Open Season (Privado)

por sjlfkasdjlñgjaoñsdgij Vie Mayo 25, 2012 4:53 am

Estaba sentada sobre una rama de árbol disfrutando el largo rato... disfrutando su buena caza en el día. ¿Quién diría que en el mundo de Inglaterra habían momentos en el año dónde la comida brotaba hasta decir basta? Recordaba su gélida casa. Nunca era una buena época. Nunca había comida a menos que la robaras a los orcos cuando se paseaban por otros lugares. Nunca crecía vida como en ese lugar... por lo que la hacía sentirse como una niña que desconocía de dulcerías hasta que un día pisa la maaaaas gigantesca dulcería de todas. ¡Y obviamente aprovecharía cuanto podría! ¡Aun si tuviese que vaciarse TODO el desván de manera egoísta!

A su lado, y dispersado también por las demás ramas del árbol, se apreciaba cada tipo de botín que había adquirido... desde cabezas de conejos, piernas de ciervos hasta vísceras y unos que otros animales vivos pero tan gravemente heridos que no podían huir y ¿por qué no? dentro de la larga lista de todo ser viviente que habitase en ese bosque, estaban también humanos que aprovechaban la época de caza. Era todo un festín, un banquete. Un árbol navideño de la antigua Europa, sanguinaria y violenta. Una cruel reina sentada en su trono de muerte. Sí que había convertido de ese lugar SU dulcería~~

- Buuu.... que aburrido~ - tomó una rata que chillaba de auxilio pero no podía moverse, a las justas morderle la mano a la niña. - Ya no se me ocurre con qué más jugar aquí.... comí taaa~nto - se engulló todo el animal en la boca, "sin recato ni modales".

Cierto, hace rato había pasado un buen y divertido momento. Nada la llenaba más de gozo el hecho de cazar... perseguir a su víctima, sentir su miedo, jugar con su deseo de vivir y, finalmente, arrebatarle dicha esperanza. Hasta el momento, con quienes más disfrutó su juego eran con los cazadores de por allí. Todos ellos con juguetes interesantes con los cuales defenderse... uno de ellos hasta alcanzó a lastimarle la mano, ¿pero importaba? Mientras fuese consumida por la adrenalina, su goce era lo absoluto. En fin, sus juguetes también me sirvieron de comida.