Un encuentro furtivo (Privado (¿Advertencia?)

-Entonces... que sugieres que hagamos? -ladeó su cabeza, alcanzando una de las manos de Japón jugando con sus dedos. Yumi no tardaba en retirarse, y ellos seguramente se volverían a separar por largo tiempo. Sólo esperaba que no llegara demasiado pronto.

-Hablaré con ella. Tal vez tenga que hacerla llorar por esas cintas, pero no me parece correcto que una señorita haga voyeurismo con su propio hermano y quien acaba de volverse su pareja.- le dio un beso- tal vez solo nos veamos así, a escondidas. Pero no quiero pasar mas tiempo lejos de tí.

-¿Un gatito?- dije, acercándome al minino.
Definitivamente, estaban cerca esos dos. Le acaricié las orejas y le hablé con voz dulce y cariñosa.
-Dime donde esta tu amo... por favor, mijito, mijito

-hm... yo tampoco quiero estar más lejos de tí -se mojó los labios y acercó al japonés de un jalón y lo besó, inclinándose para profundizar el beso. Lo acorraló en la esquina con todo su cuerpo sobre él, cerrando más la puerta. Le sonreía seductoramente, jugando con los botones de su elegante uniforme de batalla.

-Sabes que... -lo volvió a besar y se separó para continuar- yo -beso- no me importa -otro beso- que me vieran contigo, esta guerra es estúpida y ambos lo sabemos -lo besó con más fuerza apenas separándose para respirar y volver a repetir.

-Sí... pero no es que sea o no estúpida, es estúpida por la ambición que tiene la gente. Aunque por un lado... necesito obtener territorio de Yao. Comienzo a ser muy pequeño para mis ciudadanos.- suspiró. Solo hasta entonces se dio cuenta de lo acorralado que estaba contra la esquina.- ¿Otra vuelta?

-Eso me gustaría... -se puso a horcajadas encima del delgado cuerpo de Japón y comenzó con el ataque a su cuello, ronroneando de gusto. Desabrochó 1, 2, talvez 3 botones y delineó su piel con sus labios, húmedos e impacientes por probar su sabor una vez más. Tomó su cintura con un solo brazo, contrastando sus diferentes anatomías.

Se dejaba hacer, simplemente se había puesto ansioso de sentir sus labios recorrerle otra vez, ser suyo.
Solo así había descubierto que definitivamente, era diferente, era mas delicado, mas pequeño y mas delgado. Aunque eso les permitiera estar en ese espacio tan pequeño y aferrarse a Grecia con facilidad.

El gato señaló el estante que se había desacomodado. Con algo de cuidado movó el anaquel y encontré la puerta del escondite donde posiblemente se encontraban.
Una sonrisita pervertida apareció en mis labios.

Empezaba a hacer calor en ese pequeño espacio. Sentía a kiku tan ansioso de esto como él y le dió fuerzas para seguir. Se separó un momento, dejando impaciente a Japón.

-Quiero que me quites la camisa -sus ojos brillaron a la vez que le ordenaba que lo desnudara. Lo besó cerca de la comisura de los labios siguiendo un camino hasta su oído, mordiendo y chupando el lóbulo de su oreja. Sentía cómo se estremecía cuando hacía esto y siguió torturándolo un poco más.

-Está bien- susurró buscando el borde de la camisa para comenzar a quitársela de a poco, sintiendo mas cerca ese calor que ansiaba.
Tal vez otra vez le tocara dominar...
La sola idea comenzaba a darle un poco de animos al japonés.

Después de algunos minutos sentía su cuerpo liberado de la apretada camisa, disfrutando de la calidez de las manos de Japón en su piel. Se irguió imponente hasta quedar frente a su rostro y agarró ambas manos, guiándolo para que explorara todo su torso por él mismo. Cuando sintió que tomaba fuerza se dedicó a disfrutar de sus caricias, guiando su mano ahora hasta su pantalón, tocando por encima de la tela.

-Tienes mucha prisa por volver? -susurró suave sobre sus labios besando y mordiendo su mentón. El pantalón comenzaba a quedarle muy apretado y juraba que aquí dentro era un horno.

-La verdad es que sí- dijo sin ningún remordimiento, comenzando a desabrochar el pantalón un poco, descendiendo por la piel del griego con movimientos suaves, un poco torturantes, grabando ahora las sensaciones que le provocaba comenzar a tener el mando.

Se abrió de piernas levantando la cadera y apoyó ambos brazos en la pared a cada extremo de su cabeza quedando a merced de Japón. Se dejó guiar por sus suaves caricias, lo sentía un poco nervioso pero confiaba en que le daría el placer que buscaba. Suspiró al sentir la cálida piel acariciando cerca de su miembro ya duro por la excitación.

-Todo puede esperar... sólo preocúpate por sentir -besó sus labios y metió su lengua, saboreando todo su interior. Enredó sus dedos entre su cabello impulsando hacia adelante para disfrutar mejor del beso. Exploró toda su boca, aprendiéndose cada rincón de ella y degustando su afrodisíaco sabor. Besarlo era la mejor sensación del mundo.

Encontró bastante adorable como Heracles quedaba acorralado, casi indefenso. Era extraño para él encontrarse con esos pensamientos tan llenos de lujuria mientras lo besaba y se sentía atraído hacia su boca.
Lentamente sus manos comenzaron a quitarle el pantalón.

Llevó sus manos a su cintura, tanteando el terreno. Localizó su cinturón y lo desabrochó con prisa, sacándoselo de un tirón. Desabotonó su pantalon e hizo lo mismo, sólo que esta vez únicamente estana completamente abierto y metió su mano, desplizándola dentro de su ropa interior acariciando su miembro firme. Levantó la cadera para que le fuese más fácil quitarle los pantalones y comenzó a masturbarlo lentamente, sintiendo cada parte desde la base hasta la punta, deteniéndose en ella y acariciando su abertura húmeda. Notaba cómo se iba ensanchando conforme lo acariciaba. Seguro le estaba gustando mucho.

Una vez teníendolo desnudo ante él se inclinó lentamente sobre el cuerpo del griego, como si estuviera analizando su estrategia de ataque otra vez.
Posó sus manos sobre los hombros de Heracles, acercando luego sus labios sobre su cuello y mientras lo besaba ahí, bajaba las manos para volver a su miembro, acariciendo otra vez, sintiéndolo mas firme.
Abrió la boca para seguir recorriendo el torso del griego, escuchando sus suspiros. Sonrió un poco para ver la expresión de su amante y se metió a la boca su miembro, lamiendo lentamente.

-Aaah... Kiku!! -se removió ansioso cuando sintió su boca rodear su miembro. Una corriente cruzó toda su médula volviéndole loco. Se recargó contra la pared arañando la espalda de Japón sin dejar serias marcas.
Arqueó su espalda enredando sus dedos en su cabello, embistiendo lentamente en su boca. Sentía como su miembro se ensanchaba, cerrándose dentro de su boca y pensó que su tamaño talvez le harían daño a kiku.

Continuó succionando arriba y abajo con lentitud, casi a propósito quería torturar a Heracles, solo por oír sus gemidos el mayor tiempo posible, sintiendo como su miembro aumentaba dentro de su boca.
Y tambien él comenzaba a estar un poco necesitado, pero sabía que podía esperar un poco. Era su turno de complacer.

Hng.. haa.. -respiraba con dificultad y sus mejillas ya estaban teñidas en color carmín. Abrió sus piernas con un vaivén de caderas, apretando sus ojos intentaba prolongar el orgasmo, exhalando pequeñas nubes de vaho en cada suspiro. Heracles necesitaba calor pero todo había ido a parar hasta su miembro, y estaba notando cómo Kiku también necesitaba atención así que se le ocurrió algo.

Tomó de su mentón obligándolo a cortar y lo llevó hasta su rostro, clavando sus ojos oliva en él, mientras intentaba hablar -Tengo una mejor idea... -lo acomodó sobre él para permitirle seguir llevando las riendas y se posicionó de manera invertida, a modo que ambos quedaran de cara a su entrepierna. Heracles comenzó a lamer el miembro no tan flácido de Japón para darle confianza y continuar con la "fiesta"

Se estremeció con ese cambio, pero no tardó en continuar con su tarea, sintiendo a la vez su cuerpo temblando por el placer que comenzaba a recorrerlo poco a poco, succionaba con mas fuerza, tratando de terminar ambos al mismo tiempo.
Apenas y habiendo sentido al griego venirse en su boca, también él se dejó ir.

Sabía que a Kiku no le faltaba mucho para el orgasmo y se vino en su boca, pero él ya recibía gustoso su esencia y la degustó con calma,tragando hasta la última gota. Se lamió los labios y se chupó los dedos y la mano, sin dejar nada a la vista. Se incórporó y abrazó a Japón demasiado cansado por todo el ejercicio que han tenido en la noche. Para ser primerizo -casi casi, aun dudaba- no estaba mal, al contrario.

Pero ahora debían descansar y recobrar energías y esperar la mañana en su totalidad. Había que salir y enfrentar a la persona que los esperaba afuera y al mundo cruel y bélico de la guerra.

Se dejó abrazar, sintiendo el cuerpo del griego en su totalidad otra vez. Sabía que tenía que olvidar todo eso en la batalla si es que lograban verse.
Cerró los ojos, solo para escuchar el corazón de la persona que mas amaba latir.

(¿Vamos cerrando?)

(después de medio siglo xD sip~)

-Sé... que esto puede estar mal -el griego sentenciaba claro, estrechando el cuerpo de Japón contra sí y acercando su propia chaqueta militar, cubriendo sus cuerpos- y sé también que estos encuentros furtivos talvez puedas sobrellevarlos con tal de estar juntos, créeme, pienso lo mismo.

-Pero...

-Me importa poco quien se entere de lo nuestro, me importa poco si esto puede ser un error, jamás te voy a negar, ante nada ni ante nadie. Podrás pensar que soy un loco enamorado y es cierto Kiku, tú cambias mi manera de ser y pensar, me das fuerza para luchar por lo que quiero y no me importa enfrentarme a los aliados y al eje si es solo por tí.

-¿Supongo que estoy perdido no?

Se recostó en la pared, estrechando el cuerpo inconsciente del japonés debido al sueño, observando el alba. Ya había enfrentado los horrores de la guerra, nada más podía derrumbarlo.

Aunque no lo pareciera, Japón había escuchado las palabras de Grecia, sonrió un poco, esperando poder descansar.
No permanecería así, lucharía por que los dos pudieran estar juntos sin importar cuantas batallas u órdenes se les pusieran en medio.

(Cerrado)
(:D *Felíz de haber terminado un rol giripan*)