- ...que puedo comprenderlo, vamos. Sólo eso...

Acabó su postre rápidamente, deseando tener algo con lo que llenarse la boca para dejar de decir tonterías.