Reencuentro con la pesadilla de Alaska [Privado] [Advertencia...? >_<)

Alaska decidió ir a casa de Russia, no porque quisiese ir a visitarle, ni por cortesía ni nada, estaba desesperado, vaya que sí, ir a visitar a Russia era un acto bastante desesperado en él... Su economía estaba por los suelos, y no sabía a quien pedirle el préstamo, solo se le había ocurrido él... ... sin duda, estaba desesperado.
Tocó la puerta, esperando a que abriese, en nada empezaría a darse cabezazos contra la pared, ya era demasiado tarde como para dar marcha atrás.
-Russia-sama...-susurró para sí mismo, ininteligiblemente, a pesar de haber sido su pesadilla de infancia, en el fondo aun le respetaba demasiado.

Se encontraba en su despacho, revisando algunos papeles y ordenándolos personalmente, podría habérselo pedido a algún subordinado que lo hiciese, pero estaba un poco aburrido y era su deber preocuparse por ello de vez en cuando. Bebió un poco de vodka terminando de organizarlos y dejándolos a un borde de su escritorio.

Escuchó un tenue golpe en la puerta que captó su atención y lo desconcentró de su tarea anterior, se levantó con un poco de pereza para ir a abrir.

- Privyet, Alaska- saludó con una sonrisa amable al encontrarse con el chico parado en la entrada de su casa.- Que sorpresa, ¿qué te trae por aquí?- preguntó con curiosidad, poniendo en duda que fuese una visita espontánea y de cortesía.

Se le trabó la lengua al intentar hablar, así que permaneció unos segundos callado, para luego lograr farfullar unas palabras, se aclaró la garganta para al final hablar.
-Eh... Hello mister Russia... -dijo Alaska- Perdone que le moleste pero es que... -se trabó un momento- es que... -tragó saliva- ne--... necesito... dinero...-logró decir finalmente.

Se quedó mirándolo fijamente, esperando que hablase y sonriendo ante la imagen nerviosa que mostraba el otro. Ahora comenzaba a entender el motivo de esa visita, necesitaba dinero que quizás llegando a un acuerdo interesante podría prestarle, pero antes necesitaba oír buenas razones y propuestas.

-No te preocupes, tu visita no es una molestia. Adelante- se hizo a un lado de la puerta para darle el acceso.- Sería mejor hablar del tema en mi despacho, ¿no crees?- dijo cerrando una vez que el chico ya estaba adentro.

Asintió nerviosamente al oir las palabras de Russia y pasó, nervioso, hacía tiempo que no estaba en aquella casa, miró a Russia, quien cerraba la puerta.
-Eh... supongo que sí... -cuantos recuerdos le venían a la cabeza de aquel sitio, suspiró inconscientemente.

Dio media vuelta caminando tranquilamente hacía su despacho, sabía que el otro debía recordar bien su casa, por lo que no necesitaba guiarlo para llegar. Lo invitó a entrar a la habitación e hizo un ademán con la mano indicándole que tomara asiento.

-Bien, dime… ¿por qué necesitas dinero?- preguntó con la vista fija sobre él, pues sentía que tenía el derecho a saber a que irían destinados los fondos que posiblemente le prestaría. Se sentó tras su escritorio.- ¿Quieres vodka?- ofreció con amabilidad y una expresión feliz, abriendo una botella y sirviendo dos vasos esperando que Alaska aceptara.

Alaska entró al despacho y se sentó educadamente, aceptó al vodka antes de contestar a la pregunta, en realidad a esa hora no le apetecía mucho, y legalmente aun no podía tomar por ser menor de edad, pero estaba acostumbrado a tomar whisky. Luego, tragó saliva antes de hablar.
- Esto... es que... en mi casa falta algo de dinero ya que no tenemos mucha actividades que nos den el dinero suficiente... y hay varios focos de gripe y no hay dinero para medicamentos...-dijo, algo preocupado-por eso necesito el dinero... y ultimamente no hay tantos animales como para alimentarse, debido a la caza compulsiva de algunos miembros... y... como USA no se da demasiada cuenta... quiero cuidar de mi casa, ya que somos algo independientes... y no sabía a quien pedir dinero...-dijo, se le daba fatal explicar.

Tomó su vaso de vodka, bebiendo un largo y lento sorbo mientras escucha la serie de problemas que afectaban la casa de Alaska, aunque no le causaba mayor sorpresa que el norteamericano no hiciera mucho por ayudarlo, pues éste vivía preocupado de sus propios asuntos que lo llevarían supuestamente a convertirse en un héroe.

-¿Qué clase de héroe se supone que es USA si no ayuda a los de su propio territorio?- no pudo evitar preguntar divertido en voz baja, casi como si fuese dirigido hacía si mismo más que al otro.

Dejó el vaso aún a medio tomar en el escritorio, apoyando una mano en su barbilla, guardando silencio por un rato breve, pensando sobre la petición del otro, sin dejar de mirar ese rostro preocupado.

- Bien, yo podría ayudarte y prestarte dinero- dijo con voz comprensiva y una sonrisa amable- pero tú sabes que nada es completamente gratis en esta vida…-añadió con el mismo tono de voz.- ¿Qué ganaría con ayudarte? ¿tienes algo interesante que ofrecer a cambio?

Sentía la mirada de Russia sobre él y ello le incomodaba levemente, miró al suelo, algo incómodo, hasta que oyó hablar a Russia, maldijo por lo bajo, sabía que algo se le olvidaba de pensar.
-Ehh... podría devolverte luego el dinero con intereses... pero la verdad es que algo interesante a ofrecer a cambio... -tragó saliva-no se me ocurren muchas cosas que podrían interesarte...-volvió a tragar saliva-como no sea volverme uno contigo...-dijo esto en voz muy baja, para sí mismo, como si fuese un pensamiento, cuando se dió cuenta, esperó que Russia no le hubiese oído-ehh... ahora que lo recuerdo... poseemos también cantidades de petróleo...-dijo, intentando que Russia se olvidaase de lo anterior, sutilmente.

-Claro, si se trata de un préstamo es obvio que deberás devolvérmelo y lo más probable que con intereses- aclaró en cuanto el otro comenzó a hablar. Luego sin mucho interés escuchó la propuesta del petróleo, la verdad era que ya había de ese recurso en su territorio, no necesitaba más por el momento.- Sobre el petróleo, ¿eso no te ayudaría más a ti?, deberías utilizarlo- respondió dándole a entender que realmente no era lo que esperaba oír.

Había escuchado el suave susurro de Alaska, era de conocimiento común que todos supieran que lo que más deseaba era todos se volviesen uno con él. Si algo podía ofrecerle era eso y difícilmente se negaría.

-Ambos sabemos bien lo que me interesa a cambio- agregó con voz infantil.-A menos que busques una propuesta que sea más interesante, aunque lo dudo- dijo divertido.

Alaska se mordió la lengua, nervioso, no se le ocurría nada, buscó entre su cabeza, nervioso, intentando que se le ocurriese algo, tendría que haber pensado en esas cosas antes.
-Eh... Ehh... -solo le venía a la cabeza lo de antes.
Necesitaba el dinero, casi desesperadamente, si no, probablemente desaparecería o algo así, tomó un trago del vaso de vodka.
-Pues... solo se me ocurre... darte a cambio ser uno contigo...- dijo, muy nervioso, no lo quería, pero necesitaba el dinero, y el alcohol le aflojaba la lengua.

Se veía inseguro, como si no encontrase otra cosa que ofrecer, bebía el vodka que le había servido hace poco rato, diciendo aquella frasecita que deseaba oír, nervioso, pudo entender lo desesperado que estaba o si no jamás habría hecho ese tipo de ofrecimiento.

-Vaya, debes estar realmente desesperado por el dinero- dijo finalmente, divertido, mirándolo con un aire de aparente comprensión y compasión, quizás debería ser bueno y prestarle el dinero así simplemente, pero ¿arruinar la oportunidad de jugar un rato con Alaska? No era algo que estuviese dispuesto a perder.- Me parece bien, tendrás tu préstamo…

Desde la silla en la que se encontraba, hizo una pequeña señal con su mano para que se acercase, sonriendo como siempre lo hacía.

-Si que lo estoy...-dijo, al oir la primera frase de Russia.
Tragó saliva, tenía miedo, él, siempre con esa sonrisita que hacía que los escalofríos le recorriesen la espalda, y no exactamente de emoción. Suspiró al oir por lo menos que tendría su préstamo.
Tragó saliva al ver que Russia le hacía una seña con su mano, para que se le acercase, se levantó de su silla, claramente nervioso,y se acercó, a paso lento, con cuidado y algo de miedo.
Aquel... ¿Gigante de hielo?, como el le llamaba mentalmente a veces, le intimidaba bastante, especialmente con su sonrisa.
A cada paso que daba, recuerdos de su infancia volvían, cada vez se arrepentía más.

Se acercaba lentamente, se veía temeroso y nervioso también por cada paso que daba, esperó con paciencia a que estuviese un poco más cerca o al menos lo suficiente para alcanzarlo, estiró su brazo, sujetando la muñeca de Alaska para jalarlo hacía él.

-¿Qué sucede?- preguntó, pese a que ya sabía más o menos a donde iría orientada la respuesta.- Pobrecito, te ves asustado- dijo con voz dulce y cariñosa, disfrutando de observar aquella imagen vulnerable ofrecida por el otro.

Alzó un poco la mano hasta la altura de su rostro y acarició su suave mejilla con delicadeza y de forma lenta, delineando sus labios con uno de sus dedos.

Alaska respiró agitado, con leve rubor en las mejillas, notaba su corazón palpitar con fuerza en su pecho, sentía sus ojos levemente humedecidos, nervioso por el tacto del ruso. Notaba como en su cuerpo se mezclaban el frío y el calor. De pronto, otra ráfaga de traumas infantiles llegaron a su mente, el miedo invadió su cuerpo, su respiración se hizo algo más agitada, aunque ignoró esos pensamientos, para concentrarse en el rubio que se encontraba delante suyo. Tragó saliva repetidas veces.
-Esto... Russia-sama...-con mucho nerviosismo, dio un medio paso adelante.
((OffRol: De parte de mis amigas (vieron el post y se han emocionado), que Russia no pregunte "¿Qué?", si no, no soy responsable de sus actos (nos matarán a los dos) ))

Fácilmente podía compararlo con un pequeño animal asustado a punto de ser depredado, o también le recordaba a Letonia que siempre temblaba cuando estaba con él. Aquel chico sonrojado con los ojos llorosos, respirando agitado producto del miedo, sería normal que inspirara compasión, pero él no era normal y al contrario, como buen sádico, gozaba con verlo sufrir de esa forma.

Toda paciencia tenía su límite, la lentitud de Alaska comenzaba a aburrirlo y no quería esperar un segundo más, situó la mano que anteriormente acariciaba su mejilla, en su nuca, atrayéndolo bruscamente y robándole un ansiado beso sin sutileza alguna, se abría paso entre sus labios para saborear su boca cálida con gusto a vodka, resultaba una mezcla agradable y adictiva.
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(Lol xDD, ;w; ok… - miedo-)

Abrió los ojos con sorpresa, ruborizándose aun más de lo que ya estaba, la sorpresa duró unos segundos, hasta que notó la lengua de Russia atravesando sus labios. Cerró los ojos, rindiéndose al beso, y a continuación devolviéndoselo. El miedo desapareció de repente. Instintivamente, llevó los brazos a su cuello y se pegó más a él. Unos cosquilleos recorrieron su cuerpo, seguidos de un calor intenso. Se quitó los guantes suavemente para poder sentir mejor bajo sus dedos la suave piel del ruso.

Pudo notar que el otro ya iba perdiendo el miedo, correspondiéndole el gesto mientras rodeaba su cuello, sintiendo el tacto de los dedos sobre su piel. Aprovechó aquella oportunidad dejando de sujetar su nuca para rodear su cintura, abrazándolo con un poco más de fuerza y obligarlo de paso a que se sentase en sus piernas. Intensificó más el beso, haciendo el roce entre sus labios fuera más brusco como si su intención fuese robarle el aliento en esa acción y pese que comenzaba a sentir la necesidad de recuperar el aire perdido, no pretendía detenerse.

Fue obligado a sentarse en las piernas del otro, a pesar de que le empezaba a faltar el oxígeno, notó como el ruso le besaba aun más bruscamente. Casi inconsciente de sus actos, acarició su suave pelo. Sus mejillas estaban teñidas de un color carmín, sentía el estómago revuelto, pero de los nervios. Cada vez empezaba a ansiar más el oxígeno que le faltaba, pero a la vez, no quería que aquel beso terminase.

Prolongó unos cuantos segundos más el beso hasta que fue necesario separarse, con la respiración agitada, tomaba el aire que le faltaba. Lo miraba sonriente, acariciando una de esas tibias mejillas sonrojadas y volvía a atrapar sus labios iniciando otro beso ansioso y un tanto agresivo mostrando concretamente sus intensiones de seguir.

Se sentía conforme con haber hecho el préstamo si es que lo que estaba ocurriendo iba a ser parte del pago adelantado. Deslizó las manos por su espalda, abrazándolo, haciendo que sus cuerpos se rozasen un poco más.

Alaska tomó aire, jadeante, al separarse, sus mejillas estaban teñidas de rojo fuerte, notó la mano de Russia en una de ellas y bajó la mirada, con timidez, cuando volvió a notar que le besaba.
Sintió como le hizo estar más cerca, y Alaska, aun con la mano en su nuca, hizo algo de fuerza, para que el beso profundizase más, aquel sabor de la boca del ruso era completamente adictivo.

La mano que se encontraba situada en su nuca ejerció más presión, haciendo que el beso se profundizase, no tuvo problemas en dejar que invadiese su boca por unos segundos, pero no por mucho, ya que luego se encargó de ser él quien guiara el ritmo de ese cálido contacto.

Aprovechó de colar sus manos bajo las ropas de Alaska, para poder sentir su piel, acariciando su espalda, tratando de mantener sus cuerpos lo más junto posible, como si quisiese robarle el calor que muchas veces le faltaba.

Notó como perdía el control del beso en unos segundos, sin duda, el era el dominado ((uke~ x3)). Sintió las frías manos de Russia bajo su ropa, eso hizo que se detuviese un momento, para luego seguir besándole. La chaqueta, algo ajustada, le incordiaba, así que bajó la cremallera, por lo menos para tener más libertad de movimiento.

Para comodidad de ambos, Alaska bajaba la cremallera de su chaqueta ajustada, ahora tenía un poco más de libertad para seguir recorriendo su espalda, una vez aburrido de eso, retiró sus manos y se preocupó de quitar aquella molesta prenda, tal como sucedería con las otras dentro de poco tiempo, pero no todavía, porque deseaba disfrutar lo más posible de las simples y a la vez complacientes sensaciones que le producía el largo beso.

-¿Quieres más vodka?- preguntó casi susurrando al separarse mientras se formaba una sonrisa traviesa en sus labios, aún muy próximos a los otros.

Alaska sintió como las suaves manos del ruso le quitaban aquella chaqueta, escuchó la pregunta dicha con su linda voz, se sonrojó levemente por la cercanía.
-...E-Eh...-su inexperiencia le puso nervioso, no sabía que contestar, farfulló algo por lo bajo y luego habló-...D-de acuerdo...-
Asintió levemente, mientras se separaba un poco, bastante nervioso y rojo, ocultando su mirada detrás de su flequillo, se mordió el labio fuertemente, hasta hacerlo sangrar levemente, sin darse cuenta de ello.